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Démosle al campo su revancha

Terminando la siembra de la fina con un aumento del 17% interanual en cuanto a lo que el área respecta, comenzamos la nota y la campaña 2018/19 con una buena visión y perspectivas para el futuro semillero y el campo en general.

Si bien la campaña pasada no fue de las más alentadoras para quienes estamos dentro del negocio del agro de manera directa, como así tampoco para quienes lo siguen por interés o por inversiones diversificando su cartera de ahorros, les podemos decir que no se preocupen, o mejor dicho, que se despreocupen y acompañemos entre todos a esta campaña entrante que viene a remontar lo que la pasada destruyó.

Comenzando por lo climático que es el factor que menos podemos prever ni controlar, todos los pronósticos nos dan la derecha para dar un paso a la siembra diversificada sin tener que preocuparnos por las sequías o inundaciones que nos perjudicaron en las pasadas cosechas tanto de lo que es la fina como de la gruesa, por lo que el “Niño” que se espera para este próximo año es un buen aliado para salir a jugar el partido.

Mientras nosotros esperamos un buen año Niño, el cual ya estamos comenzando a presenciar, en el otro lado del charco los principales productores y exportadores de semillas mundiales están sufriendo una inédita ola de calor, al igual que todo el norte de Europa, que elevó a niveles inusitados las temperaturas durante el verano boreal ,lo que va a dejar a varios interesantes competidores fuera de la cancha, tal como nos pasó a la mayoría de nosotros en Argentina en esta campaña que paso. Esta ventaja climática nos está dando la ventaja de salir a pelear buenos precios a futuro con incremento en todos los cultivos que exportamos ya que la demanda está superando a la oferta y nosotros somos de los pocos que nos vemos con buena oferta. Sumado a esto es de suma importancia tener siempre en cuenta que la totalidad de las exportaciones de granos están dolarizadas y a precios internacionales mientras que la mayoría de nuestros costos están pesificados, con lo cual el margen de ganancias está por encima de solo el precio por tonelada pactado.

Mirando no tanto para arriba esperando algo del cielo, y enfocando la mirada en los alrededores podemos sacar lo que seguramente sea la mayor ventaja competitiva para la comercialización de los cultivos: la guerra comercial entre Estados Unidos y China, ahí es donde nosotros junto con Brasil entramos como principales vendedores y comerciantes por la reducción de compras entre estos.

A este condimento internacional lo podemos aprovechar tanto en el corto plazo como en el largo, dependiendo las políticas de comercialización que implementemos. En el primer caso lo podemos ver como una salida inmediata a ser la segunda opción de compra del resto del mundo y nos aseguramos una compra de los principales consumidores de semillas del primer mundo y sacar una buena ventaja de esta campaña, pero siendo un poco más futuristas podemos posicionarnos de manera firme como exportadores mundiales, no solo por un bache económico entre dos potencias sino logrando algo que dure más que el conflicto comercial entre las mismas, lo cual nos dejaría bajo el ojo del mundo como primer alternativa de compra gracias a nuestros excelentes suelos, diversidad de climas y de cultivos, precios competitivos y posibilidad de salida rápida hacia el resto del mundo por la larga extensión marítima que tenemos. Y mirando un poco más allá del horizonte pero no por eso un futuro lejano, dejaremos de ser solo exportadores de semillas sin valor agregado para poder pasar a ser exportadores de productos elaborados y ya con un enorme mercado que nos reconozca con las verdaderas potencias que tenemos como país.

Haciendo un poco de culpa interna vemos que siempre el sector agrario estuvo castigado por retenciones, imposibilidad de exportación, malos precios y elevados impuestos, hoy con esta onda de buenas noticias vemos que también el mercado arancelario y las políticas internas ayudan a que esta esperanza florezca como se debe y en su máxima expresión, desde el ministerios de la Nación se informó la firma de 3 decretos con el objetivo de mejorar el ahorro fiscal, estimado en 65.500 millones entre lo que resta de este año y 2019. Uno de esos decretos elimina el Fondo Federal Solidario, o Fondo Sojero, porque el que las provincias y municipios recibían el 30% de la recaudación de los derechos de exportación a la soja, lo cual ahora quedará en manos de los productores.

Todas estas variables, climáticas, guerras comerciales, bajas en los rendimientos de las potencias europeas y políticas internas que acompañan al avance del agro nos dicen que será una de las mejores campañas que hemos tenido en los últimos 10 años, tanto en rindes de toneladas por hectárea como en ganancias dolarizadas.

Agroquímicos a granel, una alternativa posible

Nos encaminamos hacia una agricultura capaz de producir 180 millones de toneladas de granos en los próximos años con la introducción de nuevas tecnologías tanto en mejoramiento genético, eventos biotecnológicos y el uso de herramientas como big data con el soporte de imágenes satelitales, entre otros. Las buenas prácticas agrícolas y una mirada sistémica para robustecer los activos colectivos del agronegocio serán fundamentales para alcanzar esta meta ambiciosa de manera sostenible del punto de vista económico, social y ambiental.

