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Otra buena notica para los que pensaban apostar a la fina

En una misión comercial, el Ministerio de Agroindustria de la nación, conducido por Ricardo Buryaile, envió una comitiva con el objetivo de aumentar las ventas de trigo con Brasil, otra buena noticia para los que estaban pensando en apostar a la fina.

Esta reunión se centró principalmente en devolver esa credibilidad que con los anteriores manejos se fue perdiendo y que para recuperarla habría que mostrar cierta previsibilidad de parte del país. Para ser un aliado estratégico, es requisito excluyente para la Asociación Brasilera de la Industria de Trigo (ABITRIGO), el subsecretario declaró que»es muy importante restablecer la confianza con los compradores brasileños y planificar el intercambio comercial entre los dos países, en relación a las exportaciones de trigo, dentro de un marco de previsibilidad«.

Lo que podía generar incertidumbre a los productores trigueros era la capacidad de los molineros brasileros por la presente coyuntura económica, pero a pesar de eso se mostró un compromiso de parte de los compradores de seguir manteniéndola incluso con posibilidades de aumentarla.

Urriza especificó que «la problemática de la calidad del trigo argentino va mejorando, ya recuperó un punto de proteína y está en niveles que vuelven a ser interesantes para la molinería brasileña. Aunque nos queda camino por recorrer, se trabajó sobre ese tema para volver a abastecerlos con trigos argentinos de alta proteína. Son trigos que Brasil, por ahora, está comprando a EE.UU. y Canadá«.

El único limitante en lo que respecta al trigo producido en Argentina está ligado a los estándares de calidad, pero esta previsibilidad pretendida por los molineros extranjeros también es necesaria para los productores locales. Teniendo como punto de partida la eliminación de retenciones se puede apostar cada vez más a la siembra del trigo y así también ir creciendo en la utilización del paquete tecnológico no únicamente en superficies sembradas.

Además, participaron de la comitiva, el ministro de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís; el Agregado Agrícola, Javier Dufourquet; el Cónsul General de San Pablo, Luis Castillo; el subsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Buenos Aires, Miguel Tezanos Pinto; el presidente de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Javier Buján, y el presidente del Centro de Acopiadores de Cereales de Puerto Quequén, Matias Bretschneider.

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El trigo gana terreno y vuelve a pisar fuerte

Se espera un año de gran crecimiento para el trigo, para el 2017 la bolsa de cereales de Buenos Aires estima un total de 5,5 millones de hectáreas sembradas, siendo ésta la mayor superficie sembrada de los últimos 10 años. Esto representa un notable crecimiento con respecto a la campaña anterior en la cual se sembraron 5,1 millones de las 4,6 millones estimadas inicialmente, mostrando una mayor apuesta hacia este cereal.

¿Cuáles son las razones que llevaron a los productores a volcarse nuevamente a un cultivo que hace algunos años era ni más ni menos que un dolor de cabeza a la hora de cumplir con las rotaciones? Los cupos de exportaciones y las retenciones eran uno de los principales motivos que hacían del trigo un cultivo poco atractivo. Sin embargo, después del cambio en el esquema que relegaba a los productores que se inclinaban por sembrarlo (que antes de este cambio estaban en peligro de extinción), el impacto sobre la superficie sembrada fue casi inmediato, paso de 3.9 millones de hectáreas en 2015 a 5,1 millones en 2016.

Habiéndose mostrado una continuidad en ese cambio de política, en las cuales se incentivaron las exportaciones, sumado a una mejora del 14% en la relación insumo/producto y teniendo en cuenta que además de todo este escenario económico se prevé un clima prometedor, volvió el interés en sembrar este cultivo en un marco que antes resultaba casi utópico. Esto no solo se ve reflejado en el área sembrada, sino que también se plantea un mayor uso del paquete tecnológico que se verá principalmente en los rindes al cierre de la campaña.

Paradójicamente, la recaudación fiscal ligada al trigo incrementó en un 27% comparado a cuando existían las retenciones.

Los que se vieron afectados con este nuevo panorama son los cultivos que compiten con el trigo en la cosecha fina. Si esto se sostiene en el tiempo, no pasará mucho hasta acercarnos a los promedios históricos de superficie sembrada (5,8 millones de hectáreas) y quien sabe si no nos encontraremos con el récord absoluto en un futuro no muy lejano.

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