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Crecimiento a tasas Chinas

Desde Beijing, China. Por Sebastián Gavaldá y Ricky Negri.

Necesitamos mas soja, tenemos un problema con el excedente de maíz, la desconfianza de las clases medias Chinas a los productos transgénicos y la necesidad y el deseo de invertir en Argentina, fueron los temas principales que salieron en la primera etapa del viaje por China con productores agropecuarios que estamos realizando por tres ciudades de dicho país.

Tenemos la suerte de volver a este país después de 10 años de nuestra primera visita y el cambio que vemos es realmente impactante; crecer a tasas chinas se ve no sólo en las estadísticas sino que se ve en la infraestructura, la conectividad y los cambios de hábito en el consumo. Uno sólo se da cuenta que está en China por la alta densidad de población y por los ojos rasgados, pero estas ciudades no tienen nada que envidiarle a las primeras capitales del mundo.

Estos primeros días nos ha llevado a visitar el Ministerio de Agricultura, la Academia de Ciencias Agrícolas, la Administración de Granos y COFCO la principal empresa de alimentos de China y una de las 500 empresas más grande del mundo. En esta empresa estatal, dueña de Nidera y Noble en Argentina, tuvimos el privilegio de ser recibidos por Ning Gaoning su presidente y uno de los empresarios más influyentes de China.

Soja y maíz dos realidades diferentes

China tiene estancada su producción de soja desde hace más de 20 años y este año prevén una nueva caída que los llevara a tener una producción cercana a los 10 millones de toneladas, aumentando nuevamente sus importaciones a valores cercanos a las 77 millones de toneladas.

La baja productividad y los menores usos respecto del maíz, parecen ser la causa de esta caída de producción irreversible. Los planes de inversión, se presentan más enfocados al maíz, trigo y otros cultivos que a la soja. Sorprendentemente hay una gran inversión en investigación y desarrollo del cultivo de colza, cuya harina podría ser la fuente principal de los alimentos para peces en el futuro.

El maíz es un tema de preocupación para el gobierno Chino ya que su excedente para la próxima campaña alcanzaría a 50 millones de toneladas, que sumado a los granos guardados en la actualidad daría un stock final de más de 150 millones de toneladas. Estos números difieren considerablemente de lo que calcula el USDA, y su principal diferencia está en los volúmenes de consumo para forraje. El precio interno del maíz en China es hoy de 394 u$s/t, haciendo inviable su exportación y llevando a los compradores a tratar de aumentar tanto las importaciones de maíz como de DDG. En consecuencia se generan obstáculos para el gobierno en evitar aún más las importaciones de estos productos y de esta manera seguir aumentando los stocks. Esto explica las grandes importaciones de sorgo por parte de China de este último año, de unas 5 millones de toneladas para tratar de abastecerse de forraje a un menor precio. Tanto los organismos públicos como privados dan por descontado una baja en los precios sostén que reciben los productores para el próximo año y de esta manera estimular el consumos interno.

El futuro de la Biotecnología

Hay tres posiciones bien marcada sobre la biotecnología en China; la primera es la visión estatal sobre la aprobación de nuevos eventos, que por el momento están demorados. Son conscientes de que los mayores productores de alimentos del mundo usan esta tecnología y que tener una posición contraria iría contra los intereses de los abastecedores de materias primas, esencialmente la soja que representa alrededor del 80% de las importaciones de alimentos de dicho país, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria. Contrariamente a lo que sucede en otros países las aprobaciones de nuevos eventos transgénicos es por 3 años renovables y en algunas oportunidades es usado más como barrera para-arancelaria que como política de estado.

La segunda posición es la de las empresas privadas o públicas pero que funcionan con gran libertad, estas están claramente a favor de la biotecnología siendo en muchos casos los que invierten en dichos avances; y son los que dicen que el camino hacia la aprobación de la biotecnología no tiene vuelta atrás.Por último esta la posición de los consumidores que por desconocimiento o lobby de organizaciones ambientalistas, están tomando una posición contraria al uso de la biotecnología que preocupa a los diferentes actores de la cadena agroalimentaria. Movilizaciones en empresas importadoras de alimentos o intercambios en las redes sociales son comunes en estos tiempos en China y como pasa en otros países del mundo el consumidor está tomando un rol, que equivocado o no, no puede dejar de pasarse por alto.

