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¿Liderando o conduciendo al equipo?

Este estudio sugiere que dedicar el 60% del tiempo a diseñar un equipo de alta performance y sus modelos de gobernancia, transmitiendo el propósito (“the reason why”), seleccionando las personas correctas, y dándoles el soporte organizacional adecuado, aumentará considerablemente las probabilidades de éxito. Sumado a esto, debemos acompañar con una buena estrategia de lanzamiento (kick off – launching) dedicando un 30% más del tiempo a definir las normas, la interacción entre los miembros y las habilidades que cada uno puede aportar para una ejecución efectiva. El 10% del tiempo restante es dedicado al soporte continuo y coaching “on-line” de los equipos que habremos conformado.

Esta perspectiva posiciona al líder formador del equipo más fuera de éste que dentro. En el fútbol, nos estaríamos refiriendo a la posición de los Managers (E.Francescolli CARP, G.Burdisso  CABJ) y no a la de los DTs (M.Gallardo, G.Alfaro), por lo que vale preguntarse dónde radica el liderazgo y dónde la conducción.

En nuestro cotidiano como líderes, nos confundimos de roles (liderar o conducir) por lo que la regla del 60/30/10 resulta interesante para parar la pelota y ocupar el lugar de Managers/Líderes a la hora de conformar equipos, para luego conducirlo si es ese también nuestro deber.

Una agricultura sustentable

“El sector agropecuario tiene la gran responsabilidad de satisfacer la demanda creciente global de alimentos” esta frase se escucha hace años y se ha vuelto, así como un cliché hablar de que tenemos que duplicar el suministro mundial de alimentos para 2050 para poder alimentar a la creciente población humana.

¿Cómo logramos producir más alimento en un planeta cuya población aumenta, pero sus recursos son finitos? Ante esta pregunta, buscamos innumerables maneras de aumentar la producción y su eficiencia, sin embargo, debemos agregar una cuestión más a la ecuación: duplicar la producción, pero reduciendo la superficie de tierra cultivada y así, proteger los ecosistemas naturales. Teniendo en cuenta la huella del ser humano en el planeta, llegamos a conocer el concepto de la huella ecológica: un indicador de la demanda humana que se hace de los ecosistemas relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar los recursos naturales. No podemos seguir destruyendo los bosques y zonas ecológicamente valiosas para sembrar y la única opción viable es intensificar de manera sostenible las áreas que actualmente se cultivan y dejar que las que ya no se cultivan vuelvan a ser silvestres.

La biotecnología aplicada a la agricultura, puede ser una solución a esta cuestión; con ella se puede mejorar la sustentabilidad de muchas formas. Para el medio ambiente es mucho mejor utilizar la biología para solucionar problemas en vez de la química, los mismos pueden abarcar desde el uso del agua hasta el rendimiento y control de plagas. Gracias a esta nueva tecnología, se pueden obtener cultivos que se auto protegen en base a la síntesis de proteínas u otras sustancias que tienen carácter insecticida. Este tipo de protección aporta beneficios de gran importancia para el agricultor y su negocio; como la reducción del consumo de insecticidas para el control de plagas, la protección duradera y efectiva en las fases críticas del cultivo, el ahorro de energía en los procesos de fabricación de insecticidas, así como disminución del empleo de envases difícilmente degradables. De esta forma, buscamos mejorar el rendimiento de las superficies ya cultivadas, reduciendo la necesidad de incrementar dichas áreas. Hay estimaciones de que en EEUU gracias a esta tecnología hay un ahorro anual de 1 millón de litros de insecticidas (National Center for Food and Agricultural Policy), que además requerirían un importante consumo de recursos naturales para su fabricación, distribución y aplicación; por lo que analizando dicha práctica, no solo se obtienen beneficios para el medio ambiente, sino también para el bolsillo de cada uno.

Esta es una de las opciones que debemos difundir mucho más. La biotecnología ofrece una variedad de técnicas derivadas de la investigación en biología celular y molecular, las cuales pueden ser utilizadas en cualquier industria que utilice microorganismos o células vegetales y animales. Esta tecnología permite la transformación de la agricultura y depende de nosotros implementarla.

¿Por qué aumentaron los precios de la carne?

