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La Agricultura a escala sigue vivita y coleando

En una entrevista mano a mano, José Demicheli, CEO de ADBlick Agro, aseguró que la clave es buscar la escala óptima. Y según su visión, hay un problema de cluster agropecuario, de no saber expresar las bondades que tiene el agro y la soja para la sociedad argentina.

Héctor Huergo: Muchos piensan que los fideicomisos agrícolas, los pooles de siembra están desapareciendo, que se fueron o que no tienen rentabilidad… es asi?

José Demicheli: Primero me parece importante aclarar que el fideicomiso es una herramienta jurídica para poder ser un vehículo de inversión; y el pool de siembra bien trabajado es una empresa de agro a escala. ADBlick va en búsqueda de esa mejora continua, donde tenemos un directorio compuesto por expertos con distintas experiencias que aportan una visión estratégica. Donde trabajamos fuertemente para integrarnos con empresas de insumos y mejorar la comercialización. Por otro lado, constantemente buscamos introducir tecnología y afianzar la relación con contratistas, por ejemplo teniendo gran capacidad de maquinaria disponible para los períodos críticos. ADBlick es una empresa que organiza agricultura a escala. Entonces si la pregunta es: en un país como la Argentina ¿La agricultura a escala es algo que va a desaparecer? nosotros estamos convencidos que no, en absoluto. El tema es cómo se hace el negocio y cómo se compite en la escala. La respuesta es: buscando cuál es la escala óptima. Dónde realmente agrego valor en función a las economías de escala. Nosotros vimos que llegando a una escala de 40 o 50.000 hectáreas de cultivo ya obtenemos mejores precios de compra para insumos, mejor condición para hacer una negociación con girasol con Dow, o con colza para exportar y negociamos un muy buen flete.

Como hay economías de escala, también pueden ser economías de escalas decrecientes o marginales…Si nos fuéramos a 150 mil, 200 o 600 mil hectáreas como le pasó en su momento a otra empresa grande, se te van mucho los costos de gerenciamiento y pasa a ser marginalmente negativo porque no tenés más allá de las 30 mil economías de escala crecientes.

H: ¿Quién fija el precio de los alquileres?

J: Lo fijan 100 o 200 mil productores chicos que están haciendo una cuenta de su marginalidad de las 500 hectáreas. Donde un productor chico que puede competir con 25/30 dólares propios de costo, si uno como empresa de escala tiene 50 dólares para operar, esos 20 dólares de mayor costo los compensa con las economías de escala en comercialización, en compra de insumos, en protocolo de cultivo, negociación con contratistas, darle volumen a los contratistas … pero después llega un momento que eso no rinde más en la escala; y donde si el costo de 50 se dispara a 80 dólares, o 100 dólares por hectárea ahí pierdo competitividad.

H: Así que el tema es redefinir también la escala…escala no es tamaño solamente… hay una escala óptima?

J: Exacto, y en este negocio se compite por la escala en el sentido de que hoy consideramos que el negocio está muy fino y es un negocio de competencia imperfecta. ¿qué quiero decir con eso? Cuando uno mira el IVA retenido que no devuelve el gobierno; cuando uno mira el incremento de costos en dólares en función a lo que pasó en los últimos cuatro años, eso hace que el negocio hoy esté desequilibrado. Y el riesgo está un poco más alto en función al retorno esperado. Eso en algún momento se tiene que acomodar. Pero mientras tanto hay una lucha por la tierra donde el pequeño agricultor paga ese quintal de más por crecer y porque no hizo bien la cuenta, y termina siendo un mercado donde hoy estás viendo unos alquileres que están volviendo a repetir los números del año pasado porque la soja dio un poquito más; pero en realidad todavía no bajaron todo lo que tendrían que bajar.

H: Los campos que tiene alquilados Adblick son campos que están consolidados dentro del negocio desde hace tiempo o están en un mercado spot que van tomando lo que se va ofreciendo año a año?

J: No, básicamente nosotros estamos sacando el spot. Este es un negocio de acá a tres años. Hoy somos el principal productor de girasol alto oleico, hicimos 12.000 hectáreas el año pasado. Somos el principal productor de colza de la Argentina, hicimos 1500 hectáreas de colza como productor individual.

