Archivo de la categoría: Granos

El Estado recauda $61 de cada $100 que produce una hectárea

El peso del Estado en la economía es uno de los reclamos más habituales que suelen escucharse entre el empresariado argentino. Y, sobre todo, en el campo, sector al que, además, se le suelen cargar tributos especiales, como las retenciones a la exportación. Tanto las creadas luego de la crisis de 2001 como las actuales, de $3 por cada dólar exportado, que la Administración Macri puso al sector, como parte de su batería de medidas para alcanzar el objetivo de déficit cero.

Un estudio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) le puso cifras a este peso. De acuerdo con el índice de medición de septiembre de la entidad, de cada $100 de renta que genera una hectárea agrícola, el Estado recauda $61.

El índice marca un incremento de 5 puntos, puntualiza el informe, debido a los derechos de exportación, combinados con la baja de precios y amortiguados por la suba del tipo de cambio que se registró en las últimas semanas.

Según FADA, la medición de septiembre de 2018 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 60,9%, para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol.

En otros términos, esto significa que, de cada $ 100 de renta -es decir, el cálculo de ingresos menos los costos de producción- que genera una hectárea agrícola, $ 60,90 va a parar a las cuentas de los distintos nivele de gobierno (Nación, provincias, municipios).

El peso de la mano del Estado es distinta según el negocio, aclara el informe. Mientras que el 60,9% es un promedio ponderado de cultivos a nivel nacional, la participación en la soja es del 67,7%. En tanto, el Sector Público recauda el 55,6% de lo que genera una hectárea de maíz, un 48,1% del trigo y un 62,2% del girasol.

Los investigadores, dice el estudio, atribuyen el incremento de la participación del Estado en la renta agrícola por el restablecimiento de los derechos de exportación que decidió el Gobierno nacional durante el mes pasado. Esto, además del impuesto porcentual que tributa cada cultivo, gravó con $3 por cada dólar exportado a los productos del sector. «En tanto, la suba que se dio en el tipo de cambio ayudó a disminuir el impacto de los nuevos derechos de exportación, a pesar de que gran parte de los costos agrícolas se encuentran dolarizados», sostuvieron los autores del informe.

Añadieron que «el mayor efecto de los nuevos derechos de exportación en maíz y girasol, fue menor en soja, porque el incremento fue menor, y en trigo, por fortaleza del precio y la baja generalizada de precios disponibles en dólares con respecto a junio».

«La combinación de estos factores, hizo que crezca el índice, del 55,8% relevado en junio, al actual 60,9%. Este incremento de 5 puntos es explicado por los derechos de exportación, combinados con la baja de precios y amortiguados por la suba del tipo de cambio», sintetizaron.

Fuente: https://www.apertura.com/contenidos/2018/10/01/noticia_0010.html

Infografía: http://fundacionfada.org/informes/indice-fada-septiembre-2018-609/

Una respuesta a las necesidades del campo agrícola: 
Paisajes Multifuncionales


Hace ya unos años que se comenzó a priorizar la necesidad de cuidar la biodiversidad en los campos, con el fin de dar respuesta a las necesidades de la cadena alimenticia para brindar más y mejores alimentos. Un proyecto que ha tomado gran protagonismo es el denominado “Paisajes Multifuncionales” el cual permite a los productores utilizar las zonas no productivas de sus lotes para promover las colonias de insectos polinizadores a través de su biodiversidad. Generalmente, en Argentina carece la diversidad de flora en los campos, por lo cual se dificulta que los polinizadores sobrevivan y actúen sobre los cultivos. Al implementar el programa, se busca fomentar vegetaciones nativas y la generación de paisajes con el objetivo de brindar un mejor producto al mercado.

De esta manera, Syngenta y Aceitera General Deheza (AGD) con el apoyo del Conicet, implementarán dicho programa con tres pasos desarrollados para mejorar las colonias de polinizadores y la biodiversidad. Primero el Conicet visita los lotes a trabajar y determina el lugar adecuado, luego se deja que la vegetación nativa crezca con un manejo mínimo. Ya que se busca la creación de flora autóctona de la zona, para que sea sustentable y no requiera de grandes cuidados para su preservación. Y por último, se mide la cantidad de polinizadores y las variedades de flora.

El doctor Marcelo Aizen, de la Universidad de Comahue e investigador del Conicet, afirma que más del 90% de las plantas depende de los polinizadores, incluidos los cultivos a nivel mundial. Por lo cual, es de esperarse que los productores consideraren la posibilidad de dar más importancia a esta temática para mejorar el rendimiento de los cultivos y su calidad. “De forma indirecta, los polinizadores son responsables de semillas, vitaminas y nutrientes, pasturas, producción de productos no maderables y plantas medicinales. A pesar de sus diversas funciones, suele hablarse de una sola especie de polinizadores, pero lo cierto es que existe una gran diversidad. Por ejemplo, sólo en abejas hay más de 20 mil especies”, señala. Los estudios indican incrementos de más del 20% en cultivos preferidos por los polinizadores (girasol, alfalfa y colza), y un porcentaje levemente menor en demás cultivos.

