El crecimiento en 2015, será ligeramente negativo, segundo año recesivo consecutivo. Cuando ocurrió la crisis en el norte hubo recesión “importada” y la actual es autogenerada a partir de los desaciertos de la política económica local. El arrastre que deja el 2014 no es despreciable y suponemos que la economía va a amesetarse en 2015 creciendo casi cero entre puntas como mejor escenario. Por el enfriamiento la inflación bajará muy poco dadas las expectativas de inflación que no son cruciales para explicar su dinámica. Sigue siendo una tasa muy alta (35% anual) para el cuadro mundial. Recordemos que solo un puñado de países no más de 12, tienen una inflación de más de dos dígitos.
El pacto social no ocupa la agenda del gobierno aunque podría retomarse para coordinar como enfrentar el aumento sostenido de los precios.
El dólar blue estará más nervioso entrado el 2015 por el año electoral y porque puede acrecentarse la incertidumbre. Se esperan mayores aumentos en el dólar paralelo aunque el gobierno quiere llegar a las elecciones con un valor del dólar libre bajo control. Hay Reservas para aguantar la escalada del dólar pero conforme aumenta la incertidumbre el precio del billete busca el valor de la entrada del Arca de Noé como argumentó De Pablo alguna vez.
El sector fiscal seguirá desafiado por el gasto público excesivo e imprudente Ej: Subsidios energéticos. Los impuestos recuperarán la mayor actividad económica. El descenso de los precios de los commodities y básicamente de la soja es una mala señal en 2015.
El sector externo seguirá este año con balanza comercial positiva favorecida por el descenso del precio del petróleo. El consumo seguirá amesetado, el consumo masivo también en descenso como en 2014.
La inversión que es la señal de la confianza en el largo plazo está resentida. El monto actual es de 19 puntos del PIB y puede caer a 18% en 2015.
En cuanto al sector financiero sigue en buena forma y es bastante conservadora su estructura de préstamos, no se ve venir una crisis macro por el lado financiero como ocurriese en otros años.
La distribución del ingreso se va a resentir más por la inflación, por el mayor desempleo y por la caída del salario real. Estamos con un coeficiente de Gini (indicador distributivo) elevado y este puede verse aún más afectado por la recesión de dos años de duración.
La crisis energética sigue presente. Tendremos a mediano plazo un desabastecimiento potencial en gas y en electricidad. Las exportaciones energéticas ya están al nivel de las importaciones. La Argentina pasará a ser importadora neta de energía en el futuro si no cambian las condiciones.
En definitiva un año difícil, muy influido por las elecciones y que arranca con una señal adversa de tipo institucional (Caso Nisman) que no dejará de influir en el sistema económico.