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El girasol, ante un momento histórico: “Hay un presente y un futuro cercano súper atractivo para la cadena”

El girasol vive un gran momento. En el Día del Inversor de ADBlick, referentes destacaron el crecimiento récord de siembra, la demanda europea por aceite alto oleico y la apuesta de toda la cadena por este cultivo que combina estabilidad y rentabilidad.

En el marco del Día del Inversor que organiza ADBlick, la atención estuvo puesta en el girasol, cultivo que este año atraviesa una campaña histórica en la Argentina.

Tras la mejor cosecha en lo que va del siglo, la superficie sembrada a nivel nacional crecería un 10% para alcanzar las 5,75 millones de toneladas. La cadena agroindustial apuesta fuerte por este cultivo.

“Estamos haciendo una apuesta muy grande, con un crecimiento histórico de más del 45% en comparación al año pasado”, señaló Santiago del Carril, gerente general de la firma.

La compañía destina un tercio de su área sembrada total al girasol —unas 26.000 hectáreas— y lo considera el cultivo más estable y rentable de su portfolio desde hace 17 campañas.

La clave está en la variedad alto oleico, que no solo garantiza rindes superiores, sino que también aporta un plus en el mercado por la calidad de su aceite.

“El girasol alto oleico es estable y rentable, y se adapta muy bien a distintos ambientes y fechas de siembra”, explicó Esteban Romero, gerente de producción de ADBlick, al detallar que los rindes de la compañía rondan los 2.400 kilos por hectárea, un 16% por encima del promedio nacional.

EL VALOR DEL ACEITE PREMIUM
La mirada internacional también le da respaldo a esta oleaginosa. Según Marcelo Cosso, líder del cultivo en COFCO y vicepresidente de la Asociación Argentina de Girasol, el mundo está demandando productos de mayor calidad, y el aceite de girasol alto oleico encaja en esa tendencia.

“El mundo va hacia los productos premium, y el aceite de girasol es uno de ellos. En eso, Argentina tiene un muy buen posicionamiento”, aseguró.

Los números son elocuentes: mientras la Unión Europea produce 3,2 millones de toneladas de girasol alto oleico, Ucrania 1,3 millones, Argentina apenas alcanza las 350.000 y Rusia 178.000. En ese contexto, la oportunidad está servida.

“La prima que se paga en el mercado por la calidad del aceite puede representar hasta 100 dólares extra por tonelada”, destacó Romero. La creciente preferencia de los consumidores europeos por alimentos con trazabilidad y valor agregado abre una ventana clave.

Como resumió Francisco Pérez Brea, brand manager de NK Semillas (Syngenta): “El consumidor hoy demanda más información y está dispuesto a pagar por la calidad adicional”.

ENTRE LA GEOPOLÍTICA Y LA TECNOLOGÍA
Uno de los principales desafíos que enfrenta el girasol argentino es la formación de precios, que depende del Mar Negro, la región donde se concentran los mayores productores mundiales.

“Argentina no es formadora de precios, pero tiene mucho volumen y la clave será comercializar en el momento justo”, apuntó Cosso.

Las tensiones bélicas, el clima extremo y las oscilaciones en los stocks internacionales marcan el pulso del mercado. En ese escenario incierto, la competitividad argentina se apoya en la investigación genética y en la innovación tecnológica.

NK Semillas, junto a ADBlick, invierte en el desarrollo de híbridos estables y de alto rendimiento. “Cuanto más se invierte, más ganancia genética y más rinde se logra”, remarcó Pérez Brea, al destacar la necesidad de actualizar la Ley de Semillas como una oportunidad para acelerar mejoras.

UNA CADENA COLABORATIVA EN EXPANSIÓN
El crecimiento del girasol no se explica solo por superficie sembrada o precios internacionales. También hay una estrategia colaborativa entre productores, semilleros e industria.

“Hoy hay un mercado mucho más maduro y transparente, con un montón de jugadores y compradores de primera línea”, celebró Del Carril.

