Cuando hablamos de la diversificación nos referimos tanto al uso de diferentes zonas como a la rotación de cultivos en cada una de ellas. Desde lo agronómico, la diversificación tiene efectos positivos sobre el suelo y es una herramienta que contribuye al control de malezas y plagas, aspectos que aumentan la sustentabilidad del sistema productivo. Desde el punto de vista económico, es una de las estrategias de mitigación del riesgo más simples de implementar. Se basa en la antigua recomendación de no colocar todos los huevos en la misma canasta. De esta manera es menos probable que nos vaya mal. Menos probable, aunque no imposible. Con estos fundamentos, parecería que un plan de siembras diversificado alcanzaría para reducir el riesgo. Sin embargo, diversificar no siempre es suficiente: hay que saber hacerlo.
La diversificación debe llevarse a cabo de una manera estratégica que permita repartir el riesgo proporcionalmente. (No, por ejemplo, centralizar el 90% de la producción en una zona y el otro 10% restante en diferentes). La elección de la zona / cultivo debe ser la mejor posibilidad y la experiencia ganada en cada error debo poder interpretarlo para cada unidad. Además los costos de diversificar no deben ser mayores al beneficio que esto pueda dar al no implementarlo.
LLEVANDO LO ANTERIOR A LA PRACTICA:
1- Si un portfolio de siembras tiene una gran proporción de la superficie asignada a un solo cultivo o a una sola zona de producción, los benéficos de la diversificación disminuyen notablemente.
2- En general, suele haber un cultivo (o una zona) con mejores resultados económicos que otros. Por lo tanto, al diversificar, debemos incorporar al plan de siembras otros cultivos o zonas con un resultado esperado menor que el cultivo o la zona “estrella”. Eso automáticamente hace disminuir el resultado (y/o aumentar el riesgo) total promedio.
3- Si se diversifica con cultivos o zonas susceptibles a riesgos similares, los beneficios de la diversificación se diluyen. Esto se relaciona con el concepto de correlación: el riesgo disminuye tanto más cuanto menor es la correlación entre el rinde (y el precio) de los cultivos y zonas incluidos en el portfolio.
4- la diversificación tiene costos explícitos e implícitos. A medida que se incorporan cultivos y/o zonas y crece el tamaño del negocio, aumenta la estructura necesaria (movilidad, personal, etc.). Esto implica la pérdida de la eficiencia que se logra con la especialización. Si estos costos son demasiado altos, entonces los beneficios de la diversificar se pierde.
5- Hay un límite en la reducción del riesgo que se logra al diversificar: con cada nuevo elemento que se incorpora a un portfolio, el riesgo en principio disminuye, pero a tasas cada vez menores. Dependiendo de las características de los negocios entre los cuales se diversifica, puede ocurrir que una vez incorporados tres o cuatro negocios diferentes (cultivos o zonas) el riesgo ya no pueda ser reducido significativamente.
A modo de cierre Concentrándonos en el punto de vista económico, diversificar tiene sus beneficios. Sin embargo, un análisis simplista puede sobreestimarlos. Como herramienta de mitigación del riesgo, la diversificación es relativamente fácil de implementar, pero para hacerlo “bien” se deben tener en cuenta varios aspectos a los que a veces no se les presta mucha atención. Es por eso que el perfil retorno-riesgo de cada portfolio debería ser correctamente estimado teniendo en cuenta todos los factores que lo determinan. Con lo cual, podemos decir que solo una buena diversificación permitirá disminuir el Riesgo.