Hace algunas semanas, hemos hecho hincapié en un fenómeno conocido como La Revolución Verde. La definimos como un largo proceso, totalmente dinámico y de mejora continua, cuyo principal objetivo es el aumento de rendimiento de los cultivos a través de las modificaciones genéticas de los organismos. Se basa en una combinación de nuevas variedades y técnicas de Ingeniería Genética, acoplado al uso de nuevas tecnologías e insumos. Puntualmente, hemos hablado sobre la inducción de mutaciones (cambios en la secuencia de ADN) en el gen del trigo encargado de regular la altura de la planta. La inducción consistía en lograr un nuevo gen, que determine plantas de menor altura y obtener así, menor susceptibilidad al vuelco.
La cuestión es que la Revolución Verde, es un proceso totalmente continuo y dinámico. Existe un centenar de acciones posibles dentro de este fenómeno, con el objetivo de contribuir al mejoramiento genético vegetal. Hoy nos vamos a centrar en otro punto: El uso de poliploides para impulsar un aumento en la productividad.
Todos los seres vivos poseemos información genética, la cual es responsable de determinar las características morfológicas, fisiológicas y de comportamiento de un individuo. Tales características, son determinadas a través de la expresión de dicha información genética. La expresión consiste en la elaboración y acción de proteínas. Ahora bien, sabemos que la información genética no se encuentra libre, recorriendo todo un organismo como lo hace la sangre por ejemplo. En el caso de los organismos denominados eucariontes (plantas, animales, algunos hongos), se encuentra almacenada en el ADN, el cual se ubica dentro del núcleo de cada célula. A las secuencias de ADN que justamente poseen la información para la elaboración de una proteína, las denominaremos genes. De esta manera, son los genes los verdaderos protagonistas en determinar las características morfológicas, fisiológicas y de comportamiento de un individuo; a través de la elaboración de proteínas y su posterior accionar.
Un concepto clave a tener en cuenta es que el ADN (secuencias de moléculas donde están almacenados los genes) no se encuentra solo en el núcleo. El mismo, está asociado a un grupo de proteínas conocido bajo el nombre de histonas. El ADN + histonas, forman un gran complejo llamado cromatina. Dicha cromatina, tiene la capacidad de superenrrollarse para dar lugar a los cromosomas. Los cromosomas, son estructuras clave para la herencia de genes ya que son excelentes portadores de la información genética. De esta manera, cada cromosoma portará un determinado conjunto de genes.
Ahora bien, dijimos que cada célula, posee su ADN organizado en cromosomas en su núcleo. Cada especie, posee un determinado número de cromosomas como por ejemplo el ser humano: 46 cromosomas en total en cada célula. Pero tales 46 cromosomas no son diferentes entre sí. Lo que ocurre aquí es que en cada célula, existen homólogos (cromosomas iguales, que portan el mismo conjunto de genes). En el caso del ser humano, hablamos de un individuo diploide: Existen 2 juegos de 23 cromosomas en cada célula (llamémoslos juego A y juego B). El cromosoma 1 del juego A, será igual (portará los mismos genes) al cromosoma 1 del juego B; cuestión que se repite con el 2 y así sucesivamente. Ahora bien dentro de un mismo juego, los cromosomas son distintos entre ellos. En conclusión, cada cromosoma se encuentra dos veces en cada célula del individuo: Una copia dispuesta en un juego de 23, mientras que la otra copia está dispuesta en el otro juego de 23.
Mencionada esta cuestión, hablaremos entonces de otro tipo de organismos que en realidad son los que nos interesan en la mejora genética. Los poliploides, a diferencia de los diploides, poseen en cada célula más de 2 juegos de cromosomas. Esto es lo mismo que decir que en cada célula, cada cromosoma está presente más de 2 veces. Los poliploides pueden surgir naturalmente por fallas en la división celular o desequilibrios en la formación de gametas o bien, la obtención de los mismos puede ser inducida por el hombre. En este último caso, existe inducción artificial de la duplicación de cromosomas pre-existentes a través de la aplicación de lo que se conoce como colchicina.
La realidad es que obtener poliploides es una cuestión de interés, principalmente por la serie de ventajas que traen a la hora de realizar un manejo agronómico y al momento de analizar los rendimientos. Aquí resumiremos las más importantes, pero es claro que podemos pasar una tarde entera tomando mate conversando sobre todos los beneficios de este tipo de cultivos:
- Células de mayor tamaño: Implican un aumento del tamaño de los órganos y mayores rendimientos. También esto va aparejado a una disminución de la relación superficie/volumen, lo que aumenta la tolerancia de las plantas al déficit de agua en el suelo.
- Mayor crecimiento vegetativo: Lo cual es muy útil en cultivos donde los órganos de cosecha no es el grano, sino que es el tallo (alfalfa) o la raíz (batata).
- Mayor tamaño del fruto.
Uno de los casos más emblemáticos de los poliploides, es el triticale. El mismo se obtuvo a través del cruzamiento de 2 especies distintas pero bastante relacionadas: El trigo pan con el centeno. Por definición, la descendencia obtenida la llamaremos híbrido interespecífico. Al igual que como sucede por ejemplo con la mula (obtenida a partir del caballo y el asno), el híbrido interespecífico es estéril. Para volverlo viable y aumentar su número de juegos cromosómicos, el ser humano duplicó sus cromosomas existentes mediante colchicina. El triticale permitió combinar la calidad panadera del trigo pan y la rusticidad del centeno; combinando entonces en un mismo individuo características diferenciales de cada progenitor.
Desde un punto de vista más bien ecológico, sabemos que con el paso del tiempo, el ambiente va imponiendo nuevos criterios de adaptación a los individuos presentes. La existencia de especies con números de juegos cromosómicos mayores a 2, aumenta las combinaciones genéticas posibles. En una población, la variación genética implica variación proteica, la cual conduce a la diversidad de individuos en características morfológicas, estructurales y de comportamiento. Esta última variación implicará en cierto modo “diversificar los tantos y evitar colocar todos los huevos en una misma canasta”, dado que habrá individuos que pueden responder mejor que otros a los cambios en el ambiente y esto sin dudas en clave para la conservación de la especie.
La población mundial crece día a día, sobre todo en los países en vías de desarrollo; y esto es algo que parece no tener freno. Esto es igual a más necesidades básicas que satisfacer.
Es claro que una mayor población implica una mayor demanda de alimentos, cuestión que implica un gran desafío para la raza humana, a la hora de administrar los recursos escasos de la manera más eficiente para satisfacerla. El uso de poliploides sin dudas es una gran alternativa para continuar nuestro camino de búsqueda en erradicar el hambre del mundo. Como dijimos los mismos permiten el aumento del rendimiento, mayor tolerancia a ciertos fenómenos climáticos extremos e incluso contribuir a la conservación de especies.