En esa línea, Raúl Paillot, gerente comercial de NK Semillas, subrayó que además de mejorar la genética, se trabaja en sustentabilidad, agricultura regenerativa y trazabilidad, factores que agregan valor al producto argentino.

El presente muestra niveles récord de molienda en el país y una recuperación de áreas productivas, como Córdoba, que vuelven a apostar por el cultivo tras dos décadas. Con genética, tecnología y mercados dispuestos a pagar por calidad, el girasol argentino parece tener las condiciones para despegar.

“Hay un presente y un futuro cercano súper atractivo para la cadena”, concluyó Del Carril, convencido de que el cultivo se transformará en uno de los protagonistas indiscutidos del agro argentino.

«Del legado al futuro: cómo transformar las empresas familiares agropecuarias para que puedan resistir»

En una nueva edición del Día del Inversor, ADBlick propuso una charla centrada en los desafíos que enfrentan las empresas familiares del sector agropecuario. El evento abordó el traspaso de liderazgo, la convivencia entre distintas generaciones, la profesionalización de la gestión y la vital preservación de los vínculos como parte fundamental del activo.

El encuentro tuvo como protagonistas a Lucio Traverso, director del Centro de Empresas Familiares y profesor de Política de Empresas del IAE Business School,y a José Demicheli, fundador y CEO de ADBlick y también profesor de Entrepreneurship del IAE. A través de un diálogo abierto, se abordaron temas que trascienden lo económico y exigen una mirada más humana sobre la gestión de las organizaciones familiares.

Para dar inicio a esta charla, José comentó: “el interés por los temas de estrategia y governance siempre estuvieron presentes en el ADN de ADBlick, porque hacen a la profesionalización de las empresas y creemos que ahí hay una oportunidad para aportar valor a todo el ecosistema del agro”. 

“La empresa familiar no comienza cuando el hijo se incorpora a trabajar, sino desde el momento en que nace la familia del fundador”,expresó Traverso al comenzar su exposición, para ilustrar cómo la dinámica familiar atraviesa a la empresa desde su origen. En el caso del agro, el vínculo entre familia y empresa es aún más profundo, ya que el campo no es solo un activo, sino también parte de la historia compartida. «Hay una pertenencia muy fuerte a la tierra y una cercanía intensa con la naturaleza. Esto construye valores, pero también puede dificultar la profesionalización y perpetuar estructuras informales», advirtió.

La empresa familiar agropecuaria: identidad, legado y particularidades

Traverso destacó que el agro tiene características propias que hacen de la empresa familiar un caso singular. “Estamos hablando de empresas que trabajan con materia viva, con ciclos productivos ligados a la naturaleza y con un fuerte arraigo territorial y emocional. No es lo mismo liderar una metalúrgica que despertarse cada mañana con la vista al campo que fundó tu abuelo”, explicó.

Además, remarcó que la estructura tradicional del agro, basada muchas veces en decisiones informales o hereditarias, tiende a postergar la profesionalización. Frente a los conflictos entre familiares, la solución más habitual fue repartir las tierras, lo que llevó a la fragmentación de las unidades productivas. “La solución fácil fue dividir hectáreas. Pero eso va en contra de la sustentabilidad y la competitividad a largo plazo. El desafío es generar unidad, no fragmentación”, advirtió.

Estas particularidades hacen que la gestión empresarial esté fuertemente atravesada por los vínculos personales, lo cual requiere una mirada integral que contemple tanto lo afectivo como lo organizacional. “Hay empresas familiares que funcionan casi sin estructuras formales porque el fundador lo resuelve todo. Pero cuando se suman nuevas generaciones, esa lógica se vuelve inviable”, explicó.

Sucesión con propósito y preparación del camino sin romper los lazos

Uno de los ejes centrales de la charla fue la sucesión. Traverso fue contundente: “La sucesión no es una amenaza, es una oportunidad. Pero hay que prepararla con tiempo, con comunicación, con compromiso de ambas partes”. Y agregó: “El problema no es que los fundadores quieran seguir, sino que muchas veces los sucesores no están listos o no quieren tomar el mando”.

