Invertir en Startups, esa es la cuestión!

Invertir en Startups

Por: Ana Callero, Directora de Inversiones ADBlick Agro.

Captar talento, apostar por emprendedores que van más allá de sus límites, ser colaborativos y detectar aquellos proyectos tecnológicos que aporten mayor valor a la sociedad. Las startups están en la mira de muchos inversores. 

Sin embargo, elegir la startup más adecuada no siempre es fácil. Además, el inversor debe ser consciente de que es una inversión que conlleva importantes riesgos. ¿Es posible entonces gestionar una rentabilidad atractiva e invertir en este tipo de empresas de manera exitosa? 

Las dos características de un startup desde la perspectiva de la conformación del portafolio es el alto y cierto riesgo y el alto potencial de retorno, mucho más elevado que el exigido a otro tipo de empresas o activos. 

Con independencia de la motivación del inversor -ya sea conocer un sector pionero en términos tecnológicos, entender una industria incipiente o simplemente aportar experiencia y conocimiento a un proyecto o apostar al mundo de la innovación -, lo cierto es que este tipo de inversiones siempre tiene una expectativa financiera que justifica la inversión, lo que debe evaluarse de una forma deliberada y sistemática.

¿Entonces, cuáles son las claves para invertir en un startup?

  • Los emprendedores: según los expertos, ésta es la llave de la felicidad. El equipo debe tener condiciones técnicas balanceadas y complementarias: profesionales apasionados que deben conocer de la tecnología y del mercado, pero sobre todo deben ser resilientes como un junto que se dobla pero no se quiebra. Además, el equipo emprendedor debe estar bien motivado: no debe empujarlos la idea de un batacazo económico, – porque la chance de hacerlo es muy baja y el trabajo muy duro- sino un propósito muy arraigado en la misión de la empresa y la solución disruptiva que vienen a aportar en un mercado determinado.
  • Mercado suficientemente capaz de ser ¡enorme!. La empresa tiene que tener la capacidad de multiplicar al menos por diez su tamaño y de convertirse en global o regional, por lo menos.
  • Necesidades reales: no todas las ideas son brillantes, ¿la necesidad que resuelve la nueva compañía es realmente adecuada, consistente, tiene valor agregado y es sostenible en el tiempo? Debe tener potencial para convertirse en una solución económica, de bajo costo.
  • ¿Hay algo de gestión por ahí? Es poco probable que los emprendedores sean todo lo prolijos que deseamos o tengan la información legal y financiera que podemos esperar de una corporación. Sin embargo, es importante detectar si los fundadores son capaces de medir su trabajo y sus resultados, para entender cómo analizan las oportunidades de cambio y la potencialidad de los golpes de timón, que eventualmente serán necesarios, así como la capacidad de profesionalizarse con el devenir del tiempo.
  • Una ficha pequeña: no intente tomar control de una startup: cuando los problemas comiencen – y los habrá- y el equipo deba trabajar 18 horas diarias, sabrán que la compañía no es suya.

Para tomar una decisión de inversión en el caso de las startups no hay que minimizar las pérdidas, sino maximizar las ganancias. Si nos interesa asumir el riesgo, es mejor considerar que hay que buscar la compañía a la que mejor le puede ir, y no aquella a la que menos mal le pueden salir las cosas. 

Los números difícilmente nos mientan y hay una alta probabilidad de que la inversión no salga bien. De hecho, las estadísticas indican que nueve de cada diez inversiones no resultan como esperamos.

Pero… ¿todo emprendimiento es una Start-up? 

Definitivamente no! Nos referimos a empresas en etapa temprana basadas principalmente en innovación. Tienen en su ADN un fuerte contenido disruptivo o tecnológico, capaz de transformar la forma de proveer un servicio o modificar un vector clave en un mercado o industria. Además, deber ser susceptibles de escalar rápidamente y a nivel global, capturando una oportunidad en la que aún no hay líderes o actores consolidados.

El negocio del inversor es multiplicar o perder. La motivación debe estar dada por aprender y participar de un motor de disrupción y creación de valor económico. Anímese! Los océanos azules no están tan lejos!

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