Hace ya un tiempo, que los “asaditos” de los domingos comenzaron a ser protagonistas de las tapas de los principales diarios del país. ¿El motivo? Las fuertes subas en los precios de la carne, que se vienen sucediendo en los últimos meses. Esto es una realidad que tiene como principales testigos, las góndolas de los supermercados y los consumidores finales.

Si bien las subas de los precios son positivas para el sector productivo, suelen ser acompañadas por un “planchazo” posterior que no ayuda. Por esto mismo, es importante trabajar en un diagnóstico a fin de tratar de evitar el escenario mencionado.

Muchos opinan que la base del problema fue, sin lugar a duda la escasez de oferta. La misma, surge como consecuencia de varios fenómenos que se dieron en forma conjunta. Por un lado, los cambios climáticos extremos – como ser inundaciones y sequías – de los últimos dos años. Por otro lado, la suba de precios que habitualmente se da en primavera este año se atrasó y llegó en verano. A su vez, fue un verano en el que también hubo más demanda de carne, impulsada por los turistas que otros años veraneaban fuera del país por lo que el consumo de carne se daba también fuera del territorio.   

Como contrapartida, es importante resaltar que en los últimos años los aumentos de la hacienda y de la carne en el mostrador habían estado por debajo de la inflación general, con un importantísimo aumento en los costos, como es de público conocimiento.

Al margen de los motivos mencionados, que pueden ser más o menos coyunturales, la demanda fue cubierta por la oferta siguiendo las leyes del mercado. El mercado dio prioridad a la soja, bonos, lebacs, etc. En detrimento de la ganadería provocando una desinversión que dejó por resultado, eslabones con muy baja rentabilidad. A esto se le suma la falta de incentivos impositivos y de créditos a tasas acordes a la producción. Todos esto hizo que el foco no estuviera puesto en la oferta y hoy estamos empezando a sufrir las consecuencias.

Del análisis anterior, confirmamos una vez más lo que ya sabemos. La ganadería requiere de un Estado más activo que acompañe la libre oferta del mercado, a fin de evitar estos altibajos de precios y que la producción y la oferta garanticen la demanda, más aún en estos momentos en que las exportaciones se incrementaron y seguimos contando con un mercado doméstico que importa un alto consumo de carne vacuna.

Es muy posible que los precios continúen en su tendencia alcista un tiempo más, para luego estabilizarse e incluso retrasarse nuevamente. Por esto, es que es necesario comenzar a trabajar sobre mejores políticas desde el Estado. Quien a través de las mismas, podría favorecer a la oferta evitando que el mercado dicte que otras actividades, como ser las relacionadas con la especulación financiera, retrotraigan la producción de carne, una de las actividades más emblemáticas, inclusivas y federales del campo argentino que, además, es una de las pocas que le pueden dar buenas noticias al país por las exportaciones.

“¡El Campo, siempre el Campo!”

La Argentina de las últimas semanas vive discutiendo si la final se define por penales entre Macri Vs. CFK en los comicios de fin de año, o cuánto será el precio del dólar a fin de año o la inflación del mes de Febrero que viene muy brava.

Lógicamente, el Presidente está afectado por el mal desempeño de la economía, lo que hace que tenga una imagen muy negativa. La ex presidenta, una de las favoritas para la elección 2019, tiene una alta imagen negativa por sus causas judiciales. Si ambos profundizan sus dificultades, es muy probable que ni uno, ni otro sea candidato.

Mientras todos discutimos los problemas de siempre, la economía sigue sufriendo los efectos del ajuste. Pareciera el juego del cubo mágico donde el objetivo es lograr que cada uno de los 6 lados sea de color uniforme, pero al hacer un movimiento para lograr un lado de un único color, se percibe que el lado opuesto quedó muy lejos de lograr el objetivo. Al subir la tasa para contener a la inflación, se atrasa el dólar y se enfría la economía. Pero si se baja la tasa para dejar ir al dólar y activar los sectores exportadores, se genera más inflación.

Son este tipo de discusiones las que nos permiten reflexionar y buscar los remedios que nos dejen paliar la crisis que sufrimos? O debemos ir por más, ser más autoexigentes y buscar arrancar de raíz las causas que generan los problemas que más nos agobian?