Cuando entramos a hacer colza en marzo, nadie nos quería negociar el alquiler porque todavía estaban viendo y especulando. Por eso nosotros priorizamos la relación con los dueños de los campos, más allá de que la negociación sea anual, que vea cómo rotamos los cultivos, como le cuidamos el campo, que sepa que después que levantamos un cultivo vamos a barbechar porque después viene otro.

H: ¿En qué zonas se concentran?

J: Estamos en el centro de la provincia de Buenos Aires. Tenemos campos en la cuenca del salado, alta media y baja: Chascomus, Lezama, Pila, General Belgrano, Las Flores, Monte, General Madariaga, Capilla. Ahora estamos entrando a 25 de mayo y Tandil.

H: En la última campaña, que rentabilidad les generaron a los inversores y que esperan para este año?

J: Estamos cerrando la quinta campaña, en la que tuvimos una muy buena fina, un trigo de 57 quintales y nos fue muy bien con los precios. Nosotros siempre buscamos un 16% en dólares y este año va a estar por encima de ese porcentaje.

H: ¿y esperan lo mismo para el 2015?

J: La campaña la armamos para llegar al 16%. Ya tenemos 2300 has. de colza sembradas; este año estamos creciendo en colza. Estamos empezando con la campaña de trigo así que creemos que va a ser un año difícil nuevamente porque todavía no terminamos de negociar los alquileres porque como la soja anduvo bien …

Seguramente, el mercado se va a comportar similar al año pasado, que no fue el mejor, porque todavía falta que algunas variables se acomoden pero igual se puede hacer negocio.

H: ¿Hubo algún año en el que el negocio dio perdida?

J: Si, nosotros tenemos diez años de historia, de los cuales el promedio de los 10 años, da 17%. Tuvimos picos de 60% y picos de -19%. De los 10 años vamos a tener 7 positivos y 3 negativos (-2%, -7% y -19%). Y así y todo el promedio te da 17% en dólares.

H: ¿y vos sentís que el mercado sigue percibiendo la oportunidad de invertir en agricultura?

J: Lo que decimos muchas veces es: yo no escuche nunca hablar a los árabes mal del petróleo, ni a los chilenos mal del cobre, pero los argentinos hablamos mal de la soja. ¿Cómo es esto? Si es el producto que nos da la exportación y la competitividad. A mi criterio, de alguna manera hay un problema de cluster agropecuario, de no saber expresar las bondades que tiene el agro y la soja para la sociedad argentina. Entonces definitivamente hoy, la foto del negocio en función de la opinión pública y las problemáticas, no es la mejor. Está con una mirada crítica que para nosotros está en la problemática de micro y de número, como en cualquier negocio de la Argentina. Pero los que están en el negocio de la uva, de olivos, de tambo, de la carne están mucho peor que los del grano. El tema es qué hay para construir de acá para adelante. Yo soy un convencido de que en los próximos dieciocho meses, o dos años vamos a tener que hacer cola como argentinos para recibir las inversiones del agro. Tenemos una mirada esperanzadora. Estamos donde hay que estar, en el país en el que hay que estar, en el momento que hay que estar.

Vea la entrevista completa AQUI

Recuadro:

El martes 24 de junio, ADBlick Agro, en conjunto con el IAE Business School y el Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, llevarán cabo el 2do encuentro de reflexión – ARGENTINA VISION 2020 – Agronegocios motor de desarrollo, un espacio para pensar el futuro y la inserción al mundo de Argentina y su potencial.

El panel de oradores estará compuesto por invitados de primer nivel,como Martín Losteau (Economista y Diputado Nacional), Carlos Pagni (Periodista), Teo Zorraquín (Asesor ACREA y Productor Agropecuario), Ariel Casarin (Profesor de Estrategia de la  Escuela de Negocios, Universidad Adolfo Ibañez, Santiago de Chile), Gustavo Grobocopatel (Presidente Grupo los Grobo), Renato Falbo (VP de Consumo Masivo Mercosur Alicorp), Federico Braun (Presidente Supermercados La Anónima) entre otros.