El rol de Argentina

Argentina juega un rol importante en el abastecimiento de alimentos a China, si bien la soja ocupa un lugar excluyente en este sentido hay productos con gran potencial en este mercado que es una “aspiradora de comida”. Uno de ellos es la carne vacuna, donde el gobierno Chino está promoviendo el consumo de carne entre sus habitantes y esto puede ser un gran salto para las exportaciones Argentinas. La leche y sus derivados es otro de los productos que está creciendo considerablemente en este mercado aunque países como Australia y Nueva Zelanda tienen un rol muy importante y acuerdos de libre comercio que mejoran su competitividad.

Conscientes del potencial agroalimentario de nuestro país, varias empresas Chinas miran a Argentina como un proveedor de gran potencial de alimentos en un futuro y es por ello que están realizando inversiones y lo seguirán haciendo de forma aún más importante en el futuro.

Hay un mercado de más de 1300 millones de personas en China, muchos de ellos están mejorando su dieta por el gran crecimiento desarrollado en los últimos 30 años. Los cambios en los hábitos de consumo son también perceptibles en las calle más que en las estadísticas. Todos dan por hecho la necesidad creciente de alimentos y exigiendo cada día más calidad, pero todos los países del mundo competiremos para abastecer este mercado que tiene sus propias reglas y demandas.

La escala de este gigante requiere pensar y hacer cosas diferentes a las que estamos acostumbrados a hacer, la colaboración entre empresas para alcanzar estándares, volúmenes y competitividad es una necesidad de las empresas media.

Solo resta saber si los empresarios argentinos están dispuestos a desarrollar este mercado que parece infinito y si están receptivos a las inversiones que tarde o temprano llegaran a nuestro país, también el estado argentino juega un rol fundamental en dar un ámbito de seguridad jurídica para las inversiones que van a llegar y para colaborar con las empresas emprendedoras que quieran dar la pelea para jugar en este gran mercado.

La autocrítica para no paralizarnos

Varias de las dificultades que tenemos como país son más autogeneradas que ajenas. Tener la humildad suficiente para reconocerlo así, es un gran primer paso para la elaboración de un diagnóstico acertado y su consecuente búsqueda de mejora. Si bien los problemas económicos que hoy sufre Brasil y la devaluación de su moneda hacen que Argentina pierda competitividad en sus exportaciones, no podemos culpar nuestro estancamiento económico únicamente a ello, ni a la crisis China o a la “guerra de las monedas” entre países que buscan devaluar para empobrecer al país vecino y ganar competitividad. Se madura y se evoluciona por medio de la autocrítica, sino nos paralizamos como país.
La renovada fortaleza que muestra la cotización del dólar en el mundo frente al resto de las divisas (lleva varios meses revalorizándose sin pausa) no hizo más que acelerar la tendencia a la apreciación que ya mostraba el peso, utilizando el tipo de cambio como “ancla inflacionaria”. Son quizás este retraso cambiario y la falta de competitividad las peores herencias de los últimos años.

Las consultoras privadas pronostican una inflación cercana al 30% anual, cuando es importante recordar que muy pocos países en el mundo tienen inflaciones de dos dígitos.
Por tales motivos, será muy difícil para muchos inversores mantenerse en pesos en los últimos meses del año sabiendo que es probable la salida del cepo cambiario, asuma quien asuma como nuevo Presidente de los Argentinos en diciembre.

Como todos sabemos, en el sistema financiero hay muchos pesos, una cantidad impresionante, que van a querer cubrirse de la probable licuación. De esta manera, tal como nos explican muchos economistas, cada vez más personas buscan “dolarizarse”, esto es, adquirir activos que sigan al dólar como método para resguardar el valor de sus ahorros. Así, cada vez resultan más atractivos en este contexto los Proyectos de inversión que siguen la evolución del dólar oficial, pues de alguna forma uno logra adquirir dólar futuro a precio oficial de hoy. Lo mismo sucede con los bonos en pesos atados a la evolución dólar linked y los bonos dolarizados.