Para evitar que el dólar siga trepando y apaciguar los conflictos sociales, muchos analistas aseguran que se necesita una mayor coordinación económica, cambios políticos, más crédito para detener la caída de nuestras reservas. Serán estas las soluciones que necesitamos?

Hoy vemos un escenario de huida de capitales de la Argentina, el riesgo país en niveles muy altos, precios de los bonos y acciones por el piso y una Argentina que “ya pasó de moda”.

Hablemos con rigor: La realidad es que sin reglas de juego claras, sin una visión de mediano y largo plazo, caemos en los mismos problemas siempre… se gasta por encima de los ingresos y esto deriva en un déficit fiscal crónico, alta inflación, instituciones “soft” que fomentan corrupción en muchos niveles, desconfianza, y cuántos más problemas políticos y económicos tengamos, mayor será la violencia que sufriremos los argentinos y más se profundizará la “grieta” que nos divide.

Por estos motivos, los argentinos no invierten en Argentina, tampoco la financian, se llevan el dinero afuera y nos quejamos cuando no llega dinero del exterior. La salida de este cruel laberinto, está en nosotros mismos? Cómo hacemos para reducir los gastos, en muchos casos, inflexibles a la baja, y al mismo tiempo subir los ingresos?

Pareciera que los propios argentinos no tenemos confianza para invertir, consecuentemente los extranjeros adoptan el mismo camino que los locales.

Resulta fundamental aplicar políticas públicas que fomenten la inversión y las políticas que incrementen la productividad. Es una tarea de todos poder como país capitalizar las ventajas comparativas que tenemos. Si a estas ventajas le sumamos “inversión”(en infraestructura por ejemplo, para lograr reducción de costos, de tiempos, mayor eficiencia operativa, etc), “institucionalidad y reglas de juego claras”, “mayor predecibilidad”, indudablemente nos podremos volver a encausar en el camino del desarrollo y crecimiento que tanto necesitamos.

Estamos en un punto de inflexión para poder entre todos salir de esta situación que nos aflige. Cada uno debe, desde el lugar donde le toque, redoblar el esfuerzo. Trabajar el doble para ganar la mitad. Dar el ejemplo. Evitar los atajos que nos alejan de las buenas prácticas. Apoyar a quien pierda la esperanza. Los esfuerzos que hoy se realizan darán sus frutos en el mediano plazo. Cada acción suma, cada gesto contagia en el sentido que le demos.

Tenemos un problema sumamente complicado pero no es imposible de resolver. Hay pocos rubros que puedan traccionar y dinamizar la economía de Argentina como el sector Agropecuario. El campo vendrá con rendimientos, que, en muchos casos, estarán por encima de la media, se está cosechando el maíz, y entrarán muchos dólares. Y las tasas actuales que están asfixiando al sector productivo, tendrán un horizonte descendente.

Debemos creer en nosotros mismos. Los argentinos, ¿Qué queremos hacer con el país? Invertimos o seguimos acopiando dólares. La ponemos acá o la llevamos afuera? Seguiremos viajando al exterior o aprovecharemos para conocer más de nuestro país e invitar a extranjeros a que también lo hagan?

Para prosperar, irremediablemente se necesitan reglas claras y espíritu de mirar hacia adelante. Al futuro no se lo debe adivinar, se lo debe forzar, desear y para ello es necesario tener la voluntad de cambiar las circunstancias y la historia para que las cosas se logren. Debemos lograr hacer que las cosas “pasen”, no que “nos pasen”.

Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que los sectores productivos pueden generar en nuestra economía, con todo lo que ello implica para el país. Esperemos que como argentinos podamos hacernos cargo de lograr el país que tanto queremos. De cada uno de nosotros depende.

Anomalías y monitoreo dirigido, pescando donde está el cardumen.

Pararse en la cabecera del lote y observar el cultivo es tal vez una de las imágenes más frecuentes en el campo. Es un momento de contemplación, como quien mira el mar y trata de adivinar la frecuencia armónica de las olas, pero difícilmente tendrá la capacidad de saber dónde está el cardumen para ir pescar. De la contemplación y observación al monitoreo sistemático y estandarizado de cultivos hay un camino por andar.

