Todas las entradas de: Eduardo Luis Fracchia

Director del Área Académica Economía IAE Director de Estudios del EMBA IAE Profesor del Centro GESE IAE

Argentina en terapia intermedia

Compartimos una nota que nuestro columnista Eduardo Fracchia escribió para el diario La Nación.

El capitalismo recuperó su vigor a siete años de la recesión mundial. Estados Unidos está en franca recuperación. Asia empuja liderada por China que crece al 8%. Europa más trabada quizás ante una “década japonesa”, sin crecimiento. Es un contexto de enorme liquidez que América latina está aprovechando donde desde 2012 solo Argentina y Venezuela se han estancado.

El núcleo del diagnóstico de la economía argentina a partir de 2007 es básicamente el mismo. Esto genera impotencia porque no hubo vocación de cambio. A favor del gobierno los pronósticos tempranos agoreros de fin de ciclo político y agotamiento del modelo económico han fallado. La economía K por la soja, por el contexto de crecimiento latinoamericano, por el pragmatismo de la gestión o por la suerte siguió dando frutos en el empleo y en el bienestar. Pareciera que estamos ahora en los tiempos de vacas flacas del modelo. Esos tiempos que la Convertibilidad no consiguió sortear con éxito. Ambos esquemas tuvieron fases de expansión formidables, con dos shocks exógenos (tequila 95 y Crisis Subprime 2009). Ambos esquemas enfrentaron el estancamiento. Todavía el final del modelo K está abierto. A doce años de la llegada al poder de Néstor Kirchner es tiempo de balance.

Cada siete años desde el ´75 tenemos una recesión en nuestro país. Por eso la pregunta natural ¿cuándo termina? se vuelve relevante. Esta gestión tiene el mérito de haber evitado caídas bruscas del PIB por espacio de 12 años, lo que no es poco.

Pareciera que estamos lejos de un colapso estilo 82, 89 o 2001 a mediano plazo. El escenario dominante para el final de la gestión Cristina Fernández de Kirchner, si no se reinventa el modelo, es estancamiento con una inflación moderada de 35% y con incertidumbre político institucional creciente.

Las distorsiones acumuladas ubican al paciente en terapia intermedia. Son muchas las decisiones de economía política desacertadas que se fueron acumulando supuestamente buscando atajos. Mangabeira Uber plantea precisamente que Argentina busca siempre el atajo. En 32 oportunidades de 37 asuntos críticos relevados sistemáticamente desde 2007 se decidió mal.

El modelo estado intensivo orientado hacia el mercado interno consumidor se agotó. La soja explica en parte (50%) la fase inicial exitosa de este enfoque pero el libro de texto no se equivoca en el capítulo sobre populismo.

Estamos ahora frente a indicadores de aparente constancia estructural. Salvo el dólar paralelo que es proclive a estar nervioso podría pensarse hasta final de este mandato en un déficit fiscal cercano a los 4 puntos del PIB, cuenta corriente ligeramente negativa favorecida por una balanza comercial agrodependiente de 5.000 millones de dólares. Consumo planchado, congelamiento de precios ineficaz frente a una inflación estable alimentada por emisión monetaria que crece al 25% anual. Un nivel de Reservas en caída gradual hacia los 25.000 millones de dólares a fin de mandato. Un nivel de subsidios de 100.000 millones de pesos que contribuye a un gasto público record que representa 40% del producto. Caída gradual del empleo industrial y expansión del empleo público. El riesgo país refleja un país desconectado de los mercados financieros y cada vez con menor relación de exportaciones a producto, perdiendo competitividad. En este escenario la inversión privada naturalmente cae compensada marginalmente por la pública. Es peligroso el piloto automático y peor si se redobla la apuesta. La calidad de decisión de los policy makers es central en esta fase del modelo.

La inflación es el principal conflicto distributivo pero también se trata como es sabido de un conflicto político. Es una variable que puede escalar si cayese la demanda de dinero con mayor intensidad o si hubiese una devaluación importante sin plan de estabilización que modere el alza lógica de los precios.

