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ACUERDO MERCOSUR – UE Implicancias para el Agro y el país

El pasado 28 de junio, se anunció en Bruselas el Acuerdo Mercosur-UE. Pienso que son muchas sus implicancias para el Agro en particular, que como sector siempre está en busca de nuevas oportunidades. Lo mismo a nivel país, pues este acuerdo implica un gran desafío en muchos sentidos. Y ni hablar como región, en vísperas de seguir integrándonos al mundo. 

Mucho se ha estado hablando de las elecciones PASO de agosto, de las de octubre y del desempate por penales entre Macri y CFK en un eventual ballotage, en el que todo puede pasar.

Pero no estoy seguro que se haya instalado en la agenda mediática con el mismo rigor la importancia para el país del acuerdo que se logró entre el Mercosur y la UE.

Sin dudas que las oportunidades y desafíos que se presentan en el futuro para el desarrollo ya sea a nivel sector, país o región, son inconmensurables. Este es un acuerdo histórico, un paso importantísimo para nuestro país y un mensaje para el mundo que estas dos regiones haya logrado este acuerdo.

A diferencia de lo que muchos creen, la negociación entre los dos bloques ya está terminada, el acuerdo ya fijó las condiciones y los plazos para la desgravación arancelaria de los bienes de ambas partes. Este es también para muchos, un acuerdo “equilibrado”, en el cual la UE le abre al Mercosur el libre comercio para una oferta de bienes al 100%, mientras que el Mercosur como bloque le da a la UE el 90% de las posiciones arancelarias. En función al nivel de desarrollo que tiene la UE, es que se permitió como bloque esta primer asimetría para poder excluir ciertos bienes. La segunda asimetría implica que lo que llegue desde la UE puede tardar entre ocho, diez o hasta quince años en llegar al 0% de arancel, mientras que el Mercosur logra entrar de manera inmediata y sin aranceles con algunos productos, por ejemplo de economías regionales.

Sin dudas la consecución del acuerdo envuelve una Argentina más integrada al mundo, implica deberes para el sector estatal y privado, casi que obliga al Gobierno y al empresariado a la reconfiguración de la agenda productiva. Es una gran oportunidad para que como país podamos aprovechar este acuerdo para fomentar las inversiones, aumentar la productividad y el empleo, en un ámbito de reglas de juego claras, incorporando institucionalidad y previsibilidad.

Si uno como país quiere ser el “supermercado” del mundo, tiene que pensar en qué propuesta de valor tiene que crear, cómo hacer para fidelizar, cómo mantener las buenas prácticas pero a la vez cómo cambiar el mind set para ser más competitivo y más eficiente en costos, en materia tributaria, cómo logra optimizar cada variable, cómo lograr socios estratégicos, cómo trabajar con metodología y disciplina en nuestro actuar y toma de decisiones, etc. Resulta fundamental que como país podamos capitalizar más todavía las ventajas comparativas que tenemos pues la Argentina tiene uno de los clústers productivos oleaginosos más competitivos del mundo. El desafío es lograr maximizar el potencial que tenemos como sector. Esperemos que como argentinos podamos hacernos cargo de lograr el país que tanto queremos y de poder capitalizar todas las oportunidades que se desprendan de la consecución de este acuerdo. De cada uno de nosotros depende.

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La Economía Argentina, está en vías de recuperación?

En opinión del Ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, nuestra economía se encontraría en la senda de la recuperación y consideró que el país debe tomar acción y dar el salto exportador. Mencionó que hay cautela pero optimismo respecto a la tendencia de la economía, cada vez más lejos del epicentro de la crisis y más cerca al momento de la recuperación.

De esta manera, el Ministro aseguró que, en los últimos meses, casi todos los sectores empezaron a disminuir y desacelerar la caída, y después del pico de marzo, se comenzaron a evidenciar síntomas de mejora y hasta de recomposición.

Sica destacó que esta recesión, a diferencia de las anteriores, fue un poco más larga y que generó un impacto mayor, y que la salida será más lenta dado que se está haciendo mediante una política fiscal y monetaria restrictiva en pos de lograr un equilibrio macroeconómico sano y duradero.

En cuanto a la exportación, el ministro considera que es hacia donde Argentina debe apuntar. “Tenemos que volver a tener una cultura exportadora“, expresó Sica. Si esto no se logra, es muy difícil dejar atrás la idea de tener crisis recurrentes provenientes de la balanza de pagos. Según comentó, Argentina llegó a tener quince mil empresas exportadoras, número que terminó descendiendo a nueve mil quinientos por todas las trabas que se sucedieron. “Lo que tenemos que hacer es recuperar, por lo menos de acá al 2030, cuarenta mil empresas exportadoras“, expresó.

Muchos queda aún por definirse. En un año de elecciones, donde el foco está puesto en quién quedará al mando y no en la búsqueda de soluciones a largo plazo. Nadie sabe aún cómo terminará el año en términos económicos, pero podemos adivinar el resultado si como sociedad no cambiamos la visión cortoplacista e individualista que tanto nos caracteriza.

