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El supermercado del mundo, un objetivo aún lejano

En todos los niveles, no basta con proponerse una meta para cumplirla. En el caso de Argentina, y de la actual gestión, el objetivo de convertir al país en el supermercado del mundo, es un excelente ejemplo.

Luego de una década muy dura para el campo, no solo por la carga impositiva sino por las medidas que había tomado el gobierno anterior, el nuevo gobierno comenzó a implementar toda una serie de prácticas que nos ubicaron al comienzo del camino correcto. En este contexto, pudimos asistir a un cambio de criterio de trabajar en conjunto y se nos abrieron las puertas en todos los estamentos del estado.  

Sin embargo, la tan ansiada recuperación del sector, siempre atada a la macroeconomía, se vio afectada por muchos factores, entre los que se destacó la inflación, que dificultaron el crecimiento proyectado. A esto se le sumó un contexto internacional, que también se fue complejizando.

Para convertirnos en el supermercado del mundo, tenemos que dar algunos pasos previos que incluyen bajar la carga impositiva, disminuir la burocracia para exportar e incrementar la productividad a fuerza de inversiones, mayor competencia y costos internos más ajustados a la realidad global.

Otro de los puntos fuertes a revisar tiene que ver con la logística. En nuestro país se pagan precios tremendamente altos, producto de la desinversión en infraestructura y transporte.  

Es posible afirmar que salimos del coma y que tenemos una excelente perspectiva para lograr competitividad, pero para ser el supermercado del mundo estamos todavía  muy lejos.

Necesitamos mucha producción y sobre todo normas laborales y sindicatos alineados con esa filosofía, que hoy no lo están. También se necesita una marca país, de cara al mundo.

 En lo que nos compete, como empresarios del agro, debemos reposicionar al sector. Más allá de todos los problemas que tiene Argentina y que va a costar un rato largo resolverlos, este es el principal desafío para generar empleo e inversión y lograr capitalizar esas oportunidades comparativas que tenemos como país.  

Todos tenemos que alinearnos y hacer el esfuerzo: los empresarios, las cadenas de valor buscando la excelencia operativa, los sindicatos, la ciencia, la academia y los gobiernos en todos los niveles. Por nuestra parte estamos seguros de que el agro argentino es el principal sector para dinamizar la economía.

Lo único cierto es la incertidumbre y esto nos exige ser flexibles. Es hora de recuperar los despilfarros de nuestros antecesores, de trabajar el doble, de ser intolerantes con la avivada. El mundo que se viene es muy distinto del que conocemos. La abundancia está allá afuera y solo tenemos que saber cómo capturarla.

Es imprescindible lograr un sistema estable para tal vez, tener en el futuro alguna chance de alcanzar las metas pautadas. La calidad y el cumplimiento son condiciones necesarias pero no son suficientes para ser el supermercado del mundo.

 

Esfuerzos de hoy, exitos de mañana

Muchas veces llegamos a preguntamos si el Agro es un sector con potencial en la Argentina y en el Mercosur, y si tenemos ventajas comparativas a nivel regional. Esto es cómo si en los Emiratos Arabes se pregunten si el petróleo que extraen les genera algún valor o si en Chile tienen buenas perspectivas los proyectos ligados al “metal rojo” que es el cobre.

Como segunda inquietud, los argentinos nos preguntamos si el mundo demanda los productos que producimos en Argentina, y si esa demanda es sostenible en el tiempo. Una vez más, yo creo que la respuesta es sí.

Son varias las dificultades que atraviesa el país en medio de la recesión y la crisis. Muchas compañías están perdiendo dinero, las tasas de interés vuelan, se acabó el crédito para los privados y la inflación sigue estando a niveles muy altos. Pese a este cuadro, varios especialistas estiman que si bien para el año próximo el PBI caerá 0,5% habrá una recuperación de la actividad económica a partir del segundo semestre.

