Todas las entradas de: Hilario Bonizzoni

Expectativas para Girasol: Campaña 2017-2018

Van pasando los años y campañas. En el sector nos readaptamos a los cambios en las reglas de juego, nos flexibilizamos frente al cambio, adoptamos nueva tecnología, readecuamos procesos y gestión, contraemos algunos dolores de cabeza, nos emocionamos, hacemos números, números y más números…

Más allá de todo lo mencionado, hay una cuestión que parece ser cierta. Aunque es un tema que admite múltiples discusiones en el ámbito académico, en las Naciones Unidas y hasta en las charlas de café, todo parece indicar que el clima a nivel mundial está cambiando. En nuestra bien conocida Región Pampeana ya nos vamos acostumbrando a la presencia más frecuente de lluvias; de hecho cada fin de semana que tenemos buen tiempo volamos de la ciudad para aprovechar el día, dado que ya hemos asumido las bajas chances de que esto ocurra. Ni hablar de las temperaturas, a mediados del invierno ya parece que estamos en primavera.

Frente a todos estos cambios entra en juego la flexibilidad del productor agropecuario. Una de las variables clave es la diversificación de cartera de cultivos para mitigar al máximo posible todo tipo de riesgo asociado al factor climático y en parte también, a la volatilidad de los precios internacionales.

Para esta Campaña puntual en el la cual el nivel de lluvias es elevado, muchos nos planteamos en las expectativas para un cultivo clave a nivel país que es el Girasol. El Girasol es la segunda oleaginosa en importancia detrás de la soja y su aceite es el más consumido en el mercado interno. Es un cultivo que realmente presenta una aptitud como bandera a la hora de lograr altos rendimientos, la cual es su tolerancia eventos de sequía.

Es claro que estamos en presencia de un año húmedo y esto sin dudas, no representa la situación más adecuada para el desarrollo del Girasol. Más allá de esta cuestión, la cual implica que en gran parte de la Región Pampeana la proyección sea algo incierta, la Bolsa de Cereales espera un crecimiento en el área sembrada a nivel nacional cercano al 6% alcanzando entre 1,7 y 1,8 millones de has. Mayores niveles de agua en el perfil del suelo por otro lado implican una serie de ventajas, como por ejemplo un adelanto en los ciclos en comparación al año anterior.

Los excesos hídricos han tenido mayores efectos en el Centro/Norte de Santa Fe, zona también conocida como Bajos Sub-meridionales. En esta región, se registraron disminuciones en el stand de plantas con problemas en la emergencia, por lo que se recurrió a la re-siembra en varias ocasiones. Ahora bien, no podemos todavía asegurar que el rinde promedio será menor. En definitiva, todo terminará dependiendo de la situación climática llegado el período crítico para la generación del rendimiento. Una afirmación que merece especial atención es la del supuesto de bajas en la expectativa de rindes… No todo el panorama es negativo frente a esta posibilidad.

En primer lugar, en la composición de rendimiento global del Girasol, no debemos olvidarnos del contenido de aceite. Un menor rendimiento del cultivo en kg/ha tiene correlación directa y positiva con un aumento en el porcentaje de aceite en el granos, el cual es bonificado y evita la erosión de los márgenes a pesar de la reducción en el “Q” como componente de la bien conocida ecuación del negocio. Por otro lado, esta baja en los rindes podría impactar directamente en el precio, implicando una suba del mismo.

Como se mencionó al inicio, vemos que el clima está cambiando. Se habla de mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos e incluso temperaturas que no se adecuan a la estación del año en la que nos encontramos. A pesar de estas cuestiones, el productor se mantiene optimista frente a los cultivos de gruesa para este año. Es evidente que aquí aparecen dos variables claves, que son la flexibilidad del productor a la hora de gestionar un negocio cada vez más eficiente, sumado al impacto positivo generado por la tecnología junto con la constante capacitación. Esperemos que este año podamos cumplir con la gran expectativa, para que la Argentina retome así la senda hacia el crecimiento e integración con el mundo, demostrando que sin dudas somos el cluster cerealero-oleaginoso más competitivo a nivel mundial.