El evento se realizará en el auditorio del IAE – Campus Pilar y la entrada es un bono contribución a beneficio de la Fundación BisBlick, de Compromiso Social, organización sin fines de lucro que promueve la integración e inclusión social de jóvenes económicamente vulnerables facilitando el acceso al estudio y al trabajo.

Informes e inscripción:

www.argentinavision2020.com

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«En 10 años pasamos de negar al Estado a decir que es lo único que sirve»

El Presidente del Grupo Los Grobo, Gustavo Grobocopatel habló de cómo ve el campo hoy y a futuro.

 «Una cosa es el futuro del presente y otra el futuro del futuro».

Grobocopatel sostiene que el futuro del presente es que el mundo necesita más alimentos y que esa tendencia que se ve en los últimos años se va a consolidar. «Vivimos en un mundo que demanda más alimentos, más fibra. Tiene que ver con lo que pasa en China. Existen cuestiones de coyuntura que hacen que este proceso no haya sucedido, estamos en 100 o 110 millones de toneladas, pero nos perdemos llegar a 140 millones».

Todo esto, según Grobocopatel; depende de las restricciones enormes que hay al comercio que hacen que la comercialización no sea transparente.  Hoy hay un mercado imperfecto que no funciona por una mala intervención del Estado y que genera de alguna manera transferencia y pérdida de valor entre los integrantes de la cadena. Y otra cuestión, es que hay determinadas economías que no resisten la presión impositiva, básicamente de las retenciones.

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2º Encuentro de Reflexión Argentina Visión 2020

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Hacia un Capitalismo del siglo XXI: El Sustentabilismo

Compartimos esta nota del empresario Agroexportador Gustavo Grobocopatel que estuvo presente en el 1º Encuentro de Reflexión Argentina Visión 2020 y que hoy plantea un proyecto de desarrollo inclusivo para los próximos años sin el cual, sostiene, “no hay posibilidad de pensar en la sustentabilidad”.

Aunque nunca es suficiente ya se ha escrito mucho sobre el potencial y las oportunidades de Argentina en los tiempos que vienen: Un sector energético con tamaño y ventajas comparativas de escala global, también en las energías renovables; oportunidades en la minería sustentable; los sectores de los servicios informáticos y del software, la construcción con todos los desafíos que existen en infraestructura; el turismo y su integración a lo gastronómico y, por supuesto, los agronegocios, incluyendo no solo la economía pampeana sino las regionales y una agroindustria cada vez más extendida y sofisticada. Esto no le quita oportunidades a otros sectores muy importantes de la economía, basados en el diseño y las manufacturas. Las oportunidades no deben ser excluyentes o fruto de planificaciones que erran o llegan tarde. Las oportunidades existen allí donde hay un cliente o proveedor, externo o interno, dispuesto a comprar o vender, a dejarse seducir por la calidad o el precio de nuestros productos o servicios.

Sin embargo nuestros desafíos no están en lo ‘que’ debemos hacer sino en el ‘como’ debemos hacerlo, una renovada agenda del debate público.
En principio es fundamental tener claro que el propósito es crear dignidad y bienestar, o sea personas libres, autónomas, empleables, emprendedoras, solidarias y saludables. Por ello este proceso de desarrollo debe ser inclusivo, no hay posibilidad de pensar en la sustentabilidad, el largo plazo, sin la participación de la mayoría y en la igualdad de oportunidades. Las políticas públicas y las acciones de la sociedad en su conjunto deben orientarse en este sentido.
Este proceso es imposible de realizar sin un ‘Estado de estos tiempos’. Es un estado renovado, inteligente, que genera bienes y servicios públicos de calidad, que facilita el desarrollo, que lo estimula con incentivos y con reglas de juego claras y estables, que nos integra al mundo, que nos abre puertas hacia afuera y hacia adentro, un estado que es el ámbito del debate y la construcción colectiva.
Este proceso requiere de ‘Empresas de estos tiempos’, cuyo sentido es satisfacer las expectativas no solo de accionistas y talentos sino también la de sus proveedores y clientes, responsables y transparentes, porosas, en íntima relación con la sociedad, que se sientan parte de un proyecto integrador, innovadoras, que basan su éxito en una competitividad genuina fruto de la productividad y el desarrollo del capital humano.
Es fundamental que haya ‘Trabajadores de estos tiempos’, cuya fuerza sea el conocimiento, la creatividad, la responsabilidad, el sentirse parte. Trabajadores que sueñen con ser dueños y trabajen para serlo.