Resulta fundamental valorar estas posibilidades en los campos, ya que hacen los cultivos más eficientes, se genera una mejor fertilidad en los campos y se recupera más tierras para cultivos, ayuda a que la biodiversidad florezca y se fortalecen los pequeños productores a adoptar y mejorar prácticas de rotación de cultivos, a fin de posibilitar el incremento de su productividad.

El Campo y su propia Gloria

Mientras en estos días los Cuadernos Gloria han retomado su vigencia, en el vértice opuesto a esta corruptela, el campo argentino sigue trabajando por su propia Gloria y para darse mucho más que una revancha.

Después de la sequía de la campaña pasada vamos con todo en la búsqueda de un nuevo récord productivo. Todas las condiciones se están dando en el país para tener una cosecha 2018/2019 en niveles de excelencia. El número a superar es de 137 millones de toneladas sumando todos los cultivos, desde la descomunal producción de soja, maíz y trigo en ese mismo podio, y completando los primeros lugares de la grilla con el girasol, el sorgo, la cebada, el arroz y otros.

Alcanzamos este récord anterior en la campaña 2016/2017 con condiciones muy favorables, no sólo en lo climático, sino que fue la primera campaña con el nuevo marco regulatorio sin retenciones ni derechos de exportación que le pisaban el freno a la producción.

Con el motor en marcha durante la segunda vuelta, la campaña 2017/2018 cuando todo estaba dado para tener otro giro extraordinario, nos pegó la sequía que impactó negativamente con una pérdida algo superior al 30% en términos generales de actividad. De lo malo, lo bueno, esta sequía y perdida de actividad, justo a 10 años de la famosa resolución 125, nos dio la oportunidad de mostrar a la sociedad en su conjunto, y especialmente a nuestros dirigentes políticos, la importancia del sector como motor económico y de desarrollo social para el país.

Iniciamos una tercera vuelta. Arrancamos ya con la siembra de trigo para la revancha, la recuperación, y me atrevo a decir con cierto optimismo, también para un nuevo récord, las primeras proyecciones para este cultivo dan algo superior a los 20 millones de toneladas, maíz podría superar las 45/50 millones y soja manteniendo su performance anterior cercano a los 55/60 millones de toneladas, agregando los otros cultivos de la grilla, alcanzar la nueva marca de 140 millones totales no está tan lejos de las posibilidades.

Los pronósticos climáticos indican una temporada con buenos regímenes de lluvia (Niño) y si bien los precios de los granos se han movido en la pizarra tanto para arriba como para abajo, la ecuación final es bastante alentadora. Riesgos y amenazas siempre existen, por eso este año la financiación es clave, después de una campaña seca (en todos sus aspectos) como la anterior, al menos la tormenta de incertidumbre con respecto a inflación y dólar ya están más claros, no porque sean buenos en sí mismos, sino porque podemos converger a un número verosímil y proyectar mejor.

El campo va por su Gloria en esta nueva campaña, no sólo para sostener el nivel de actividad, contribuir con casi el 15% de la recaudación impositiva, generar 1 de cada 3 nuevos empleos, ni para aportar el 60% de las divisas de exportación al país; el campo va por la Gloria, por la revancha, la recuperación y el record, porque es la forma en la cual creemos y sabemos trabajar con abnegación y honradez, mientras la Gloria de otros se discute en los Tribunales.

Agroquímicos a granel, una alternativa posible

Nos encaminamos hacia una agricultura capaz de producir 180 millones de toneladas de granos en los próximos años con la introducción de nuevas tecnologías tanto en mejoramiento genético, eventos biotecnológicos y el uso de herramientas como big data con el soporte de imágenes satelitales, entre otros. Las buenas prácticas agrícolas y una mirada sistémica para robustecer los activos colectivos del agronegocio serán fundamentales para alcanzar esta meta ambiciosa de manera sostenible del punto de vista económico, social y ambiental.

Uno de los temas pendientes que tenemos en el sector es la adecuada gestión de los envases de agroquímicos que usamos para proteger los cultivos. En los últimos años hemos avanzado mucho a través de programas como AgroLimpio impulsado por CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) que hoy recicla cerca del 30% de los envases en todo el país, unas 13.000 toneladas de plástico según estimaciones del Ministerio de Agroindustria.

En septiembre de 2016 se aprobó la ley nacional 27.279 para Gestión de Envases Vacíos de Fitosanitarios, la cual establece los principios mínimos para garantizar que dicha gestión y el uso posterior del material reciclado no afecte el medio ambiente ni la salud de las personas, estableciendo las etapas, los eslabones principales y las responsabilidades de cada integrante de la cadena.

Esta ley que se encuentra en etapa de reglamentación e implementación está alineada con la estrategia global de CropLife International que ha fijado como meta al 2020 la implementación de programas de gestión y reciclado de envases en todo el mundo según sus políticas de manejo responsable (Stewardship Vision 2020), irá a apalancar un salto de calidad cuantitativo y cualitativo, para ponernos a la par de otros países del mundo, como nuestros vecinos de Brasil que hace más de 10 años ya cuentan con un sistema maduro.

