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Se viene una nueva edición del torneo que reúne al agro y la educación: Allaria ADBlick Open Golf, 100 jugadores para 100 becas

El próximo 7 de noviembre, el campo de golf de La Orquídea en Cardales volverá a recibir a 100 referentes del sector agropecuario para la quinta edición del Allaria ADBlick Open Golf, el torneo solidario organizado por ADBlick a beneficio de la Fundación BisBlick Talento Joven.

Se trata de una jornada que combina deporte, campo y compromiso social en un entorno distendido y que se ha convertido en un evento muy esperado, del que todos quieren participar. Este año, el gran desafío es recaudar fondos para financiar 100 becas anuales destinadas a jóvenes de alto potencial.

De una idea a un clásico solidario

“Lo que comenzó hace cuatro años como una simple idea para organizar un torneo superó por completo nuestras expectativas. Descubrimos que la combinación de deporte, aire libre, camaradería, networking y un propósito solidario genera una experiencia única. Hoy entendemos que este tipo de encuentros permiten conectarnos desde otro lugar, fomentar la creatividad, intercambiar ideas y sumar esfuerzos por una causa que vale la pena”, explicó José Demicheli, CEO de ADBlick y fundador de BisBlick.

“Sabemos lo importante que es la formación universitaria y apuntamos a construir junto a los jóvenes una cultura del trabajo basada en el compromiso y el aprendizaje continuo. Nos emociona ver cómo este torneo se ha consolidado en la agenda de tantos golfistas amateurs, al punto de tener lista de espera desde hace meses”, agregó.

Educación y oportunidades que transforman

Este evento se ha transformado en una fuente importante de recaudación para la Fundación BisBlick Talento Joven, que ya otorgó más de 220 becas a jóvenes provenientes de contextos vulnerables para que inicien o continúen estudios superiores y se conviertan en los primeros profesionales de sus familias. 

“Los jóvenes que participan en los programas de BisBlick tienen muchas ganas de progresar y capacidad. Quieren estudiar y confían en el conocimiento como camino para su desarrollo. Desde la fundación los acompañamos a través de becas, mentores y oportunidades laborales. Son ejemplos a seguir en sus familias y comunidades”, destacó Belén Ochoa, directora ejecutiva de la organización.

“Realizamos un seguimiento continuo y, en los últimos años, también articulamos con grandes empresas para generar espacios de capacitación y facilitar la inserción laboral en empleos de calidad”, agregó.

El agro se viste de golf

Los jugadores forman parte del top management de importantes empresas del sector y estarán divididos en cuatro equipos patrocinados por compañías que apoyan la iniciativa desde la primera edición: Augusta Granos (Quartier), The Open Ganadería (Williams Agroservicios), Championship Olivos (NK) y Abierto Campos (DVA).

Además de la competencia deportiva y el networking, habrá importantes premios que coronarán una jornada que promete ser tan atractiva como solidaria.

Este año los jugadores competirán por la Klein Cup. El gran premio será un Mercedes Benz para el Hoyo en 1 (par 3 hoyo 17) y el sorteo principal estará auspiciado por SEDA, con el acompañamiento de Chapelco Golf Club y Loi Suites Chapelco Hotel. 

La quinta edición del Allaria ADBlick Open Golf no solo asegura una experiencia deportiva de primer nivel, sino que también representa una oportunidad concreta para impulsar el acceso a la educación superior de jóvenes con talento. Una vez más, el agro se reúne para sembrar futuro.Para conocer más del evento: @adblick_opengolf

Rentabilidad y previsibilidad: las claves del crecimiento del girasol

Por Santiago del Carril, Gerente General de ADBlick Granos

El girasol vuelve a ocupar un lugar muy importante en la agricultura argentina. Las proyecciones superan las 2,7 millones de hectáreas sembradas para la próxima campaña 25/26 y una producción cercana a los 6 millones de toneladas, posicionando a este cultivo nuevamente en el centro de la escena productiva.

