La decimotercera edición de Argentina Visión 2040 reunió a líderes del agro, la tecnología y la educación en una jornada con foco en el valor agregado. Se debatió sobre el futuro de la producción, el rol de las nuevas generaciones y los desafíos que plantea la inteligencia artificial para transformar el país.
El evento “Argentina Visión 2040”, que se llevó a cabo en el auditorio Plaza Galicia, CABA, reunió presencial y virtualmente a casi 800 personas. Bajo el lema Craneando la agroalimentación argentina: en busca del agregado de valor, la jornada puso el foco en la educación, la tecnología y la construcción de redes para proyectar un modelo productivo con más oportunidades.
Una vez más, el encuentro se realizó a total beneficio de la Fundación BisBlick Talento Joven, y se recaudó el equivalente a 28 becas para seguir acompañando a jóvenes de alto potencial en contextos de vulnerabilidad socioeconómica para que puedan convertirse en los primeros profesionales de sus familias.
La apertura estuvo a cargo de José Demicheli, fundador y CEO de ADBlick, quien recordó el origen de la fundación: ‘Bis’ es mirar en alemán y ‘blick’ es ese clic, ese momento en el que algo te cambia para siempre. Es volver a mirar, con otros ojos”, explicó. “Queremos darles las herramientas para que corten con una historia y empiecen otra”.
Por su parte, Belén Ochoa, directora ejecutiva de BisBlick, sumó una mirada potente sobre la misión del programa: “Nos encontramos con hermanos y padres que terminan el secundario gracias al impulso de estos chicos. Talento hay, ganas hay. Pero no sé si veo tantas oportunidades. Pensemos qué podemos hacer desde nuestro lugar «. Actualmente, más de 220 jóvenes forman parte del programa, y su transformación repercute en todo su entorno.
Rompiendo moldes: cómo las nuevas generaciones y la adaptación impulsan el futuro del agro
El futuro del agro no se construye solo con tecnología, sino con información, formación y nuevas generaciones que rompen moldes. Así lo plantearon distintos referentes.
Desde el ámbito académico, Dante Romano, profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destacó que en un congreso internacional presentaron cuatro casos desarrollados por jóvenes de la fundación (entre ellos, uno sobre inteligencia artificial aplicada a biopesticidas), tres de los cuales llegaron a la final. “Nunca hay vientos favorables para el que no sabe a dónde va. Y ese rumbo se encuentra a través de la educación”, subrayó.
Esa transformación también ocurre cuando se genera acceso. “Los chicos de BisBlick están hackeando su sistema. El camino que tenían marcado era repetir lo que vieron en casa, pero decidieron romperlo”, dijo Belén Ochoa.
Por su parte, Juan Cabrera, fundador del fondo de inversión Xperiment Ventures, hizo foco en la tecnología y advirtió que la aceleración de la misma exige una rápida adaptación. “En los próximos cinco años se van a lanzar más productos que en toda la historia de la humanidad”, apuntó, y remarcó que el agro debe abandonar viejas lógicas y adoptar una cultura de datos. “Las empresas con mentalidad fundadora y foco en la innovación serán las que lideren”, concluyó.
A su turno, Pablo Tamburo, CEO de Argensun Foods, aportó una mirada optimista basada en la colaboración: “La invitación que quiero hacer hoy es a ver el vaso lleno. Si nos centramos en el vaso vacío, sabemos que estamos en un momento complejo. Pero tenemos la capacidad de encontrar soluciones”. Para Tamburo, las alianzas estratégicas son clave: “Empezar a ver a productores, clientes, proveedores, competidores y hasta la propia gente de la empresa como parte de un equipo permite que las soluciones aparezcan más fácil. Hoy hay que ser eficientes y competitivos para tener un lugar en el mundo”.
Reinventar el agro: liderazgos, inteligencia artificial y biotecnología
Durante el evento, distintos referentes coincidieron en que transformar el agro exige revisar no solo los procesos, sino también la forma de liderar.
Néstor Sibaja, transformational business partner en CoCreaBiz, cuestionó los liderazgos tradicionales: “¿Estoy liderando desde un valor que puede volverse obsoleto en tres meses?”, se preguntó. Según sostuvo, el agro debe abandonar lógicas heredadas y avanzar hacia decisiones basadas en datos. “El gran desafío es transformar un portaaviones en una nave liviana sin perder esencia”, graficó.
Demian Gil Marino, director de Tecnología en Microsoft Sudamérica Hispana, profundizó sobre ese cambio cultural: “La verdadera transformación no es solo tecnológica, sino organizacional”, afirmó. Y destacó que las empresas que integran inteligencia artificial ya están creando estructuras ágiles, con colaboradores digitales que trabajan junto a humanos. “La mejor manera de que no nos reemplace la IA es aprender a utilizarla”, resumió.
Desde el ámbito de la inversión en ciencia, Matías Peire, fundador del fondo GRIDX, propuso una revolución pendiente: la de la materia. “La energía y la información ya cambiaron. Ahora es momento de repensar cómo producimos alimentos, materiales e insumos”, explicó. Según destacó, la biotecnología permite rediseñar procesos productivos con organismos vivos, y hoy es posible lanzar startups biotecnológicas con el mismo capital que requería una empresa digital hace una década.
Josefina Demicheli, ingeniera agrónoma y breeder en Argensun Foods, cerró el bloque poniendo el foco en el valor desde el origen: “La genética y la biotecnología son el primer eslabón de la cadena de valor, pero no estamos protegidos por el marco regulatorio”, advirtió. También alertó sobre la pérdida de talentos en ciencia aplicada: “Tenemos las herramientas y el talento. Lo que falta es generar los espacios para que los jóvenes puedan quedarse”.