Para ilustrar la carga emocional del tema, se invitó a los asistentes a participar de una encuesta en vivo: cuando se les pidió que dijeran con una palabra qué les genera la palabra “sucesión”, las más repetidas fueron “miedo”, “conflicto”, “paciencia”, “esperanza” y “continuidad”. Traverso remarcó que, en la mayoría de los casos, el conflicto no es económico, sino vincular.

También se abordó el tema de las diferencias generacionales, un factor que muchas veces enciende los conflictos. El director del Centro de Empresas Familiares explicó que cada generación tiene una mirada distinta sobre el trabajo, el éxito y el rol de la empresa. “Nuestros abuelos creían en el sacrificio y la permanencia; nuestros padres, en el crecimiento y la expansión; y los más jóvenes hoy buscan equilibrio con su vida personal y trabajar en un lugar con propósito e impacto”, detalló. Frente a eso, propuso evitar los juicios y tender puentes de entendimiento. “No se trata de quién tiene razón, sino de cómo convivimos con esas miradas distintas. Si no hay diálogo, las diferencias se vuelven grietas”, advirtió.

En este contexto, propuso tres etapas del liderazgo: hacer, enseñar a hacer y dejar hacer. “Y la última es la más difícil”, señaló. Soltar el control, confiar en el otro y correrse del centro del escenario puede ser un proceso doloroso, pero necesario para el futuro del proyecto familiar.

Además se habló de la importancia de formar nuevos líderes. Traverso insistió en que el apellido no alcanza: “La empresa necesita legitimidad, pasión y capacidad. El sucesor no se designa, se construye”. Para ello, recomendó que los más jóvenes se formen fuera del negocio, ganen experiencia, desarrollen criterio propio y regresen con una visión renovada. También destacó el rol de los mentores y figuras de referencia en este proceso.

También subrayó que la continuidad de la empresa familiar depende de su capacidad de profesionalización y adaptación a los cambios. “El mercado cambia, las exigencias son otras, y no siempre las competencias de la familia coinciden con lo que la empresa necesita”, advirtió. En ese sentido, la irrupción de herramientas como la inteligencia artificial plantea nuevos desafíos. “Hoy la IA irrumpe como una herramienta que puede potenciar la eficiencia, pero también obliga a repensar los roles familiares y la profesionalización de la gestión”, sostuvo. “El gran desafío es que las capacidades de quienes están al mando estén a la altura de lo que la competitividad actual exige. A veces hay un buen encastre entre las capacidades familiares y lo que el mercado demanda, y a veces no. Ahí está el riesgo”.

La charla cerró con una invitación a pensar la empresa no solo como una generadora de riqueza económica, sino como un espacio de realización personal y comunitaria. “El peor escenario no es perder plata, sino romper la relación. Si la familia está unida, lo perdido se puede recuperar. Pero si se quiebra el vínculo, ya no hay proyecto posible”, sintetizó.

En ese sentido, la comunicación activa y la confianza mutua aparecieron como pilares esenciales. “Lo que no se habla se actúa. Y muchas veces los desacuerdos de hoy vienen de heridas no resueltas en el pasado”, advirtió Traverso. Por eso insistió en la necesidad de enfrentar los conflictos en tiempo real, de forma proactiva, sin barrerlos debajo de la alfombra. “Las empresas familiares no se destruyen por un problema, sino por no hablarlo”, subrayó.

El impacto de la actualidad en las empresas agropecuarias

Hacia el final, José Demicheli planteó algunos temas que están atravesando muchas Pymes actualmente, como márgenes erosionados por la inflación en dólares, la caída del consumo y las trabas para importar. Traverso respondió que el gobierno de Milei abrió “una ventana de competitividad” que mantiene viva la expectativa de transformación. Sin embargo, advirtió: “No alcanza con hacer lo mismo mejor. Hay que hacer cosas distintas. Si no, cuando la ventana se cierre, nos va a agarrar en el aire”.

