En tiempos de turbulencia es importante no perder el foco, buscar una solución al problema y caminar hacia delante. Es innegable el impacto de las nuevas tecnologías en el agro; transformaron los sistemas productivos, la gestión de la información y mejoraron la productividad. La inversión en high tech ha crecido más de 8 veces en los últimos 6 años y el total de inversiones en la tecnología agrícola aumentó más del 40% en 2018, alcanzando los 17.000 millones de dólares. La mitad invertida en Estados Unidos, un 30% en la República Popular China y el resto en distintos países del mundo.
Ya todos conocemos el concepto de la ingeniería genética; la manipulación directa de los genes de un organismo usando la biotecnología para modificar los genes, eliminarlos o duplicarlos. La misma nos presenta una gran oportunidad para el futuro de la producción de carne. Esta tecnología ya es aplicada para la edición de genes en la cría de salmones en Canadá y en Inglaterra para la producción avícola. Luego de la peste porcina, en China quieren utilizarla también para prevenir enfermedades en cerdos.
En el mercado global y con gran participación de las dos superpotencias – EE.UU. y China – comienza la tendencia de reinventar el sistema mundial de producción de alimentos, buscando nuevas alternativas para la incorporación de genes específicos en las distintas producciones agroalimentarias y así prevenir enfermedades o hacerlos resistentes a cambios climatológicos.
Como pioneros de este proceso extraordinario encontramos a Canadá con la producción de salmón, quienes agregan o bien, “editan” dos genes específicos provenientes de otras variedades ictícolas en el “Salmón Atlántico”, que es el más valioso, con el objetivo de tornarlo más grande y de más rápido crecimiento. Generando ganancias en la productividad de más del 30%. Y luego, en Inglaterra se centraron en la creación de aves resistentes a diversas enfermedades, a través de la eliminación de virus específicos como los de la “gripe” o “influenza”, que es la raíz de periódicas pandemias. Estas innovaciones se encuentran en las primeras fases de su producción, pero todos sabemos la rapidez con la cual avanza el mercado, por lo cual, no cabe duda que en breve encontremos en nuestros supermercados carnes modificadas genéticamente.
Desde 1973, la edición de los genes está presente, cuando decidieron combinar ADN para dar origen a las semillas genéticamente modificadas (GM) que transformaron a la agricultura mundial. Desde hace más de 40 años buscamos innovar en el rubro y encontrar mejores alternativas. ¿Puede ser el 2019 el año de la revolución para la producción de carne liderada por la ingeniería genética?