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Luego del golpe, el campo se para y da revancha

Mientras avanzamos en lo que nos queda del año, ya mirando hacia adelante con la intención de encarar la próxima campaña para el agro, vemos que todavía nos persigue la mala sombra de la última campaña, en la que primero nos enfrentamos a la sequía más grande de los últimos 70 años, perdiendo así miles de hectáreas y millones de toneladas, para que en cuanto pudimos levantar la cabeza un poco nuevamente y empezar a ver la lluvia, ésta también arrasó con nosotros sin piedad y nos dejó pasados por agua a todos los productores, tanto grandes, medianos y pequeños.

A esta altura ya podíamos contar con los dedos de una mano quiénes eran los que habían logrado salir a flote en su cosecha o apenas arrimando las narices a ver qué pasaba, dado que la mayoría de los campos habían quedado devastados a lo largo del país.

Poco tiempo después recibimos la “buena noticia”, para quienes exportaban lo que les había quedado, de que el dólar había subido nuevamente y esto dio una mínima esperanza de poder aunque sea no perder el 100% de la inversión. Si bien esta noticia es poco convencedora a nivel de economía como país, es alentadora para quienes se dedican a negocios relacionados con las exportaciones, como lo es nuestro caso, los productores agrícolas. Pero como dijimos antes, la salida la vamos a encontrar avanzando quienes quedaron de pie y volviéndose a levantar quienes todavía tienen respaldo, ganas y capacidad de seguir.

Por suerte, las noticias de cara al futuro son muy diferentes a las vividas la campaña pasada. Al tener gran parte de los costos de producción pesificados y el total de los ingresos de forma dolarizada vemos acá un gran avance para lo que es el sector. Sumado a esto, los costos de los insumos se fueron a la baja por la cosecha que está teniendo el cierre de esta campaña, por lo que nos da un segundo empujón hacia adelante para encarar esta próxima carrera 2018/19.

Con lo que al clima respecta, que es uno de nuestros más impredecibles enemigos en este negocio, estamos con las expectativas positivas de que el ser un año “Niño” nos va a dejar tranquilos en tema de suelos.

Por último, y no por eso detalle menor, la AFIP presentó el SISA, que es el nuevo registro unificado para los productores agropecuarios que entra en vigencia a partir de noviembre de 2018. El registro será 100% digital, bajará de 7 a 2 las declaraciones juradas e implica un beneficio financiero para los productores por buen cumplimiento.

En este contexto, mientras con el sistema actual a un productor activo se le retiene el 2% de Ganancias en la venta, con el nuevo sistema por buena conducta no se le hará ninguna retención. Asimismo, antes se retenía de IVA un 8% y se devolvía 7% a 60 días. Ahora se retendrán 5,5% y devolverán 5,5% a los 45 días. Sin dudas, ¡las variables comienzan a alinearse a favor del sector!

Desde las variables internas y a corto plazo podemos ver que definitivamente el campo va a empezar a caminar a ritmo continuo nuevamente. Pero también, mirando hacia afuera del barco nacional, los pronósticos son muy favorables.

Se estima que la producción agrícola y ganadera de América Latina y el Caribe crecerá un 17% en los próximos diez años, según un informe de la OCDE y la FAO. Más de la mitad del crecimiento previsto (53%) se atribuye a un aumento en la producción de los cultivos, alrededor del 39% al sector ganadero. El cultivo de soja liderará la expansión con cerca del 62% del incremento.

En fin y mirando lo que se nos viene, vemos que venimos de una tormenta fuerte en un mar complicado pero ya estamos viendo tierra nuevamente y nos espera un gran puerto con nuevas oportunidades y todos tirando en mismo sentido.

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Capitalizar las nuevas oportunidades por el camino correcto

No cabe duda que la Agroindustria es un sector que siempre ha traccionado la economía del país pese a contextos muy adversos tanto a nivel local como internacional por los que ha tenido que transitar.