Es cierto que el cepo ha generado un descenso en la fuga de divisas pero hay que ir a las causas de este fenómeno. La demanda de dólares es inevitable, siempre fue buen refugio en las crisis. La paradoja está en que los dólares sobran en el mundo.

En este contexto de escasez de divisas las tensiones generadas por la brecha cambiaria minan la confianza y aumentan las expectativas de devaluación. Considero que antes o después de octubre un sinceramiento del tipo de cambio oficial sería relevante. Tendría efectos expansivos sobre la inversión. No es equivalente a devaluar en los 90 ya que tenemos menor deuda en dólares. Es siempre un riesgo como ocurrió en 1980 y 1999, escogidos como años simbólicos, no atacar el retraso cambiario en su raíz.

El 30 de octubre se cumplieron 31 años de la llegada de la democracia que tanto nos ilusionó y nos estimula. En lo que se refiere a bienestar socio económico el sabor de este balance pareciera agridulce. La distribución del ingreso es más regresiva, la pobreza está en 26%, la inseguridad es creciente, las crisis macro recurrentes y la inflación son indicadores que nublan el festejo cívico.

Mientras tanto los empresarios parecen ausentes del debate por el crecimiento futuro con poca capacidad crítica. El resto de la oposición política defendiendo quintas de poder sin plantear un proyecto de consenso. Es un lugar común que el largo plazo es muy promisorio. En la transición hay que ser innovadores enfrentando los dilemas de política económica con coraje que como decía Borges es siempre lo mejor.

VINCULACION COMERCIAL DE ARGENTINA CON CHINA

Casi un cuarto de la población mundial vive en China. La gran mayoría con una calidad de vida, en términos materiales, muy reducida para los estándares occidentales. Por eso el proceso de crecimiento chino y el incipiente desarrollo de una base importante de clase media permiten entrever múltiples oportunidades de negocios. En especial para sus pares emergentes líderes en la producción de alimentos.

Las oportunidades que ofrece el mercado chino resultan más evidentes al analizar los productos involucrados en el intercambio bilateral. En el Cuadro 1 se presentan los principales envíos argentinos hacia este destino. Llama especial atención el grado de concentración en un puñado de productos. Las semillas y frutos oleaginosos, soja en su mayoría, explican más de la mitad de las exportaciones. Si se agrega el segundo rubro de exportación, grasas y aceites animales o vegetales, se suma el 80%. Con el tercero, combustibles minerales, se alcanza el 91% de los valores exportados. Resulta evidente entonces que la explosión del comercio en los últimos años no cubrió a una amplia gama de actividades, sino que se concentró en apenas unos pocos productos. En efecto, si se excluyera a la soja y sus derivados, la performance de las exportaciones argentinas hacia China resultaría bastante menos impresionante.

Cuadro 1. Principales Productos de Exportación Argentinos a China (Miles de dólares)

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La matriz de productos importados desde China es bastante más diversificada. A diferencia de lo que ocurre en el caso de las exportaciones donde priman los commodities y la producción de base agropecuaria, las importaciones chinas consisten principalmente de manufacturas de bajo valor agregado. Los resultados se condicen con lo que a priori sugiere la teoría del comercio internacional sintetizado en el teorema de Heckscher-Ohlin. China es una economía con abundante mano de obra de baja calificación, por lo que resulta competitiva en la producción de manufacturas baratas. Tan competitiva que será un importante dolor de cabeza para sus competidores. Singapur, anticipando estos cambios en el mapa productivo global, avanzó hace varios años hacia una industrialización de alto valor agregado, invirtiendo en el desarrollo de clústers en segmentos de alta tecnología y calificación de la mano de obra. Por tanto, no son infundados los temores de algunos sectores industriales locales frente a la amenaza china. La alternativa para estos rubros es lograr la diferenciación de la producción a través del agregado de valor y la focalización de bienes y servicios para atender las necesidades puntuales del grupo de consumidores de interés.