Luego al ser consultado por el rumbo económico del país y las políticas del actual gobierno, Traverso fue contundente: “El subsidio es una locura cuando no genera valor. La ayuda que no dignifica termina degradando. No se combate la pobreza con plata, sino con empleo productivo”. También advirtió sobre el riesgo de priorizar lo individual por sobre lo colectivo: “Hoy hay empresarios ricos con empresas pobres. Hay que dejar de mirar solo lo individual. Necesitamos pensar de forma más comunitaria”.

Por su parte, Demicheli cerró con una reflexión que resume el espíritu de la charla: “Los problemas de hoy vienen de decisiones del pasado. Lo que uno puede transformar es su propio  metro cuadrado. Y eso ya es un montón. Si tomamos buenas decisiones hoy, podemos construir un futuro más virtuoso y sostenible”.

“La energía y la información ya cambiaron. Ahora es momento de repensar cómo producimos alimentos, materiales e insumos”

La decimotercera edición de Argentina Visión 2040 reunió a líderes del agro, la tecnología y la educación en una jornada con foco en el valor agregado. Se debatió sobre el futuro de la producción, el rol de las nuevas generaciones y los desafíos que plantea la inteligencia artificial para transformar el país.


El evento “Argentina Visión 2040”, que se llevó a cabo en el auditorio Plaza Galicia, CABA, reunió presencial y virtualmente a casi 800 personas. Bajo el lema Craneando la agroalimentación argentina: en busca del agregado de valor, la jornada puso el foco en la educación, la tecnología y la construcción de redes para proyectar un modelo productivo con más oportunidades.


Una vez más, el encuentro se realizó a total beneficio de la Fundación BisBlick Talento Joven, y se recaudó el equivalente a 28 becas para seguir acompañando a jóvenes de alto potencial en contextos de vulnerabilidad socioeconómica para que puedan convertirse en los primeros profesionales de sus familias.


La apertura estuvo a cargo de José Demicheli, fundador y CEO de ADBlick, quien recordó el origen de la fundación: ‘Bis’ es mirar en alemán y ‘blick’ es ese clic, ese momento en el que algo te cambia para siempre. Es volver a mirar, con otros ojos”, explicó. “Queremos darles las herramientas para que corten con una historia y empiecen otra”.


Por su parte, Belén Ochoa, directora ejecutiva de BisBlick, sumó una mirada potente sobre la misión del programa: “Nos encontramos con hermanos y padres que terminan el secundario gracias al impulso de estos chicos. Talento hay, ganas hay. Pero no sé si veo tantas oportunidades. Pensemos qué podemos hacer desde nuestro lugar «. Actualmente, más de 220 jóvenes forman parte del programa, y su transformación repercute en todo su entorno.


Rompiendo moldes: cómo las nuevas generaciones y la adaptación impulsan el futuro del agro


El futuro del agro no se construye solo con tecnología, sino con información, formación y nuevas generaciones que rompen moldes. Así lo plantearon distintos referentes.


Desde el ámbito académico, Dante Romano, profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destacó que en un congreso internacional presentaron cuatro casos desarrollados por jóvenes de la fundación (entre ellos, uno sobre inteligencia artificial aplicada a biopesticidas), tres de los cuales llegaron a la final. “Nunca hay vientos favorables para el que no sabe a dónde va. Y ese rumbo se encuentra a través de la educación”, subrayó.


Esa transformación también ocurre cuando se genera acceso. “Los chicos de BisBlick están hackeando su sistema. El camino que tenían marcado era repetir lo que vieron en casa, pero decidieron romperlo”, dijo Belén Ochoa.


Por su parte, Juan Cabrera, fundador del fondo de inversión Xperiment Ventures, hizo foco en la tecnología y advirtió que la aceleración de la misma exige una rápida adaptación. “En los próximos cinco años se van a lanzar más productos que en toda la historia de la humanidad”, apuntó, y remarcó que el agro debe abandonar viejas lógicas y adoptar una cultura de datos. “Las empresas con mentalidad fundadora y foco en la innovación serán las que lideren”, concluyó.