Las razones de este resurgimiento son múltiples, pero hay una que sobresale: la rentabilidad esperada. En un contexto donde los márgenes de otros cultivos se ajustan, el girasol se consolida como una alternativa sólida, estable  y previsible. Su ecuación económica más eficiente, combinada con costos contenidos, demanda continua con mejores precios y un esquema impositivo más favorable —menores derechos de exportación—, genera un impacto directo en el área de siembra y ofrece mejores resultados para la producción primaria 

En el plano internacional, el escenario también juega a favor. Si bien la Argentina no define los precios globales de este producto y sus derivados —marcados por lo que sucede en la región del Mar Negro, principalmente en Rusia y Ucrania—, el país cumple un rol clave como principal oferente del hemisferio sur. En un mundo de alta volatilidad geopolítica, nuestra producción se consolida como un origen confiable de abastecimiento.

El conflicto en Europa del Este y las condiciones climáticas adversas en esa zona redujeron la oferta global y fortalecieron las cotizaciones del aceite, producto que marca el pulso del negocio girasolero. En ese contexto, Argentina emerge como el mejor “plan B” del mercado mundial, con capacidad para responder cuando los grandes exportadores enfrentan dificultades productivas o logísticas, asegurando abastecimiento, productos de alta calidad y valor agregado.

A diferencia de lo que ocurría hace una década, hoy existe un mercado más transparente y competitivo localmente, con múltiples compradores de primera línea y una industria aceitera local en crecimiento. Las inversiones en molienda y exportación de aceite refuerzan el dinamismo de la cadena, generando competencia, mejores condiciones comerciales y nuevas oportunidades para el productor.

Adicionalmente, los mercados internacionales elevan sus estándares en trazabilidad y sustentabilidad. Los compradores exigen cada vez más información sobre el origen, las prácticas agrícolas y la huella ambiental de los productos. En este sentido, la Argentina está muy bien posicionada: cuenta con tecnología, sistemas de certificación y procesos que garantizan calidad y transparencia a lo largo de toda la cadena.

De cara a los próximos años, el desafío será mantener esta competitividad y consolidar al girasol como un cultivo estratégico dentro del esquema productivo nacional. La articulación entre productores y la cadena de valor en general, compañías de insumos y semilleros, distribuidores e industria  será clave para sostener la innovación, la eficiencia logística y así diferenciarnos con un mejor producto para el mercado local y global.

Girasol: un cultivo con pasado, presente y gran futuro; una oportunidad para los productores argentinos

Por Esteban Romero, Gerente de Producción de ADBlick Granos

El girasol volvió a ser protagonista en los planteos agrícolas argentinos. En un contexto desafiante para los márgenes de la mayoría de los cultivos, su continua demanda, buena adaptación a distintos ambientes, bajo costo de implantación y mejora en los precios, lo posicionaron como una alternativa sólida dentro de la rotación, en muchas zonas estratégicas de la agricultura argentina. Pero más allá de los números coyunturales, el girasol ofrece una oportunidad de fondo: consolidar un modelo productivo más eficiente, tecnificado y diversificado.

Desde el punto de vista productivo, el gran cambio de los últimos años vino de la mano del mejoramiento genético. Los nuevos híbridos —tanto linoleicos como alto oleicos— ofrecen rendimientos similares, pero con un salto importante en sanidad, estabilidad de rinde en múltiples zonas y alto potencial de producción. Esto permite que el girasol vuelva a ganar espacio en zonas donde había sido desplazado por enfermedades como la phomosis o el mildiu, que hoy están mucho más controladas gracias a la genética y al manejo.

Otro factor clave es la adaptación del cultivo a condiciones de estrés hídrico. El girasol es un cultivo con una notable estabilidad interanual: responde bien a años secos y, manejado correctamente, puede mantener rendimientos consistentes donde otros cultivos sufren. Eso no significa que no requiera agua, sino que tolera mejor la falta y penaliza más los excesos. Por eso, elegir el ambiente y la fecha de siembra adecuados es determinante.

Un aspecto que los productores debemos seguir fortaleciendo es el uso de tecnología de precisión y conocimiento de los ambientes. En ADBlick Granos trabajamos con siembra variable y ajustes de densidad en función del potencial de cada lote. También realizamos análisis previos de nitrógeno para definir dosis ajustadas y eficientes. Son prácticas que marcan la diferencia, sobre todo en un cultivo donde muchas veces se invierte poco y se espera mucho. El girasol necesita un buen arranque: asegurar una siembra pareja y una correcta implantación es el primer paso para un buen resultado.

