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La Argentina vuelve al segundo lugar como exportador mundial

La decisión del actual gobierno de ponerle fin a las trabas para exportar,  le está permitiendo al país recuperar posiciones históricas en el ranking exportador de varios productos. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, realizado por sus técnicos Julio Calzada y Federico Di Yenno, en el caso del maíz, uno de los cultivos que tenían cuotas para exportar, la Argentina vuelve al segundo lugar como exportador mundial, tras haber caído al cuarto puesto.

En este sentido, para la campaña 2015/2016 de maíz, que corresponde a la última cosecha, Estados Unidos queda primero, con 48,2 millones de toneladas de exportación, seguido por la Argentina, con 19,5 millones de toneladas, mientras que el tercer puesto lo comparten Ucrania y Brasil, con 16,5 millones de toneladas.

En el ciclo 2014/15 se habían colocado 18,9 millones de toneladas de maíz argentino en el exterior.

Ya hay proyecciones de 25 millones de toneladas para la nueva campaña, 2016/2017.

Por lo pronto, la Argentina este año le gana posiciones a Brasil, que tuvo problemas con su cosecha. Más allá del volumen entre un ciclo y otro, esta campaña los exportadores tuvieron más fluidez, por la liberación del comercio que aplicó el gobierno de Mauricio Macri, para cerrar negocios con los importadores.

El trigo es otro caso testigo de un cultivo intervenido con el kirchnerismo que de a poco va recuperando terreno. Con las trabas del anterior gobierno, la Argentina cayó del cuarto al octavo lugar como exportador. Ahora, está trepando un escalón, para ser el séptimo, con 9,1 millones de toneladas. El subsecretario de Agricultura de la Provincia de Buenos Aires, Ganadería y Pesca bonaerense, Miguel Tezanos Pinto, aseguró hoy que la provincia  prevé exportar a Brasil cerca de 4 millones de toneladas de trigo correspondientes a la campaña 2016/2017 logrando un 25% más de trigo sembrado en la provincia, lo que provocará que más del 50% del trigo nacional lo aporte Buenos Aires.

«En el ranking mundial de exportadores, el primer lugar lo ostenta la Unión Europea, con 34,67 millones de toneladas; segunda se ubicaría Rusia, con 25,54 millones, y la Argentina está séptima, con 9,1 millones de toneladas», detalla la Bolsa rosarina.

También hay buenas noticias para el girasol, cultivo que, si bien no tenía trabas como el trigo y el maíz, afrontaba una tasa de retención del 32%, que se eliminó. Tras el cambio de condición, crecieron las exportaciones de semilla de girasol, rubro donde la participación era escasa. Sucede que la Argentina destina la mayor parte de su producción, de unos 3 millones de toneladas, para el procesamiento como harina y aceite (está tercero en el ranking exportador de este último subproducto). Ahora, en semilla de girasol el país trepa del séptimo al segundo puesto.

Además, de cuarto productor mundial de aceite de soja en el ciclo 2014/2015 sube al tercer puesto como productor mundial, de nuevo desplazando a Brasil.

De acuerdo con la Bolsa rosarina, para el ciclo 2016/17 la Argentina exportaría cerca de 84 millones de toneladas de granos y productos derivados. «Esto representa una participación relativa del 11,5% en el comercio mundial medido en volúmenes físicos (calculado en 727,72 millones de toneladas)», precisó el informe.

¿Cómo aumentar el grado de independencia del sector agroindustrial en Argentina?

Es una pregunta que surge frecuentemente en el sector, y que ha tomado mayor impulso a partir del ascenso al poder de un nuevo gobierno, que muchos consideran “amigo del campo”. Un mayor grado de independencia implica necesariamente una menor exposición al humor de los políticos de turno, dándole bases más firmes al agro (y a todos los eslabones de la cadena) para desarrollarse, y ser finalmente, el tan famoso “motor de desarrollo” que empuje al país a una situación más parecida a economías de primer mundo.

Por suerte para nosotros, un país vecino ha seguido un camino que lo llevo paulatinamente a conseguir esa “independencia”, y que nos puede servir como un espejo. Brasil, el gigante latinoamericano desde hace más de 50 años, tomó diversas medidas para desarrollar de manera constante el sector agroindustrial. La combinación de inversiones, incorporación de tecnología de punta, posibilidades crediticias más amplias, estándares de calidad más elevados, así como un estricto control del Estado, generaron un ambiente propicio para el desarrollo.