A su turno, Pablo Tamburo, CEO de Argensun Foods, aportó una mirada optimista basada en la colaboración: “La invitación que quiero hacer hoy es a ver el vaso lleno. Si nos centramos en el vaso vacío, sabemos que estamos en un momento complejo. Pero tenemos la capacidad de encontrar soluciones”. Para Tamburo, las alianzas estratégicas son clave: “Empezar a ver a productores, clientes, proveedores, competidores y hasta la propia gente de la empresa como parte de un equipo permite que las soluciones aparezcan más fácil. Hoy hay que ser eficientes y competitivos para tener un lugar en el mundo”.


Reinventar el agro: liderazgos, inteligencia artificial y biotecnología

Durante el evento, distintos referentes coincidieron en que transformar el agro exige revisar no solo los procesos, sino también la forma de liderar.

Néstor Sibaja, transformational business partner en CoCreaBiz, cuestionó los liderazgos tradicionales: “¿Estoy liderando desde un valor que puede volverse obsoleto en tres meses?”, se preguntó. Según sostuvo, el agro debe abandonar lógicas heredadas y avanzar hacia decisiones basadas en datos. “El gran desafío es transformar un portaaviones en una nave liviana sin perder esencia”, graficó.

Demian Gil Marino, director de Tecnología en Microsoft Sudamérica Hispana, profundizó sobre ese cambio cultural: “La verdadera transformación no es solo tecnológica, sino organizacional”, afirmó. Y destacó que las empresas que integran inteligencia artificial ya están creando estructuras ágiles, con colaboradores digitales que trabajan junto a humanos. “La mejor manera de que no nos reemplace la IA es aprender a utilizarla”, resumió.

Desde el ámbito de la inversión en ciencia, Matías Peire, fundador del fondo GRIDX, propuso una revolución pendiente: la de la materia. “La energía y la información ya cambiaron. Ahora es momento de repensar cómo producimos alimentos, materiales e insumos”, explicó. Según destacó, la biotecnología permite rediseñar procesos productivos con organismos vivos, y hoy es posible lanzar startups biotecnológicas con el mismo capital que requería una empresa digital hace una década.

Josefina Demicheli, ingeniera agrónoma y breeder en Argensun Foods, cerró el bloque poniendo el foco en el valor desde el origen: “La genética y la biotecnología son el primer eslabón de la cadena de valor, pero no estamos protegidos por el marco regulatorio”, advirtió. También alertó sobre la pérdida de talentos en ciencia aplicada: “Tenemos las herramientas y el talento. Lo que falta es generar los espacios para que los jóvenes puedan quedarse”.

Innovar para sostener el futuro productivo


Santiago Bisso, digital natives field sales de Google Cloud, habló del nuevo paradigma que impone la inteligencia artificial: “La prioridad es ganar la carrera de la IA”, afirmó, y para eso, reveló que la empresa invertirá este año 75 mil millones de dólares en chips, “más de lo que exporta todo el agro argentino en un año”. Estos chips son el corazón de los sistemas inteligentes, los centros de datos y la robótica autónoma.


Desde otro enfoque, Rubén Altman, fundador de Atom.la, propuso repensar el sistema productivo. “No se trata solo de producir alimentos, sino de construir el mundo en el que queremos vivir”, sostuvo. Su fondo invierte en startups que usan biodiversidad y conocimiento ecológico como motor de cambio.


Tatiana Malvasio, cofundadora de Kilimo, expuso cómo la gestión eficiente del riego puede tener impacto ambiental concreto: “Trabajamos en cuencas hídricas para restaurar millones de litros de agua mediante soluciones tecnológicas”, explicó. Su enfoque apunta a garantizar el recurso para la industria, las comunidades y los ecosistemas.


En el plano financiero, Marcos Herbin, CEO de Nera, contó cómo la fintech ya movilizó más de 1.600 millones de dólares en créditos para más de 6.000 productores. “El agro invierte 16.000 millones por año en insumos, y el 70% es financiamiento externo. No hace falta una gran idea: hace falta un gran problema que resolver”, cerró.


