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Exportaciones a EE.UU ya son un hecho

Las exportaciones hacia dicho país se habían interrumpido tras un brote de aftosa en el 2001, el cual quiso ocultarse, pero al enterarse el país del norte decidió cerrar el ingreso de nuestras carnes.

Luego de 17 años y mucha burocracia para reabrir el comercio de carne vacuna entre Argentina y los Estados Unidos, se anunció durante la semana del G-20 el regreso de las exportaciones.

Se realizó el primer despacho desde la planta frigorífica Swift Argentina S.A. empresa líder en las exportaciones del sector cárnico, de capitales brasileros, ubicada en la localidad santafecina de Rosario. El cargamento compuesto exclusivamente por cortes Premium salió vía aérea hacia Miami.

Si bien es cierto que los envíos de carne Premium a EE.UU. van a representar una minoría (alrededor del 20%)  y que el fuerte de este mercado (el 80%) va a ser carne de menor valor con destino elaboración de hamburguesas. Le permite a la industria frigorífica, al disponer de esta posibilidad, una mayor eficiencia en la integración de los cortes y remanentes de la faena.

Sumado a las oportunidades de vender cortes Premium otorgándole un valor agregado. A su vez este incremento en las exportaciones (con un cupo sin arancel de 20 mil toneladas) puede producir un aumento en el valor de la cuota Hilton, que lleva solo cortes Premium. Finalmente, este valor puede ser trasladado al precio de compra de la hacienda, lo que resulta una mejora en el valor para el productor ganadero.

MERCADO DE ORGANICOS EN ARGENTINA

Diseñar 30 años atrás la producción de alimentos saludables, orgánicos e integrales podía parecer solo un sueño. Recién se estaba introduciendo la siembra directa como práctica de labranza en el país, no se conocían ni la biotecnología ni los cultivos transgénicos y eran empleados a campo soluciones agroquímicas de muy alta toxicidad. La carrera tecnológica propuesta por la creciente demanda de alimentos a nivel mundial, en una superficie cultivable cada vez más escasa, con recursos naturales que deben ser usados de manera sostenible, ha puesto sobre la mesa un debate importante sobre la mejor forma de aportar una solución a este dilema existencial.

En nuestro país existen emprendimientos familiares tradicionales que desde hace más de 30 años han transformado ese sueño en realidad, y no traen a la mesa una discusión, sino una solución concreta, rica, sabrosa, integral y orgánica. Aportan a la mesa de los argentinos todos los días una solución saludable.

En publicaciones recientes sobre la evolución de los productos orgánicos en Argentina, Ameli Ablin y Carlos Manozni describen características especiales de este mercado que me pareció muy interesante compilar y resumir (ver links de publicaciones completas abajo)

“La producción de alimentos orgánicos según la FAO tiene por objetivo primordial obtener alimentos de calidad superior al promedio estándar, aplicando procedimientos que respeten el medio ambiente sin el empleo de productos químicos ni transgénicos, orientados al mismo tiempo a procurar conservar la fertilidad y los recursos de la tierra por vía de un adecuado manejo de prácticas agronómicas biológicas ajustadas al ecosistema regional específico.

En nuestro país corresponde al Senasa establecer los requisitos para la habilitación de las firmas privadas técnicamente calificadas para certificar el cumplimiento de las condiciones de calidad propias de la producción orgánica. La certificación garantiza al consumidor que el producto resulte sano, cumpliendo todos los requisitos y protocolos establecidos. Anualmente SENASA presenta su reporte estadístico sobre la evolución de la actividad en Argentina.

Somos el segundo mayor productor y exportador mundial de cultivos y alimentos orgánicos después de Australia, la actividad en nuestro país viene creciendo a tasas muy importantes. Desde 2013 se consolida una tendencia muy positiva para la producción orgánica, que refleja una corriente sólida de largo plazo -1995 a 2017- verificada en un crecimiento promedio del 8% anual.

En dicho marco la distribución de la superficie orgánica cosechada mostró una mayor participación de la producción destinada a cereales y oleaginosas (50%), seguida por los cultivos industriales -por ejemplo, sidra y vino (31%)-, las frutas (14%) y las hortalizas y legumbres (5%). La mayor superficie cosechada entre los cultivos de cereales orgánicos correspondió al trigo pan (36%), seguido por la avena (18%), maíz (13%) y arroz (12%).

Según un informe presentado en la Feria Biofach (Alemania) – que exhibe la producción y comercialización de productos orgánicos de más de 120 países- el mercado global de alimentos orgánicos crecería más del 14% entre 2017 y 2021, como resultado de un incremento en los ingresos de los consumidores, junto a una creciente conciencia de los mismos acerca de los beneficios para la salud de los comestibles ecológicos. Asimismo, el mercado mundial de orgánicos avanza en la incorporación -como atractivo adicional para sus consumidores, sensibilizados a los temas medioambientales- de envases biodegradables o fácilmente reciclables.

