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EL CAMPO, UNA BUENA OPCIÓN PARA CUIDAR EL CAPITAL AL ALCANCE DE TODOS

En medio del shock de los últimos días recordábamos la nota que publicamos en La Nación hace poco más de un año llamada “Lebacs vs el Campo: lo mejor es tener una cartera diversificada”, donde destacamos la importancia de que una cartera de inversiones tenga una porción de activos vinculados con la actividad agropecuaria (granos, tierras, ganado, etc.).

Hoy, a la luz de la evolución de los precios de los activos financieros, podemos decir con seguridad que nuestra reflexión era totalmente acertada.

Si comparamos los precios de cualquier activo financiero al 31 de julio de 2018 (fecha de nuestra nota anterior) con los precios actuales podemos ver pérdidas de valor que van del 40% al 50% en dólares que implican una pérdida de capital difícil de remontar en el corto o mediano plazo. Incluso, ciertos escenarios de reestructuración de deuda pública podrían deprimir más los precios de los bonos y arrastrar a su vez a las acciones y a al peso.

En cambio los activos reales productivos vinculados al agro, como los negocios de producción de granos pueden resistir mejor estos procesos de pérdida de valor porque sus fundamentos básicos son la oferta y demanda mundial de alimentos.

Ante la enorme incertidumbre que deriva del proceso electoral y del próximo gobierno es lógico que los inversores busquen estrategias para resguardar su capital y para ello debemos considerar los fundamentos de cada opción de inversión.

La producción de granos está estrechamente vinculada a la exportación, siendo la fuente mas genuina de dólares que tiene el país. Además, los negocios agrícolas desarrollados sobre tierra alquilada y en red con múltiples proveedores de bienes y servicios que a su vez participan del negocio generan modelos flexibles, que permiten adaptar costos rápidamente a la los cambios regulatorios, impositivos o del mercado.

Los fundamentos son muy claros a favor del campo y lo posicionan como una muy buena opción respecto de otras inversiones de resguardo de capital para el inversor poco sofisticado como el dólar billete y el oro.

Si a esto le sumamos que en el mercado de capitales comienzan a aparecer opciones tales como Fondos Comunes de Inversión orientados a actividades agropecuarias podemos afirmar entonces que el Campo como opción para resguardar el capital está al alcance de todos.

El campo argentino es una de las industrias más competitivas del mundo

Al momento de pensar dónde invertir nuestros ahorros, son muchas las preguntas que nos surgen: ¿Cómo destinarlos? ¿Cómo diversificarlos? ¿Cuál es el mejor momento? Hace unas semanas el diario El Economista dialogó con Sebastián Bollier, Gerente General de ADBlick Granos, donde pudimos responder varias de estas preguntas.

Es un buen momento para invertir en el agro, por varias razones. El campo argentino es una de las industrias más competitivas del mundo porque puede generar proteínas y energía a  valores muy competitivos respecto a otros países.

Siempre el campo es una oportunidad ya que se parte de una base muy sólida. Ahora, con un nuevo clima de negocios, se le agregan reglas más transparentes para los que estamos en el negocio de trabajar en eficiencia, desarrollo de nuevos productos, procesos e innovación que permita seguir cultivando y desarrollando esa ventaja comparativa que tenemos. En síntesis, se juntaron esos dos mundos: la base que es Argentina por sus condiciones geográficas y el buen clima de negocios.

“El campo es una de las industrias más competitivas del mundo porque puede generar proteínas y energía a  valores muy competitivos respecto a otros países.”

La demanda de alimentos estructuralmente va a seguir creciendo en el mundo y cuando se invierte en granos en Argentina se está accediendo a todos los mercados del mundo. Gracias a las buenas perspectivas y el apoyo del nuevo gobierno, que identifica al campo como uno de los motores de la economía.

El agro se encuentra desarrollando todo su potencial y ha tomado un rol positivo en lo que es la promoción del desarrollo del valor agregado y de las energías renovables vinculadas con el agro. Hay una visión muy positiva de lo que se está haciendo, pero todavía queda mucho por desarrollar.

Columna Dueños de Campo: El consumidor es nuestro jefe

En La Nación del pasado domingo 2 de julio se publicó una entrevista a Gonzalo Ramírez Martiarena, CEO global de Louis Dreyfus Commodities (LDC), una de las principales empresas de commodities del mundo. Es un orgullo de que un argentino esté en lugares tan importantes y la entrevista es realmente muy interesante y rica en conceptos, visiones y valores.

Quiero detenerme en concepto que menciona Gonzalo donde dice que queremos acercarnos más al consumidor. Creo que esta frase resume en gran medida el éxito de una empresa. Parece ser una “frase hecha”, todos en algún momento decimos que pensamos en el consumidor, en sus necesidades y gustos pero la pregunta es si realmente lo hacemos en forma sistemática y profunda.

También nos podemos preguntar si como productores agropecuarios estamos pendientes del consumidor. ¿Conocemos las tendencias del consumo? ¿Cuáles son las materias primas de los alimentos saludables? ¿Cuál es el poder de compra y lo que están dispuestos a pagar? Y también, ¿Cómo impacta la comunicación instantánea y las redes sociales? ¿Qué va a pasar con los consumidores del futuro?