Innovar para sostener el futuro productivo
Santiago Bisso, digital natives field sales de Google Cloud, habló del nuevo paradigma que impone la inteligencia artificial: “La prioridad es ganar la carrera de la IA”, afirmó, y para eso, reveló que la empresa invertirá este año 75 mil millones de dólares en chips, “más de lo que exporta todo el agro argentino en un año”. Estos chips son el corazón de los sistemas inteligentes, los centros de datos y la robótica autónoma.
Desde otro enfoque, Rubén Altman, fundador de Atom.la, propuso repensar el sistema productivo. “No se trata solo de producir alimentos, sino de construir el mundo en el que queremos vivir”, sostuvo. Su fondo invierte en startups que usan biodiversidad y conocimiento ecológico como motor de cambio.
Tatiana Malvasio, cofundadora de Kilimo, expuso cómo la gestión eficiente del riego puede tener impacto ambiental concreto: “Trabajamos en cuencas hídricas para restaurar millones de litros de agua mediante soluciones tecnológicas”, explicó. Su enfoque apunta a garantizar el recurso para la industria, las comunidades y los ecosistemas.
En el plano financiero, Marcos Herbin, CEO de Nera, contó cómo la fintech ya movilizó más de 1.600 millones de dólares en créditos para más de 6.000 productores. “El agro invierte 16.000 millones por año en insumos, y el 70% es financiamiento externo. No hace falta una gran idea: hace falta un gran problema que resolver”, cerró.
Del maíz a la energía, del cerdo al biogás: cuando el agro apuesta al valor agregado
Distintos referentes compartieron experiencias que demuestran cómo la innovación puede generar impacto real desde distintas aristas del agro. Manuel Ron, cofundador de Bio4, repasó dos décadas de trabajo junto a productores del sur de Córdoba para transformar maíz en energía. “Hoy producimos etanol, biogas, electricidad, biofertilizantes y exportamos tecnología”, destacó. Pero aclaró que la transición energética no depende solo de la innovación: “Se necesita infraestructura, inversión y trabajo colaborativo”.
Daniel Fenoglio, CEO de Cabaña Argentina, mostró cómo la tecnología también impulsa la eficiencia y el bienestar animal en la producción porcina. “Monitoreamos temperatura, dióxido de carbono, niveles de amoníaco y hasta la cantidad de tos o gemidos en los galpones, lo que nos permite anticipar problemas sanitarios”, explicó. Además, su empresa reutiliza los efluentes para generar biogás y fertilizantes. “La tecnología ya no es algo del futuro, está presente hoy en todos los criaderos que apuestan por producir mejor”, afirmó.
En esa misma línea de transformación, Agustina Veiga, directora comercial de UPL Argentina, propuso no perder de vista el sentido último de la innovación: las personas. “Hablamos mucho de inteligencia artificial, pero a veces olvidamos el “para qué”: es para las personas”, subrayó. Para Veiga, el liderazgo actual exige desaprender, escuchar y fomentar una cultura colaborativa. “No se trata de esperar a las nuevas generaciones. Es nuestra responsabilidad cambiar la forma en que trabajamos” manifestó.
Por su parte, Alejandro Larosa, cofundador de FyO, relató cómo aprendió de algunos fracasos para marcar el nuevo rumbo de su empresa. “Queríamos digitalizar el agro en 1999, pero estuvimos a 90 días de cerrar”, contó. El giro fue enfocarse en la comercialización de granos y desde ahí crear un ecosistema con soluciones de crédito, exportación, nutrición y tecnología. Hoy operan en varios países y su unidad en Brasil ya duplica la facturación año tras año. “Fue una de las mejores decisiones que tomamos”, aseguró.
Una red que potencia talento: el modelo BisBlick
La Fundación BisBlick,actualmente sostiene un programa de becas que alcanza a más de 130 estudiantes cada mes, gracias a un modelo económico sustentable y una red de aliados.
“Hace 12 años detectamos un problema de falta de oportunidades. Así nació BisBlick, como un emprendimiento social”, contó Belén Ochoa. A lo largo del tiempo, el modelo fue creciendo, profesionalizándose y hoy integra mentores, empresas, capacitaciones y una comunidad que acompaña el desarrollo académico y laboral de los jóvenes.
José Demicheli, uno de los fundadores, destacó que el modelo económico también evolucionó: “Empezamos con aportes fundacionales. Hoy, el 55% del financiamiento viene de empresas que confían en nosotros, mientras que la filantropía representa solo el 9%. Tenemos un nombre, un track record, y eso abre oportunidades”.
Javier Galli recordó los inicios: “Nos dimos cuenta de que no se trataba de seleccionar jóvenes profesionales, sino de mirar más allá del contexto. Evaluamos su potencial, no su punto de partida”. Ese proceso se perfeccionó con herramientas para evaluar competencias a través del juego y entrevistas individuales con foco en la realidad socioeconómica.
Hoy, BisBlick también acompaña procesos de pasantías con empresas como Unilever, Danone, Tenaris y Puig e impulsa programas con foco en género, diversidad y empleabilidad.
“Para nosotros, las diferencias no generan jerarquías”, cerró Daphne Mac Grath. “Nos movemos por la juventud y creemos que las generaciones se empoderan mutuamente. Solo nos llevamos de este mundo lo que somos capaces de dar”.
Argentina Visión 2040 volvió a demostrar que el valor agregado también se construye desde las personas. Educación, ciencia, tecnología y colaboración fueron los pilares de una jornada que dejó ideas concretas, datos importantes y, sobre todo, inspiración.