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MARGEN PARA SOÑAR MÁS O MENOS CON LOS PIES EN LA TIERRA.

Compartimos una nota del economista Juan José Llach, quien estuvo presente en el 1º Encuentro de Reflexión Argentina Visión 2020, analiza el contexto e imagina un escenario ideal para el año 2020.

1º de marzo de 2020. El afortunado Presidente reelecto anuncia metas sociales posibles de alcanzar a fin de año. Menos de un 5% de personas pobres y menos de 1% en situación de indigencia, señales valiosas pero insuficientes por medir sólo ingresos. El Presidente lo sabe y muestra metas, en franco avance, más cerca de los países desarrollados en nutrición y mortalidad infantil y con firmes progresos en graduación a tiempo en la enseñanza media como ya los hubo en comprensión lectora en la prueba PISA del 2019. Menciona el impacto positivo de políticas y programas de gobiernos anteriores, vigentes y mejorados, como el Remediar, el Nacer, la asignación por hijo y el Progresar.

Además de su valor en sí estos logros muestran un país renovado en construcción. Porque solo serían posibles con una política macroeconómica capaz de sostener un crecimiento del 5%/6%, una inflación cayendo año a año, con una meta del 5,5% para el 2020 y razonables equilibrios fiscales y de pagos externos. Y porque todo esto requeriría como piedra basal acuerdos político-sociales previos para estabilizar la economía y para manejar el otro probable gran problema del ministerio de Economía y del BCRA desde diciembre de 2015, la abundancia de dólares, que demandaría políticas fiscales sobrias y otras medidas para moderar la avalancha y una inconveniente apreciación cambiaria.

Aun así, estaríamos lejos de ‘cantar victoria’. Una cosa son las mieles de un gobierno nuevo con apoyo político y positivos impactos iniciales en la economía y en la sociedad y otra, más compleja, es una estrategia de desarrollo sostenible de la que carecemos hace ya muchas décadas. No lo fueron ni la industrialización sustitutiva de importaciones ni las dos aperturas posteriores. La primera tuvo la falencia de basar el desarrollo manufacturero, en buena medida, en la represión del agro y de otros sectores de recursos naturales. Las aperturas fracasaron por carecer de imprescindibles estrategias de reconversión, que intentaron reemplazarse, para reducir los costos del ajuste, con políticas súper expansivas que atrasaron el tipo de cambio y terminaron con crisis económica y alto costo social.

No serán sostenibles en el futuro caminos basados en que unos sectores económicos o sociales crezcan a expensas de marcadas limitaciones impuestas a los otros. Una estrategia alternativa deberá basarse, en cambio, en transformar unos recursos en otros en vez de sacarse recursos los unos a los otros. Su primer componente es la transformación de recursos naturales no renovables en recursos humanos, y en medida menor también en capital físico, sobre todo de infraestructuras, invirtiendo en las personas toda la renta fiscal originada en los primeros, al estilo de la ley votada en Brasil que asigna dicha renta en un 75% a la educación y en un 25% a la salud. La eficacia de esta política requeriría planes-programa de asignación de recursos, otorgando prioridad en el acceso a una educación, salud y nutrición de calidad a los sectores que hoy no cuentan con ella. Deberían incluirse allí objetivos como la universalización del acceso a los jardines maternales y la educación inicial; la jornada escolar doble o extendida para permitir a todos acceder a las tecnologías, la segunda lengua, la expresión artística y el deporte sistemático; universalizar el acceso y la graduación en una enseñanza media diversa, de calidad, con competencias laborales o la formación profesional; institutos terciarios jerarquizados; profundizar la mejora del desarrollo científico y tecnológico y hacerlo más cerca de la producción u otorgar parte relevante de las ayudas sociales con tarjetas de descuentos para la compra de alimentos nutritivos.

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