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Holanda es más supermercado que Argentina

“No seremos el supermercado del mundo si seguimos subiendo impuestos…” dijo el actual Secretario de Agroindustria Luis Miguel Etchevere, y agregó “yo creo que en general, todo lo que sea tener impuestos por encima de lo que tienen nuestros competidores, nos saca de la cancha. La mejor vara que podemos tener, si queremos ser una potencia agroindustrial proveedora de alimentos a todo el mundo, es tener por lo menos condiciones similares a la de los países que compiten con el nuestro. Y condiciones similares significa moneda estable y tasa de interés similar a las que tienen los productores o los productores de alimentos o los agroindustriales que producen en otros países” dijo en una entrevista con Clarín esta semana.

Ser el supermercado del mundo es una visión propuesta por muchos protagonistas del sector a lo largo de años y que la actual administración nacional tomó como bandera y promovió asertivamente durante los dos primeros años. Hoy el escenario macro/i nos pone restricciones de corto plazo que demoran la construcción de este ideal para cubrir demanda de la coyuntura – en otras palabras, nos quedamos sin guita y debemos sacar derivar recursos de donde producimos bien para pagar algunas deudas que aún no hemos saldado.

Justamente en estos días se publicó el ranking mundial de países exportadores de alimentos (medido como valor). En primer lugar, figura Estados Unidos y con 270 veces menos superficie figura cómodo segundo lugar Holanda, un país con 41000 km2 de superficie (algo menor a la provincia de Jujuy), área cultivable de 1.2 millones de hectáreas según FAO (vs Argentina con 35 millones); 17 millones de habitantes y un PBI de $800 MMUSD (mil millones de dólares).

Hace casi dos décadas, los holandeses hicieron un compromiso nacional con la agricultura sostenible bajo el lema «El doble de alimentos que utilizan la mitad de los recursos». Desde el año 2000 muchos de sus agricultores han reducido la dependencia del agua para cultivos clave hasta en un 90 por ciento, han eliminado casi por completo el uso de pesticidas químicos en plantas en invernaderos, y desde 2009 los productores holandeses de aves de corral y ganado han reducido su uso de antibióticos hasta en un 60 por ciento. En la región sudeste del país, donde se concentra la mayor actividad agrícola, se ven ciudades invernaderos, granjas de clima controlado, cultivos hidropónicos y de invernadero apilados, multiplicando la superficie disponible, irradiación ultravioleta 24 horas por día, tanto para la producción de frutas, vegetales y semillas de alto valor agregado para exportar al mundo. El uso de conocimiento, de tecnologías de avanzadas, y políticas de estado coherentes entre dicho y hecho, le han permitido a este país ser una de las potencias alimenticias mundiales, mayores exportadores de papa y cebolla y segundo exportados de hortalizas medido en valor.

Los argentinos nos enorgullecemos de haberles ganado la final del Mundial ’78 por 3 a 1, pero la verdad es que en el histórico de enfrentamientos por mundiales estamos empatados (2 triunfos para cada uno y un empate), y en el mundo del agro, definitivamente nos ganan por goleada, tenemos mucho que aprender.

 

Dardo Lizárraga – Director Ejecutivo en Agronegocios – Managing Director

Bibliografía:

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La mejor inversión posible… siempre

“…Te propongo que hagamos una inversión fuerte, pongamos TODOS nuestros ahorros en Impuestos, que seguro van a subir…”.

La humorada es conocida y la ironía se potencia más cuando el gobierno discute el presupuesto para el 2019, para ajustar el déficit fiscal, negociando con las provincias, siguiendo la receta del FMI y encarando un año electoral muy complejo, con alto costo político y social básicamente medidos entre pobreza y desempleo.

Tomemos este disparador para hacernos una pregunta fundamental, ¿cuál es la mejor inversión que podemos hacer, cuál sería la inversión ideal? Agreguemos algunos aspectos. ¿Cuál es la mejor inversión que podemos hacer, cuál es la inversión ideal hoy y mañana, aquella que con certeza tendrá un retorno positivo y que superará las expectativas, que irá generando dividendos de manera ininterrumpida, sin generar deudas ni pagos de intereses y capital y en Argentina, independientemente del gobierno de turno que hayamos democráticamente elegido?

Llamemos a 4 expertos para que nos ayuden a responder esta pregunta, y luego usemos el método Delphi para determinar cuál de todas las respuestas es la que reúne las mejores condiciones a esta pregunta fundamental.

El abuelo Alfredo, quien hoy puede suplementar su jubilación con un alquiler adicional, y ha pasado por varias crisis de devaluaciones e hiperinflaciones en este país respondió sin dudar y con la firmeza que le permite su trémula voz que la tierra, los ladrillos y atesorar dólares son las maneras más seguras de proteger los ahorros.

Jorge León quien ha podido a lo largo de los años fundar y llevar adelante una empresa familiar dijo que el ahorro y la reinversión son la base y él recomienda el uso de la fórmula 30/80 – “tratar de ahorrar el 30% de los ingresos y de reinvertir en la empresa el 80% de las ganancias”.

