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El lado comercial del agro

El mercado de capitales argentino no cuenta con una envergadura ni cultura de inversión que si existe en otros países. Entre otros aspectos, dicha situación ha llevado al argentino a volcarse por “ladrillos” o dólares.

El agro ha sido y sigue siendo una alternativa de inversión real con un mayor grado de adopción en los últimos años impulsado por los valores de los commodities agrícolas observando el potencial productivo de la Argentina.

La pregunta es, ¿cómo satisfacer la demanda por inversiones agrícolas, manejando una gran cantidad de socios, sumado a ser un excelente productor agrícola?

Siendo innovador en el segmento, combinando la producción de cereales y oleaginosas en campos arrendados a escala, con management y gestión productivas tranqueras afuera ofreciendo alternativas de inversión a un público general. Hoy contamos con una cartera de más de 800 inversores minoritarios y operadores productivos de excelencia que permiten obtener los rendimientos esperados en los distintos proyectos.

Todo inversor busca rentabilidad sobre su inversión y también un trato personalizado y profesional que transmita confianza para lograr una relación de largo plazo. Por ese motivo, hemos desarrollado y seguimos mejorando canales continuos de comunicación con los inversores mediante informes bimestrales de los avances productivos, reuniones periódicas con inversores a lo largo del país y visitas anuales a los diferentes proyectos para vivenciar el desarrollo de su inversión.

httpv://youtu.be/DhBr5lmkMZI

Gracias a eso, hemos logrado una sólida gestión y una excelente relación y compromiso con nuestros socios inversores donde si bien subyace siempre el objetivo inicial de lograr rentabilidad, ante momentos difíciles para el sector se ha podido seguir creciendo y planificando para el largo plazo donde se observan muy buenas perspectivas para el agro argentino.

CEOs y Directorios, una combinación perfecta

Cuando se analiza una empresa exitosa en el largo plazo es posible advertir que en la mayoría de los casos existe un factor central del éxito: un CEO y un directorio trabajando en conjunto. El hecho de contar con un CEO extraordinario no es suficiente para crear y manejar una compañía. Si la intención es transitar por un camino continuo de éxito y metas alcanzadas, entonces resulta indispensable un directorio bien seleccionado.

El CEO es indudablemente la persona con más poder dentro de una empresa, siendo a la vez responsable de su éxito o fracaso. No obstante, éste no puede controlar todas las variables claves que determinan el destino de la compañía, ya que es incapaz de formar parte de todas las decisiones. La esencia del rol consiste en crear las condiciones necesarias para permitir la elección del equipo de management adecuado, promoviendo a la vez el acuerdo en los criterios de la toma de decisiones y el reparto de poder y confianza para la toma de las mismas.

Como afirma Micheal Porter, existen muchas sorpresas con las que un nuevo CEO deberá trabajar. Primero, él no es el jefe, el directorio lo es. Segundo, resulta muy difícil saber lo que está pasando dentro de la compañía, ya que las malas noticias nunca son traídas a su escritorio. Tercero, dar órdenes es costoso ya que pueden generar posturas defensivas y resentimiento en los subordinados. Por último, pero no menos importante, se sigue siendo humano. “Si, señor”, artículos de prensa y entrevistas en los medios sobre su persona potencian el ego y lo pueden transformar en una persona arrogante. Es por esto que la humildad debe estar dentro de las virtudes a las que se debe apuntar.

Directorios eficientes brindan una perspectiva global, sabiduría, experiencia y coraje, nos ayudadn a entender el impacto de la tecnología, nos otorgan una red de contactos bien desarrollada y de contar en su equipo con conocimientos financieros permitirá a un CEO hacer las cosas posibles.

Tomando en consideración que ambos roles de CEO y el directorio son importantes y complementarios, resulta esencial para los accionistas no caer en la trampa de designar a la misma persona como CEO y presidente del directorio a la vez, ya que de lo contrario se concentrará demasiado poder sobre una misma persona pudiéndose no llegar a decisiones óptimas en momentos de crisis.

Si se cuenta con el compromiso de los diferentes grupos de accionistas para desarrollar su rol, esto permitirá contar con el balance necesario entre el directorio y el CEO. De esta manera la sociedad en su conjunto se beneficiará teniendo mejores empresas con resultados óptimos, lugares de trabajo más amenos dónde las personas disfruten trabajar, llegando así al objetivo primordial del balance personal, el equilibrio entre la vida familiar y la vida laboral.