En nuestra compañía, el girasol ocupa históricamente un lugar estratégico dentro del portfolio productivo. Este año estamos sembrando alrededor de 72.000 hectáreas, de las cuales más de 24.000 corresponden a girasol, lo que representa un crecimiento aproximado del 40% respecto de la campaña anterior. En su mayoría —más del 90%— se trata de híbridos de alto oleico, donde buscamos un mejor premio de precio por calidad y contenido de aceite, sin resignar productividad..

Aun con estos avances, persisten desafíos estructurales. El primero es cultural: en muchas zonas donde el girasol fue tradicional, se dejó de hacer por desconocimiento o falta de actualización técnica. Volver a incorporarlo requiere capacitación y difusión de buenas prácticas. El segundo desafío está en expandir la superficie sin perder eficiencia: no se trata de sembrar más por sembrar, sino de hacerlo donde el ambiente y la tecnología acompañen. Y el tercero, en fortalecer la articulación de la cadena, para asegurar un crecimiento sostenido que atraiga más inversión industrial y comercial.

En síntesis, el girasol es hoy una alternativa rentable y estratégica, pero sobre todo es una herramienta para producir mejor: diversifica, mejora los suelos y aporta estabilidad. Con genética moderna, manejo de precisión y una visión de largo plazo, Argentina tiene todo para consolidarse nuevamente como un jugador relevante en el mapa mundial del girasol.

«Del legado al futuro: cómo transformar las empresas familiares agropecuarias para que puedan resistir»

En una nueva edición del Día del Inversor, ADBlick propuso una charla centrada en los desafíos que enfrentan las empresas familiares del sector agropecuario. El evento abordó el traspaso de liderazgo, la convivencia entre distintas generaciones, la profesionalización de la gestión y la vital preservación de los vínculos como parte fundamental del activo.

El encuentro tuvo como protagonistas a Lucio Traverso, director del Centro de Empresas Familiares y profesor de Política de Empresas del IAE Business School,y a José Demicheli, fundador y CEO de ADBlick y también profesor de Entrepreneurship del IAE. A través de un diálogo abierto, se abordaron temas que trascienden lo económico y exigen una mirada más humana sobre la gestión de las organizaciones familiares.

Para dar inicio a esta charla, José comentó: “el interés por los temas de estrategia y governance siempre estuvieron presentes en el ADN de ADBlick, porque hacen a la profesionalización de las empresas y creemos que ahí hay una oportunidad para aportar valor a todo el ecosistema del agro”. 

“La empresa familiar no comienza cuando el hijo se incorpora a trabajar, sino desde el momento en que nace la familia del fundador”,expresó Traverso al comenzar su exposición, para ilustrar cómo la dinámica familiar atraviesa a la empresa desde su origen. En el caso del agro, el vínculo entre familia y empresa es aún más profundo, ya que el campo no es solo un activo, sino también parte de la historia compartida. «Hay una pertenencia muy fuerte a la tierra y una cercanía intensa con la naturaleza. Esto construye valores, pero también puede dificultar la profesionalización y perpetuar estructuras informales», advirtió.

La empresa familiar agropecuaria: identidad, legado y particularidades

Traverso destacó que el agro tiene características propias que hacen de la empresa familiar un caso singular. “Estamos hablando de empresas que trabajan con materia viva, con ciclos productivos ligados a la naturaleza y con un fuerte arraigo territorial y emocional. No es lo mismo liderar una metalúrgica que despertarse cada mañana con la vista al campo que fundó tu abuelo”, explicó.

Además, remarcó que la estructura tradicional del agro, basada muchas veces en decisiones informales o hereditarias, tiende a postergar la profesionalización. Frente a los conflictos entre familiares, la solución más habitual fue repartir las tierras, lo que llevó a la fragmentación de las unidades productivas. “La solución fácil fue dividir hectáreas. Pero eso va en contra de la sustentabilidad y la competitividad a largo plazo. El desafío es generar unidad, no fragmentación”, advirtió.

