El agro argentino en modo defensivo: márgenes ajustados, búsqueda de oportunidades, perspectiva positiva para la próxima campaña.

Por Pablo Saenz Valiente, gerente comercial de ADBlick Granos.


La campaña 2024/25 encuentra al productor argentino de granos en un escenario complejo y de transición. Por un lado, se espera el segundo mayor volumen de producción de la historia, con 136 millones de toneladas, solo por detrás del récord de 2018/19 (141 Mt). Pero por otro, los precios internacionales muestran debilidad y la macro local se volvió más desafiante, con costos en dólares históricamente altos.


La baja parcial de retenciones, el proceso de salida del cepo y un dólar estable están redefiniendo las reglas del juego. En este contexto, el foco vuelve a estar en la eficiencia en el uso de recursos, la adopción tecnológica y una revisión minuciosa de la estructura de costos, tras varios años donde la atención principal estuvo puesta en lo financiero y en los eventuales réditos que pudieran generar las constantes devaluaciones.


La salida parcial del cepo comenzó a normalizar los flujos financieros y comerciales. El tipo de cambio libre desplazó al blend, redujo la brecha y el peso se fortaleció en términos reales. Con un dólar que viene corriendo por detrás de la inflación y una carga impositiva que sigue siendo muy alta, los precios internos en pesos perdieron competitividad y los márgenes se ajustaron.


Sin embargo, aparecen oportunidades en el mercado local. La combinación entre cepo flexibilizado y entrada de cosecha con un mercado extremadamente poco vendido generó una baja del 7-10% en la soja disponible, mientras que las posiciones julio y noviembre se mantuvieron estables. Las tasas implícitas entre vender hoy y postergar superan el 20%, frente a préstamos bancarios que rondan el 7%. Accediendo a financiamiento con tasas de mercado, es posible ejecutar este tipo de estrategias y, de alguna manera, construir un precio que ayude a mejorar los márgenes por hectárea, que hoy en muchos casos son negativos.


El maíz enfrenta mayor presión, principalmente por una oferta global muy abundante. El maíz temprano logró buenos valores por coincidir con una ventana en la que Argentina es uno de los pocos oferentes, potenciado por la seca en algunas regiones. Pero en el tardío, la historia cambia: Brasil amenaza con una cosecha que se perfila récord y empieza a marcar la cancha en los mercados de exportación.


De cara a la 2025/26, el foco estará en el análisis lote a lote y en eficientizar cada recurso en un contexto de márgenes finos. En un mundo volátil, con múltiples focos de conflicto y cierta incertidumbre climática en zonas clave como Rusia, Ucrania y Australia, la demanda global podría girar hacia Sudamérica. Surgen oportunidades en mercados como el de aceite de girasol, soja y colza. Los cultivos energéticos, como la camelina y la carinata, se consolidan como alternativas estratégicas con potencial creciente. Si se consolida la baja gradual de retenciones y se profundiza el modelo económico actual, con un esquema de no intervención en los mercados, reglas claras y avances en iniciativas como una ley de riego o un nuevo marco para semillas, el agro argentino puede recuperar competitividad y transformar esta campaña de transición en una de despegue.

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