Luego del resultado de las PASO, los precios de los activos Argentinos quedaron sobre castigados. El Banco Central está bajando la tasa de las leliq que ya se ubica por debajo del 70% anual. Sin dudas, la inflación que sufrimos es muy elevada e iremos perdiendo competitividad, pero tampoco se puede vivir con una tasa de interés tan elevada.
Hoy vemos un escenario de huida de capitales de la Argentina, argentinos que no quieren invertir en su propio país, pero tampoco lo financian. Por su parte, el riesgo país sigue en niveles muy altos, precios de los bonos y acciones por el piso y una Argentina que “ya pasó de moda” comparada con la Argentina de hace apenas unos años atrás.
Como la demanda de pesos no existe, es posible que los excedentes en pesos que les sobran a no muchos argentinos, se destinen a la comprar de dólar billete. La receta que tenemos de esconderlos debajo del colchón en las épocas de mayor incertidumbre política y económica, fomenta un círculo vicioso que no hace otra cosa que enfriar aun más una economía que ya está apunto de congelarse.
Sin dudas, hoy las decisiones de inversión están paralizadas, al menos, hasta las elecciones. Si el domingo de los comicios resalta un ganador, habremos tenido un país hasta el 27 y otro posiblemente a partir del lunes 28. La falta de claridad, de reglas de juego claras, fomenta esta falta de confianza para invertir, y consecuentemente los extranjeros adoptan el mismo camino que los locales. Luego nos quejamos cuando no llega dinero del exterior.
Así somos, así hemos sido, pero no por ello estamos condenados a ser así por siempre.
No hay dudas que colaborar con las fiscalizaciones de las mesas es un acto muy meritorio, pero para “ayudar” al país se necesitan hacer muchas otras cosas bien y de manera sostenida, buscando generar hábitos que a su vez se traduzcan en costumbres virtuosas. Me refiero a cosas simples, a pagar nuestros impuestos, a evitar los “atajos” que nos alejan de las buenas prácticas, animándonos a invertir, a ser proactivos, a buscar nuestra mejor versión en cada aspecto.
Nadie se salva sólo, ni hundiendo a otro para asomarse a respirar. Si cada uno hace lo que le corresponde, el país va a funcionar. El país lo construimos entre todos. No son los políticos de turno los únicos responsables de las cosas que nos pasan. Somos 40 millones de habitantes con lo cual estamos en un momento del país, donde tenemos que apoyar todos. Si nos quedamos fustigándonos, si nos retraemos, no vamos a avanzar.
El optimista ve oportunidades donde hay calamidades y el pesimista ve calamidades donde hay oportunidades. Y las oportunidades están en los detalles del día a día. Si retiramos los dólares del banco al colchón, no hacemos otra cosa que achicar la economía fomentando un círculo vicioso con tendencia hacia abajo.
Hay que animarse! Así es como crecen los países y se genera empleo genuino, con sociedades menos violentas y más apegadas.
Uno de los rubros que puede traccionar y dinamizar la economía de Argentina es por ejemplo el sector Agropecuario. El campo vendrá con rendimientos, que, en muchos casos, estarán por encima de la media. La agroindustria genera divisas de exportación que enriquecen en muchos sentidos al país.
Hoy el viento cambió y no sopla tan de frente. Debido a los progresos en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, se espera que suban las materias primas agrícolas. Luego de la fiebre porcina que sufrió China, hoy el precio del cerdo está en valores muy interesantes, el pollo recupera rentabilidad, mientras que el precio relativo del ternero quedó muy atrasado, por lo que debería saltar a la suba. La Hidroponia para generar cultivos sin suelo y optimizar el recurso del agua, es una técnica que favorece al cultivo de forma tal para que pueda generar rendimientos impensados tan sólo 20 años atrás. Esta es una gran oportunidad para que el país crezca en exportaciones, suban las inversiones y se revierta el ciclo estructural de estancamiento y alta inflación que vivimos desde el año 2011 a la fecha.
Bajo este diagnóstico, resulta fundamental que como país podamos capitalizar más todavía las ventajas comparativas que tenemos. Tenemos un problema sumamente complicado pero no es imposible de resolver.
La Argentina tiene uno de los clústers productivos oleaginosos más competitivo del mundo. El desafío es lograr maximizar el potencial que tenemos como sector.
Esperemos que como argentinos podamos hacernos cargo de lograr el país que tanto queremos. Pensemos siempre en qué país queremos vivir y que vivan nuestros hijos y nietos.