Cuadro 2. Principales Productos de Importación Argentinos desde China (Miles de dólares)

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Cuadro 3. Principales Productos de Importación Chinos y Participación Argentina (Miles de millones de dólares)

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Por último, en un repaso de algunas de las oportunidades adicionales que ofrece el dragón asiático, el Cuadro 3 muestra los principales rubros de importación chinos y la participación que los envíos argentinos tienen sobre ese total. Una vez más resulta notoria la baja relevancia de nuestro país en rubros en los cuales presenta ciertas ventajas como combustibles, minerales metalíferos, productos químicos. Es cierto que en la actualidad el sector petrolero local no goza exactamente de buena salud, pero en el mediano plazo la situación tendería a corregirse y así parecen entenderlo desde la petrolera estatal china que recientemente adquirió la mitad del grupo argentino Bridas. Quedan por supuesto los rubros de complementariedad más evidente, los relacionados con la alimentación, segmentos donde Argentina presenta muy fuertes ventajas y la demanda china crecerá con ímpetu en las próximas décadas. También hay margen de inserción en la producción de bienes de alto desarrollo tecnológico, mano de obra especializada y productos diversificados. En este sentido, Argentina presenta fortalezas en la industria farmacéutica, de software, de servicios financieros y en la generación de energía renovable. La multinacional mendocina IMPSA como ejemplo lleva varios años desarrollando proyectos energéticos para el gobierno chino.

China ofrece un mundo de posibilidades, pero presenta también amenazas. Con todo, China ocupará el centro de la escena global en las próximas décadas. Nuestro desafío será aprovechar al máximo nuestras posibilidades para que este tren de oportunidades no pase de largo por nuestra estación.

EL 2015 SEGUIRA SIENDO UN AÑO DE CRECIMIENTO LIGERAMENTE NEGATIVO

El crecimiento en 2015, será ligeramente negativo, segundo año recesivo consecutivo. Cuando ocurrió la crisis en el norte hubo recesión “importada” y la actual es autogenerada a partir de los desaciertos de la política económica local. El arrastre que deja el 2014 no es despreciable y suponemos que la economía va a amesetarse en 2015 creciendo casi cero entre puntas como mejor escenario. Por el enfriamiento la inflación bajará muy poco dadas las expectativas de inflación que no son cruciales para explicar su dinámica. Sigue siendo una tasa muy alta (35% anual) para el cuadro mundial. Recordemos que solo un puñado de países no más de 12, tienen una inflación de más de dos dígitos.

El pacto social no ocupa la agenda del gobierno aunque podría retomarse para coordinar como enfrentar el aumento sostenido de los precios.

El dólar blue estará más nervioso entrado el 2015 por el año electoral y porque puede acrecentarse la incertidumbre. Se esperan mayores aumentos en el dólar paralelo aunque el gobierno quiere llegar a las elecciones con un valor del dólar libre bajo control. Hay Reservas para aguantar la escalada del dólar pero conforme aumenta la incertidumbre el precio del billete busca el valor de la entrada del Arca de Noé como argumentó De Pablo alguna vez.

El sector fiscal seguirá desafiado por el gasto público excesivo e imprudente Ej: Subsidios energéticos. Los impuestos recuperarán la mayor actividad económica. El descenso de los precios de los commodities y básicamente de la soja es una mala señal en 2015.

El sector externo seguirá este año con balanza comercial positiva favorecida por el descenso del precio del petróleo. El consumo seguirá amesetado, el consumo masivo también en descenso como en 2014.

La inversión que es la señal de la confianza en el largo plazo está resentida. El monto actual es de 19 puntos del PIB y puede caer a 18% en 2015.

En cuanto al sector financiero sigue en buena forma y es bastante conservadora su estructura de préstamos, no se ve venir una crisis macro por el lado financiero como ocurriese en otros años.

La distribución del ingreso se va a resentir más por la inflación, por el mayor desempleo y por la caída del salario real. Estamos con un coeficiente de Gini (indicador distributivo) elevado y este puede verse aún más afectado por la recesión de dos años de duración.