Del maíz a la energía, del cerdo al biogás: cuando el agro apuesta al valor agregado


Distintos referentes compartieron experiencias que demuestran cómo la innovación puede generar impacto real desde distintas aristas del agro. Manuel Ron, cofundador de Bio4, repasó dos décadas de trabajo junto a productores del sur de Córdoba para transformar maíz en energía. “Hoy producimos etanol, biogas, electricidad, biofertilizantes y exportamos tecnología”, destacó. Pero aclaró que la transición energética no depende solo de la innovación: “Se necesita infraestructura, inversión y trabajo colaborativo”.


Daniel Fenoglio, CEO de Cabaña Argentina, mostró cómo la tecnología también impulsa la eficiencia y el bienestar animal en la producción porcina. “Monitoreamos temperatura, dióxido de carbono, niveles de amoníaco y hasta la cantidad de tos o gemidos en los galpones, lo que nos permite anticipar problemas sanitarios”, explicó. Además, su empresa reutiliza los efluentes para generar biogás y fertilizantes. “La tecnología ya no es algo del futuro, está presente hoy en todos los criaderos que apuestan por producir mejor”, afirmó.


En esa misma línea de transformación, Agustina Veiga, directora comercial de UPL Argentina, propuso no perder de vista el sentido último de la innovación: las personas. “Hablamos mucho de inteligencia artificial, pero a veces olvidamos el “para qué”: es para las personas”, subrayó. Para Veiga, el liderazgo actual exige desaprender, escuchar y fomentar una cultura colaborativa. “No se trata de esperar a las nuevas generaciones. Es nuestra responsabilidad cambiar la forma en que trabajamos” manifestó.


Por su parte, Alejandro Larosa, cofundador de FyO, relató cómo aprendió de algunos fracasos para marcar el nuevo rumbo de su empresa. “Queríamos digitalizar el agro en 1999, pero estuvimos a 90 días de cerrar”, contó. El giro fue enfocarse en la comercialización de granos y desde ahí crear un ecosistema con soluciones de crédito, exportación, nutrición y tecnología. Hoy operan en varios países y su unidad en Brasil ya duplica la facturación año tras año. “Fue una de las mejores decisiones que tomamos”, aseguró.


Una red que potencia talento: el modelo BisBlick


La Fundación BisBlick,actualmente sostiene un programa de becas que alcanza a más de 130 estudiantes cada mes, gracias a un modelo económico sustentable y una red de aliados.


“Hace 12 años detectamos un problema de falta de oportunidades. Así nació BisBlick, como un emprendimiento social”, contó Belén Ochoa. A lo largo del tiempo, el modelo fue creciendo, profesionalizándose y hoy integra mentores, empresas, capacitaciones y una comunidad que acompaña el desarrollo académico y laboral de los jóvenes.


José Demicheli, uno de los fundadores, destacó que el modelo económico también evolucionó: “Empezamos con aportes fundacionales. Hoy, el 55% del financiamiento viene de empresas que confían en nosotros, mientras que la filantropía representa solo el 9%. Tenemos un nombre, un track record, y eso abre oportunidades”.


Javier Galli recordó los inicios: “Nos dimos cuenta de que no se trataba de seleccionar jóvenes profesionales, sino de mirar más allá del contexto. Evaluamos su potencial, no su punto de partida”. Ese proceso se perfeccionó con herramientas para evaluar competencias a través del juego y entrevistas individuales con foco en la realidad socioeconómica.


Hoy, BisBlick también acompaña procesos de pasantías con empresas como Unilever, Danone, Tenaris y Puig e impulsa programas con foco en género, diversidad y empleabilidad.


“Para nosotros, las diferencias no generan jerarquías”, cerró Daphne Mac Grath. “Nos movemos por la juventud y creemos que las generaciones se empoderan mutuamente. Solo nos llevamos de este mundo lo que somos capaces de dar”.


Argentina Visión 2040 volvió a demostrar que el valor agregado también se construye desde las personas. Educación, ciencia, tecnología y colaboración fueron los pilares de una jornada que dejó ideas concretas, datos importantes y, sobre todo, inspiración.

13° edición de Argentina Visión 2040 – El agro unido por la educación y el futuro del país Craneando la agroalimentación argentina: en busca del agregado de valor.