En conclusión, una generación de consumidores cada vez más exigentes -nacidos desde comienzos de siglo- abre nuevas oportunidades comerciales para países proveedores de alimentos y bebidas orgánicos. Ello presenta un panorama alentador para los proveedores locales de bienes certificados acorde a las normas y principios de la producción ecológica.

Nuestro país está muy bien posicionado para responder a la demanda creciente de productos orgánicos y tiene un prestigio ya ganado en inserción y respuesta. Por un lado, cuenta con una estructura legal de fiscalización reconocida internacionalmente apoyadas en normativas equivalentes que posee la unión europea para regular la actividad además de una gran diversidad productiva” destaca el MAPO – Movimiento Argentino para la Producción Orgánica.

Fuente: El Economista; La Nación.

 

Pioneros del mañana

La adopción de nuevas tecnologías en el ámbito agrario, comenzó a tomar gran importancia desde ya hace unos años, y son éstas las técnicas que generan ventajas competitivas en las empresas y la posibilidad de diferenciarse de sus competidores ¿Se han preguntado qué tan vanguardistas son las técnicas utilizadas en sus producciones agropecuarias?

Algunas de las tendencias consisten en la adopción de drones, robótica, aplicaciones móviles, sensores y técnicas laser. Los drones permiten recoger información en mayor cantidad y menor tiempo.

Se puede saber el estado de vigor del cultivo, el estado hídrico y hasta posibles plagas que están afectando la zona de explotación. Los robots pueden ser menos convencionales, pero a medida que pasa el tiempo, se están teniendo más en cuenta para distintos proyectos; Pueden, por ejemplo, analizar y recolectar cultivos simplificando el trabajo y mejorando la eficiencia, bajando los costos y detectando errores más rápidamente.

El uso de sensores ayuda a esta nueva tecnología, en conjunto recogen datos de rendimiento, crecimiento y composición de la producción; y reportan informes en tiempo real sin la necesidad de estar presentes en el campo. La idea es mejorar la toma de decisiones, ayudar al productor y hacer su labor más fácil.

Al tener esta información al alcance, se pueden enfocar más en nuevas oportunidades del mercado y en pensar posibilidades para seguir mejorando tanto la calidad como el rendimiento de los productos. En relación a las decisiones que se deben tomar, detectar el momento ideal para cosechar puede ser difícil, con el uso de técnica láser se podrá optimizar la cosecha y dicha decisión. El proceso consiste en una luz láser que interactúa con cualquier medio y crea patrones que se comparar con el estándar de referencia para saber la tasa de respiración y producción de etileno.

El concepto de innovar ya es familiar para la mayoría; alguien que innova aplica nuevas ideas, conceptos y prácticas en sus actividades y por medio de ello, consigue mejores resultados. Siempre el objetivo final es impactar de forma positiva en la competitividad, como bien nombre anteriormente, dicho elemento es clave para destacarse en el ámbito agropecuario. Para seguir mejorando en este aspecto, se debe investigar en la aplicación de nuevos métodos y técnicas, es una tarea que nunca termina, ya que siempre se están generando nuevas ideas para seguir mejorando. Depende de cada individuo cuánta importancia se le atribuye a dicho factor, y en base a ello se podrá ser o no, un pionero en la adopción de nuevas tecnologías generando, al fin y al cabo, mayores beneficios y rentabilidades en el negocio.

El supermercado del mundo, un objetivo aún lejano

En todos los niveles, no basta con proponerse una meta para cumplirla. En el caso de Argentina, y de la actual gestión, el objetivo de convertir al país en el supermercado del mundo, es un excelente ejemplo.

Luego de una década muy dura para el campo, no solo por la carga impositiva sino por las medidas que había tomado el gobierno anterior, el nuevo gobierno comenzó a implementar toda una serie de prácticas que nos ubicaron al comienzo del camino correcto. En este contexto, pudimos asistir a un cambio de criterio de trabajar en conjunto y se nos abrieron las puertas en todos los estamentos del estado.  

Sin embargo, la tan ansiada recuperación del sector, siempre atada a la macroeconomía, se vio afectada por muchos factores, entre los que se destacó la inflación, que dificultaron el crecimiento proyectado. A esto se le sumó un contexto internacional, que también se fue complejizando.

Para convertirnos en el supermercado del mundo, tenemos que dar algunos pasos previos que incluyen bajar la carga impositiva, disminuir la burocracia para exportar e incrementar la productividad a fuerza de inversiones, mayor competencia y costos internos más ajustados a la realidad global.

Otro de los puntos fuertes a revisar tiene que ver con la logística. En nuestro país se pagan precios tremendamente altos, producto de la desinversión en infraestructura y transporte.  

Es posible afirmar que salimos del coma y que tenemos una excelente perspectiva para lograr competitividad, pero para ser el supermercado del mundo estamos todavía  muy lejos.

