El combo completo de tecnología y demanda es clave para abastecer a un mercado en auge. Venimos generando data histórica por quinto año consecutivo y trabajamos en el procesamiento de los datos para obtener mejores resultados, con decisiones productivas más precisas, con foco en la rentabilidad y sostenibilidad del negocio.
El olivo es un árbol perenne de escasa altura originario de Medio Oriente. Su cultivo se extendió por el Mediterráneo, llegando a América a través de los europeos. En la Argentina, se encuentra el ejemplar vivo más añoso del continente (de 400 años de edad), declarado “Monumento Histórico Nacional” y se lo puede visitar en el pueblo de Aimogasta, departamento de Arauco, provincia de La Rioja.
En la Argentina, hay unas 80.000 hectáreas de olivos que dan entre 300 y 360.000 toneladas de aceitunas, con destino a aceite en un 75% y de mesa en un 25%. Los productores olivícolas comercializan con 116 productoras de aceite y 157 establecimientos de elaboración de aceituna de mesa. A su vez, aproximadamente el 80% del aceite y el 60% de las aceitunas de mesa se destinan al mercado externo, y el restante se comercializa en el mercado interno.
El período óptimo de cosecha para elaborar aceite de oliva en la zona donde tenemos una de las fincas más grandes de Mendoza, se extiende desde fines de abril hasta comienzos del mes de junio. En este sentido, la cosecha mecánica de las aceitunas permite que el tiempo entre la recolección y el ingreso a la fábrica para el procesamiento sea mínimo, lo que garantiza una elevada calidad del aceite obtenido.
Demanda creciente
Históricamente, la actividad era para enamorados del sector, y hoy en día es sumamente rentable para los inversores. Es que cuando se plantaba un cultivo tradicional, había que esperar unos 10 años para ver frutos. Ahora, con las variedades adaptadas, a los tres años ya se puede cosechar. En este sentido, la inversión es mayor pero el retorno se ve mucho antes.
Todos estos factores hicieron que sea una verdadera revolución agrícola del olivo, una planta que tiene más de 2000 años y que tuvo que revertir una importante tradición. Hoy en día no se lo discute al cultivo superintensivo, un planteo rentable que permite abastecer a una demanda creciente y cada vez más especializada. A raíz de esta situación, a nivel mundial, cada año se plantan 162.000 hectáreas de olivar para satisfacer estas incipientes necesidades del mercado. La gran mayoría de estas nuevas plantaciones son implantadas con el nuevo sistema de producción mecanizada.
Nuestra experiencia
En nuestras fincas el cultivo superintensivo es una realidad y, como en cualquier planteo extensivo, aplicamos agricultura de precisión con imágenes satelitales. Generamos índices que ayudan a volver más eficiente el manejo de las casi 800 hectáreas que se producen.
Hemos desarrollado un software especial para integrar toda la información relevante del cultivo, con el propósito de identificar de manera precisa las aceitunas y las hojas. Esta avanzada herramienta permite evaluar el potencial de producción de las plantas y, lo que es más importante, facilita la planificación de una fertilización adecuada, con el objetivo de obtener resultados óptimos y minimizar el desperdicio de recursos.
- El análisis foliar se realiza de forma regular para mantener los parámetros definidos y evaluar el estado general de las plantas. Esta práctica es fundamental para detectar de forma temprana cualquier necesidad o desequilibrio nutricional que pueda surgir.
- Además, se emplean pronósticos para determinar con precisión las cantidades de fertilizantes requeridas por cada olivar. Mediante la instalación estratégica de sondas a una profundidad aproximada de 60 centímetros en varios puntos del campo, se miden los niveles de fertilizantes presentes en el suelo. Esta información resulta valiosa para evaluar la capacidad de absorción de las raíces y determinar si las plantas están obteniendo los nutrientes necesarios de manera adecuada.
Este enfoque holístico en la planificación de la fertilización es crucial para garantizar un manejo eficiente de los recursos, asegurando que cada planta reciba los elementos necesarios en la cantidad precisa para su desarrollo óptimo.
Como conclusión, el combo completo de tecnología y demanda es clave para abastecer a un mercado en auge. La oportunidad, sobre todo en Mendoza, es enorme y trabajamos todos los días para capitalizarla, sumando nuevas inversiones y con un potencial que está intacto.
El autor de la nota es Gerente de ADBlick Olivos
Nota completa:
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