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Gran potencial para el futuro: Energía Solar

La escasez es un término relativo, debido a que se miden los recursos en comparación a las necesidades que se pretenden satisfacer, y, en este sentido, esos recursos son siempre insuficientes para cubrir todas las necesidades y deseos de la sociedad. Es por ello, que buscamos constantemente recursos que sean inagotables, la tecnología nos ha ayudado a encontrar estos métodos, pero esto no significa que hayamos encontrado los mejores, todavía hay mucho potencial. 

Desde el punto de vista ambiental, la energía solar es inagotable y no genera gases producto de la combustión, lo que la hace teóricamente muy atractiva. Sin embargo, una de sus limitaciones puede darse por la misma tecnología con la que contamos hoy en día. Su eficiencia es muy baja, lo que requiere ubicar los paneles en lugares de gran radiación solar y pocos días nublados. Los campos de energía solar suelen estar alejados de los centros poblados, ya que se encuentran en zonas desérticas. Sin contar con que requieren grandes superficies para su funcionamiento, impidiendo el desarrollo de otras actividades, lo que limita también los lugares donde pueden instalarse. 

En general, el uso de la energía solar se limita a instalaciones en viviendas individuales y en pequeñas poblaciones. Como ocurre con la energía eólica, esta fuente de energía es complementaria de otras, ya que no genera electricidad durante la noche o disminuye mucho su eficiencia los días nublados o en el invierno.

Hay muchas posibilidades de crecimiento frente a estas técnicas de energía renovable, pese a sus limitaciones. Depende de nosotros y los drivers que nos motivan para ver cuánta energía queremos dedicarle a este tipo de recursos. En el cuadro se observa la composición de la matriz renovable (%) y energía total generada durante el transcurso de los años 2016 hasta 2019. La energía solar tiene un protagonismo muy pequeño, casi nulo, lo cual puede significar muchas cosas. Si miramos el vaso medio lleno, me gustaría pensar que supone una posibilidad de crecimiento exponencial.

La escasez es un término relativo, debido a que se miden los recursos en comparación a las necesidades que se pretenden satisfacer, y, en este sentido, esos recursos son siempre insuficientes para cubrir todas las necesidades y deseos de la sociedad. Es por ello, que buscamos constantemente recursos que sean inagotables, la tecnología nos ha ayudado a encontrar estos métodos, pero esto no significa que hayamos encontrado los mejores, todavía hay mucho potencial. Desde el punto de vista ambiental, la energía solar es inagotable y no genera gases producto de la combustión, lo que la hace teóricamente muy atractiva. Sin embargo, una de sus limitaciones puede darse por la misma tecnología con la que contamos hoy en día. Su eficiencia es muy baja, lo que requiere ubicar los paneles en lugares de gran radiación solar y pocos días nublados. Los campos de energía solar suelen estar alejados de los centros poblados, ya que se encuentran en zonas desérticas. Sin contar con que requieren grandes superficies para su funcionamiento, impidiendo el desarrollo de otras actividades, lo que limita también los lugares donde pueden instalarse. En general, el uso de la energía solar se limita a instalaciones en viviendas individuales y en pequeñas poblaciones. Como ocurre con la energía eólica, esta fuente de energía es complementaria de otras, ya que no genera electricidad durante la noche o disminuye mucho su eficiencia los días nublados o en el invierno. Hay muchas posibilidades de crecimiento frente a estas técnicas de energía renovable, pese a sus limitaciones. Depende de nosotros y los drivers que nos motivan para ver cuánta energía queremos dedicarle a este tipo de recursos. En el cuadro se observa la composición de la matriz renovable (%) y energía total generada durante el transcurso de los años 2016 hasta 2019. La energía solar tiene un protagonismo muy pequeño, casi nulo, lo cual puede significar muchas cosas. Si miramos el vaso medio lleno, me gustaría pensar que supone una posibilidad de crecimiento exponencial.