Lisandro, un sofisticado asesor financiero, trazó un perfil de inversor que va desde conservador, moderado, hasta arriesgado y nos recomienda diversificar la cartera entre “activos locales e internacionales, bonos del estado en pesos y dólares, algo de renta fija, acciones de empresas en sectores vinculados a tecnología y energía, y/o economías de países emergente, sin dejar de incluir inversiones en fideicomisos vinculados a economías reales tales como el campo argentino”.

Alejandra, con una mirada de mayor amplitud y perspectiva, responde convencida que la mejor inversión es en la GENTE, en las personas, en educación, formación y capacitación de emprendedores, y mentes innovadoras capaces de co-crear a partir de las relaciones interpersonales. Una visión más que interesante a esta cuestión.

Si recurrimos a Delphi y ponderamos entonces las respuestas es muy difícil ser contundentes. No obstante, considero que la mejor inversión que podemos hacer es un bien intangible, es una inversión en nosotros mismos, en conocimiento. Ese conocimiento que nos permita estar siempre a la vanguardia de los acontecimientos y poder navegar los escenarios de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad en el que el mundo actual se despliega – (VUCA en inglés por Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity).

El conocimiento no es simplemente una dimensión técnica, implica además autoconocimiento, habilidades emocionales para transitar el mundo VUCA. Aumentar el conocimiento sobre uno mismo y potenciar las pasiones como movilizador para llevar adelante proyectos que realmente entusiasmen, esa pasión en una inversión donde el riesgo resulta ser la adrenalina motriz – agregó Alejandra.

Al sumar a nuestras habilidades más herramientas para gestionar y liderar procesos multidimensionales, podremos anticipar los cambios y además ser agentes de promoción y generación de estos, lo que nos permitirá con el tiempo minimizar los riesgos y obtener los mejores réditos en todo aquello que seamos capaces de invertir y aventurarnos, planificando primero y adaptando según las circunstancias las estrategia y acciones que nos permitan ser particularmente asertivos más que exitosos.

Dardo Lizárraga – Director Ejecutivo en Agronegocios – Managing Director de ADBlick Business Consulting
Alejandra Stamponi – HR Business Partner

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El Estado recauda $61 de cada $100 que produce una hectárea

El peso del Estado en la economía es uno de los reclamos más habituales que suelen escucharse entre el empresariado argentino. Y, sobre todo, en el campo, sector al que, además, se le suelen cargar tributos especiales, como las retenciones a la exportación. Tanto las creadas luego de la crisis de 2001 como las actuales, de $3 por cada dólar exportado, que la Administración Macri puso al sector, como parte de su batería de medidas para alcanzar el objetivo de déficit cero.

Un estudio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) le puso cifras a este peso. De acuerdo con el índice de medición de septiembre de la entidad, de cada $100 de renta que genera una hectárea agrícola, el Estado recauda $61.

El índice marca un incremento de 5 puntos, puntualiza el informe, debido a los derechos de exportación, combinados con la baja de precios y amortiguados por la suba del tipo de cambio que se registró en las últimas semanas.

Según FADA, la medición de septiembre de 2018 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 60,9%, para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol.

En otros términos, esto significa que, de cada $ 100 de renta -es decir, el cálculo de ingresos menos los costos de producción- que genera una hectárea agrícola, $ 60,90 va a parar a las cuentas de los distintos nivele de gobierno (Nación, provincias, municipios).

El peso de la mano del Estado es distinta según el negocio, aclara el informe. Mientras que el 60,9% es un promedio ponderado de cultivos a nivel nacional, la participación en la soja es del 67,7%. En tanto, el Sector Público recauda el 55,6% de lo que genera una hectárea de maíz, un 48,1% del trigo y un 62,2% del girasol.

Los investigadores, dice el estudio, atribuyen el incremento de la participación del Estado en la renta agrícola por el restablecimiento de los derechos de exportación que decidió el Gobierno nacional durante el mes pasado. Esto, además del impuesto porcentual que tributa cada cultivo, gravó con $3 por cada dólar exportado a los productos del sector. «En tanto, la suba que se dio en el tipo de cambio ayudó a disminuir el impacto de los nuevos derechos de exportación, a pesar de que gran parte de los costos agrícolas se encuentran dolarizados», sostuvieron los autores del informe.

Añadieron que «el mayor efecto de los nuevos derechos de exportación en maíz y girasol, fue menor en soja, porque el incremento fue menor, y en trigo, por fortaleza del precio y la baja generalizada de precios disponibles en dólares con respecto a junio».

«La combinación de estos factores, hizo que crezca el índice, del 55,8% relevado en junio, al actual 60,9%. Este incremento de 5 puntos es explicado por los derechos de exportación, combinados con la baja de precios y amortiguados por la suba del tipo de cambio», sintetizaron.

Fuente: https://www.apertura.com/contenidos/2018/10/01/noticia_0010.html

Infografía: http://fundacionfada.org/informes/indice-fada-septiembre-2018-609/

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