Si vamos a los números duros, vemos en el país hermano un área sembrada que supera los 70 millones de hectáreas, donde aproximadamente el 80% está representado por la soja, y le siguen en orden de importancia el maíz (15 millones), la caña de azúcar (10 millones). Otros cultivos en términos porcentuales de menor importancia, como el poroto, trigo, arroz, café y algodón (aproximadamente 10 millones de hectáreas) aportan una importante suma de divisas a la economía brasilera.

Entonces, la suma de las políticas tomadas en el pasado, sumado con el potencial natural, han generado las bases sobre las cuales tomó impulso el desarrollo del líder del Mercosur. A diferencia de nuestro país, los mandatarios brasileros entendieron que apoyar al sector es una forma de generar enormes beneficios y favorecer la salud de su economía. Ya que se genera una mayor oferta para abastecer el mercado local a precios bajos, generar valor agregado avanzando en la cadena productiva, llevar paulatinamente a una mayor cantidad de productos descomoditizados, y como consecuencia de todo esto, generando un mayor volumen de puestos de trabajo.

Una “pata” de la mesa para que esto fuera posible fue el fuerte apoyo a partir de créditos al sector. Los agricultores cuentan con tasas subsidiadas, los industriales son financiados por bancos estatales a largo plazo y en condiciones ventajosas para generar una industria cárnica que lidera en el mundo, los productores de caña aportan etanol a la industria energética, que está siendo un sector atractivo para muchísimos inversores privados del globo. Todo esto llevo a un resurgimiento de las economías regionales, que a diferencia de lo que pasa en nuestro país (uno de los sectores más vulnerables), se han desarrollado de manera sólida y constante.

Un punto en el que presentamos similitudes, y que considero nuestro gobierno debería hacer foco, son los graves problemas estructurales básicos que presenta el país. Frecuentemente escuchamos a los distintos actores del sector quejarse de la pérdida de competitividad “tranqueras afuera”, cuando lideramos “tranqueras adentro”. Debe ser prioridad el desarrollo de rutas, caminos, puertos, trenes, etc. Para poder trasladar lo producido a costos razonables, y por otro lado sentar las bases para el incremento de lo producido en los próximos años. Argentina cuenta con una ventaja con respecto a Brasil en cuanto a su geografía, por ende, esto es algo que debe ser entendido como una oportunidad, y debidamente aprovechado, si queremos recuperar parte de nuestra tajada de la torta.

Por último, pero no menos importante, se debe entender que el camino hacia adelante para incrementar la producción a nivel nacional debe apoyarse, cada vez más, en las “Buenas Prácticas Agrícolas”, y cada vez menos, en la expansión de las fronteras agrícolas. Para esto es importante una legislación fuerte, asociado necesariamente a instituciones fuertes. Es otro punto, que al país hermano le ha costado manejar, y que llevo a daños irreparables a su flora y fauna.

Si logramos avanzar en estos puntos, que necesariamente necesitaran estar como prioridad en la agenda de nuestro gobierno, a futuro tendremos una agroindustria más fuerte y estable, que como planteamos al principio, sufrirá en menor medida el humor de gobiernos que no vean en el sector una oportunidad.

Ganadería Argentina: Mejores pasturas, mayor rendimiento

En campos bajos y con fertilización estratégica, es posible producir hasta 10.000 kilos de forraje de calidad por hectárea al año.

El inicio de la primavera es una época en la que el crecimiento de los recursos forrajeros está restringido por deficiencias de nutrientes. En este sentido, la fertilización estratégica de pasturas es una herramienta con la que se puede duplicar el rinde y alcanzar hasta 10.000 kilos de materia seca por hectárea al año.

La salida del invierno es uno de los problemas para la producción de forraje debido a que el crecimiento de los verdeos y pasturas está frecuentemente restringido por deficiencias de nutrientes.

Para contar con más forraje en los meses de agosto y septiembre se recomienda adelantar la primavera con la fertilización estratégica de las pasturas. Se trata de una herramienta de alto impacto, cuyo costo es bajo en relación a los múltiples beneficios que genera tanto para la producción ganadera, como para el suelo y para los cultivos que puedan integrar una rotación.

Las fertilizaciones que se ajusten a los requerimientos de cada pastura permiten incrementar la producción de forraje de 5.000-6.000 a 10.000 kilos de materia seca por hectárea al año; lo que significa que con una adecuada planificación y un manejo correcto es posible duplicar el rinde.