Dentro de la Puna jujeña hace ya dos años, surgió una iniciativa llamada Omaguaco, donde buscaron trabajar con las comunidades rurales y ofrecer herramientas a los pequeños productores de economías regionales para revalorizar su cosecha y disminuir el descarte agrícola a partir de energías renovables. Utilizan principalmente la energía del sol, con la cual producen una variedad de alimentos.

Dicho sistema consiste en integrar un colector tipo horno solar concentrador, realizado en medio barril con interior de acero inoxidable que refleja los rayos solares concentrando el calor en su eje principal. El aire circula entre las bandejas y es extraído arrastrando la humedad por un molino de viento tipo eje vertical. Se pueden cocinar varios alimentos, entre ellos se hace una gran variedad de sopas. Un método innovador que ha ayudado a muchas personas y familias.

Las estimaciones de Omaguaco apuntan que en el país se descarta alrededor del 30% de la producción agrícola. Y de las 600.000 hectáreas de agricultura familiar unos 180 millones de kilos de hortalizas van a la basura que, con los deshidratadores solares, se pueden convertir en 720 millones de platos de sopa.

Este es solo un caso de lo que se puede generar con muy poco, ayudando a un gran número de personas e impactando positivamente tanto en las personas como en el ambiente. Esto es solo el comienzo.

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Aplicando Tecnología a la Agricultura

El sistema alimentario es responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, y las dietas poco saludables, junto con el sobrepeso, se encuentran entre las principales causas de la mortalidad prematura. Esta es la situación a la cual nos enfrentamos hoy en día. Ante estas perspectivas, tenemos dos opciones: continuar este camino de autodestrucción e indiferencia con respecto a lo que estamos causando como sociedad tanto al ambiente como a nosotros mismos, o bien tomar cartas en el asunto para salvar el planeta y con ello, a nosotros mismos. Harald Rose, científico referente en microscopía electrónica, afirma: “No podemos seguir con el ritmo actual de consumo de recursos. Los políticos ignoran los problemas a largo plazo. Pero la naturaleza tiene límites y no podemos ignorar la posibilidad de que colapse si los sobrepasamos.”

Sin embargo, no todo es negativo. Gracias al período de transformación digital y tecnológica que estamos viviendo, llegamos a una serie de soluciones que podrán ayudarnos. La tecnología se ha puesto al servicio de todos los sectores económicos y también se desarrolla para hacer frente a los retos de la agricultura, la ganadería y la agroindustria, sectores que todavía deben desarrollarse mucho más. Ya que apenas se ha aplicado la tecnología digital para mejorar los procesos y la productividad de los mismos. Sin embargo, nos encontramos en un punto de inflexión, en el que, cada vez, existen más emprendedores que han puesto su vista en este reto, con el objetivo de que se vea tan beneficiado como lo están haciendo otros sectores como la industria, el transporte o el comercio.

La demanda de los productos agrícolas y agroalimentarios, junto con la necesidad de proteger el medio ambiente ejercen una fuerte presión para encontrar soluciones innovadoras a través de aplicaciones y tecnologías digitales. Las herramientas disponibles no sólo sirven para recoger datos; los analizan y los explotan para obtener información relevante que facilite la toma de decisiones sobre las necesidades, los problemas y los nuevos retos.

Tenemos un gran desafío por delante, en primer lugar, la integración de las tecnologías a las prácticas convencionales, como también la formación y conocimiento sobre dichas herramientas y sus usos. De esta forma, podremos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen.

 

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¿Un cambio de rumbo?

Llamado de atención: La Agricultura y La Ecología

El movimiento ecologista, ha tomado un gran papel en los últimos años. El mismo pretende aplicar los conceptos ecológicos al cuidado del ambiente y busca un modelo de sociedad donde las personas puedan vivir en plena comunicación con la naturaleza y los demás seres humanos. Es la última ideología incorporada a las preocupaciones de una sociedad que ha visto cómo los recursos naturales se han ido explotando en los últimos tiempos y cómo ha descendido la biodiversidad del Planeta. El ecologismo surge como una nueva forma de hacer política que toma como eje central el desarrollo sostenible.