Vivimos en el país del cómo y el cuándo, los cuales son dos variables clave a tener en cuenta a la hora de llevar adelante cualquier negocio. Y tener volatilidad cambiaria es muy costoso, de eso no hay dudas.

La megadevaluación que sufrió la moneda este año impactó nuevamente en el saldo de la balanza comercial. Mientras que las exportaciones aumentaron progresivamente a lo largo del 2018, las importaciones se contrajeron con lo cual el país tuvo una balanza comercial positiva.

Los principales incrementos de las exportaciones corresponden a pescados y crustáceos, automóviles y maquinaria agrícola, seguidos de harina y pellets de la extracción del aceite de soja, seguidos de combustibles minerales y carne. Podemos asegurar entonces que uno de los sectores que más divisas han generado es la agroindustria.

El sector agropecuario además ha dado comienzo a las labores de la cosecha fina que, en el caso del trigo, se espera que alcance una cosecha de 19,7 millones de toneladas, una de las más grandes de la historia. El Campo Argentino se prepara para romper un nuevo récord en cuanto a producción!!! Muchas consultoras prevén una cosecha superior a las 130 millones de toneladas. En lo que hace a exportaciones de carne, este año podríamos estar exportando 12 kilos per cápita, y esa es una muy buena notica.

El campo posiblemente aporte más del 1,5% del PBI a la economía nacional en 2019 y será el único sector con crecimiento. Pienso que hay pocos sectores que puedan traccionar y dinamizar la economía de Argentina como lo hará el sector Agropecuario, potenciado por una demanda creciente de alimentos a nivel mundial. El campo con la cosecha de trigo a fines de este año y la cosecha de gruesa a inicios del siguiente, podría darnos una gran mano para gambetear la “crisis”.

Estamos en un momento bisagra, un punto de inflexión para poder entre todos salir de esta situación que tanto nos aflige. Pareciera que los propios argentinos no tenemos confianza para invertir, consecuentemente los extranjeros adoptan el mismo camino que los locales. Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que el Campo en su conjunto tiene de aquí a los próximos años, con todo lo que ello implica para el país.

Cada uno debe, desde el lugar donde le toque, redoblar el esfuerzo. Trabajar el doble para ganar la mitad. Dar el ejemplo. Evitar los atajos que nos alejan de las buenas prácticas. Apoyar a quien pierda la esperanza. Los esfuerzos que hoy se realizan darán sus frutos en 2019. Cada acción suma, cada gesto contagia en el sentido que le demos. Esfuerzos hoy, triunfos mañana.

Niños curiosos hoy, adultos transformadores mañana – Parte I

Me moviliza el deleite y la responsabilidad de criar a nuestros hijos para el mundo que viene.  Muchas veces decimos “el mundo que se nos viene” como si viniera por arte de magia sin asumir nuestra mano transformadora – diciéndolo así en tercera persona – cuando en realidad es el mundo que nosotros mismos haremos. Mi curiosidad por el tema es genuinamente como padre de 3 hijos (de 20, 18 y 5 años respectivamente) ya que provengo del mundo empresarial y corporativo y no del académico ni educativo.

Esta semana tuve el privilegio de asistir a la presentación del libro “Guía para educar hijos curiosos” de la Profesora e Investigadora Melina Furman de la Universidad de San Andrés. El título es cautivante y el contenido supera las expectativas. A la autora y al equipo editor, de pie un enorme “¡Bravo!”.

La charla comenzó con la pregunta abierta al público “¿cómo queremos que sean nuestros hijos de adultos?” – las respuestas fueron: felices, solidarios, curiosos, equilibrados y generosos, entre las más importantes. La autora propone agrupar todos los valores y características mencionadas en esas respuestas bajo el concepto de AUTO-EFICACIA – me gustó el término y el concepto – es decir, darles herramientas, vivencias, información, contenido, desarrollo emocional y cognitivo que les permitan ser eficaces y autosuficientes en la vida adulta.