La fertilización debe considerar el ambiente en el que se encuentra y los requerimientos del recurso. Muchas veces aplicar un solo tipo de fertilizante sin tener en cuenta las deficiencias nutricionales de la pastura o del verdeo suele no provocar el efecto buscado. Antes de fertilizar es necesario determinar qué nutrientes ofrece el ambiente: análisis de suelo, de plantas o determinarlo indirectamente a través del índice de verdor.

Todas estas herramientas nos ayudan a diagnosticar si una pastura o un verdeo tiene o no deficiencias nutricionales.

“Tener activos en la economía real agrega valor al portafolio”

Comenzó octubre y con él se acercan fechas clave en relación al blanqueo y sinceramiento fiscal. En un año signado por cambios macroeconómicos que favorecieron significativamente al sector agropecuario, los inversores miran a la actividad con buenos ojos a la hora de pensar en activos. Justamente de eso se habló la semana pasada en el encuentro por el día del socio-inversor, organizado por ADBlick Agro en conjunto con AdCap, donde especialistas analizaron las oportunidades y desafíos que se generan a partir de esta nueva ley.

Durante el encuentro, quedó en claro que pagar el impuesto especial con una penalidad del 10% del monto a ser blanqueado no es la única opción, y resaltaron que hay otras posibilidades que podrían redundar en mayores retornos. En ese sentido, bancos de inversión sugieren aplicar el capital a fondos comunes cerrados por un mínimo de cinco años, donde los cuotapartistas gozan del derecho de la distribución de utilidades, la cual está exenta del Impuesto a las Ganancias.

Asimismo, recomiendan prestar especial atención a quién será el agente de custodia, el gestor administrativo y el gestor profesional, como así también tener en cuenta la estrategia propia del inversor. Ese es el caso de AdCap, que desarrolla en la actualidad un fondo común de proyectos productivos ligados al campo. En diálogo con El Economista, Juan Martín Molinari, managing director de Ad- Cap Securities y con una extensa experiencia en Latinoamérica, aseguró que hay mucho interés por parte de inversores gracias a la normalización y a las perspectivas de estabilidad.

¿De qué se trata el fondo común de proyectos productivos para el agro y por qué creen que va a funcionar?

El fondo común de proyectos productivos para el sector agrícolo ganadero es un producto que está principalmente dirigido a aquellas personas físicas o jurídicas que necesitan o quieren participar del blanqueo, aunque quienes no tengan esta necesidad pueden sumarse a la inversión participando con otra clase de cuotaparte. El motivo por el cual decidimos armarlo tiene que ver con que creemos que, dentro de lo que son las inversiones en activos alternativos, Argentina tiene una ventaja comparativa, sobre todo en temas agropecuarios. Si se continúa con el patrón de normalización en todos los aspectos del quehacer cotidiano, consideramos que debería haber un comportamiento bastante bueno a nivel país. Sostenemos que lo que significa el concepto de portafolio y de tener activos en la economía real – siempre con una visión de mediano plazo– también agrega valor. Básicamente, en el sentido del poder instrumentar un medio de inversión que cuente con altos estándares regulatorios y altos estándares en el manejo de las inversiones, con transparencia. Estos factores son también otros alicientes o incentivos para los inversores, en particular para aquellos que no están acostumbrados a invertir en el sector pero que lo puedan llevar a cabo próximamente.

¿Cuál es el grado de aceptación hasta el momento y si se notan interés o acercamiento al proyecto por parte de los posibles inversores?

Dado que por aspectos regulatorios no se puede hacer marketing antes de realizar la primera registración del fondo ante la Comisión Nacional de Valores (CNV), no tuvimos la posibilidad de difundir el proyecto de manera muy concreta. Pero en lo que es un cierto relevamiento preliminar, entendemos que hay bastante interés por participar en inversiones que diversifiquen un poco lo que es un portafolio tradicional de activos financieros solamente.

¿La eliminación de retenciones y de cupos para la exportación que aplicó el Gobierno en diciembre son también incentivos en ese sentido?

Claramente, sí. Al mejorar la ecuación económica de muchos de los negocios en el sector agropecuario el atractivo por este tipo de activos se ha incrementado. Si a eso le sumamos una cierta normalización tanto del comercio exterior, sobre todo en el caso de los granos, y la finalización de los aspectos impositivos en el área, claramente esperamos que la rentabilidad del sector tienda a mejorar, y con una perspectiva de mayor estabilidad. Es lógico que con reglas de juego más claras será más fácil hacer inversiones con un horizonte un poco más largo.

La actividad agropecuaria tiene una gran cantidad de segmentos que son muy rentables en la actualidad, y otros no tanto. ¿Cómo se dividirán las áreas a invertir para optimizar las ganancias?

