Cadena de valor de la carne bovina: lo que hay que hacer

Durante el año 2007, luego que el gobierno de Néstor Kirchner prohibiera la exportación de carne vacuna, un grupo de actores de toda la cadena de la carne bovina, AFIP incluída, estuvimos trabajando y estudiando los principales cambios a plantearle a la misma cadena para transformarla, hacerla competitiva a nivel internacional y lanzarla hacia un desarrollo sostenido, todo ello con perspectiva de bien común.

Columna por: Alejandro Carrera

En febrero de 2008 se redactó y firmó un documento final para ser presentado al gobierno a través de las diferentes instituciones del sector. Lamentablemente, a pocos días de iniciadas las gestiones estalló la crisis del campo y nunca más se pudo reabrir el diálogo ni establecer el más mínimo punto de contacto con las autoridades. En el mientras tanto (2008-2015) y a raíz de las medidas adoptadas previamente por el gobierno de Néstor Kirchner y luego profundizadas por Cristina Fernández de Kirchner, particularmente por la manipulación de los mercados a través de la gestión de Guillermo Moreno, el sector dio unos cuantos pasos atrás. Siendo el principal legado que nos dejaron: 10 millones menos de stock de animales vacunos, una tasa de extracción media-baja, una industria frigorífica quebrada (particularmente la exportadora, donde se destruyeron 15000 empleos), una cadena desarticulada en donde el sálvese quien pueda fue el criterio vigente, el abandono de los mercados de exportación, el incumplimiento de la cuota Hilton (una mancha más para nuestro país), un 50% o más de informalidad y las instituciones estatales responsables de “brindar diferentes servicios” a la cadena funcionando en forma lamentable o, sencillamente desaparecidas (caso ONCCA, a la cual se la está actualmente reconstruyendo). Con ser muy grave lo que acabo de expresar, considero que lo más grave fueron los comportamientos individualistas y oportunistas de muchos actores privados.

Hoy, excepto en alguna medida el gobierno, en la cadena brillan por su ausencia la transparencia, la veracidad y la cooperación, claves para tener un sector competitivo a nivel internacional y capaz de abastecer como corresponde el mercado local. Es decir, siguen las mismas conductas, los mismos planteos y las mismas posiciones de los diferentes actores… ¡no nos mintamos más!

Si se quiere realmente dar un paso adelante y comenzar un camino de desarrollo sostenible hay que reestructurar y reconvertir toda la cadena. Todos en conjunto y cada uno en particular, estemos donde estemos ubicados en la misma, debemos cambiar nuestras conductas y comportamientos y saber que si no somos eficaces y eficientes en los nuestros, si no dedicamos tiempo a la innovación, si no cooperamos en busca de una sana coordinación y del bien común, no seremos competitivos y tendremos que cambiar de medio de vida o conformarnos con la mera supervivencia como hasta ahora. En el todos incluyo a «todos»: el estado y sus distintas reparticiones y asociaciones intermedias, las cabañas, los criadores e invernadores, los feed-lots, los frigoríficos de la categoría que sean, el canal comercial (carnicerías individuales y grandes superficies), los transportistas, los proveedores…

Como en todo proceso de reconversión va a ser necesario que todos los actores sepan hacia dónde se va y a dónde se quiere llegar; dando la certidumbre de que será inevitable e impostergable, que se dará la oportunidad de cambiar a todos pero también se será implacable con las conductas disruptivas y con aquellos que se salgan del sistema.

Los cambios deben ser pautados, pausados y dando los tiempos necesarios para que las conductas se ajusten, los aprendizajes necesarios se realicen y los recursos económicos se apliquen donde corresponde, de lo que no se debe poder dudar es de su inevitabilidad. Todos aquellos que deseen participar deben poder hacerlo, tanto los viejos actores (a los que habrá que darle tiempo y recursos si fueran necesarios), como nuevos entrantes.

Si el sector quiere realmente contribuir sanamente al desarrollo de nuestra patria debe en forma inmediata ponerse a andar en esta dirección, la de la competitividad sustentable. Es la mejor manera, también, de contribuir con el actual gobierno. Gobierno que, me consta, está dando los pasos en la dirección correcta pero en soledad y, a su vez, sin mostrar acabadamente y en forma completa el puerto de destino, quizás, para no poner en marcha la máquina de impedir, lo que sería lamentable.

En futuras notas compartiré las propuestas de cambio necesarias para conformar un sector de carne bovina competitivo, que ya todos conocemos pero que no nos atrevemos a ejecutar en forma individual por miedo a perder la cómoda o incómoda, pero que me permite vivir, situación actual. Démonos cuenta que esta es una posición mezquina y que no conduce a nada bueno. Así no contribuiremos como corresponde a la famosa mesa de los argentinos y mucho menos del mundo, como nos llenamos la boca cada vez que hablamos del futuro de nuestro país.

Hay un futuro mejor para la Argentina y juntos, desde la cadena de la carne bovina, estamos llamados a construirlo.

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