Para sumar a este programa y minimizar los impactos ambientales de los envases plásticos, muchas veces nos hemos preguntado si en Argentina podríamos impulsar también la comercialización de agroquímicos a granel mediante un sistema como el que posee Estados Unidos hace más de 30 años, donde casi el 80% del volumen se comercializa de esta manera.

Este sistema es una red logística de distribución ferroviaria y por carreteras que alimenta terminales de tanques distribuidas en todo el país, y almacenamiento con posterior fraccionamiento a través de los distribuidores y agronomías. Cada productor sigue comprando en los mismos términos y condiciones que lo hace hoy, y pasa luego a retirar cual “gasoil por la estación del servicio” de su distribuidor. De antemano se ponen a disposición de los productores contenedores de hasta 1000 litros de capacidad, con sus lacres y válvulas de seguridad correspondientes, tanto en consignación, en sistemas “one-way” o retornables, para garantizar la trazabilidad y evitar las contaminaciones cruzadas de ingredientes activos. Un sistema ya probado como seguro y confiable.

Los productores argentinos en su mayoría ya cuentan con medios y herramientas de trabajo para poder hacer una manejar agroquímicos en grandes volúmenes, un modelo que tranquilamente puede coexistir con la comercialización de los clásicos bidones de 20 litros, y que en definitiva ayudaría a minimizar significativamente la cantidad de plástico que hoy usamos con el modelo actual.

Si pensamos en los próximos 10 años, iniciando el diálogo, encontrando cuáles son las barreras de reglamentación, de logística e infraestructura, de trazabilidad, económicas y financieras, y otras que puedan existir, podremos aportar y desarrollar una alternativa superadora y de mejora continua a los muy buenos pasos que estamos dando.

Llegar a producir 180 millones de toneladas y poder generar 1 de cada 3 nuevos empleos en Argentina en la próxima década no es solo una meta numérica, es una evolución en la matriz de pensamiento, una vuelta de tuerca en la que se construye la ruralidad y paisaje de un país federal, habitado por argentinos de cuerpo y alma.

Capitalizar las nuevas oportunidades por el camino correcto

No cabe duda que la Agroindustria es un sector que siempre ha traccionado la economía del país pese a contextos muy adversos tanto a nivel local como internacional por los que ha tenido que transitar.

Habiendo dejado atrás una de las mayores sequías de los últimos 70 años que afectó los rindes la la campaña agrícola 2017/2018, el campo se prepara para una siembra récord en la nueva campaña, 2018/2019, en la que invertirá US$10.100 millones. Se estima que la siembra de granos alcanzará los 37,2 millones de hectáreas, una mejora del 3% con respecto al año pasado y un récord histórico. De esa cifra, los seis principales cultivos del sector son maíz, soja, trigo, girasol, cebada y sorgo, que ocuparán 34,4 millones de hectáreas.

Una vez más y como siempre, el Campo Argentino muestra capacidad de adaptación y se reinventa.

Vemos que en este año existen oportunidades y enseñanzas de cara a la campaña 2018/2019. Entre ellas se destacan: una mayor oferta de tierras para arrendamiento, aumento en los precios de los cultivos superior al 20%, demanda creciente de alimentos a nivel mundial, dólar alto que favorece a los negocios ligados a la exportación y un año que se prevé más bien neutro climáticamente.

Además, hay buenas relaciones entre precios de insumo-producto y de gramíneas-leguiminosas. Por otro lado, la devaluación implica beneficios para todos los costos que están pactados en pesos, como ser labores, servicios, fletes, entre otros.

Resulta así fundamental también la “diversificación productiva” en lotes y cultivos, la ambientación por imágenes y las mejoras en la planificación para ser muy eficientes productivamente y lograr estabilidad y potencialidad de los cultivos.

Un productor no sólo debe lograr grandes rindes para ser competitivo, sino además debe ser muy eficiente con sus finanzas, conocer de impuestos, ser muy hábil en su estrategia comercial, desarrollar nuevas capacidades, reinventarse constantemente, etc., evitando así por ejemplo perder en la variable precio todo lo que ganó “puertas adentro” en el potrero. Es que la dinámica misma del negocio así lo amerita. Siempre hay que adquirir nuevas capacidades para mantenerse competitivo, buscando poder dominar cuestiones micro desde la excelencia, desde la estrategia de contexto, y de cómo siempre se puede “hacer algo más”, buscando que eso mismo pueda replicarse también a nivel país para poder tomar las oportunidades que están ahí para ser capitalizadas.

Indudablemente hay que hacer muchas cosas bien, de manera sostenida y disciplinada en el tiempo, para poder así mejorar los procesos, generar hábitos que potencien los círculos virtuosos y las mejores prácticas. El desafío es poder ir construyendo entre todos una Argentina mejor, con instituciones inclusivas que promuevan el crecimiento al alcance de todos y favorezcan el desarrollo del conjunto de la sociedad de manera sostenible.

Se debe todavía generar mayor previsibilidad y estabilidad, mayor institucionalidad, reglas de juego claras y seguridad jurídica para que los privados apuesten con más convicción y mirada de largo plazo. En esa dirección vamos, por el camino correcto.