La crisis energética sigue presente. Tendremos a mediano plazo un desabastecimiento potencial en gas y en electricidad. Las exportaciones energéticas ya están al nivel de las importaciones. La Argentina pasará a ser importadora neta de energía en el futuro si no cambian las condiciones.

En definitiva un año difícil, muy influido por las elecciones y que arranca con una señal adversa de tipo institucional (Caso Nisman) que no dejará de influir en el sistema económico.

ELECCIONES 2015: UN ESCENARIO TODAVÍA DIFUSO

Para seguir la economía nacional es clave entender la política. Con mayor razón ante elecciones en pocos meses. El escenario político se encuentra en un momento particular ya que estamos ante un virtual empate técnico entre los tres candidatos que mejor miden faltando pocos meses para las PASO.

Todavía es mucho tiempo por delante pero, sin embargo, no ha habido mayores cambios salvo el aparente repunte de Macri y la confusión de UNEN bajo el fantasma de la Alianza.

¿Qué vemos en la campaña? En general seguidores de encuestas. No parece que haya propuestas novedosas con creatividad en los diferentes espacios políticos. Consideramos que la política es bastante vacía de contenidos y repetitiva (*).

(*)Insaurralde es la expresión más acabada de la telepolítica. Avanza en su popularidad a base de apariciones mediáticas. Es una persona atractiva en la televisión pero desconocemos su capacidad efectiva de gestión.

Las PASO son, en principio, elecciones primarias pero no vemos un enfrentamiento en una elección interna justicialista entre Massa y Scioli del PJ. No se reedita la interna Menem-Cafiero de 1988. Es casi seguro que vamos después de octubre al primer ballotage de la historia electoral.

¿Quedará un kirchnerismo vivo sin Scioli en el poder o incluso con él como Presidente? El menemismo murió cuando Menem ganó la primera vuelta en 2003. A favor de la continuidad del kirchnerismo se cuenta a los legisladores de ambas cámaras que son muchos, la estructura política colonizada de los ministerios, la Cámpora, con sus cuadros K y la mística del progresismo.

Scioli sigue en su postura oficialista intentando aprovechar la estructura del aparato kirchnerista para llegar al poder. Es el único que puede hacer una buena elección dentro del kirchnerismo con excepción de Cristina que si pudiese participar podría quizás disputar una segunda vuelta. La posición híbrida de Scioli le ha dado resultado hasta el momento. No se ha preparado desde el oficialismo un delfín del propio palo para esta elección ni para la sucesión en 12 años de gestión. Los autoritarios no dejan herederos. El escenario más probable es que Scioli compita representando al Frente para la Victoria.

La inquietud natural es si Scioli le será fiel al kirchnerismo o si tendrá un comportamiento personalista propio de un nuevo caudillo. Esto último es la constante histórica del PJ. El que tiene el poder aglutina la tropa. Ocurrió con Menem y con Kirchner al erigirse en su momento como cabezas naturales del movimiento justicialista.

Massa está manteniendo su caudal electoral y la tiene difícil porque le van a disputar la “pole position”. Su base de intendentes del conurbano y una proyección política interesante en la Provincia de Buenos Aires es relevante.

Para Sarlo, Massa es un clásico “demagogo”, dice lo que plantean las encuestas. Para otros se trata de un constructor de política que viene del propio kirchnerismo. Está rodeado de economistas sólidos: Lavagna, Delgado, Pignanelli, Redrado, Peirano, entre otros. Incluso Massa quisiera a un economista como Lavagna como Vicepresidente.

UNEN no avanza, revela grietas y conductas personales de dirigentes que pueden afectar la alianza electoral. No aparece un líder nato del espacio, no hay un Raúl Alfonsín. Quizás los líderes principales sean Cobos, Binner, Sanz o

Pino Solanas. Corren más de atrás mientras Carrió está percibida como una figura de escaso aporte a la gestión, por no decir de disgregación, aunque muy valorada en su rol de oposición y por valentía de no pactar con el status quo. Hay que ver cómo funciona la alianza con el PRO.

