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Desafíos y oportunidades para las exportaciones de alimentos argentinos

El pasado viernes 5 en el Cronista Comercial apareció una entrevista a dos economistas del CEMA, Mariana Conte Grand y Vanessa D’Elía, en la nota titulada “Por normas ambientales, Europa quiere frenar exportaciones argentinas” donde explican que las regulaciones ambientales que está aplicando la Unión Europea para disminuir sus emisiones de carbono podrían impedir que importen productos de países con estándares mas bajos. Según las autoras: “El fenómeno se conoce como fuga de carbono (carbon leakage) y consiste en disminuciones en las emisiones domésticas de gases de efecto invernadero por parte de países con políticas estrictas, que resultan más que compensadas con aumentos en los países que no tienen este tipo de regulaciones«.

Estas regulaciones podrían impactar negativamente las exportaciones argentinas a Europa pero preferimos pensar que se trata de un desafío y una gran oportunidad.

Este es simplemente uno más de los desafíos de la globalización. En un mercado donde los precios y volúmenes se ajustan rápidamente es también esperable que los estándares de calidad se propaguen cada vez más rápido desde los países más avanzados hacia los menos avanzados. Estos estándares se refieren, entre otras cosas, a normas ambientales, de seguridad y bienestar de trabajadores y de inocuidad alimentaria.

La oportunidad radica en que en el futuro sólo podrán vender a los mejores mercados quienes logren los mejores estándares de calidad y puedan demostrarlo. Día a día es más importante conservar la trazabilidad de cada partida de producción desde la bodega o el contenedor del barco donde se exporta al lote donde fue sembrado y tener un adecuado registro de las actividades allí realizadas en todo el proceso (uso de pesticidas, fungicidas, etc.). Asimismo, conservar una baja huella de carbono mediante prácticas adecuadas no solamente permitirá defender nuestra posición en los mercados sino que necesariamente se va a traducir en menores costos.

Para el caso argentino, la siembra directa es una importante contribución para una baja huella de carbono pero aún nos queda mucho por mejorar en la logística y el transporte (infraestructura, modernización de flota, uso del tren y organización), en la producción (reducción de mermas y desperdicios) y en el uso de fuentes de energía alternativas, en particular nuestra propia biomasa.

En cada desafío hay oportunidades.

El trigo gana terreno y vuelve a pisar fuerte

Se espera un año de gran crecimiento para el trigo, para el 2017 la bolsa de cereales de Buenos Aires estima un total de 5,5 millones de hectáreas sembradas, siendo ésta la mayor superficie sembrada de los últimos 10 años. Esto representa un notable crecimiento con respecto a la campaña anterior en la cual se sembraron 5,1 millones de las 4,6 millones estimadas inicialmente, mostrando una mayor apuesta hacia este cereal.

¿Cuáles son las razones que llevaron a los productores a volcarse nuevamente a un cultivo que hace algunos años era ni más ni menos que un dolor de cabeza a la hora de cumplir con las rotaciones? Los cupos de exportaciones y las retenciones eran uno de los principales motivos que hacían del trigo un cultivo poco atractivo. Sin embargo, después del cambio en el esquema que relegaba a los productores que se inclinaban por sembrarlo (que antes de este cambio estaban en peligro de extinción), el impacto sobre la superficie sembrada fue casi inmediato, paso de 3.9 millones de hectáreas en 2015 a 5,1 millones en 2016.

Habiéndose mostrado una continuidad en ese cambio de política, en las cuales se incentivaron las exportaciones, sumado a una mejora del 14% en la relación insumo/producto y teniendo en cuenta que además de todo este escenario económico se prevé un clima prometedor, volvió el interés en sembrar este cultivo en un marco que antes resultaba casi utópico. Esto no solo se ve reflejado en el área sembrada, sino que también se plantea un mayor uso del paquete tecnológico que se verá principalmente en los rindes al cierre de la campaña.

Paradójicamente, la recaudación fiscal ligada al trigo incrementó en un 27% comparado a cuando existían las retenciones.

Los que se vieron afectados con este nuevo panorama son los cultivos que compiten con el trigo en la cosecha fina. Si esto se sostiene en el tiempo, no pasará mucho hasta acercarnos a los promedios históricos de superficie sembrada (5,8 millones de hectáreas) y quien sabe si no nos encontraremos con el récord absoluto en un futuro no muy lejano.

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Columna para dueños de campo: Relación insumo/producto

Las relaciones insumo-producto se mantienen en niveles históricos muy bajos pese a que algunos fertilizantes han presentado incrementos en el último mes, como es el caso de la Urea, lo cual es positivo de cara a esta campaña a pesar de que los cereales no tienen perspectivas de subas y con un dólar planchado que encarece los costos en pesos.

En cuanto a las cotizaciones de los granos, la soja mayo 2017 ha registrado una merma en su valor de US$ 1,7 respecto al mes de enero. Mientras que los cereales, por su lado, presentaron incrementos de US$/Tn 3,5 el maíz y US$/Tn 2,8 el trigo.