Estas particularidades hacen que la gestión empresarial esté fuertemente atravesada por los vínculos personales, lo cual requiere una mirada integral que contemple tanto lo afectivo como lo organizacional. “Hay empresas familiares que funcionan casi sin estructuras formales porque el fundador lo resuelve todo. Pero cuando se suman nuevas generaciones, esa lógica se vuelve inviable”, explicó.

Sucesión con propósito y preparación del camino sin romper los lazos

Uno de los ejes centrales de la charla fue la sucesión. Traverso fue contundente: “La sucesión no es una amenaza, es una oportunidad. Pero hay que prepararla con tiempo, con comunicación, con compromiso de ambas partes”. Y agregó: “El problema no es que los fundadores quieran seguir, sino que muchas veces los sucesores no están listos o no quieren tomar el mando”.

Para ilustrar la carga emocional del tema, se invitó a los asistentes a participar de una encuesta en vivo: cuando se les pidió que dijeran con una palabra qué les genera la palabra “sucesión”, las más repetidas fueron “miedo”, “conflicto”, “paciencia”, “esperanza” y “continuidad”. Traverso remarcó que, en la mayoría de los casos, el conflicto no es económico, sino vincular.

También se abordó el tema de las diferencias generacionales, un factor que muchas veces enciende los conflictos. El director del Centro de Empresas Familiares explicó que cada generación tiene una mirada distinta sobre el trabajo, el éxito y el rol de la empresa. “Nuestros abuelos creían en el sacrificio y la permanencia; nuestros padres, en el crecimiento y la expansión; y los más jóvenes hoy buscan equilibrio con su vida personal y trabajar en un lugar con propósito e impacto”, detalló. Frente a eso, propuso evitar los juicios y tender puentes de entendimiento. “No se trata de quién tiene razón, sino de cómo convivimos con esas miradas distintas. Si no hay diálogo, las diferencias se vuelven grietas”, advirtió.

En este contexto, propuso tres etapas del liderazgo: hacer, enseñar a hacer y dejar hacer. “Y la última es la más difícil”, señaló. Soltar el control, confiar en el otro y correrse del centro del escenario puede ser un proceso doloroso, pero necesario para el futuro del proyecto familiar.

Además se habló de la importancia de formar nuevos líderes. Traverso insistió en que el apellido no alcanza: “La empresa necesita legitimidad, pasión y capacidad. El sucesor no se designa, se construye”. Para ello, recomendó que los más jóvenes se formen fuera del negocio, ganen experiencia, desarrollen criterio propio y regresen con una visión renovada. También destacó el rol de los mentores y figuras de referencia en este proceso.

También subrayó que la continuidad de la empresa familiar depende de su capacidad de profesionalización y adaptación a los cambios. “El mercado cambia, las exigencias son otras, y no siempre las competencias de la familia coinciden con lo que la empresa necesita”, advirtió. En ese sentido, la irrupción de herramientas como la inteligencia artificial plantea nuevos desafíos. “Hoy la IA irrumpe como una herramienta que puede potenciar la eficiencia, pero también obliga a repensar los roles familiares y la profesionalización de la gestión”, sostuvo. “El gran desafío es que las capacidades de quienes están al mando estén a la altura de lo que la competitividad actual exige. A veces hay un buen encastre entre las capacidades familiares y lo que el mercado demanda, y a veces no. Ahí está el riesgo”.

La charla cerró con una invitación a pensar la empresa no solo como una generadora de riqueza económica, sino como un espacio de realización personal y comunitaria. “El peor escenario no es perder plata, sino romper la relación. Si la familia está unida, lo perdido se puede recuperar. Pero si se quiebra el vínculo, ya no hay proyecto posible”, sintetizó.

En ese sentido, la comunicación activa y la confianza mutua aparecieron como pilares esenciales. “Lo que no se habla se actúa. Y muchas veces los desacuerdos de hoy vienen de heridas no resueltas en el pasado”, advirtió Traverso. Por eso insistió en la necesidad de enfrentar los conflictos en tiempo real, de forma proactiva, sin barrerlos debajo de la alfombra. “Las empresas familiares no se destruyen por un problema, sino por no hablarlo”, subrayó.