Macri está creciendo en las últimas mediciones. Suma su estilo opositor, la buena gestión en Capital. Su historia como dirigente de Boca Juniors es otro activo político. Está cerca de economistas valiosos como Sturzenegger, Braun, Melconián y Frigerio. En el PRO tenemos el problema de la ausencia de candidatos fuertes en la provincia de Buenos Aires. María Eugenia Vidal posee talento pero es poco conocida y pareciera que no tiene base territorial.

En esto quizás la complementa el primo de Mauricio Macri, el intendente de Vicente López. Macri está más comunicativo, sigue los consejos de Durán Barba de hablar de gestión y no de ideología. El Partido ofrece juventud, cambio, poca asociación con la política histórica y nuevas caras. La presencia en el interior del PRO es limitada y las acciones políticas son poco sistemáticas y no proceden de la propia base territorial. Del Sel en Santa Fe, De Angelis en Entre Ríos, Ramón Díaz en La Rioja, Mc Allister en La Pampa.

Suman pero ¿construyen? Es una fuerza que se va consolidando y tiene un objetivo difícil: posicionar la centro derecha en el espacio político del país. Es el objetivo inconcluso que tuvieron Aramburu en los sesenta (UDELPA), Manrique en el ´73, Alsogaray en el ´89, Cavallo en los noventa y López Murphy en 2003. Las alianzas con otras fuerzas podrían ser relevantes. El “gran acuerdo” de PRO con UNEN parece poco probable. Ambas fuerzas lo pueden lamentar si no entran al ballotage.

Los candidatos K genuinos, los del “riñón” miden un dígito. No parece que vayan a crecer mucho más. Randazzo es un kirchnerista moderado. La gestión en transportes le ha sumado popularidad por su compromiso con la infraestructura ferroviaria. Existe poco apoyo de la opinión pública en el caso de Julián Dominguez, Uribarri, Axel Kicillof (seguramente un candidato ideal para Cristina Fernández), Máximo Kirchner (todavía muy inexperto) y Jorge Taiana. El voto castigo al kirchnerismo será importante. Ya lo vimos parcialmente en 2013 en la elección legislativa. La izquierda no suma, no hay espacio de crecimiento para esta fuerza en el país si bien ha habido triunfos parciales del Partido Obrero en algunas provincias como Mendoza y Salta.

Las encuestas vienen registrando niveles relativamente favorables de opinión pública para Cristina Fernández. Es un hecho que marca cierta sorpresa ya que la economía está muy frágil y se acumula mucho desgaste después de 12 años de gestión. El populismo, sin duda, genera atractividad y a la vez rechazo. Estamos ante una suerte de polarización como la que tuvo Menem en el 2003. A veces se escucha que el oficialismo preferiría un gobierno de centro derecha (Macri) para después volver al poder (dinámica Piñera- Bachelet). Es la idea de polarizar al electorado para después regresar. En lo que se refiere al voto clientelar asociado a mayores niveles de pobreza posee el oficialismo un contexto de apoyo electoral.

Escenario electoral para votación de octubre 2015 (simulación). Es un simple ejercicio muy preliminar dado que falta tiemp para la elección.

Massa 30%

Scioli 30%

Macri 25%

Unen 13%

Resto 2%

Ballotage de este escenario

Massa 30% + 20% del 25% de Macri + 10% del 13% de UNEN 60%

Scioli 30% + 5% del 25% de Macri + 5% del 13% de UNEN 40%

El mapa de partidos sigue distorsionado. El peronismo juega en toda la cancha y el radicalismo sigue frágil con puntos aislados de luz en el territorio representado por algunos dirigentes federales; hay una base no despreciable de intendencias radicales. Cuesta verlo como un segundo partido fuerte de alcance nacional.

Los tres candidatos que lideran las encuestas apuntarían a políticas más amigables con el mercado. Se descuenta un compromiso para reducir la inflación, suprimir el cepo cambiario, retomar el sendero del crecimiento, desmantelar los subsidios y moderar el intervencionismo estatal. Esto podría resultar en un 2015 más favorable para la macro que descuente el triunfo de alguno de los tres candidatos.

