El sistema alimentario es responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, y las dietas poco saludables, junto con el sobrepeso, se encuentran entre las principales causas de la mortalidad prematura. Esta es la situación a la cual nos enfrentamos hoy en día. Ante estas perspectivas, tenemos dos opciones: continuar este camino de autodestrucción e indiferencia con respecto a lo que estamos causando como sociedad tanto al ambiente como a nosotros mismos, o bien tomar cartas en el asunto para salvar el planeta y con ello, a nosotros mismos. Harald Rose, científico referente en microscopía electrónica, afirma: “No podemos seguir con el ritmo actual de consumo de recursos. Los políticos ignoran los problemas a largo plazo. Pero la naturaleza tiene límites y no podemos ignorar la posibilidad de que colapse si los sobrepasamos.”
Sin embargo, no todo es negativo. Gracias al período de transformación digital y tecnológica que estamos viviendo, llegamos a una serie de soluciones que podrán ayudarnos. La tecnología se ha puesto al servicio de todos los sectores económicos y también se desarrolla para hacer frente a los retos de la agricultura, la ganadería y la agroindustria, sectores que todavía deben desarrollarse mucho más. Ya que apenas se ha aplicado la tecnología digital para mejorar los procesos y la productividad de los mismos. Sin embargo, nos encontramos en un punto de inflexión, en el que, cada vez, existen más emprendedores que han puesto su vista en este reto, con el objetivo de que se vea tan beneficiado como lo están haciendo otros sectores como la industria, el transporte o el comercio.
La demanda de los productos agrícolas y agroalimentarios, junto con la necesidad de proteger el medio ambiente ejercen una fuerte presión para encontrar soluciones innovadoras a través de aplicaciones y tecnologías digitales. Las herramientas disponibles no sólo sirven para recoger datos; los analizan y los explotan para obtener información relevante que facilite la toma de decisiones sobre las necesidades, los problemas y los nuevos retos.
Tenemos un gran desafío por delante, en primer lugar, la integración de las tecnologías a las prácticas convencionales, como también la formación y conocimiento sobre dichas herramientas y sus usos. De esta forma, podremos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen.