Hace más de 10 años que participo activamente del Equipo Nacional de Rugby de los Pumas Sevens y puedo decir que trabajar en ADBlick tiene mucho en común con el rugby. En las condiciones más extremas, uno debe tomar buenas decisiones. Cada vez más, jugamos a una gran intensidad y nos motiva la vocación de autosuperaración permanentemente.
Pienso que como todo grupo, los equipos deportivos y las empresas están compuestos primeramente por seres humanos, con todo lo que ello implica para su gestión. Hoy más que nunca necesitamos entonces en nuestros equipos y organizaciones que aquellas personas con capacidad de influir en los demás, sean líderes especializados en emociones, expertos en personas.
Sin duda, el capital humano es el activo más importante con el que cuenta todo equipo, ya que ningún jugador es tan bueno como todos juntos.
Objetivos, dedicación, estrategia, motivación, resultados… Estos son solo algunos de los conceptos que los líderes tienen en su cabeza a la hora de dirigir un equipo de trabajo. Lo importante es potenciar las individualidades a favor del grupo. Cada persona tiene una virtud, y un Capitán de rugby, como un Jefe de Trabajo, tienen que poder detectar esa capacidad del otro y explotarla al máximo. Esto no se logra con intuición, sino que hay que ver y conocer a las personas.
Por tales motivos, el trabajo en equipo se ha vuelto imprescindible tanto en el ámbito deportivo como en el laboral, es una de las condiciones de trabajo que más influye de forma positiva, pues crea un vínculo muy fuerte entre sus miembros. Se promueve un sentido de pertenencia tal que entre todos generamos una visión compartida de equipo, nos une un objetivo común que es ser la mejor versión de nosotros mismos tanto individualmente como en equipo.
Los mejores recuerdos que tengo del rugby no es ni un partido en particular ni haber ganado algún torneo; sino mis compañeros de vestuario, lo bien que nos llevamos tanto dentro como fuera de la cancha.
Alguna vez alguien dijo que con la experiencia vamos descubriendo que el fruto no está en el logro, el fruto está en el recorrido del camino. Sergio “Cachito” Vigil (Ex Entrenador del Equipo Nacional de Hockey de Las Leonas) una vez explicó que en los equipos, todos siempre queremos lo mismo: GANAR. El querer ganar un partido o un evento es algo lógico y automático, pero lo importante es pensar en el para qué. Cuando uno se conecta con el para qué, explica Vigil, se ven muchas más victorias en el día a día, porque las derrotas las ves como una posibilidad de aprendizaje y las victorias se ven como un paso hacia el devenir. Incluso cuando caemos, estamos avanzando.
Siempre vamos tras el resultado, pero lo importante es que él sea una excusa para disfrutar el camino. Porque si lo importante es el resultado y el logro en sí, si lo importante es ganar la medalla, uno se va a quedar retenido en ese resultado. Va a querer aferrarse a ese momento que inevitablemente se va a ir. Siempre hay que pensar en el “para qué” hacemos las cosas y estar convencidos de lo que hacemos. Nunca debemos hacer algo por que sí, todo tiene un porqué y un para qué, algo por lo que se hace tal cosa y no tal otra… de esta forma, el equipo luego está convencido, cree en lo que hace y lo siente propio. Vigil nos explica que si logramos hacer lo que pensamos, entonces ganaremos porque estamos controlando el camino. Porque del otro ganar, el del resultado, no tenemos ningún control. En cambio, controlar el camino es hacerse cargo y esto trae muchas más victorias que derrotas, y a fin de cuentas, si uno recorrió el camino tal como quiso hacerlo, más allá del resultado, nunca se puede fracasar.
Es fundamental que tanto en cualquier equipo ya sea deportivo o laboral, los valores sean compartidos y “vividos” por cada uno de sus integrantes para que nos permitan evolucionar como personas y por ende como organización, construyendo así un Equipo Sólido, alineando intereses entre todos aquellos que de una u otra manera formamos parte de él, independientemente del lugar o el rol que ocupemos en la estructura. Para ello, hay que buscar la excelencia en lo que hacemos, en contraste con hacer apenas lo suficiente para salir adelante. Si se hacen las cosas a medias, los resultados que obtendremos serán también a medias.
Creo que en lo deportivo no hay que compararse con los demás, sino con la persona que éramos ayer, porque el éxito no está en superar al otro sino en superarse a uno mismo. Si la confianza en uno mismo es el talento más valioso de un deportista, la pasión por lo que se hace es el primer secreto para disfrutar del camino. El único lugar en dónde el éxito está antes del sacrificio, es en el diccionario. Por eso, con la humildad de reconocer que siempre hay cosas por mejorar, soy de los que piensan que la distancia entre el querer y el poder, se acorta con esfuerzo y dedicación.
Luego, el resultado obtenido, será una consecuencia de lo que hacemos mientras recorremos el camino.