Los productores generalmente nos apoyamos en las grandes empresas que interpretan la demanda y en función a las señales de precios nos inducen a sembrar más o menos de cierto cultivo.

Pero hay algo más. La mejora en el poder adquisitivo y el aumento en la educación hará que día a día los consumidores estén más informados, interesados e involucrados en cómo se producen y procesan sus alimentos. Cada día, a los consumidores les aumenta la conciencia sobre si se cuida el medio ambiente, las condiciones de trabajo y los agroquímicos utilizados; la huella de carbono, el desperdicio y el costo de los envases, etc. El “cómo” importa.

Me gusta citar la declaración de la cadena de supermercados española Mercadona en su Modelo de Gestión “El Jefe (el consumidor) está en el centro de todas las decisiones de la empresa”.

Como productores de cereales y oleaginosas a gran escala, hay que tener presente que quien sea en última instancia el consumidor final de nuestra producción, es quien determinará la demanda.

Dueños de Campo: Desafíos tranquera adentro

En nuestra columna anterior hablamos sobre los desafíos del mercado y ahora me gustaría reflexionar sobre los desafíos hacia adentro de nuestras organizaciones, tranquera adentro.

La actividad agrícola estará sujeta siempre a grandes fluctuaciones pues está influenciada por el clima y la biología, y además es particularmente permeable al comercio internacional haciendo que variables como la tasa de interés, los tipos de cambio, el crecimiento demográfico o el aumento del PBI per cápita influyan mucho en los precios de los granos, de los insumos y de la tierra.

Todo este escenario complejo y volátil no puede ser una excusa para no aplicar al máximo las buenas prácticas de gestión en cada uno de los procesos de operaciones y negocios que llevamos adelante. En este sentido, creemos que los conceptos de Excelencia Operacional son herramientas muy importantes.

La Excelencia Operacional se define como “la gestión sistemática de la productividad, calidad, confiabilidad, seguridad, salud ocupacional y medio ambiente para lograr un desempeño de Categoría Mundial, implica usar la capacidad total de la compañía (procesos, tecnología y talento humano) para implementar estrategias de optimización que garanticen la efectividad de las operaciones, para el éxito del negocio.” (*)

Ya no sirve solo tener un proceso descripto en un papel, una definición de puestos o aplicar algunas buenas prácticas.

Un enfoque sistémico de nuestra cadena de valor nos servirá para determinar con precisión dónde están las fugas de ingresos y excesos de costos y cuáles son las palancas que los mueven. Tiempos muertos en labores, maquinaría antigua, fletes cruzados, aforos, tiempos de descarga, el costo de la falta de calidad en la producción, el costo de los errores y la falta de previsión, diferencias de inventario, pérdidas por insumos de mala calidad, pérdida de confianza por parte de los clientes, etc.etc. Son una larga lista de elementos a medir y gestionar sistemáticamente.

En un entorno cada vez mas exigente, la sustentabilidad de las empresas se definirán cada vez más en los detalles.

En ADBlick estamos firmemente comprometidos con la Excelencia Operacional.

(*) Fuente: Ing. Oliverio García Palencia

Desafíos y oportunidades para las exportaciones de alimentos argentinos

El pasado viernes 5 en el Cronista Comercial apareció una entrevista a dos economistas del CEMA, Mariana Conte Grand y Vanessa D’Elía, en la nota titulada “Por normas ambientales, Europa quiere frenar exportaciones argentinas” donde explican que las regulaciones ambientales que está aplicando la Unión Europea para disminuir sus emisiones de carbono podrían impedir que importen productos de países con estándares mas bajos. Según las autoras: “El fenómeno se conoce como fuga de carbono (carbon leakage) y consiste en disminuciones en las emisiones domésticas de gases de efecto invernadero por parte de países con políticas estrictas, que resultan más que compensadas con aumentos en los países que no tienen este tipo de regulaciones«.

Estas regulaciones podrían impactar negativamente las exportaciones argentinas a Europa pero preferimos pensar que se trata de un desafío y una gran oportunidad.

Este es simplemente uno más de los desafíos de la globalización. En un mercado donde los precios y volúmenes se ajustan rápidamente es también esperable que los estándares de calidad se propaguen cada vez más rápido desde los países más avanzados hacia los menos avanzados. Estos estándares se refieren, entre otras cosas, a normas ambientales, de seguridad y bienestar de trabajadores y de inocuidad alimentaria.

La oportunidad radica en que en el futuro sólo podrán vender a los mejores mercados quienes logren los mejores estándares de calidad y puedan demostrarlo. Día a día es más importante conservar la trazabilidad de cada partida de producción desde la bodega o el contenedor del barco donde se exporta al lote donde fue sembrado y tener un adecuado registro de las actividades allí realizadas en todo el proceso (uso de pesticidas, fungicidas, etc.). Asimismo, conservar una baja huella de carbono mediante prácticas adecuadas no solamente permitirá defender nuestra posición en los mercados sino que necesariamente se va a traducir en menores costos.

Para el caso argentino, la siembra directa es una importante contribución para una baja huella de carbono pero aún nos queda mucho por mejorar en la logística y el transporte (infraestructura, modernización de flota, uso del tren y organización), en la producción (reducción de mermas y desperdicios) y en el uso de fuentes de energía alternativas, en particular nuestra propia biomasa.

En cada desafío hay oportunidades.