Ahora bien, con ojos en el Agro, solemos dejar de lado la agricultura ecológica y apoyarnos más que nada en la industrial; sin embargo, este nuevo concepto de agricultura puede tener rendimientos satisfactorios, ser rentable para los agricultores, proteger y mejorar el medio ambiente y ser más segura para los trabajadores del campo. A pesar de su rápido crecimiento, lo cierto es que representa solamente un 1% de la agricultura a nivel mundial. Es por ello, que existe una gran oportunidad para expandir ésta modalidad; ofreciendo beneficios ambientales, económicos y saludables.

La importancia de poder trabajar con distintas modalidades hará de una producción de alimentos más integral y rica. Algunos de los beneficios principales de la agricultura ecológica son la variedad y sabor de los alimentos, su característica de poseer todas las propiedades nutritivas, el hecho de que evitan la contaminación y favorecer la biodiversidad, y su contribución al desarrollo de las zonas rurales. Aparte de estas, el rendimiento de los cultivos ecológicos puede ser más elevado que el de los cultivos convencionales. En condiciones de sequía extrema, algo que se espera que aumente como consecuencia del cambio climático, las granjas que se dedican al cultivo ecológico tienen la capacidad de tener un alto rendimiento gracias a la mayor capacidad de retención de agua de los suelos ecológicos.

Sin duda hay muchos intereses políticos que dificultan la práctica de una agricultura sostenible. La realidad es que la actual trayectoria de crecimiento de la producción agrícola es insostenible, debido a sus impactos negativos sobre los recursos naturales y el medio ambiente. Los desafíos globales a los que nos enfrentamos son la creciente escasez y la degradación rápida de los recursos naturales, en un tiempo en que la demanda de alimentos, los bienes y servicios procedentes de la agricultura (incluyendo los cultivos, la ganadería, la pesca, etc.) están aumentando rápidamente. Por esto mismo, la agricultura ecológica debe empezar a incorporarse cada vez más; debe contribuir al menú global en el que lógicamente participan también otras técnicas, como la agricultura intensiva, la mejora tradicional y la biotecnología. Pero es una modalidad que de a poco hay que ir incorporando en nuestras cabezas, ya que el Planeta nos ha dado una serie de “llamados de atención” con respecto al estado del medio ambiente, la pregunta yace en ¿qué vamos a hacer nosotros para cambiar el rumbo hacia el que vamos?

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Revolución Genética

En tiempos de turbulencia es importante no perder el foco, buscar una solución al problema y caminar hacia delante. Es innegable el impacto de las nuevas tecnologías en el agro; transformaron los sistemas productivos, la gestión de la información y mejoraron la productividad. La inversión en high tech ha crecido más de 8 veces en los últimos 6 años y el total de inversiones en la tecnología agrícola aumentó más del 40% en 2018, alcanzando los 17.000 millones de dólares. La mitad invertida en Estados Unidos, un 30% en la República Popular China y el resto en distintos países del mundo.

Ya todos conocemos el concepto de la ingeniería genética; la manipulación directa de los genes de un organismo usando la biotecnología para modificar los genes, eliminarlos o duplicarlos. La misma nos presenta una gran oportunidad para el futuro de la producción de carne. Esta tecnología ya es aplicada para la edición de genes en la cría de salmones en Canadá y en Inglaterra para la producción avícola. Luego de la peste porcina, en China quieren utilizarla también para prevenir enfermedades en cerdos.

En el mercado global y con gran participación de las dos superpotencias – EE.UU. y China – comienza la tendencia de reinventar el sistema mundial de producción de alimentos, buscando nuevas alternativas para la incorporación de genes específicos en las distintas producciones agroalimentarias y así prevenir enfermedades o hacerlos resistentes a cambios climatológicos.