Uno de los candidatos a presidente dijo que si gana eliminará el cepo apenas asuma y otro dijo que en caso de ganar lo haría en los 100 primeros días de gobierno. Es casi lo mismo. Con cepo hay desconfianza, lo opuesto a lo que necesitamos. Sin inversión no hay proceso de desarrollo económico que sea sostenible en el tiempo. Por eso es que se debe prestar especial atención a esta variable, especialmente sensible al ciclo económico y a las expectativas. Como todos sabemos, el empleo depende del crecimiento económico, a mayor crecimiento económico, mayor empleo. Por eso es que en los últimos años, en nuestro país, el empleo formal viene cayendo como por un palo enjabonado. Lo que ha aumentado es la informalidad.

Tal como advierten varios economistas, al buscar salir del cepo, es recomendable que no sea una medida aislada, sino un plan integral que recupere la confianza de los inversores y de la población, especialmente que tenga en cuenta la desaceleración de la inflación y que apunte a reducirla a un dígito. Ya vimos lo que sucedió en 2014, el Gobierno devaluó de golpe, sin plan, tratando de recuperar la competitividad perdida, pero el resultado fue más inflación que el aumento del dólar, ajuste del salario real y recesión.

Si nos preguntamos cuál es la Argentina que viene, es indudable que el gobierno que asuma va a tener que buscar, en algún punto medio de esta brecha, la convergencia entre un dólar que es el único dólar. Esto nos permitirá recuperar esa confianza y esa seguridad que tanto necesitamos. Con otra perspectiva y otra visión, con medidas sostenibles en el mediano/largo plazo, con un acercamiento pragmático a las ideas pro mercado vigentes en la región, habrá mayor estímulo para generar los dólares requeridos por nuestra economía. Como vimos, la confianza genera inversión, la cual concibe trabajo. Hay que fomentar la inversión, seducirla, recibirla con los brazos abiertos. La incertidumbre en cambio promueve el consumo y el gasto desmedido, y empuja prepotentemente a la inversión hasta que se termina yendo del país.

El mundo le regala una oportunidad al país, pues la población mundial crece a pasos agigantados y con ella la demanda de alimentos. Argentina cuenta con recursos naturales y condiciones agro-ecológicas privilegiadas para la producción de cereales y granos, que ningún país del mundo tiene!

En los próximos 15 años, si logramos políticas económicas claras, y aliento a industrias como el campo, posiblemente veremos una Argentina líder en lo que es agricultura. Como país debemos estar alineados detrás de una visión compartida, pues todos queremos una Argentina mejor de aquí a los próximos años. Si bien las perspectivas para los próximos años son alentadoras, es imprescindible mantener políticas de estado que alienten el largo plazo y generen oportunidades para el sector, que motiven, promuevan y coordinen los esfuerzos del Agro, con todo lo que ello implica para el país y la sed de dólares genuinos. No podemos culpar a otros de nuestros errores o asegurar que no contribuimos en nada para alcanzar la situación que hoy sufrimos: cuando apuntas con el dedo para señalar a alguien, recuerda que tres dedos te señalan a ti.

Caída de precios en arrendamientos de campos

Los arrendatarios pagarán 12% menos, en promedio, midiendo en kilos de soja. Y la baja de precio de la oleaginosa deprime aún más el alquiler, en un contexto inflacionario.

La pérdida de entusiasmo de los productores por los magros márgenes del negocio agrícola para la campaña 2015/16 devaluaron los precios de los arrendamientos y cambiaron el esquema de negociación, inclusive los mejores campos del país.

Así lo reveló una encuesta de la asociación de productores CREA, que aseguró que los precios de los alquileres de los campos bajaron, en promedio, 12% desde la campaña pasada.  Adicionalmente, como los alquileres se pactan en kilos de soja por hectárea, por la baja del precio de la oleaginosa los dueños de los campos perdieron, en pesos, el 30% del valor del arrendamiento respecto de la campaña pasada.

Eso, en un contexto en el que los impuestos, que paga el dueño del campo, siguen subiendo.. La situación, inclusive empeora al aplicarle la suba general de los precios del último año, cercana al 25 por ciento.

