Por Eduardo Fracchia,
Director Área Economía IAE Business School
El desacople entre las finanzas y el mundo real que se evidenció en la crisis del 2008, todavía no tiene un cauce definitivo. El FMI pronostica para el mundo un crecimiento moderado para 2015 en los países centrales y bastante mayor en los países emergentes. La expansión de China continúa a buen ritmo quizás con un cambio menos. Japón está complicado y la Abenomics no funciona. La relajación monetaria prolongada puede generar burbujas en Estados Unidos como ocurrió a principios de los 2000 antes de la crisis subprime. Europa bajó la tasa de interés y cuatro de las cinco principales potencias económicas de la Unión Monetaria están en virtual recesión. Alemania no crece y siendo la locomotora esto preocupa y mucho en Europa.
El comercio internacional se expande menos en un contexto mundial donde las manufacturas son cada vez más difíciles de ofrecer desde los países emergentes. Estamos en un mundo donde sobra producción y una dosis acotada de proteccionismo es la respuesta natural de las naciones. La caída del precio del petróleo domina la coyuntura internacional en estos días.
América latina, por su parte, crece al 3,5% este año. Para 2015 se estima un 4%. Estamos en nuestro país perdiendo el tren de la expansión moderada de la región.
Brasil es clave en la región para entender la dinámica del crecimiento industrial argentino, en particular por la conexión con la industria automotriz. Por su parte, nuestro vecino ha bajado impuestos para reducir inflación y ganar competitividad.
A pesar de las políticas pro consumo implementadas, Brasil ha crecido poco en el último trienio y se estima que finalizará el año que viene con una tasa de expansión de 2,5%. Su cuenta corriente es deficitaria y la política fiscal expansiva alimenta la deuda interna brasileña que no es menor. El nuevo Ministro de Economía quiere actuar en el frente fiscal con un ajuste más conservador. Por otro lado Brasil sigue siendo una plaza atractiva para la inversión extranjera directa con alrededor de 55.000 millones de dólares de promedio en los últimos años. Sería deseable que estos flujos vayan más hacia infraestructura.
En Argentina enfrentamos un mundo complejo y volátil que todavía suma para la macro y que ofrece niveles de liquidez destacables. Esta liquidez explica porque Bolivia tomó un crédito largo a muy baja tasa de interés, Uruguay por su parte cerró un crédito a 30 años al 4% y Brasil al 2,7%. Si bien existe cierta dificultad para el comercio de bienes a la vez hay flexibilidad para el financiamiento vía mercado de capitales.
En Argentina, por otro lado, las exportaciones están amesetadas. Con las MOA (manufacturas de origen agropecuario) particularmente flojas y las MOI (manufacturas de original industrial) castigadas por las menores ventas de autos. Las exportaciones son lideradas por oleaginosos, autos y cereales. El déficit energético afecta de lleno el balance comercial. El balance comercial energético cerca de los 7000 millones de dólares reduce el superávit comercial externo siendo cada vez más preocupante su impacto en un contexto general de escasez de divisas.
Una amenaza para Argentina de 2015 en adelante es que parece que los commodities van a caer de precio (en soja es claro este efecto) lo que es relevante para el modelo económico, si es que todavía se puede hablar de modelo en nuestro país.
Siguiendo con el panorama nacional, el superávit fiscal primario positivo se ha perdido hace tiempo. El déficit fiscal será de 4,5% PIB en 2015. Por su parte, el gasto público crecerá en 2015 con más obra pública y transferencias por el año electoral. Los ingresos tributarios crecerán y estarán al mismo nivel respecto al PIB que en 2014. En definitiva, la brecha externa y el déficit fiscal afectan el crecimiento del país. Hacia fin de mandato es poco lo que puede dar esta economía.
Las Reservas, por otro lado, cayeron sistemáticamente desde 2008 en términos de PIB. En parte esto es explicado por el pago de compromisos de deuda pública. El stock de Reservas respecto al PIB está a niveles 1996, lejos del óptimo teórico.
En cuanto a la política monetaria ésta ha sido errática. Existe una cierta orientación monetaria contractiva con menor expansión de la Base Monetaria que puede apreciarse en el movimiento de las LEBACS y NOBACS.
La inflación no ha cedido y está estable cerca de 40%. Los aumentos salariales de 2015 en el marco de las paritarias no ayudarán a la estabilización. La política de precios cuidados que incluye ciertos productos seleccionados ha sido ineficaz como suele ocurrir con estos programas.
En relación al nivel de actividad, el uso de capacidad instalada se encuentra en un 72% (textiles, metal- mecánica y alimentos son los de menor utilización). Uno de los sectores más golpeados en el 2014, el de la construcción, tendrá un crecimiento prácticamente nulo el próximo año. Por otra parte, se posterga la devaluación en nuestro país lo que afecta la competitividad, en particular de economías regionales, y frena las exportaciones.
Es una economía frágil la argentina que seguirá complicada por un buen tiempo hasta que venga un gobierno que recupere la confianza.