El impacto de la actualidad en las empresas agropecuarias

Hacia el final, José Demicheli planteó algunos temas que están atravesando muchas Pymes actualmente, como márgenes erosionados por la inflación en dólares, la caída del consumo y las trabas para importar. Traverso respondió que el gobierno de Milei abrió “una ventana de competitividad” que mantiene viva la expectativa de transformación. Sin embargo, advirtió: “No alcanza con hacer lo mismo mejor. Hay que hacer cosas distintas. Si no, cuando la ventana se cierre, nos va a agarrar en el aire”.

Luego al ser consultado por el rumbo económico del país y las políticas del actual gobierno, Traverso fue contundente: “El subsidio es una locura cuando no genera valor. La ayuda que no dignifica termina degradando. No se combate la pobreza con plata, sino con empleo productivo”. También advirtió sobre el riesgo de priorizar lo individual por sobre lo colectivo: “Hoy hay empresarios ricos con empresas pobres. Hay que dejar de mirar solo lo individual. Necesitamos pensar de forma más comunitaria”.

Por su parte, Demicheli cerró con una reflexión que resume el espíritu de la charla: “Los problemas de hoy vienen de decisiones del pasado. Lo que uno puede transformar es su propio  metro cuadrado. Y eso ya es un montón. Si tomamos buenas decisiones hoy, podemos construir un futuro más virtuoso y sostenible”.

“La energía y la información ya cambiaron. Ahora es momento de repensar cómo producimos alimentos, materiales e insumos”

La decimotercera edición de Argentina Visión 2040 reunió a líderes del agro, la tecnología y la educación en una jornada con foco en el valor agregado. Se debatió sobre el futuro de la producción, el rol de las nuevas generaciones y los desafíos que plantea la inteligencia artificial para transformar el país.


El evento “Argentina Visión 2040”, que se llevó a cabo en el auditorio Plaza Galicia, CABA, reunió presencial y virtualmente a casi 800 personas. Bajo el lema Craneando la agroalimentación argentina: en busca del agregado de valor, la jornada puso el foco en la educación, la tecnología y la construcción de redes para proyectar un modelo productivo con más oportunidades.


Una vez más, el encuentro se realizó a total beneficio de la Fundación BisBlick Talento Joven, y se recaudó el equivalente a 28 becas para seguir acompañando a jóvenes de alto potencial en contextos de vulnerabilidad socioeconómica para que puedan convertirse en los primeros profesionales de sus familias.


La apertura estuvo a cargo de José Demicheli, fundador y CEO de ADBlick, quien recordó el origen de la fundación: ‘Bis’ es mirar en alemán y ‘blick’ es ese clic, ese momento en el que algo te cambia para siempre. Es volver a mirar, con otros ojos”, explicó. “Queremos darles las herramientas para que corten con una historia y empiecen otra”.


Por su parte, Belén Ochoa, directora ejecutiva de BisBlick, sumó una mirada potente sobre la misión del programa: “Nos encontramos con hermanos y padres que terminan el secundario gracias al impulso de estos chicos. Talento hay, ganas hay. Pero no sé si veo tantas oportunidades. Pensemos qué podemos hacer desde nuestro lugar «. Actualmente, más de 220 jóvenes forman parte del programa, y su transformación repercute en todo su entorno.


Rompiendo moldes: cómo las nuevas generaciones y la adaptación impulsan el futuro del agro


El futuro del agro no se construye solo con tecnología, sino con información, formación y nuevas generaciones que rompen moldes. Así lo plantearon distintos referentes.


Desde el ámbito académico, Dante Romano, profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destacó que en un congreso internacional presentaron cuatro casos desarrollados por jóvenes de la fundación (entre ellos, uno sobre inteligencia artificial aplicada a biopesticidas), tres de los cuales llegaron a la final. “Nunca hay vientos favorables para el que no sabe a dónde va. Y ese rumbo se encuentra a través de la educación”, subrayó.


Esa transformación también ocurre cuando se genera acceso. “Los chicos de BisBlick están hackeando su sistema. El camino que tenían marcado era repetir lo que vieron en casa, pero decidieron romperlo”, dijo Belén Ochoa.


