«Compartir conocimiento, gestionar el talento y trazar objetivos comunes son factores clave para crecer en los próximos años» José Demicheli
Argentina es un país productor, de ello no caben dudas. La balanza comercial de nuestro país se sostiene en función de las exportaciones. A un lado y al otro de la famosa grieta se utilizan los factores de producción para asociarlos a ideologías y dogmas que justifican o no las distintas aristas de la crisis económica.
Si bien todos somos actores de la micro y de la macro, muchos empresarios preferimos, sobre todo en tiempos difíciles, apuntar los cañones y poner foco en aquellas variables sobre las que podemos incidir y limitarnos a estar informados respecto de los factores exógenos a nuestros negocios. Es entonces cuando los partícipes de la cadena de valor agroindustrial nos preguntamos qué podemos hacer HOY para estar preparados para el futuro, desde la perspectiva de nuestros modelos de negocios.
El modelo agro industrial argentino es innovador, incorpora tecnología de punta, está absolutamente profesionalizado y es eficiente y sin perjuicio de los embates políticos y la economía local, obtiene resultados. Los líderes de los distintos actores de la cadena de valor nos preguntamos permanentemente qué elementos de nuestro modelo de negocios se encuentran interpelados: ¿tenemos suficientes sistemas inversión, financiación y fondeo en el agro argentino?, es el mercado de capitales el que podría motorizar y realmente democratizar el llamado “campo” en reemplazo de la discusión ideológica sobre la propiedad de la tierra? ¿Es posible democratizar el agro?, es necesario está claro, pero: ¿se puede a través de las instituciones generar mecanismos modernos para ello?, ¿qué necesitamos del Estado para propulsar el crecimiento?
Particularmente estoy convencido que debemos ser innovadores también en nuestra forma de financiarnos, aun difiriendo de los modelos tradicionales y acudiendo colaborativa y constructivamente a otros actores económicos, como los financieros e incluso los ahorristas menores o personas de a pie. Lo propio incluye necesariamente un desafío de magnitud ya que debemos validar el negocio y dar explicaciones ante actores respecto de los cuales antes no reportábamos, que en definitiva validarán nuestras decisiones como empresarios y continuarán invirtiendo o no, aprobado nuestra gestión como productores a través de sus decisiones de inversión.
Estamos llamados a entender que debemos participar de la tarea de acercar el campo al inversor no relacionado con el sector y a la sociedad toda a través de vehículos formales y transparentes, fideicomisos, Fondos Cerrados de Inversión, etc. Debemos exigir al Estado la creación y gestión de dichos marcos y estructuras de inversión para poder democratizar el agro desde nuestros modelos de negocio y hacer conocer y entender nuestra actividad y los procesos y momentos clave de nuestros procesos productivos. Esta también es la forma de gestionar unidad, apoyo y reconocimiento social. En este punto, la estrategia de gestión colaborativa y de comunicación son desafiadas en términos de sus viejos paradigmas, que incluye que en el empresariado nos preguntemos si debemos renovar los sistemas de management, liderazgo y gobierno corporativo.
Desafiarnos como productores ha sido siempre el elemento disruptor que nos permite evolucionar, es momento de apartarnos de las discusiones electorales y pensar hacia adentro en nuestros modelos de negocio, entender que la trazabilidad y la transparencia deben convertirse en estándares y llegar a los consumidores, las acciones y formas de operar de las empresas del agro deben proponerse objetivos de impacto económico, social y ambiental. Debemos ocuparnos y enfocarnos en gestionar y sobre todo retener el talento que tenemos dentro de nuestras fronteras e integrar conocimiento porque el conocimiento hoy es un activo de especial relevancia para la buena producción agroindustrial, que cobra protagonismo respecto de la clásica discusión sobre la propiedad de los activos. No hay otro camino que el desarrollo de alianzas estratégicas, de compartir abiertamente conocimiento y participar constructivamente del todo, consensuando objetivos comunes para poder, en conjunto, desarrollar el mejor servicio de abastecimiento alimentario; maximizando las fortalezas y aprovechando la experiencia (que es profunda en Argentina) de cada aliando en su materia. Será clave detectar riesgos en el modelo de negocio y su posibilidad de cobertura y aunar criterios y fuerzas de acción, para enfrentar un mundo que requerirá más y más de nosotros dentro del mercado de los alimentos, que no para y no parará de aumentar su volumen y sus demandas.
Jose Demicheli
Director ADBlick Agro