Las relaciones insumo-producto han alcanzado su mínimo en el mes de junio, y a partir de allí las mismas se han incrementando. Pese a ello, presentan una significativa mejora respecto al último año en comparación al promedio histórico. De esta manera, la capacidad de compra del productor para adquirir insumos aún se ve beneficiada.

SOJA

En el caso de la soja, se observa un leve aumento en la relación insumo-producto con el glifosato, producto de una pequeña reducción del precio de la soja del Matba (mayo 2017) respecto al mes anterior.

Para el insumo MAP, la relación con la oleaginosa ha permanecido prácticamente sin cambios, al igual que la relación entre SPS y soja.

Las relaciones insumo-producto bajo análisis se encuentran en niveles por debajo del promedio de los últimos 8 años, viéndose beneficiada la capacidad de compra de insumos para el productor.

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MAÍZ

Tomando como referencia la evolución de la posición de cosecha del Matba (abril 2017), se divisa una pequeña merma de la relación insumo-producto glifosato/maíz. Esto responde a un incremento del precio del cereal.

La relación Urea/maíz respecto al mes anterior evidencia una suba como consecuencia del aumento de precio en el fertilizante en el mes de febrero del 4,3%.

En tanto, al observar la relación entre el precio del MAP y el cereal vemos que la misma ha mejorado el último mes.

En todas las relaciones se observa que el mínimo alcanzado se dio en el mes de junio, y a partir de allí las mismas se han incrementando un poco.

De igual forma, dichas relaciones se encuentran muy por debajo del promedio desde el 2009 y, a su vez, atraviesan un panorama muy diferente al del año 2015.

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TRIGO

Finalmente, para trigo se observa un incremento en relación al fertilizante Urea en respuesta al mayor precio de este último evidenciado en febrero (4,3%).

El precio del MAP registró una leve caída, la cual junto a la suba del precio del trigo en febrero mejoraron la relación.

De esta manera, se observa que las relaciones insumo-producto, al igual que en soja y maíz, se sitúan por debajo del promedio de los últimos años 8 años.

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Por estos indicadores, creemos que es un buen momento para calzarce por lo menos con los productos de la fina, tanto de trigo como de cebada, e ir tomando posición para la gruesa por lo menos para los producto para el barbecho, como glifo y 2,4 d.

Variables clave del negocio de la siembras a escala

Hoy ya estamos en pleno marzo, para muchos el “verdadero comienzo”, encarando un nuevo año que empieza con un gobierno que pareciera establecerse poco a poco, el cual introdujo enormes cambios a nivel país que se espera, en los próximos meses deberían verse materializados en una nueva Argentina que se perfila para el crecimiento.

Un año de elecciones, blanqueo y, haciendo un poco de futurología, quizás con un dólar bastante planchado. Desde el punto de vista del negocio de siembras a escala, sin dudas la macro está má ordenada. Frente al contexto actual, en el que estamos libres de retenciones y R.O.E.S, sumado a un sinceramiento del tipo de cambio, poco a poco se han ido generando las condiciones necesarias para que la Argentina retome el camino correcto para volver a ser el cluster cerealero-oleaginoso más competitivo del mundo. Ahora bien, más allá de esta cuestión, obviamente sigue siendo un negocio a cielo abierto que se enfrenta a múltiples variables tales como la variación climática y la oscilación de precios internacionales.

Frente a la incidencia de los distintos determinantes del resultado final, estamos convencidos de que la diversificación global en el negocio es la clave para apuntar al éxito del negocio y lograr campañas con buenos resultados. Ya no basta con colocar los “huevos en las distintas canastas” sino que es indispensable que las “canastas vayan dentro de distintos trenes”, es decir, que es necesaria una mirada global de los distintos aspectos que componen el negocio y la articulación de los mismos.

En primer lugar, la diversificación por cultivos es fundamental para lograr cerrar una óptima campaña. Construir la cartera no es algo sencillo; cuestión que es necesaria plantear campaña a campaña teniendo en cuenta la rotación, el punto de venta, los costos de producción y el precio construido. Pero hay una cuestión que es cierta y es que ampliar la misma permite mitigar en mayor medida los riesgos que implican el clima y la variación en precios internacionales. Desde el punto de vista comercial, siempre es clave apuntar a acuerdos estratégicos con empresas del sector, o bien, variar el abanico de acuerdo al porcentaje que se le asignan a las ventas a futuro o bien luego de la cosecha. Que el productor pueda integrarse en la cadena de valor sigue siendo un gran desafío para todos nosotros; y este tema representa no más ni menos que el puntapié inicial no solo para que el emprendedor obtenga un mejor resultado de su negocio sino también para que nuestra Argentina continúe su senda hacia el desarrollo del supermercado del mundo.

Somos optimistas en pensar en nuestra Argentina como un país líder en lo que es la producción de alimentos y la satisfacción de la demanda de los mismos de cara al futuro. Estamos en un mundo que crece día a día, donde la demanda de alimentos crecerá de manera exponencial en los próximos años y desde Argentina somos los únicos que contamos con las condiciones agroclimáticas adecuadas para poder satisfacerlo. ¿Cómo demostrarle al mundo que somos capaces de lograrlo? De todos nosotros depende.