El fondo que presentamos, en lo que es su objetivo y su estrategia de inversión, va a buscar armar un portafolio de inversiones dentro del sector agropecuario para buscar una ecuación que represente el mejor riesgo retorno para los inversores. Entonces, no va a ser un fondo formado 100% por un pool de siembra, ni tampoco será un negocio volcado 100% a la reconversión de tierra. En concreto, lo que va a ir buscando serán tipos de activos que encuentren el mejor equilibrio. Serán inversiones que van a participar en pooles de granos, en el sector ganadero, en los diferentes estadios de lo que es el sector de la cría y engorde de ganados, y posiblemente también en reconversión de tierras y en otros cultivos que se están analizando, que son muy atractivos desde el punto de vista de la rentabilidad.

Para elaborar el fondo común se asociaron con ADBlick Agro, una empresa que se dedica al desarrollo de productos de alta calidad para el mundo provenientes del campo. ¿Cómo se dio ese enlace?

Como compañía gestora de fondos en principios de activos, nos abocamos esta vez al sector agroganadero, donde no tenemos un know-how acabado. Por eso, decidimos asociarnos con profesionales que tengan un expertise probado en el área. De alguna manera, así, en conjunto con ellos y su asesoramiento, es que definiremos el portafolio de inversiones. Paralelamente, tanto en el caso de los fondos cerrados como también en el de los abiertos, el responsable del manejo será el administrador, que es la sociedad gerente de fondos comunes de inversión. Sin embargo, la sociedad gerente puede subcontratar a asesores expertos en áreas específicas en determinado tipo de activos. En este sentido, la asociación de ADBlick con AdCap se da específicamente para gestionar conjuntamente este fondo.

Fuente: El economista

Carne: “La Argentina volverá a ser una potencia exportadora»

Lo aseguró Gustavo Kahl, referente del frigorífico JBS en la Argentina, en el Simposio Valor Ganadero que se realizó hace unos días en Rosario.

El panel de carne vacuna del Segundo Simposio Valor Ganadero contó con la inusual presencia de Gustavo Kahl, CEO de JBS en la Argentina, una de las líderes mundiales en proteínas animales.

Kahl sostuvo que “la Argentina volverá a ser una potencia exportadora de carne vacuna”. Si bien este año la faena caerá respecto de 2015 (alrededor de un 8% llegando a algo menos de 12 millones de cabezas con 2,7 millones de toneladas de producción de carne), lo que falte en este ejercicio, por retención de vientres, se volcará al mercado en los años venideros, lo cual visto en perspectiva calificó de “excelente”, porque habrá una mayor producción futura de carne vacuna y agregó que prontamente se llegará a las 16 millones de cabezas faenadas por año, con unas 4 millones de toneladas anuales de carne producida, objetivo que su empresa se plantea llegar para 2024.

Recalcó que para lograr ese objetivo hay que cambiar el paradigma de producir animales chicos por más grandes, logrando así mayor eficiencia con un producto que el mercado mundial paga mejor. En los últimos años, el peso promedio de faena en la Argentina fue de 220 kg; en Brasil, 240, Uruguay 246, Australia 266. “Nuestra aspiración es poder llegar a los 250 kg”, precisó.

En cuanto a las exportaciones actuales, Kahl precisó que, a julio 2016, China, Israel, Chile y Europa reunían el 95% de las exportaciones argentinas. Recordó que China no existía como destino exportador hasta hace 5 años y que actualmente es el principal, representando un 35% de la exportación, aunque sólo puede vendérsele cortes deshuesados y congelados de menor valor (garrón, tortuga y asado deshuesado), por los que se compite con Australia, Uruguay y Brasil. También precisó que el 2° mercado es Israel, al que se venden cortes del cuarto delantero con calidad kosher, por el que se paga un diferencial de precio. Chile es el 3° mercado, que compra de 13 a 14 cortes refrigerados y enfriados de casi toda la media res.

Europa es el mercado de mayor valor, aunque no de mucho volumen, incluidas las cuotas Hilton y 481, basadas en bife angosto, lomo, cuadril y bife ancho. Europa compra un animal muy específico y se está tratando de ampliar el volumen. Señaló que “el foco actual es abrir el mercado de Estados Unidos, al que se estima volver a comenzar a exportar en dos meses. Cuando eso suceda, se abrirá el circuito no aftósico que incluye Canadá, Corea y Japón”.

Pero remarcó que para que el negocio tenga viabilidad, es fundamental “formalizar lo sanitario y lo impositivo”.

Fuente: Clarín