Más allá de las pérdidas promedio, en el oeste de la provincia de Buenos Aires y el este de La Pampa, la baja del precio pactado en soja llega a un recorte del 20% respecto del año pasado. Al norte de Buenos Aires y en Entre Ríos la baja es del 17%. Al sur de Santa Fe y sur de Córdoba, la merma en soja es del 14%. Adicionalmente, en los campos del norte del país, que ya sufrieron una baja más fuerte el año pasado, la merma alcanza el 11%. Se trata de campos en los que la rentabilidad está comprometida desde hace tiempo y coincide con las provincias en donde las protestas de los productores más se hicieron sentir en las últimas semanas, como Salta y Chaco.

En algunos campos marginales del norte también se da una situación excepcional pero llamativa. A falta de arrendatarios, sus dueños ceden la tierra a cambio de que les paguen los impuestos y le mantengan limpio el campo, porque de quedar ocioso, las malezas y el abandono por una temporada generarían costos enormes para la siguiente. La gravedad de la situación se refleja en que por primera vez en mucho tiempo caerá el área agrícola del país. Según la encuesta de CREA, más del 70% de los productores que arriendan tierras piensa mantener o reducir el área arrendada y solamente 25% piensa a aumentarla.

Con esta baja de precios en los campos, y suponiendo un buen rendimiento en los cultivos, el negocio de Granos seguirá siendo rentable, mientras se realicen todos los pasos con dedicación y excelencia. Esperemos que así sea.

Fuente: Nuestroagro

La economía argentina en 2015

Las condiciones internacionales para esta administración reflejadas por Lucas Llach en el “índice de la suerte” (combinación favorable de tasas de interés internacionales, crecimiento mundial y precio de los commodities) siguen en valores interesantes aunque bajando un cambio. Se ve opacado el panorama externo para nuestro país por la economía brasileña con signos de claros amesetamiento. No parece que se vaya a complicar tanto la economía de Brasil como para afectar a Argentina. Los problemas que tenemos son más autogenerados que ajenos.

Las empresas han sido un motor evidente del proceso de recuperación de Argentina a partir de 2003 y tuvieron una clara necesidad de adaptación, ya sean firmas industriales o de servicios, a las condiciones de un entorno económico e institucional complejo. Fueron aprovechando las circunstancias con buena rentabilidad hasta que llegó la recesión.

En el frente interno el cepo marcó un punto de inflexión para esta administración. El otro hecho político relevante fue la derrota parcial en las elecciones de octubre de 2013 que terminaron con la intención reeleccionista. En estas líneas se recorrerán algunos aspectos referidos a la economía y a la política, dos ámbitos de estrecha interacción, en particular en este período final del kirchnerismo. Comencemos por la política. Como suele ser común en el justicialismo Néstor Kirchner se caracterizó por la
ejecutividad y por remarcar el estilo presidencialista a la usanza del propio Perón y de Menem en los 90. No ha sido el Poder Ejecutivo en estos años un primum inter pares sino que se ejerce efectivamente la conducción con la misma modalidad aplicada en Santa Cruz: el hegemonismo. Ya van casi 150 decretos de necesidad y urgencia durante la gestión K cuando Alfonsín firmó sólo 10. Este estilo ha generado recelos muy comprensibles en algunos sectores de la sociedad sensibles a los reiterados hechos discrecionales de la Presidenta. En especial las inquietudes se concentran en el ambiente empresarial por la dificultad para hacer negocios que registra el índice Doing Business del Banco Mundial. El estilo ideológico y
de fuertes convicciones parecería moderarse en algunas medidas más pragmáticas. El riesgo de producir fracturas al interior del justicialismo parece menor pues el peronismo, verticalista por su origen sindical, militar y neofascista, tiene una increíble capacidad de integrar la diversidad. Representa en particular Cristina Kirchner la línea progresista que convive con la más tradicional y conservadora del justicialismo.

¿Cómo funcionará la economía hasta el fin de mandato? ¿Cuál es la Argentina que viene? La Argentina del próximo gobierno será o al menos aspiramos a que lo sea un “país normal”. Fue esta última una frase predilecta de nuestro ex Presidente Kirchner. Para concretar esta aspiración es clave en primer término reconciliarnos con el mundo. La negociación compleja de la deuda en default es un test permanente para la economía condicionada por este acuerdo y por la falta de crédito externo. El desendeudamiento supuso en esta gestión un nivel de ortodoxia desconocido por los gobiernos militares, peronistas y radicales desde la posguerra (Quizás con la excepción de Illia cuando la deuda pública neta se
redujo). El “país normal” requiere todavía un diálogo más constructivo en negociaciones del tipo ganar-ganar entre las empresas afectadas por contratos y el propio gobierno. En particular se requiere un arreglo amplio con los hold outs que anule las espadas de Damocles a futuro.

