Hoy vemos un escenario de huida de capitales de la Argentina, el riesgo país en niveles muy altos, precios de los bonos y acciones por el piso y una Argentina que “ya pasó de moda”.
Hablemos con rigor: La realidad es que sin inversiones productivas y en economía real, a los países les cuesta mucho hacer crecer su PBI. Sin reglas de juego claras, sin una visión de mediano y largo plazo, caemos en los mismos problemas siempre.
Por estos motivos, los argentinos no invierten en Argentina, tampoco la financian, se llevan el dinero afuera y nos quejamos cuando no llega dinero del exterior.
Hoy el desafío que tiene Argentina de reinsertarse al mundo es muy alto, y desde el sector ganadero se presenta una enorme oportunidad para el país. Argentina ha ido aumentando su potencialidad exportadora e ingresando a nuevos muy interesantes como el NAFTA y muchos mercados de oriente.
China por ejemplo, hace 10 años atrás, prácticamente no importaba carne vacuna sino que lo que consumía era todo producción propia. Sin embargo, desde el 2012, empezó a demandar cada vez más carnes. Esto tiene que ver en gran medida con el aumento de su población, con la migración de las zonas rurales a las zonas urbanas que conlleva a una mejora del salario real y aumento de la clase media, mejoras en la alimentación y mayor consumo de proteína de origen animal, entre otros.
En los últimos 10 años la región Asiática creció en un 90% sus importaciones de carne, casi duplicando el volumen de carne importada en ese periodo, y hoy implica el 20% de las importaciones mundiales y se proyecta que en diez años el consumo de carne vacuna se duplicará en muchos países de esta región.
Es así como China irrumpe en el mercado como un elefante en un bazar, y hace una disrupción de tal magnitud que genera un impacto tremendo en los precios a la suba. La demanda de China y algunos países de la región asiática supera la capacidad de los países productores de poder satisfacer esa demanda, lo que implica una oportunidad excepcional para el Mercosur como Región y para Argentina en particular. Y la Carne Argentina es una “Marca” que supimos generar de cara al mundo, tenemos un diferencial más allá del precio, que tiene que ver más con la “calidad”.
Más allá de haber mantenido los mercados tradicionales de Europa, es como si en los últimos años de pronto nos agregaron más mercados y consecuentemente una tremenda potencialidad. Es verdad que en China ya estuvimos, pero con uno de los productos más baratos que se pueda exportar, que es carne congelada ý con hueso. Afortunadamente los últimos años se firmaron convenios para poder ingresar en volúmenes de mercado de alta calidad.
El gran desafío para Argentina entonces es poder ir integrándose y acompañando las nuevas tendencias sin perder eficiencia ni productividad y sin dejar de lado los pilares de la producción ganadera, con base pastoril, pero aprovechando muy bien los subproductos y todo lo que es la eficiencia de los modelos más intensivos. Tenemos frente a nuestras narices una oportunidad enorme! Este el momento para que Argentina pueda transformar esas expectativas en una realidad y capitalice la oportunidad que el mundo nos ofrece”
Somos junto con Brasil, uno de los 2 países que tienen mayor capacidad de producción y potencial para producir aquello que el mundo nos está demandando. Cuando uno proyecta el negocio a futuro, pareciera no tener límites la Ganadería Argentina, el mayor límite es el interno, el único, es la propia capacidad de ordenarnos, de tener políticas activos de largo plazo, ser menos burocráticos a la hora de gestionar, ser más sencillos, etc.
En el corto plazo, el sector tendrá algunos corcoveos, pero si la mirada es de mediano y largo plazo, las perspectivas son muy alentadoras. Y esta es una oportunidad que tenemos de generar empleo genuino, de federalizar ese empleo por todos lados con un producto gourmet como lo es la carne argentina. La Ganadería requiere de procesos, de metodología y de gerenciamiento. Sin dudas que un aumento en la producción genera un efecto casi inmediato en la generación de empleos.
Pareciera que los propios argentinos no tenemos confianza para invertir, consecuentemente los extranjeros adoptan el mismo camino que los locales.
Resulta fundamental aplicar políticas públicas que fomenten la inversión y las políticas que incrementen la productividad. Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que los sectores productivos pueden generar en nuestra economía, con todo lo que ello implica para el país. Esperemos que como argentinos podamos hacernos cargo de lograr el país que tanto queremos.