Necesitamos mucha producción y sobre todo normas laborales y sindicatos alineados con esa filosofía, que hoy no lo están. También se necesita una marca país, de cara al mundo.

 En lo que nos compete, como empresarios del agro, debemos reposicionar al sector. Más allá de todos los problemas que tiene Argentina y que va a costar un rato largo resolverlos, este es el principal desafío para generar empleo e inversión y lograr capitalizar esas oportunidades comparativas que tenemos como país.  

Todos tenemos que alinearnos y hacer el esfuerzo: los empresarios, las cadenas de valor buscando la excelencia operativa, los sindicatos, la ciencia, la academia y los gobiernos en todos los niveles. Por nuestra parte estamos seguros de que el agro argentino es el principal sector para dinamizar la economía.

Lo único cierto es la incertidumbre y esto nos exige ser flexibles. Es hora de recuperar los despilfarros de nuestros antecesores, de trabajar el doble, de ser intolerantes con la avivada. El mundo que se viene es muy distinto del que conocemos. La abundancia está allá afuera y solo tenemos que saber cómo capturarla.

Es imprescindible lograr un sistema estable para tal vez, tener en el futuro alguna chance de alcanzar las metas pautadas. La calidad y el cumplimiento son condiciones necesarias pero no son suficientes para ser el supermercado del mundo.

 

Esfuerzos de hoy, exitos de mañana

Muchas veces llegamos a preguntamos si el Agro es un sector con potencial en la Argentina y en el Mercosur, y si tenemos ventajas comparativas a nivel regional. Esto es cómo si en los Emiratos Arabes se pregunten si el petróleo que extraen les genera algún valor o si en Chile tienen buenas perspectivas los proyectos ligados al “metal rojo” que es el cobre.

Como segunda inquietud, los argentinos nos preguntamos si el mundo demanda los productos que producimos en Argentina, y si esa demanda es sostenible en el tiempo. Una vez más, yo creo que la respuesta es sí.

Son varias las dificultades que atraviesa el país en medio de la recesión y la crisis. Muchas compañías están perdiendo dinero, las tasas de interés vuelan, se acabó el crédito para los privados y la inflación sigue estando a niveles muy altos. Pese a este cuadro, varios especialistas estiman que si bien para el año próximo el PBI caerá 0,5% habrá una recuperación de la actividad económica a partir del segundo semestre.

Vivimos en el país del cómo y el cuándo, los cuales son dos variables clave a tener en cuenta a la hora de llevar adelante cualquier negocio. Y tener volatilidad cambiaria es muy costoso, de eso no hay dudas.

La megadevaluación que sufrió la moneda este año impactó nuevamente en el saldo de la balanza comercial. Mientras que las exportaciones aumentaron progresivamente a lo largo del 2018, las importaciones se contrajeron con lo cual el país tuvo una balanza comercial positiva.

Los principales incrementos de las exportaciones corresponden a pescados y crustáceos, automóviles y maquinaria agrícola, seguidos de harina y pellets de la extracción del aceite de soja, seguidos de combustibles minerales y carne. Podemos asegurar entonces que uno de los sectores que más divisas han generado es la agroindustria.

El sector agropecuario además ha dado comienzo a las labores de la cosecha fina que, en el caso del trigo, se espera que alcance una cosecha de 19,7 millones de toneladas, una de las más grandes de la historia. El Campo Argentino se prepara para romper un nuevo récord en cuanto a producción!!! Muchas consultoras prevén una cosecha superior a las 130 millones de toneladas. En lo que hace a exportaciones de carne, este año podríamos estar exportando 12 kilos per cápita, y esa es una muy buena notica.

El campo posiblemente aporte más del 1,5% del PBI a la economía nacional en 2019 y será el único sector con crecimiento. Pienso que hay pocos sectores que puedan traccionar y dinamizar la economía de Argentina como lo hará el sector Agropecuario, potenciado por una demanda creciente de alimentos a nivel mundial. El campo con la cosecha de trigo a fines de este año y la cosecha de gruesa a inicios del siguiente, podría darnos una gran mano para gambetear la “crisis”.

Estamos en un momento bisagra, un punto de inflexión para poder entre todos salir de esta situación que tanto nos aflige. Pareciera que los propios argentinos no tenemos confianza para invertir, consecuentemente los extranjeros adoptan el mismo camino que los locales. Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que el Campo en su conjunto tiene de aquí a los próximos años, con todo lo que ello implica para el país.

Cada uno debe, desde el lugar donde le toque, redoblar el esfuerzo. Trabajar el doble para ganar la mitad. Dar el ejemplo. Evitar los atajos que nos alejan de las buenas prácticas. Apoyar a quien pierda la esperanza. Los esfuerzos que hoy se realizan darán sus frutos en 2019. Cada acción suma, cada gesto contagia en el sentido que le demos. Esfuerzos hoy, triunfos mañana.