En lo que se refiere al crecimiento se estima un descenso del PIB para 2015. Eso nos dejaría en el PIB per cápita en moneda dura y comparable similar a la mejor época del menemismo.

La región en la búsqueda de la convergencia con los países centrales

Latinoamérica ha crecido sobre todo por efecto del “viento de cola” en la última década. Se percibe sin embargo un nivel bajo de productividad en relación al de los países centrales.

América latina representa sólo el 6% del mundo en términos de market share. México es cuestionable que pertenezca a la región ya que está integrado cada vez más al Nafta. Con México incluído sería de 8% la participación de la región en el mundo.

Para concretar la convergencia y acceder a los 35.000 dólares per cápita de los europeos en un lapso de 20 años hay que crecer en la región al 5% anual, lo que supone un gran desafío. Sólo Perú y Chile cumplirían con esta vara tan alta sostenida desde los noventa.

La región está muy centrada en commodities y ha cambiado relativamente poco su estructura. Sabemos a partir de las investigaciones de Haussman de la importancia de renovar las estructuras productivas y buscar mayor diversificación. Por otra parte la región sólo lo ha hecho este proceso México claramente impulsado por el Nafta. México ya no es solo petróleo. La región ha quedado aislada de las cadenas de valor globales. No es como Europa Oriental que se ha integrado a Europa y gracias a esta conexión puede crecer más y desarrollarse de modo articulado. Es clave para América latina crear valor con mayor base tecnológica, I+D y desarrollo de clusters.

La infraestructura es prioritaria para el desarrollo de la competitividad de Latinoamérica. El 75% de este stock de capital es financiado por el Estado. Hay sectores de infraestructura donde lo natural es el financiamiento privado como el caso de puertos que son clase mundial en muchos países de la región.

La competitividad es un desafío para todos los países y en este sentido son de destacar los planes que la están encarando siguiendo la experiencia de países como Nueva Zelanda, Francia o regiones como Catalunya o el País Vasco.

Chile lidera y sigue en la posición 34 en el ranking de competitividad entre 144 países y el conjunto de los latinoamericanos más dinámicos en posiciones entre 50 y 60. Argentina es el país de mayor retroceso en los últimos 3 años en la región descendiendo del puesto 85 al 104. El ranking del WEF es un benchmark clave para relevar y orientar políticas públicas.

América latina no está creciendo últimamente de modo agregado a buen ritmo y de ser cierta la idea de estancamiento secular habrá en el futuro menos consumo. Tenemos un desafío para aprovechar la demanda de alimentos elaborados cuya oferta hoy está concentrada en los países centrales.

El capital humano no está a la altura del desafío que supone la competitividad según lo demuestran las pruebas PISA, tanto en matemáticas como en ciencias y lengua. La baja empleabilidad es un lastre para encarar el desarrollo. Se ha avanzado en este tema pero todavía hay un fuerte gap con los países desarrollados. Es importante resolver el problema social del desempleo y que se incorpore gente de menores recursos al sistema ya que muy pocos jóvenes son activos en el mercado de trabajo.

La política económica de la región está alineada con esquemas más racionales de gestión de perfil no populista. Hay sorpresas recientes en el electorado que aspira a cierta renovación de la centroizquierda como advertimos en Brasil con la buena elección de Aecio Neves.

El desarrollo de las multilatinas es clave para ser un catalizador efectivo del desarrollo. La región debe aprender a desarrollar empresas familiares de baja calidad de gestión en el promedio. Hay que estimular los procesos para hacer públicas las empresas familiares. Hay muy pocas marcas de América latina de clase mundial (Natura, por ejemplo, sería una excepción).

En definitiva estamos en un punto de inflexión para América latina con la esperanza que esta vez seamos prudentes y audaces que en otras circunstancias históricas para encarar un proceso de desarrollo sostenido.