Agricultura de Precisión: ¿Es posible?

Es claro que en nuestro mundo nos vemos rodeados de notables avances tecnológicos, los cuales nos sorprenden día a día por su practicidad y sus increíbles aplicaciones en las distintas ramas de nuestra vida cotidiana e incluso en el ritmo de una nación. Desde impresoras 3D, aplicaciones para teléfonos móviles y hasta locales comerciales online, pareciera ser que nuestro mundo entró en un camino de ida donde es evidente el desarrollo exponencial desde el punto tecnológico.

Ahora bien, en Argentina, como cluster productivo de cereales y oleaginosas líder en el mundo, hace tiempo ya venimos escuchando el concepto de “tecnologías aplicadas al agro”. Las mismas se han basado principalmente en el uso de nuevas prácticas de manejo, rotaciones, siembra directa, aplicaciones de la genética y el uso de insumos y maquinaria, entre otros. Hoy nos vamos a centrar en el arte de la agricultura de precisión; fenómeno que viene creciendo en el boca en boca de los productores y la sociedad año tras año.

En los sistemas de agricultura tradicional, los lotes han sido manejados históricamente como una unidad homogénea, con topografía y suelos relativamente uniformes. Para la toma de decisiones en cuanto a la aplicación de insumos, análisis de suelos y definición de densidades de siembra, se consideraba que los muestreos al azar ya de por sí mostraban una media representativa y poca dispersión. Evidentemente, este sistema asumía una muy escasa variabilidad ambiental dentro del lote, o más aún, dentro de un mismo campo. La consecuencia directa de la utilización de este sistema es la sobre-aplicación de insumos. La cuestión es el porqué del éxito de esta metodología: En países con alta relación producto/insumo (buenos precios en los granos o agricultura subsidiada – EEUU, Japón, UE) la aplicación de insumos en altas dosis enmascaran las diferencias ambientales y no se tiene en cuenta la eficiencia económica ni la respuesta a su incorporación.

Hoy en día, el sistema de agricultura tradicional va quedando en jaque, sobre todo en un país como el nuestro:

  • Bien es sabido que venimos de años complejos para el sector con una baja relación producto / insumo.

  • Cada vez hay más zonas incorporadas a la agricultura, las cuales presentan notable variabilidad ambiental, cuestión que implica rendimientos variables en lugares distintos de cada lote y con los mismos costos de producción.

De esta manera, es clara la necesidad de mejorar la eficiencia en la aplicación de insumos a través de la delimitación de zonas de manejo diferencial. Estas zonas vienen a ser los famosos “ambientes” que escuchamos cuando alguien hace referencia a la “agricultura por ambientes”. Los mismos, pueden definirse como subregiones dentro de los lotes que expresan una combinación relativamente homogénea de factores del rendimiento para los que es apropiada una única proporción de insumos específicos. A través del uso de imágenes satelitales provistas por el Sistema GPS y clasificación de ambientes en cada lote, puede aumentarse la eficiencia en la aplicación de insumos y optimizar la toma de decisiones (evitando lotes con riesgo de anegamiento y bajos rendimientos potenciales por alguna cuestión puntual).

Nos enfrentamos hoy a un nuevo paradigma el cual se basa en cambiar la unidad de análisis y aplicación siguiendo los nuevos principios de la agricultura de precisión. Esto implicaría delimitar las áreas de estas unidades según sus fronteras naturales y no según los alambrados: Pasar de “agricultura por potreros” a “agricultura por ambientes”. Sin dudas esto será uno de los pilares para lograr dar el salto y colocar a la Argentina como productor líder y exportador en un mundo que crece día a día a pasos agigantados.

¿Es posible cambiar y entrar a jugar este nuevo partido? La verdad, de todos nosotros depende.