El panorama político es confuso del punto de vista de geografía electoral si comparamos con elecciones más ordenadas como la chilena, la brasileña o la uruguaya. Se juega mucho en las PASO y en octubre de 2015. ¿Es un final de ciclo político al que estamos asistiendo? Pareciera que sí pero a los pingos se los ve en la cancha.

La inversión del 2015 mediocre como la actividad en general

Inversion2015/2015-16

Sin inversión no hay proceso de desarrollo económico que sea sostenible en el tiempo. Por eso es que se debe prestar especial atención a esta variable, particularmente sensible al ciclo económico y a las expectativas. La inversión se contrajo un 14,1% durante 2009, representando entonces alrededor del 20% del PBI. Está por encima del 11% del piso que tocó en 2002, pero lejos de lo que se requiere para prolongar un crecimiento de 5% en estado de régimen.

En este escenario, el Índice de Precios de los Activos Productivos (IPAP) elaborado por el IAE desde 2004 permite prever una tibia recuperación de la inversión bruta para 2015. El indicador anticipa la evolución de esta variable al considerar el retorno de los principales activos de la economía. Tras haber tocado fondo en el primer trimestre de 2009, el IPAP comenzó a recuperarse.

De todos modos el repunte de la inversión para este año no llegará siquiera a recuperar lo perdido en 2014. Las tensiones sociales y políticas atentan directamente contra la decisión de hundir más capital. Por eso grandes proyectos se hallan demorados a la espera que pase el primer semestre y se defina el nuevo Gobierno. Se concretarán seguramente inversiones menores, pocas en sectores ligados al comercio exterior. Destaca especialmente la industria automotriz gracias al efecto locomotora de Brasil. El campo debería ser otro segmento de marcado dinamismo en materia de inversión para prepararse a enfrentar una demanda siempre creciente por productos primarios y alimentos. Sin embargo, la mala relación con el gobierno nacional los vuelve víctimas probables de políticas nocivas, por lo que algunas decisiones importantes se aplazan.

La construcción presenta perspectivas negativas para 2015. Incluso en el recesivo 2009 por la crisis internacional, el precio del metro cuadrado en Capital Federal en dólares siguió subiendo. Aunque esta dinámica no se relaciona tanto con una demanda genuina de vivienda por parte de la clase media, sino por la escasez de alternativas de inversión con rentabilidad real positiva. Las tasas pasivas parecen haberse acostumbrado a estar por debajo de la inflación y el mercado financiero tiene una muy baja profundidad, así que los ahorristas tienden a refugiarse en los únicos dos valores relativamente seguros que conocen: inmuebles y dólar. Por eso para este año se anticipa que la recuperación de la actividad de la construcción sea sólida. Aunque esta recuperación se concentrará en viviendas y no en bienes de equipo, que es lo que verdaderamente constituye inversión reproductiva.

El sector público aportará su esfuerzo. Gracias a la liberación de recursos que implica el Fondo del Bicentenario y la expansión de la recaudación prevista para este año sobre la base de la soja, la inflación y la reactivación, el gobierno tendrá margen para revitalizar la obra pública con fines proselitistas. No será con la eficiencia que se desearía, pero al menos habrá avances en infraestructura.

Sin embargo, la falta de inversión en materia energética ya está pasando factura. Desde la salida de la Convertibilidad, las empresas energéticas privadas abandonaron en parte la inversión. El sector público no ha sido capaz de cubrir ese vacío. Por eso este invierno volverán a faltar gas y gas-oil y ENARSA deberá importar a pérdida. El problema será sorteado a duras penas. Después habrá que pasar el verano y luego otro invierno. Así sucesivamente hasta que se redefinan las reglas de juego y se garantice la estabilidad mínima necesaria para que los privados apuesten con mayor convicción. 2015 será entonces un año de pobre desempeño para la inversión. Primará la cautela hasta que la incertidumbre comience a desarticularse y el país avance, en lo deseable, hacia una etapa de mayor seguridad jurídica para encarar decisiones de inversión de largo alcance.