Las grandes empresas del agro-negocio se consolidan y esto traerá más desarrollo de nuevas tecnologías para el mercado, mejor y mayor nivel de servicio a los clientes y aceleración de los procesos de “big data”, entre los aspectos más relevantes y positivos. En el próximo lustro seremos testigos de estos movimientos y sus impactos en el mercado, y de cómo los diferentes actores jugarán en este contexto.
Son 5 las fuerzas en puja según el modelo estratégico que desarrollara Michael Porter (Harvard Business School): el poder de negociación de clientes, la rivalidad entre las empresas, la amenaza de nuevos entrantes, el poder de negociación de proveedores y finalmente la amenaza de productos sustitutos.
La dinámica más intensa estos días se da en la rivalidad entre las empresas que están en la vanguardia de investigación y desarrollo hace más de 30 años, que buscan acelerar sus planes de negocio, más eficiencias de estructura, y mayor rentabilidad, mientras se bloquean las amenazas de nuevos entrantes, el poder de negociación de los proveedores y en menor medida la amenaza de productos sustitutos.
¿Qué podría suceder con el poder de negociación de los clientes, y el eslabón intermedio, la cadena de distribución de agroinsumos de Argentina?
Los productores (los clientes) que se agrupan en entidades gremiales, de enlace, asociaciones con fines técnicos de gran prestigio, podrán optar por una amplia y variada oferta de paquetes tecnológicos necesarios para aumentar la productividad ante la creciente demanda mundial de alimentos. Articular colectivamente sus acciones podría ser el mayor de los retos.
La cadena de distribución que consta de más de 2000 agronomías se caracteriza por su diversidad. Compuesta por grandes, medianas y pequeñas empresas, con exclusividad de marcas o genéricas, con modelo de venta directa o reventa, integrada con acopios y servicios, con financiación propia o compartida. El mayor activo de esta cadena es la cercanía, la empatía, el conocimiento de los productores, sus lotes, sus necesidades y realidades y junto con ellos, los verdaderos protagonistas del desarrollo social económico y ambiental de las localidades agrícolas de Argentina.
¿Será que la próxima década traerá una transformación en este esquema de funcionamiento? Es posible que posterior a la consolidación de ofertas de insumos y tecnologías, y una cadena de comercialización de granos ya instalada en menos de 10 exportadores, se genere el espacio para grandes “supermercados de agroquímicos, semillas y tecnologías” que se instalen en las ciudades del interior. Algo similar a lo que sucedió cuando las grandes cadenas de supermercados irrumpieron en el «negocio de almacenes de barrio y despensas en los pueblos».
Es posible también que los portales de ventas on-line, ofrezcan productos y servicios para un número masivo de clientes, y el rol de la distribución actual se transforme en el de asesoramiento técnico diferenciado y sofisticado, como se transformara la dinámica en los bancos, y el asesoramiento financiero de créditos e inversiones; y en este rol, las asociaciones técnicas de productores, así como otros privados también tendrán su voz.
Se presenta un escenario desafiante y abierto a un sinfín de posibilidades, con muchas fichas moviéndose en el tablero, es el momento para estar atentos. Despejada la neblina macroeconómica que nos impedía ver más allá de los próximos 6 a 12 meses, es el momento en el cual cada una de las Fuerzas de Porter deberían pensar, articular e implementar sus acciones estratégicas para la década venidera. No hay ganadores ni perdedores si todos de manera mancomunada y colaborativa, sumamos esfuerzos para forjar nuestro porvenir como sector agroindustrial.