Por su parte, Juan Cabrera, fundador del fondo de inversión Xperiment Ventures, hizo foco en la tecnología y advirtió que la aceleración de la misma exige una rápida adaptación. “En los próximos cinco años se van a lanzar más productos que en toda la historia de la humanidad”, apuntó, y remarcó que el agro debe abandonar viejas lógicas y adoptar una cultura de datos. “Las empresas con mentalidad fundadora y foco en la innovación serán las que lideren”, concluyó.


A su turno, Pablo Tamburo, CEO de Argensun Foods, aportó una mirada optimista basada en la colaboración: “La invitación que quiero hacer hoy es a ver el vaso lleno. Si nos centramos en el vaso vacío, sabemos que estamos en un momento complejo. Pero tenemos la capacidad de encontrar soluciones”. Para Tamburo, las alianzas estratégicas son clave: “Empezar a ver a productores, clientes, proveedores, competidores y hasta la propia gente de la empresa como parte de un equipo permite que las soluciones aparezcan más fácil. Hoy hay que ser eficientes y competitivos para tener un lugar en el mundo”.


Reinventar el agro: liderazgos, inteligencia artificial y biotecnología

Durante el evento, distintos referentes coincidieron en que transformar el agro exige revisar no solo los procesos, sino también la forma de liderar.

Néstor Sibaja, transformational business partner en CoCreaBiz, cuestionó los liderazgos tradicionales: “¿Estoy liderando desde un valor que puede volverse obsoleto en tres meses?”, se preguntó. Según sostuvo, el agro debe abandonar lógicas heredadas y avanzar hacia decisiones basadas en datos. “El gran desafío es transformar un portaaviones en una nave liviana sin perder esencia”, graficó.

Demian Gil Marino, director de Tecnología en Microsoft Sudamérica Hispana, profundizó sobre ese cambio cultural: “La verdadera transformación no es solo tecnológica, sino organizacional”, afirmó. Y destacó que las empresas que integran inteligencia artificial ya están creando estructuras ágiles, con colaboradores digitales que trabajan junto a humanos. “La mejor manera de que no nos reemplace la IA es aprender a utilizarla”, resumió.

Desde el ámbito de la inversión en ciencia, Matías Peire, fundador del fondo GRIDX, propuso una revolución pendiente: la de la materia. “La energía y la información ya cambiaron. Ahora es momento de repensar cómo producimos alimentos, materiales e insumos”, explicó. Según destacó, la biotecnología permite rediseñar procesos productivos con organismos vivos, y hoy es posible lanzar startups biotecnológicas con el mismo capital que requería una empresa digital hace una década.

Josefina Demicheli, ingeniera agrónoma y breeder en Argensun Foods, cerró el bloque poniendo el foco en el valor desde el origen: “La genética y la biotecnología son el primer eslabón de la cadena de valor, pero no estamos protegidos por el marco regulatorio”, advirtió. También alertó sobre la pérdida de talentos en ciencia aplicada: “Tenemos las herramientas y el talento. Lo que falta es generar los espacios para que los jóvenes puedan quedarse”.

Innovar para sostener el futuro productivo


Santiago Bisso, digital natives field sales de Google Cloud, habló del nuevo paradigma que impone la inteligencia artificial: “La prioridad es ganar la carrera de la IA”, afirmó, y para eso, reveló que la empresa invertirá este año 75 mil millones de dólares en chips, “más de lo que exporta todo el agro argentino en un año”. Estos chips son el corazón de los sistemas inteligentes, los centros de datos y la robótica autónoma.


Desde otro enfoque, Rubén Altman, fundador de Atom.la, propuso repensar el sistema productivo. “No se trata solo de producir alimentos, sino de construir el mundo en el que queremos vivir”, sostuvo. Su fondo invierte en startups que usan biodiversidad y conocimiento ecológico como motor de cambio.


Tatiana Malvasio, cofundadora de Kilimo, expuso cómo la gestión eficiente del riego puede tener impacto ambiental concreto: “Trabajamos en cuencas hídricas para restaurar millones de litros de agua mediante soluciones tecnológicas”, explicó. Su enfoque apunta a garantizar el recurso para la industria, las comunidades y los ecosistemas.


En el plano financiero, Marcos Herbin, CEO de Nera, contó cómo la fintech ya movilizó más de 1.600 millones de dólares en créditos para más de 6.000 productores. “El agro invierte 16.000 millones por año en insumos, y el 70% es financiamiento externo. No hace falta una gran idea: hace falta un gran problema que resolver”, cerró.


