En estas épocas, un tema que suele tratarse en las reuniones con amigos, charlas de café y en nuestra vida diaria refiere hacia dónde diversificar parte de nuestros ahorros para lograr un portfolio eficiente. Bien es sabido que este último tiempo, el mercado financiero ha estado algo “dulce”; tasas muy interesantes, exenciones impositivas y opciones de bajo riesgo que incluso logran llamar la atención de la persona más conversadora y escéptica.
Ahora bien, cuando nuestra cartera ya se encuentra demasiado abocada en este rubro ¿Hacia dónde podemos orientarnos?
Bien es sabido que el sector inmobiliario y el ladrillo generan en los argentinos una gran atractividad, justamente por la seguridad que brindan. En contraposición, el inconveniente que enfrentamos los inversores pequeños y medianos en este tipo de negocios, se debe a los montos mínimos de ingreso (suelen ser algo elevados) sumado a los plazos para el recupero de la inversión. Entonces, ¿Qué hacemos? Pensando más bien a mediano plazo, ¿Cuál es el sector que presenta mayor potencial?
De acuerdo a lo planteado, en nuestro país todo pareciera indicar que uno de los sectores que reúne los requisitos para un crecimiento exponencial es el campo argentino. Ahora bien, como inversor la pregunta básica que todos esbozamos: ¿Por qué invertir en el campo argentino?
Analizando en primera instancia el contexto mundial, desde el 2010 más del 50% población mundial vive en ciudades y centros urbanos. Esta cuestión trae aparejado un incremento en la clase media y un cambio de régimen alimenticio. Sumado a esto, la expectativa de vida y la población mundial crecen día a día. Todas estas cuestiones implican una mayor demanda de alimentos, siendo Argentina hoy el único país que hoy tiene la capacidad de satisfacerla. Por otro lado, el avance de las ciudades en el mundo implica una menor cantidad de tierras cultivables y esta cuestión justamente es responsable de que el incremento en la producción de alimentos sea logrado por un aumento en la productividad /ha., en lugar de un crecimiento de la superficie cultivable. Nuestro país, sin lugar a dudas cuenta con un tridente goleador:
- La mayor disponibilidad de recursos naturales per cápita,
- Condiciones agropecuarias privilegiadas,
- Un capital humano con un grado de profesionalismo muy desarrollado.
Por los motivos mencionados, pareciera que como país vamos a ser el líder a la hora de sustentar este cambio que viene dándose a nivel mundial.
Desde el punto de vista interno, las políticas internas del gobierno han devuelto gran parte de su competitividad al sector. Estamos en presencia de un proceso de reducción de costos en USD, produciendo alimentos que el mundo paga en USD. La eliminación de derechos de exportación, la quita de retenciones a la carne y granos, el tipo de cambio único y la apertura de exportaciones, sin dudas brindan un contexto favorable para la inversión. Hoy es claro que enfrentamos un cambio de coyuntura del país, con el campo posicionándose como motor impulsor de nuestra economía de cara al futuro.
Históricamente, el agro argentino es un sector de nuestra economía de excelencia a nivel mundial. El mismo, ha demostrado en retiradas ocasiones capacidad de superación y vocación de vanguardia. Somos conscientes de que la Argentina es el cluster oleaginoso más productivo del mundo, contando con recursos naturales y condiciones agro-ecológicas realmente privilegiadas para la producción de alimentos. El incremento de la población mundial y los cambios en los paradigmas de alimentación causarán un aumento exponencial de la demanda de alimentos y está claro que desde Argentina, somos capaces de satisfacerla ya que estamos en el lugar indicado para producir alimentos.