El seguimiento periódico de los cultivos, lote por lote, es fundamental para hacer una detección temprana de la presencia de malezas, plagas, insectos y enfermedades, exceso o deficiencia hídrica o nutricional que afecten el normal desarrollo de las plantas e impacten últimamente en el rendimiento esperado a cosecha. Cuanto antes pueda hacerse esta detección, más rápido y eficiente será el método de control, mejorando así la productividad total del lote.

Hoy los productores argentinos conocen los beneficios de los sistemas de monitoreo, habiendo pasado de un 5% de la superficie de soja monitoreada en el año 2000 a más del 50% en los últimos años. Si bien algunos pueden considerarlo un costo adicional, esta buena práctica es una inversión y un seguro para mitigar los riesgos del cultivo, y además es fundamental para un programa de agricultura sostenible.

Recientemente hemos dado un salto significativo gracias al desarrollo de las agrotecnologías digitales y diagnósticos por imágenes satelitales, que nos permitirá monitorear píxel por píxel el 100% de la superficie de manera temprana, introduciendo el concepto de anomalías de índice verde de vegetación (NDVI – Normalized difference vegetation index)

Según explica Auravant – un emprendimiento nacional de agrotecnología en rápida expansión, las anomalías son detectadas automáticamente por el algoritmo de la plataforma mediante el procesamiento y análisis de imágenes satelitales de los lotes. La zona marcada como anomalía es producto de un cambio o desvío que corresponde a zonas de bajo vigor (NDVI), ya sea respecto al promedio general del lote o a una imagen anterior.

Se analiza cada píxel de la imagen en busca de problemas, considerando la evolución del lote. Cada vez que una nueva imagen está disponible, se genera un listado de alertas, que pueden seleccionarse individualmente para visualizarlas en forma de polígonos dentro de los lotes. Con esta herramienta se pueden detectar zonas particulares que a simple vista en el campo cueste diferenciar, pero analizándolas en detalle, tengan diferencias significativas.

Las zonas con potenciales problemas son notificadas al usuario vía mail y a través de un aplicativo móvil, teniendo la posibilidad de ir y situarse justo donde la anomalía se detectó. Esta modalidad conocida como monitoreo dirigido es de sumo valor a la hora de acompañar el desarrollo de los cultivos cada vez que se detectan dentro de su lote.

Estos avisos son las anomalías, provocadas por un desvío que corresponde a zonas de bajo vigor NDVI, respecto al promedio general del lote o a una imagen anterior, dando la posibilidad de tomar las medidas correctivas necesarias para mejorar la productividad. El objetivo es ayudar al productor y/o profesional agronómico a detectar de forma temprana los sitios donde el cultivo puede estar sufriendo alguna incidencia de plagas, enfermedades, déficit o exceso hídrico.

Sobre una base de 2.7 millones de hectáreas monitoreadas a través de imágenes satelitales de alta definición, durante todo el año 2018 se han reportado 1.4 millones de anomalías, la superficie de los polígonos informados totalizó las 400 mil hectáreas, a un promedio de 3000 m2 por polígono, o sea un cuadrado de 55 metros de lado aproximadamente.

Sólo en el mes de enero de este año se reportaron 360 mil anomalías (equivalente a 12000 por día). La superficie de los polígonos superó las 140.000 hectáreas a un promedio de 400 m2 cada uno (más o menos un cuadrado de 60 x 60 metros de lado), siendo la menor de ellas un polígono de 100 m2, casi un cuadrado de 10 metros de lado.

Hoy podemos entonces darnos el lujo de seguir contemplando el cultivo desde la cabecera del lote, mirando el horizonte, y un poco más arriba también, allí donde orbitan los satélites que nos ayudan a detectar de manera temprana y precisa las anomalías. La práctica del monitoreo no se sustituye, pero éste es mucho más eficiente si sabemos y tenemos el dato georeferenciado de dónde ir a buscar. Ahora sí tenemos a nuestro alcance la capacidad de saber dónde está el cardumen para ir pescar.

Dardo Lizárraga – Director Ejecutivo en Agronegocios – Managing Director de ADBlick Business Consulting y Profesor de Agronegocios en ITBA – Instituto Tecnológico de Buenos Aires