Casi un cuarto de la población mundial vive en China. La gran mayoría con una calidad de vida, en términos materiales, muy reducida para los estándares occidentales. Por eso el proceso de crecimiento chino y el incipiente desarrollo de una base importante de clase media permiten entrever múltiples oportunidades de negocios. En especial para sus pares emergentes líderes en la producción de alimentos.
Las oportunidades que ofrece el mercado chino resultan más evidentes al analizar los productos involucrados en el intercambio bilateral. En el Cuadro 1 se presentan los principales envíos argentinos hacia este destino. Llama especial atención el grado de concentración en un puñado de productos. Las semillas y frutos oleaginosos, soja en su mayoría, explican más de la mitad de las exportaciones. Si se agrega el segundo rubro de exportación, grasas y aceites animales o vegetales, se suma el 80%. Con el tercero, combustibles minerales, se alcanza el 91% de los valores exportados. Resulta evidente entonces que la explosión del comercio en los últimos años no cubrió a una amplia gama de actividades, sino que se concentró en apenas unos pocos productos. En efecto, si se excluyera a la soja y sus derivados, la performance de las exportaciones argentinas hacia China resultaría bastante menos impresionante.
Cuadro 1. Principales Productos de Exportación Argentinos a China (Miles de dólares)
La matriz de productos importados desde China es bastante más diversificada. A diferencia de lo que ocurre en el caso de las exportaciones donde priman los commodities y la producción de base agropecuaria, las importaciones chinas consisten principalmente de manufacturas de bajo valor agregado. Los resultados se condicen con lo que a priori sugiere la teoría del comercio internacional sintetizado en el teorema de Heckscher-Ohlin. China es una economía con abundante mano de obra de baja calificación, por lo que resulta competitiva en la producción de manufacturas baratas. Tan competitiva que será un importante dolor de cabeza para sus competidores. Singapur, anticipando estos cambios en el mapa productivo global, avanzó hace varios años hacia una industrialización de alto valor agregado, invirtiendo en el desarrollo de clústers en segmentos de alta tecnología y calificación de la mano de obra. Por tanto, no son infundados los temores de algunos sectores industriales locales frente a la amenaza china. La alternativa para estos rubros es lograr la diferenciación de la producción a través del agregado de valor y la focalización de bienes y servicios para atender las necesidades puntuales del grupo de consumidores de interés.
Cuadro 2. Principales Productos de Importación Argentinos desde China (Miles de dólares)
Cuadro 3. Principales Productos de Importación Chinos y Participación Argentina (Miles de millones de dólares)
Por último, en un repaso de algunas de las oportunidades adicionales que ofrece el dragón asiático, el Cuadro 3 muestra los principales rubros de importación chinos y la participación que los envíos argentinos tienen sobre ese total. Una vez más resulta notoria la baja relevancia de nuestro país en rubros en los cuales presenta ciertas ventajas como combustibles, minerales metalíferos, productos químicos. Es cierto que en la actualidad el sector petrolero local no goza exactamente de buena salud, pero en el mediano plazo la situación tendería a corregirse y así parecen entenderlo desde la petrolera estatal china que recientemente adquirió la mitad del grupo argentino Bridas. Quedan por supuesto los rubros de complementariedad más evidente, los relacionados con la alimentación, segmentos donde Argentina presenta muy fuertes ventajas y la demanda china crecerá con ímpetu en las próximas décadas. También hay margen de inserción en la producción de bienes de alto desarrollo tecnológico, mano de obra especializada y productos diversificados. En este sentido, Argentina presenta fortalezas en la industria farmacéutica, de software, de servicios financieros y en la generación de energía renovable. La multinacional mendocina IMPSA como ejemplo lleva varios años desarrollando proyectos energéticos para el gobierno chino.
China ofrece un mundo de posibilidades, pero presenta también amenazas. Con todo, China ocupará el centro de la escena global en las próximas décadas. Nuestro desafío será aprovechar al máximo nuestras posibilidades para que este tren de oportunidades no pase de largo por nuestra estación.