La Ley de Abastecimiento es un tema que semana a semana va tomando mayor importancia en el sector empresario y causa cierta preocupación. Dicha Ley no es un tema nuevo; la misma ya había sido puesta en práctica por ejemplo con el trigo, limitando las exportaciones para garantizar el adecuado abastecimiento al mercado interno o bien, en la cuestión de precios máximos y reglas de comercialización aplicados a ciertos productos: carne, leche y combustible entre otros.
La 20.680, fue recientemente modificada y esta es una cuestión que en estos días viene ocupando nuestras charlas de café o debates en la mesa, además de otras cuestiones políticas, económicas, sociales, culturales y deportivas del día a día. El objetivo de esta modificación es regular las relaciones de producción, comercialización y consumo para evitar abusos por parte de las empresas, para proteger finalmente así a los consumidores.
A través de la nueva reforma, se busca evitar las situaciones de desabastecimiento que justamente son las que pueden afectar al bienestar general de la población. ¿Cómo? El Estado aparece nuevamente a intervenir y regular los mercados, pudiendo imponer la elaboración de bienes y generación de servicios, por más que la empresa involucrada vaya a pérdida al aumentar dicha producción. Otra de las medidas que puede tomar, es sancionar la suba injustificada de precios.
Desde el punto de vista del empresariado, no resulta algo agradable de escuchar. La modificación no solamente afecta al agro, sino que involucra a distintos sectores de la economía nacional. Quedan excluidas explícitamente de la ley las micro, pequeñas y medianas empresas.
¿Cómo se plantea la reforma para el sector agropecuario?
En este negocio, como productor uno no puede manejar ni regular la oferta al mercado; recordemos que hay un factor claro que es el climático. A priori, venimos escuchando y leyendo que la modificación provocará una intimidación a aquellos productores que a la hora de cosecha, tienen dudas en cuanto a retener granos o venderlos. Sabemos que muchas veces al productor le conviene guardarse la producción cosechada, hasta poder asegurarse un buen precio de venta o bien, un tipo de cambio mayor que le resulte más asequible al sector externo.
Como productor a escala, desde ADBlick Granos somos conscientes que la política económica actual busca regular las relaciones de producción y de consumo, protegiendo en cierto modo a los consumidores. Sin embargo, quizás podemos evitar tildarla como una acción perjudicial. Seguimos creyendo en el potencial que presenta este negocio; de excelencia a nivel mundial, que ha podido competir en condiciones adversas demostrando capacidad de superación y vocación de vanguardia. Estamos convencidos que la escala y diversificación por zonas y cultivos (32.000 hectáreas + 8 cereales y oleaginosas distintos) son fundamentales para lograr buenos resultados. Otro punto clave es la comercialización de manera conservadora, evitando la especulación vendiendo a futuro un gran porcentaje de nuestra producción.
Seguimos creciendo paso a paso, estamos donde tenemos que estar para continuar nuestro camino a satisfacer una demanda de alimentos que en nuestro mundo sin ninguna duda, crece día a día.
Por Soledad Gomez Schweizer e Hilario Bonizzoni