Uno de los temas pendientes que tenemos en el sector es la adecuada gestión de los envases de agroquímicos que usamos para proteger los cultivos. En los últimos años hemos avanzado mucho a través de programas como AgroLimpio impulsado por CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) que hoy recicla cerca del 30% de los envases en todo el país, unas 13.000 toneladas de plástico según estimaciones del Ministerio de Agroindustria.

En septiembre de 2016 se aprobó la ley nacional 27.279 para Gestión de Envases Vacíos de Fitosanitarios, la cual establece los principios mínimos para garantizar que dicha gestión y el uso posterior del material reciclado no afecte el medio ambiente ni la salud de las personas, estableciendo las etapas, los eslabones principales y las responsabilidades de cada integrante de la cadena.

Esta ley que se encuentra en etapa de reglamentación e implementación está alineada con la estrategia global de CropLife International que ha fijado como meta al 2020 la implementación de programas de gestión y reciclado de envases en todo el mundo según sus políticas de manejo responsable (Stewardship Vision 2020), irá a apalancar un salto de calidad cuantitativo y cualitativo, para ponernos a la par de otros países del mundo, como nuestros vecinos de Brasil que hace más de 10 años ya cuentan con un sistema maduro.

Para sumar a este programa y minimizar los impactos ambientales de los envases plásticos, muchas veces nos hemos preguntado si en Argentina podríamos impulsar también la comercialización de agroquímicos a granel mediante un sistema como el que posee Estados Unidos hace más de 30 años, donde casi el 80% del volumen se comercializa de esta manera.

Este sistema es una red logística de distribución ferroviaria y por carreteras que alimenta terminales de tanques distribuidas en todo el país, y almacenamiento con posterior fraccionamiento a través de los distribuidores y agronomías. Cada productor sigue comprando en los mismos términos y condiciones que lo hace hoy, y pasa luego a retirar cual “gasoil por la estación del servicio” de su distribuidor. De antemano se ponen a disposición de los productores contenedores de hasta 1000 litros de capacidad, con sus lacres y válvulas de seguridad correspondientes, tanto en consignación, en sistemas “one-way” o retornables, para garantizar la trazabilidad y evitar las contaminaciones cruzadas de ingredientes activos. Un sistema ya probado como seguro y confiable.

Los productores argentinos en su mayoría ya cuentan con medios y herramientas de trabajo para poder hacer una manejar agroquímicos en grandes volúmenes, un modelo que tranquilamente puede coexistir con la comercialización de los clásicos bidones de 20 litros, y que en definitiva ayudaría a minimizar significativamente la cantidad de plástico que hoy usamos con el modelo actual.

Si pensamos en los próximos 10 años, iniciando el diálogo, encontrando cuáles son las barreras de reglamentación, de logística e infraestructura, de trazabilidad, económicas y financieras, y otras que puedan existir, podremos aportar y desarrollar una alternativa superadora y de mejora continua a los muy buenos pasos que estamos dando.

Llegar a producir 180 millones de toneladas y poder generar 1 de cada 3 nuevos empleos en Argentina en la próxima década no es solo una meta numérica, es una evolución en la matriz de pensamiento, una vuelta de tuerca en la que se construye la ruralidad y paisaje de un país federal, habitado por argentinos de cuerpo y alma.

Cómo lograr crecimiento sostenido en el tiempo

El panorama de nuevas reglas de juego que generó el Gobierno fue tomado como un compromiso de producción, empleo y desarrollo por parte del productor agropecuario. La ratificación por parte del Presidente de que no se van a aplicar nuevamente retenciones a la exportación de la mayoría de los cultivos fomenta el aumento de la superficie a sembrar en esta campaña 2018/9 que luce promisoria.

Para lograr mayores niveles de competitividad y productividad que muchos sectores piden ya a gritos, resulta fundamental aplicar políticas públicas que fomenten el crecimiento y el rol del Estado es clave en este sentido para fomentar la inversión y las políticas que incrementen la productividad.

Precisamos los argentinos un modelo que asegure crecimiento sostenido en el tiempo, con una mirada de largo plazo. La competitividad va a venir de la mano de la inversión, de mejorar la productividad y de la excelencia operativa. Más allá de todos los problemas que tiene Argentina y que va a costar un rato largo resolverlos, este es el principal desafío para generar empleo e inversión y lograr capitalizar las oportunidades comparativas que tenemos como país. No caben dudas que para que haya inversiones tiene que haber rentabilidad, y en Argentina sufrimos de una presión tributaria asfixiante.

Es una tarea de todos poder como país capitalizar las ventajas comparativas que tenemos. Si a estas ventajas le sumamos “inversión” (en infraestructura por ejemplo, para lograr reducción de
costos, de tiempos, mayor eficiencia operativa, etc), “institucionalidad y reglas de juego claras”, “mayor predecibilidad”, indudablemente nos podremos mantener en el camino del desarrollo y crecimiento que tanto necesitamos.

