Optimizar la eficiencia productiva para mantener la competitividad

El Agro en Argentina ha sido un impulsor permanente de su economía. Si bien es cierto que la producción nacional se vio estimulada por una fuerte demanda externa, el sector supo desarrollar la industria de clúster y alcanzar una eficiencia productiva tal que se ha convertido en el complejo cerealero-oleaginososo más grande del mundo. Es un mercado con mucha competitividad y alto potencial de crecimiento.

Por tales motivos, podemos ver cómo las compañías multinacionales concentran cada vez más su interés en países como el nuestro para integrarse en la cadena de valor, logrando el desarrollo de negocios conjuntos y asegurando su participación en la industria local: Bayer se hizo de la compañía Biagro, la china COFCO adquirió Nidera, Basf se quedó con la controlante de una productora de insumos local, Monsanto cerró una alianza estratégica, el trigo comenzó a atraer materiales de Francia, etc. Todos estos movimientos no son casuales sino que siguen una estrategia de fondo.

Para muchos especialistas, las multinacionales incursionan o refuerzan sus inversiones en Argentina para lograr una optimización del negocio, un desarrollo superior en materia de semillas y con el fin de conocer en profundidad un mercado en crecimiento. El objetivo ya no es, ni será, sólo el desarrollo y la comercialización de productos terminados. Más bien, la estrategia de fondo es la de asegurarse el control de insumos básicos como son las semillas y todos aquellos instrumentos que potencien y garanticen un mayor rendimiento de los cultivos.

Si bien Bayer y Biagro (empresa Argentina fundada en 1984, pionera en el desarrollo de inoculantes para leguminosas y productos para el manejo integrado de plagas) ya mantenían relaciones comerciales, la alemana completó la compra de Biagro para sumar más tecnología a la soja y mejorar los cultivos. Vale la pena mencionar que esta última tiene plantas de producción tanto en la Argentina como en Brasil, los mayores productores de proteínas del mundo. Por su parte, Bayer ya adquirió tres semilleros de Brasil y desde allí está incorporando variedades de soja para probar.

La reciente incursión de ADBlick Granos en el negocio de Insumos, sigue esta misma lógica pues busca asociarse a empresas locales de mucha jerarquía y con muchos conocimientos para desarrollar tareas diferentes a las propias, pero relacionadas en gran medida y que combinadas pueden satisfacer una necesidad en común. Esa necesidad común proviene de generar sinergias y economías de escala en cada compañía.

Por otro lado, es sabido que la población en el mundo se duplicó desde 1960 hasta principios de este siglo. Teniendo en cuenta la demografía mundial en aumento (principalmente de la mano de India, África en su conjunto y China), la demanda global de productos agrícolas intensificará la necesidad de producir alimentos para un mundo que así los implora: en muchos países se han alcanzado niveles asombrosos de consumo de alimentos.

De esta manera, resulta fundamental para el sector optimizar la eficiencia productiva alcanzada para seguir manteniendo el nivel de competitividad.

En este sentido, podemos ver un fuerte interés también de grandes empresas Chinas reforzando su presencia en Argentina, focalizadas en invertir fuerte en el mercado local para avanzar en el desarrollo de variedades y multiplicidad de semillas. De esta manera, la estrategia no es otra que incrementar la oferta agroalimentaria del planeta. Podemos dilucidar así cómo estas multinacionales entienden que tener la semilla y potenciar su rendimiento resulta fundamental para hacer frente a la demanda de alimentos a mediano y largo plazo antes mencionada.

De alguna manera, los cereales siguen siendo con gran diferencia la fuente de alimentos más importante del mundo, tanto para el consumo humano directo como, de una manera indirecta, para los insumos de la producción pecuaria. Por lo tanto, lo que ocurra en el sector de los cereales será crucial para los suministros mundiales de alimentos.  Con la incursión de empresas multinacionales buscando optimizar el rendimiento de los cultivos, se logrará un avance notable a nivel mundial en la mejora de la nutrición humana.

Sin duda alguna, la tecnificación creciente del agro y los desarrollos tecnológicos alcanzados en muchas regiones de América Latina, lideradas por Brasil y Argentina, ofrecen una oportunidad única para lograr el desarrollo de negocios en conjunto con empresas multinacionales. Es que el aumento de la productividad de un país, depende en gran medida de la capacidad que tenga para absorber las inversiones externas directas.

El éxito de una política económica se mide hoy por su capacidad para atraer y concretar inversiones. La productividad y la inversión entonces van de la mano. Espero como sector podamos aprovechar esta oportunidad para seguir manteniendo la capacidad de producción sustentable y la competitividad que nos diferencia.

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