Luego de elaborar la idea y volver a preguntarme qué espero yo para mis hijos, me atrevo a subir la vara y decir “anhelo que mis hijos sean TRANSFORMADORES, con espíritu emprendedor, aventureros, líderes, colaboradores (no niego que ese anhelo es una proyección de un deseo propio)” … y fui elaborando la respuesta hasta llegar a decir “anhelo que sean INDEPENDIENTES” y luego avancé un poquito más y dije “que sean INTERDEPENDIENTES”, apoyándome en el modelo de Stephen Covey que habla de DEPENDENCIA – INDEPENDENCIA – INTERDEPENDENCIA. Propongo entonces criar a nuestros hijos para alcanzar primero la AUTO EFICACIA y luego la INTER EFICACIA – no sé si tiene sentido o existe este término, ni tampoco conozco el camino para alcanzarla.

La invitación es a que seamos los jardineros de nuestros hijos, que preparemos la tierra, la abonemos e irriguemos, y los cuidemos para que cada uno desarrolle su máximo esplendor (autoeficacia). Si pensamos ahora en la inter-eficacia, la propuesta es que velemos por todo el bioma del jardín, del ecosistema en general, porque al final, una rosa sola no hace al jardín, sino que la belleza proviene de la interacción entre todos los individuos.

¿Cómo hacemos entonces para estimular esa conciencia colectiva y sinérgica para enseñarles a nuestros hijos curiosos a aprender y CO APRENDER a pensar y CO PENSAR, a vivir y CO VIVIR, a crear y CO CREAR? ¿Cómo estimular el desarrollo de las sinapsis interpersonales? ¿Cómo logramos que los niños de hoy al cruzarse en alguna aventura dentro de 30 años con adultos de otro bagaje cultural y educativo bien amplio y diverso, puedan conectar mentes de manera instantánea para CO AVENTURAR, CO CREAR y CO TRANSFORMAR?

La ciencia de la educación y la neurociencia están buscando hoy respuestas a estas preguntas que en unos años serán cada vez más trascendentes. Muchas veces en temas educativos venimos corriendo desde atrás – por eso solemos decir, el mundo que se NOS viene, a veces sin comprender que somos nosotros mismos los que lo creamos, y como padres y adultos influenciadores, los responsables de educar hoy para el mundo que nuestros hijos van a co-crear en el mañana.

La mesa queda servida para la reflexión, bon appetit!

Dardo Lizárraga – Director Ejecutivo en Agronegocios – Managing Director de ADBlick Business Consulting

AGROINDUSTRIA CON UNA MIRADA AL FUTURO

A medida que el tiempo avanza, también lo hacen la tecnología, la forma de hacer negocios y las inversiones. La agroindustria no es la excepción. Es bajo esta nueva realidad que eventos como el encuentro a realizarse en Perth, Australia el 16 de este mes, donde se abordarán temas relacionados a la economía y las cadenas de valor, las prácticas agrícolas, la tecnología, maquinaria agrícola y la investigación y el desarrollo, comienzan a tener un mayor protagonismo.

En este evento, estará participando la Cámara Argentina de Comercio en Australia (ArCham), exponiendo cómo los avances en la agricultura argentina impactan en la agroindustria australiana. Entre los disertantes, estará David Hughes, productor y presidente de ArgentTrigo – entidad que agrupa a todos los actores de la cadena argentina de trigo, quién estará recopilando impresiones de los principales productores del sector para compartirlos en el mencionado encuentro, que sirve a su vez para afianzar la relación y colaboración entre ambas naciones.

El pasado Julio, Australia y Argentina acordaron un mayor compromiso de cooperación agrícola durante la cumbre del G20 celebrada en Buenos Aires. Temas como la utilización de la maquinaria desarrollada en Argentina en Australia, serán protagonistas del evento en Perth.