Del maíz a la energía, del cerdo al biogás: cuando el agro apuesta al valor agregado


Distintos referentes compartieron experiencias que demuestran cómo la innovación puede generar impacto real desde distintas aristas del agro. Manuel Ron, cofundador de Bio4, repasó dos décadas de trabajo junto a productores del sur de Córdoba para transformar maíz en energía. “Hoy producimos etanol, biogas, electricidad, biofertilizantes y exportamos tecnología”, destacó. Pero aclaró que la transición energética no depende solo de la innovación: “Se necesita infraestructura, inversión y trabajo colaborativo”.


Daniel Fenoglio, CEO de Cabaña Argentina, mostró cómo la tecnología también impulsa la eficiencia y el bienestar animal en la producción porcina. “Monitoreamos temperatura, dióxido de carbono, niveles de amoníaco y hasta la cantidad de tos o gemidos en los galpones, lo que nos permite anticipar problemas sanitarios”, explicó. Además, su empresa reutiliza los efluentes para generar biogás y fertilizantes. “La tecnología ya no es algo del futuro, está presente hoy en todos los criaderos que apuestan por producir mejor”, afirmó.


En esa misma línea de transformación, Agustina Veiga, directora comercial de UPL Argentina, propuso no perder de vista el sentido último de la innovación: las personas. “Hablamos mucho de inteligencia artificial, pero a veces olvidamos el “para qué”: es para las personas”, subrayó. Para Veiga, el liderazgo actual exige desaprender, escuchar y fomentar una cultura colaborativa. “No se trata de esperar a las nuevas generaciones. Es nuestra responsabilidad cambiar la forma en que trabajamos” manifestó.


Por su parte, Alejandro Larosa, cofundador de FyO, relató cómo aprendió de algunos fracasos para marcar el nuevo rumbo de su empresa. “Queríamos digitalizar el agro en 1999, pero estuvimos a 90 días de cerrar”, contó. El giro fue enfocarse en la comercialización de granos y desde ahí crear un ecosistema con soluciones de crédito, exportación, nutrición y tecnología. Hoy operan en varios países y su unidad en Brasil ya duplica la facturación año tras año. “Fue una de las mejores decisiones que tomamos”, aseguró.


Una red que potencia talento: el modelo BisBlick


La Fundación BisBlick,actualmente sostiene un programa de becas que alcanza a más de 130 estudiantes cada mes, gracias a un modelo económico sustentable y una red de aliados.


“Hace 12 años detectamos un problema de falta de oportunidades. Así nació BisBlick, como un emprendimiento social”, contó Belén Ochoa. A lo largo del tiempo, el modelo fue creciendo, profesionalizándose y hoy integra mentores, empresas, capacitaciones y una comunidad que acompaña el desarrollo académico y laboral de los jóvenes.


José Demicheli, uno de los fundadores, destacó que el modelo económico también evolucionó: “Empezamos con aportes fundacionales. Hoy, el 55% del financiamiento viene de empresas que confían en nosotros, mientras que la filantropía representa solo el 9%. Tenemos un nombre, un track record, y eso abre oportunidades”.


Javier Galli recordó los inicios: “Nos dimos cuenta de que no se trataba de seleccionar jóvenes profesionales, sino de mirar más allá del contexto. Evaluamos su potencial, no su punto de partida”. Ese proceso se perfeccionó con herramientas para evaluar competencias a través del juego y entrevistas individuales con foco en la realidad socioeconómica.


Hoy, BisBlick también acompaña procesos de pasantías con empresas como Unilever, Danone, Tenaris y Puig e impulsa programas con foco en género, diversidad y empleabilidad.


“Para nosotros, las diferencias no generan jerarquías”, cerró Daphne Mac Grath. “Nos movemos por la juventud y creemos que las generaciones se empoderan mutuamente. Solo nos llevamos de este mundo lo que somos capaces de dar”.


Argentina Visión 2040 volvió a demostrar que el valor agregado también se construye desde las personas. Educación, ciencia, tecnología y colaboración fueron los pilares de una jornada que dejó ideas concretas, datos importantes y, sobre todo, inspiración.