El próximo jueves 26 de junio, el ecosistema agroindustrial argentino volverá a reunirse con un propósito común: impulsar la educación y el futuro del país. Será en el marco de una nueva edición de Argentina Visión 2040, bajo el lema: “Craneando la agroalimentación argentina: en busca del agregado de valor”.

Como cada año, el evento se desarrollará a total beneficio de BisBlick Talento Joven, una ONG que acompaña en su desarrollo académico y profesional a jóvenes de alto potencial en situación de vulnerabilidad socioeconómica, para que puedan convertirse en los primeros profesionales de sus familias.

Argentina Visión 2040 se ha consolidado año tras año, como un espacio clave de encuentro y reflexión para empresarios, emprendedores, académicos y líderes del sector. La iniciativa es organizada por ADBlick Agro, Argensun Foods, el Centro de Agronegocios de la Universidad Austral y Lartirigoyen, con el objetivo de promover una mirada estratégica sobre el futuro de la agroindustria argentina y su integración al mundo.

El agro argentino en modo defensivo: márgenes ajustados, búsqueda de oportunidades, perspectiva positiva para la próxima campaña.

Por Pablo Saenz Valiente, gerente comercial de ADBlick Granos.


La campaña 2024/25 encuentra al productor argentino de granos en un escenario complejo y de transición. Por un lado, se espera el segundo mayor volumen de producción de la historia, con 136 millones de toneladas, solo por detrás del récord de 2018/19 (141 Mt). Pero por otro, los precios internacionales muestran debilidad y la macro local se volvió más desafiante, con costos en dólares históricamente altos.


La baja parcial de retenciones, el proceso de salida del cepo y un dólar estable están redefiniendo las reglas del juego. En este contexto, el foco vuelve a estar en la eficiencia en el uso de recursos, la adopción tecnológica y una revisión minuciosa de la estructura de costos, tras varios años donde la atención principal estuvo puesta en lo financiero y en los eventuales réditos que pudieran generar las constantes devaluaciones.


La salida parcial del cepo comenzó a normalizar los flujos financieros y comerciales. El tipo de cambio libre desplazó al blend, redujo la brecha y el peso se fortaleció en términos reales. Con un dólar que viene corriendo por detrás de la inflación y una carga impositiva que sigue siendo muy alta, los precios internos en pesos perdieron competitividad y los márgenes se ajustaron.


Sin embargo, aparecen oportunidades en el mercado local. La combinación entre cepo flexibilizado y entrada de cosecha con un mercado extremadamente poco vendido generó una baja del 7-10% en la soja disponible, mientras que las posiciones julio y noviembre se mantuvieron estables. Las tasas implícitas entre vender hoy y postergar superan el 20%, frente a préstamos bancarios que rondan el 7%. Accediendo a financiamiento con tasas de mercado, es posible ejecutar este tipo de estrategias y, de alguna manera, construir un precio que ayude a mejorar los márgenes por hectárea, que hoy en muchos casos son negativos.


El maíz enfrenta mayor presión, principalmente por una oferta global muy abundante. El maíz temprano logró buenos valores por coincidir con una ventana en la que Argentina es uno de los pocos oferentes, potenciado por la seca en algunas regiones. Pero en el tardío, la historia cambia: Brasil amenaza con una cosecha que se perfila récord y empieza a marcar la cancha en los mercados de exportación.


De cara a la 2025/26, el foco estará en el análisis lote a lote y en eficientizar cada recurso en un contexto de márgenes finos. En un mundo volátil, con múltiples focos de conflicto y cierta incertidumbre climática en zonas clave como Rusia, Ucrania y Australia, la demanda global podría girar hacia Sudamérica. Surgen oportunidades en mercados como el de aceite de girasol, soja y colza. Los cultivos energéticos, como la camelina y la carinata, se consolidan como alternativas estratégicas con potencial creciente. Si se consolida la baja gradual de retenciones y se profundiza el modelo económico actual, con un esquema de no intervención en los mercados, reglas claras y avances en iniciativas como una ley de riego o un nuevo marco para semillas, el agro argentino puede recuperar competitividad y transformar esta campaña de transición en una de despegue.