Continuando en la senda del progreso en la agroindustria tenemos además de eventos y fortalecimiento de relaciones entre naciones, desarrollos que vienen de la mano del e-commerce los cuales comienzan a cambiar la forma de hacer negocios en el sector. Es el turno ahora de Tómas Mac Loughlin gerente general de Qseeds, empresa que se dedica a la comercialización de semillas de maíz y quien está intentando desarrollar una plataforma para que el productor pueda comprar directamente las bolsas desde la página web. Es con este fin que Mac Loughlin se encuentra recorriendo el país, generando reuniones cara a cara con los principales productores en una forma de introducir la nueva herramienta a lanzarse en lo que queda del mes.

Hoy y cada vez más, debemos entender el cambio generacional que se viene dando en el sector, donde productores de 30/40 años que están muy familiarizados con la tecnología, comienzan a tomar decisiones a través de un smartphone o una computadora.

Como mencionamos a comienzo de este artículo, el mundo está cambiando y el sector agroindustrial no es la excepción, deberá también allanarse a las nuevas tendencias.

Holanda es más supermercado que Argentina

“No seremos el supermercado del mundo si seguimos subiendo impuestos…” dijo el actual Secretario de Agroindustria Luis Miguel Etchevere, y agregó “yo creo que en general, todo lo que sea tener impuestos por encima de lo que tienen nuestros competidores, nos saca de la cancha. La mejor vara que podemos tener, si queremos ser una potencia agroindustrial proveedora de alimentos a todo el mundo, es tener por lo menos condiciones similares a la de los países que compiten con el nuestro. Y condiciones similares significa moneda estable y tasa de interés similar a las que tienen los productores o los productores de alimentos o los agroindustriales que producen en otros países” dijo en una entrevista con Clarín esta semana.

Ser el supermercado del mundo es una visión propuesta por muchos protagonistas del sector a lo largo de años y que la actual administración nacional tomó como bandera y promovió asertivamente durante los dos primeros años. Hoy el escenario macro/i nos pone restricciones de corto plazo que demoran la construcción de este ideal para cubrir demanda de la coyuntura – en otras palabras, nos quedamos sin guita y debemos sacar derivar recursos de donde producimos bien para pagar algunas deudas que aún no hemos saldado.

Justamente en estos días se publicó el ranking mundial de países exportadores de alimentos (medido como valor). En primer lugar, figura Estados Unidos y con 270 veces menos superficie figura cómodo segundo lugar Holanda, un país con 41000 km2 de superficie (algo menor a la provincia de Jujuy), área cultivable de 1.2 millones de hectáreas según FAO (vs Argentina con 35 millones); 17 millones de habitantes y un PBI de $800 MMUSD (mil millones de dólares).

Hace casi dos décadas, los holandeses hicieron un compromiso nacional con la agricultura sostenible bajo el lema «El doble de alimentos que utilizan la mitad de los recursos». Desde el año 2000 muchos de sus agricultores han reducido la dependencia del agua para cultivos clave hasta en un 90 por ciento, han eliminado casi por completo el uso de pesticidas químicos en plantas en invernaderos, y desde 2009 los productores holandeses de aves de corral y ganado han reducido su uso de antibióticos hasta en un 60 por ciento. En la región sudeste del país, donde se concentra la mayor actividad agrícola, se ven ciudades invernaderos, granjas de clima controlado, cultivos hidropónicos y de invernadero apilados, multiplicando la superficie disponible, irradiación ultravioleta 24 horas por día, tanto para la producción de frutas, vegetales y semillas de alto valor agregado para exportar al mundo. El uso de conocimiento, de tecnologías de avanzadas, y políticas de estado coherentes entre dicho y hecho, le han permitido a este país ser una de las potencias alimenticias mundiales, mayores exportadores de papa y cebolla y segundo exportados de hortalizas medido en valor.

Los argentinos nos enorgullecemos de haberles ganado la final del Mundial ’78 por 3 a 1, pero la verdad es que en el histórico de enfrentamientos por mundiales estamos empatados (2 triunfos para cada uno y un empate), y en el mundo del agro, definitivamente nos ganan por goleada, tenemos mucho que aprender.

 

Dardo Lizárraga – Director Ejecutivo en Agronegocios – Managing Director

Bibliografía: