En campos bajos y con fertilización estratégica, es posible producir hasta 10.000 kilos de forraje de calidad por hectárea al año.
El inicio de la primavera es una época en la que el crecimiento de los recursos forrajeros está restringido por deficiencias de nutrientes. En este sentido, la fertilización estratégica de pasturas es una herramienta con la que se puede duplicar el rinde y alcanzar hasta 10.000 kilos de materia seca por hectárea al año.
La salida del invierno es uno de los problemas para la producción de forraje debido a que el crecimiento de los verdeos y pasturas está frecuentemente restringido por deficiencias de nutrientes.
Para contar con más forraje en los meses de agosto y septiembre se recomienda adelantar la primavera con la fertilización estratégica de las pasturas. Se trata de una herramienta de alto impacto, cuyo costo es bajo en relación a los múltiples beneficios que genera tanto para la producción ganadera, como para el suelo y para los cultivos que puedan integrar una rotación.
Las fertilizaciones que se ajusten a los requerimientos de cada pastura permiten incrementar la producción de forraje de 5.000-6.000 a 10.000 kilos de materia seca por hectárea al año; lo que significa que con una adecuada planificación y un manejo correcto es posible duplicar el rinde.
La fertilización debe considerar el ambiente en el que se encuentra y los requerimientos del recurso. Muchas veces aplicar un solo tipo de fertilizante sin tener en cuenta las deficiencias nutricionales de la pastura o del verdeo suele no provocar el efecto buscado. Antes de fertilizar es necesario determinar qué nutrientes ofrece el ambiente: análisis de suelo, de plantas o determinarlo indirectamente a través del índice de verdor.
Todas estas herramientas nos ayudan a diagnosticar si una pastura o un verdeo tiene o no deficiencias nutricionales.