Este es tal vez un momento bisagra y quizás los argentinos no seamos del todo conscientes de que estamos viviendo un cambio impresionante. Para prosperar, irremediablemente se necesitan reglas claras y espíritu de mirar hacia adelante. Al futuro no se lo debe adivinar, se lo debe forzar, desear y para ello es necesario tener la voluntad de cambiar las circunstancias y la historia para que las cosas se logren. Debemos lograr hacer que las cosas “pasen”, no que “nos pasen”.

Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que dichos sectores que están impulsando nuestra economía, tienen en su conjunto de aquí a los próximos años, con todo lo que ello implica para el país. Esperemos que como argentinos podamos hacernos cargo de lograr el país que tanto queremos. De cada uno de nosotros depende.

Capitalizar las nuevas oportunidades por el camino correcto

No cabe duda que la Agroindustria es un sector que siempre ha traccionado la economía del país pese a contextos muy adversos tanto a nivel local como internacional por los que ha tenido que transitar.

Habiendo dejado atrás una de las mayores sequías de los últimos 70 años que afectó los rindes la la campaña agrícola 2017/2018, el campo se prepara para una siembra récord en la nueva campaña, 2018/2019, en la que invertirá US$10.100 millones. Se estima que la siembra de granos alcanzará los 37,2 millones de hectáreas, una mejora del 3% con respecto al año pasado y un récord histórico. De esa cifra, los seis principales cultivos del sector son maíz, soja, trigo, girasol, cebada y sorgo, que ocuparán 34,4 millones de hectáreas.

Una vez más y como siempre, el Campo Argentino muestra capacidad de adaptación y se reinventa.

Vemos que en este año existen oportunidades y enseñanzas de cara a la campaña 2018/2019. Entre ellas se destacan: una mayor oferta de tierras para arrendamiento, aumento en los precios de los cultivos superior al 20%, demanda creciente de alimentos a nivel mundial, dólar alto que favorece a los negocios ligados a la exportación y un año que se prevé más bien neutro climáticamente.

Además, hay buenas relaciones entre precios de insumo-producto y de gramíneas-leguiminosas. Por otro lado, la devaluación implica beneficios para todos los costos que están pactados en pesos, como ser labores, servicios, fletes, entre otros.

Resulta así fundamental también la “diversificación productiva” en lotes y cultivos, la ambientación por imágenes y las mejoras en la planificación para ser muy eficientes productivamente y lograr estabilidad y potencialidad de los cultivos.

Un productor no sólo debe lograr grandes rindes para ser competitivo, sino además debe ser muy eficiente con sus finanzas, conocer de impuestos, ser muy hábil en su estrategia comercial, desarrollar nuevas capacidades, reinventarse constantemente, etc., evitando así por ejemplo perder en la variable precio todo lo que ganó “puertas adentro” en el potrero. Es que la dinámica misma del negocio así lo amerita. Siempre hay que adquirir nuevas capacidades para mantenerse competitivo, buscando poder dominar cuestiones micro desde la excelencia, desde la estrategia de contexto, y de cómo siempre se puede “hacer algo más”, buscando que eso mismo pueda replicarse también a nivel país para poder tomar las oportunidades que están ahí para ser capitalizadas.

Indudablemente hay que hacer muchas cosas bien, de manera sostenida y disciplinada en el tiempo, para poder así mejorar los procesos, generar hábitos que potencien los círculos virtuosos y las mejores prácticas. El desafío es poder ir construyendo entre todos una Argentina mejor, con instituciones inclusivas que promuevan el crecimiento al alcance de todos y favorezcan el desarrollo del conjunto de la sociedad de manera sostenible.

Se debe todavía generar mayor previsibilidad y estabilidad, mayor institucionalidad, reglas de juego claras y seguridad jurídica para que los privados apuesten con más convicción y mirada de largo plazo. En esa dirección vamos, por el camino correcto.

Nueva medida que favorece la transparencia de la cadena ganadera

La mesa de las carnes, comprendida entre otros miembros por dos integrantes de nuestro comité asesor (Board). Establecieron que  a partir del 1 de marzo comenzará a regir un nuevo sistema, con el objetivo de combatir la informalidad en el comercio de las carnes e incentivar a todos los que se esfuerzan en acompañar el proceso de transparencia y equidad.

 

Esta medida se basa en la aplicación de controladores electrónicos de faena (CEF), también llamado “Cajas Negras”, las cuales, son un sistema de balanzas y cámaras de video sincronizadas que permiten capturar datos e imágenes en el palco de faena de todos los frigoríficos y mataderos del país, para transmitirlos encriptados en tiempo real al centro de monitoreo de la Dirección de Control Comercial Agropecuaria.


Por lo que todo establecimiento que al 28 de Febrero no haya adquirido el equipo, sin excepciones, para todos los establecimientos de faena, sin distinción, ni exclusión por tamaño, categoría o localización. No podrá faenar ganado bovino.

 

Por Franco Cartagenova