Diversos economistas pronostican que este 2015 tendrá una economía fría y amesetada con lo cual anticipan un nuevo año recesivo para los Argentinos.
La renovada fortaleza que muestra la cotización del dólar en el mundo frente al resto de las divisas (lleva ocho meses revalorizándose sin pausa) no hizo más que acelerar la tendencia a la apreciación que ya mostraba el peso, dado que las autoridades económicas utilizan el tipo de cambio como “ancla inflacionaria”. Son quizás, tanto este retraso cambiario como la falta de competitividad, las peores herencias de los últimos años.
La inversión, que es la señal de la confianza en el largo plazo, está resentida. El riesgo país refleja un país desconectado de los mercados financieros.
Las consultoras privadas pronostican una inflación cercana al 35% anual, cuando es importante recordar que muy pocos países en el mundo tienen inflaciones de dos dígitos.
El campo debería ser otro segmento de marcado dinámico en materia de inversión para prepararse a enfrentar una demanda siempre creciente de productos primarios y alimentos. Sin embargo, algunas decisiones importantes se aplazarán seguramente para el segundo semestre esperando ver cómo se define la carrera por la Presidencia entre los diversos candidatos.
La crisis energética sigue presente y ya se empieza a rumorear que La Argentina pasará a ser importadora neta de energía en el futuro si no cambian las condiciones.
La imprecisa muerte del fiscal Nisman es la gota que rebalsó el vaso de la crisis institucional que tenemos. Todo esto nos genera impotencia, tal vez vergüenza y una profunda sensación de injusticia y bronca. Son muchas las decisiones de economía política desacertadas que se fueron acumulando y hoy nos han llevado a la situación actual. Pero la vida no es esperar a que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia. Y la marcha del “18F” reflejó esta actitud entre los presentes bajo sus paraguas. Una marcha del silencio que gritaba que no todo lo malo que nos pasa es porque lo merecemos. A veces necesitamos cosas malas y tropiezos en la vida para madurar y crecer como seres humanos. No se pude lograr un arcoíris sin la lluvia. Para algunos, las crisis son una bendición que puede sucederle a personas o países porque la crisis trae progresos. Sin crisis no hay desafíos, ni méritos. Los momentos de crisis son oportunidades para que aflore lo mejor de cada uno.
Esperamos que este año que recién comienza, TODOS los Argentinos tengamos una vocación de cambio en pos de lograr el bien común, pues es de necios esperar resultados distintos si seguimos haciendo siempre lo mismo. A la crisis debemos enfrentarla así, con optimismo y esfuerzo para no caer en el conformismo, para poder superarla. La Vida es como un espejo, te sonríe si la miras sonriendo.