Históricamente ha sido la cuenca del Mediterráneo el lugar por excelencia, no solo de producción sino además de consumo, del aceite de oliva. Esta región acapara el 90% de la producción, el 77% del consumo y el 95% de las exportaciones. Sin que esto lo intimide, el aceite de oliva de producción nacional tiene una altísima calidad, pero a pesar de ser el líder fuera de Europa, solo representa el 1% de del mercado internacional.
La coyuntura Argentina y los problemas de competitividad de las economías regionales han golpeado fuertemente al campo, y el negocio olivícola no ha sido la excepción. Si bien la producción argentina creció un 250% desde 2010 y el aceite de oliva fue declarado alimento nacional en 2013, en la última campaña la producción cayó de 23 mil a 17 mil toneladas, y este número es solo el 80% de la producción potencial que posee el país.
Panorama:
Los precios de las tierras han caído, si comparamos los mismos contra otras geografías, por ejemplo, Chile (15.000 contra 28.0000 dólares por terreno), lo cual le da potencialidad al negocio. Además de esto, los precios del aceite de los cuales el negocio tiene gran dependencia, se dispararon los últimos 6 meses debido a la mala producción europea (de 2.000 a 3.200 euros la tonelada). Esta tendencia se espera continúe, ya que para la campaña que se viene se estima una contracción del 27,5% en la producción mundial (según datos del Consejo Olivícola Internacional).
Con la intención de reconquistar mercados que se fueron perdiendo, es necesario el apoyo del gobierno, ya que se dificulta para los productores financiar la próxima campaña que en el norte argentino ya empezó, por la que se estima se necesitara de 80 millones de pesos para su cosecha.
Si bien la emergencia climática continua entorpeciendo el panorama, un sostenido aumento de precios, un cambio de gobierno que mejore las condiciones coyunturales y un dólar más competitivo, hacen pensar que el aceite de oliva argentino puede recuperarse y tomar fuerza en los mercados internacionales. Para esto, es necesario lograr eficiencia y productividad, lo cual se obtiene a través de la aplicación de tecnología.