En estos tiempos se suele hablar mucho del término “sustentabilidad”. Es un tema muy frecuente hoy en los medios, en nuestras charlas de café, sobre-mesas e incluso en algunas reuniones con amigos. Sin embargo, suele haber algo de confusión a lo largo de este concepto. Muchas veces asociamos la palabra sustentable con producción de alimentos orgánicos, cuidado del medio ambiente y preservación del entorno. Nuestra idea hoy es abordar algunos aspectos referidos a la Agricultura Sustentable y su proyección de cara al futuro. Ahora bien, para esta cuestión sería importante definir en primera instancia el término sustentable, para evitar confusiones. Cuando hacemos referencia a la sustentabilidad, básicamente hablamos de sistemas en torno a tres cuestiones centrales: Economía, Cuestión Social y Medio Ambiente, preservando los recursos para su posterior utilización por parte de generaciones futuras.
La actividad agropecuaria ha estado en jaque por muchas décadas. A la misma se la ha acusado en varias ocasiones de ser una de las principales responsables de los cambios ambientales que se vienen dando. Entre estos, podemos mencionar la situación de cambio climático a partir de la emisión de gases de efecto invernadero, la degradación de ecosistemas causada por los cambios en el uso de la tierra y la contaminación a partir de efluentes, derivados de agroquímicos y fertilizantes, entre otros. Hace ya algunos años, desde la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) se viene impulsando una nueva forma de llevar a cabo la actividad agropecuaria. A partir de estos cambios introducidos, comenzó a desarrollarse un sistema de producción sostenible a largo plazo el cual se conoce como Agricultura Sustentable. La misma, básicamente promueve un equilibrio entre productividad, para poder abastecer de alimentos (a precios razonables) a la sociedad, rentabilidad para el reconocimiento económico del productor agropecuario y el cuidado del medio ambiente.
Muchas veces no nos damos cuenta que detrás de los alimentos que integran nuestra mesa de todos los días está el campo y la producción agropecuaria. Dado que la protección de cultivos es sumamente fundamental para abastecer la creciente demanda de alimentos, para atenuar el impacto ambiental en línea con la Agricultura Sustentable, fueron desarrolladas las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Estas últimas aparecen como un cimiento sólido y fundamental para construir la Agricultura Sustentable.
Según la Cámara de Sanidad y Fertilizantes (CASAFE), las Buenas Prácticas Agrícolas son un conjunto de principios, normas y recomendaciones técnicas aplicables a la producción, procesamiento y transporte de alimentos, orientadas a asegurar la protección de la higiene, la salud humana y el medio ambiente, mediante métodos ecológicamente seguros, higiénicamente aceptables y económicamente factibles. La gestión responsable de agroquímicos tiene como objetivo lograr el manejo y uso responsable de los fitosanitarios durante todo su ciclo de vida:
- Desarrollo
- Ciclo Comercial
- Uso a Campo
- Eliminación
- Deposición Final de Envases
En todas estas etapas, se apunta a reducir el efecto invernadero, generar una menor cantidad de residuos, minimizar la frecuencia de ocurrencia de accidentes de trabajo y a optimizar el uso de la energía y el agua. Con la puesta en práctica de estas recomendaciones, se disminuirán los efectos indeseados no solo para el operario y el medio ambiente, sino también para nosotros, los consumidores de alimentos.
Históricamente, el agro argentino es un sector de nuestra economía de excelencia a nivel mundial. El mismo, ha demostrado en retiradas ocasiones la capacidad de superación y vocación de vanguardia. Somos conscientes de que la Argentina es el cluster oleaginoso más productivo del mundo, contando con recursos naturales y condiciones agro-ecológicas realmente privilegiadas para la producción de alimentos. Para poder satisfacer la demanda creciente a partir del aumento de la población mundial, es sumamente importante que nosotros seamos responsables a la hora de preservar tales condiciones mencionadas, cuidar la capacidad de nuestros suelos y la calidad de nuestros alimentos.