Como pioneros de este proceso extraordinario encontramos a Canadá con la producción de salmón, quienes agregan o bien, “editan” dos genes específicos provenientes de otras variedades ictícolas en el “Salmón Atlántico”, que es el más valioso, con el objetivo de tornarlo más grande y de más rápido crecimiento. Generando ganancias en la productividad de más del 30%. Y luego, en Inglaterra se centraron en la creación de aves resistentes a diversas enfermedades, a través de la eliminación de virus específicos como los de la “gripe” o “influenza”, que es la raíz de periódicas pandemias. Estas innovaciones se encuentran en las primeras fases de su producción, pero todos sabemos la rapidez con la cual avanza el mercado, por lo cual, no cabe duda que en breve encontremos en nuestros supermercados carnes modificadas genéticamente.

Desde 1973, la edición de los genes está presente, cuando decidieron combinar ADN para dar origen a las semillas genéticamente modificadas (GM) que transformaron a la agricultura mundial. Desde hace más de 40 años buscamos innovar en el rubro y encontrar mejores alternativas. ¿Puede ser el 2019 el año de la revolución para la producción de carne liderada por la ingeniería genética?

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Una agricultura sustentable

“El sector agropecuario tiene la gran responsabilidad de satisfacer la demanda creciente global de alimentos” esta frase se escucha hace años y se ha vuelto, así como un cliché hablar de que tenemos que duplicar el suministro mundial de alimentos para 2050 para poder alimentar a la creciente población humana.

¿Cómo logramos producir más alimento en un planeta cuya población aumenta, pero sus recursos son finitos? Ante esta pregunta, buscamos innumerables maneras de aumentar la producción y su eficiencia, sin embargo, debemos agregar una cuestión más a la ecuación: duplicar la producción, pero reduciendo la superficie de tierra cultivada y así, proteger los ecosistemas naturales. Teniendo en cuenta la huella del ser humano en el planeta, llegamos a conocer el concepto de la huella ecológica: un indicador de la demanda humana que se hace de los ecosistemas relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar los recursos naturales. No podemos seguir destruyendo los bosques y zonas ecológicamente valiosas para sembrar y la única opción viable es intensificar de manera sostenible las áreas que actualmente se cultivan y dejar que las que ya no se cultivan vuelvan a ser silvestres.

La biotecnología aplicada a la agricultura, puede ser una solución a esta cuestión; con ella se puede mejorar la sustentabilidad de muchas formas. Para el medio ambiente es mucho mejor utilizar la biología para solucionar problemas en vez de la química, los mismos pueden abarcar desde el uso del agua hasta el rendimiento y control de plagas. Gracias a esta nueva tecnología, se pueden obtener cultivos que se auto protegen en base a la síntesis de proteínas u otras sustancias que tienen carácter insecticida. Este tipo de protección aporta beneficios de gran importancia para el agricultor y su negocio; como la reducción del consumo de insecticidas para el control de plagas, la protección duradera y efectiva en las fases críticas del cultivo, el ahorro de energía en los procesos de fabricación de insecticidas, así como disminución del empleo de envases difícilmente degradables. De esta forma, buscamos mejorar el rendimiento de las superficies ya cultivadas, reduciendo la necesidad de incrementar dichas áreas. Hay estimaciones de que en EEUU gracias a esta tecnología hay un ahorro anual de 1 millón de litros de insecticidas (National Center for Food and Agricultural Policy), que además requerirían un importante consumo de recursos naturales para su fabricación, distribución y aplicación; por lo que analizando dicha práctica, no solo se obtienen beneficios para el medio ambiente, sino también para el bolsillo de cada uno.

Esta es una de las opciones que debemos difundir mucho más. La biotecnología ofrece una variedad de técnicas derivadas de la investigación en biología celular y molecular, las cuales pueden ser utilizadas en cualquier industria que utilice microorganismos o células vegetales y animales. Esta tecnología permite la transformación de la agricultura y depende de nosotros implementarla.

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