Habiendo dejado atrás una de las mayores sequías de los últimos 70 años que afectó los rindes la la campaña agrícola 2017/2018, el campo se prepara para una siembra récord en la nueva campaña, 2018/2019, en la que invertirá US$10.100 millones. Se estima que la siembra de granos alcanzará los 37,2 millones de hectáreas, una mejora del 3% con respecto al año pasado y un récord histórico. De esa cifra, los seis principales cultivos del sector son maíz, soja, trigo, girasol, cebada y sorgo, que ocuparán 34,4 millones de hectáreas.

Una vez más y como siempre, el Campo Argentino muestra capacidad de adaptación y se reinventa.

Vemos que en este año existen oportunidades y enseñanzas de cara a la campaña 2018/2019. Entre ellas se destacan: una mayor oferta de tierras para arrendamiento, aumento en los precios de los cultivos superior al 20%, demanda creciente de alimentos a nivel mundial, dólar alto que favorece a los negocios ligados a la exportación y un año que se prevé más bien neutro climáticamente.

Además, hay buenas relaciones entre precios de insumo-producto y de gramíneas-leguiminosas. Por otro lado, la devaluación implica beneficios para todos los costos que están pactados en pesos, como ser labores, servicios, fletes, entre otros.

Resulta así fundamental también la “diversificación productiva” en lotes y cultivos, la ambientación por imágenes y las mejoras en la planificación para ser muy eficientes productivamente y lograr estabilidad y potencialidad de los cultivos.

Un productor no sólo debe lograr grandes rindes para ser competitivo, sino además debe ser muy eficiente con sus finanzas, conocer de impuestos, ser muy hábil en su estrategia comercial, desarrollar nuevas capacidades, reinventarse constantemente, etc., evitando así por ejemplo perder en la variable precio todo lo que ganó “puertas adentro” en el potrero. Es que la dinámica misma del negocio así lo amerita. Siempre hay que adquirir nuevas capacidades para mantenerse competitivo, buscando poder dominar cuestiones micro desde la excelencia, desde la estrategia de contexto, y de cómo siempre se puede “hacer algo más”, buscando que eso mismo pueda replicarse también a nivel país para poder tomar las oportunidades que están ahí para ser capitalizadas.

Indudablemente hay que hacer muchas cosas bien, de manera sostenida y disciplinada en el tiempo, para poder así mejorar los procesos, generar hábitos que potencien los círculos virtuosos y las mejores prácticas. El desafío es poder ir construyendo entre todos una Argentina mejor, con instituciones inclusivas que promuevan el crecimiento al alcance de todos y favorezcan el desarrollo del conjunto de la sociedad de manera sostenible.

Se debe todavía generar mayor previsibilidad y estabilidad, mayor institucionalidad, reglas de juego claras y seguridad jurídica para que los privados apuesten con más convicción y mirada de largo plazo. En esa dirección vamos, por el camino correcto.

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Que no se devalúe la palabra

Muchas veces llegamos a preguntamos si el Agro es un sector con potencial en la Argentina y en el Mercosur, y si tenemos ventajas comparativas a nivel regional. Esto es como si en los Emiratos Arabes se pregunten si el petróleo que extraen les genera algún valor o si en Chile tienen buenas perspectivas los proyectos ligados al “metal rojo” que es el cobre.

Como segunda inquietud, los argentinos nos preguntamos si el mundo demanda los productos que producimos en Argentina, y si esa demanda es sostenible en el tiempo. Una vez más, yo creo que la respuesta es sí.

A medida que la población mundial aumenta, la tierra  cultivable disponible se reduce: 1 de cada 9 personas en el mundo, se va a dormir con hambre! Así, el Cono Sur aparece como una de las regiones mejor posicionadas para afrontar el desafío del hambre en el mundo. Con condiciones agroecológicas privilegiadas, y con demanda futura asegurada, el Agro argentino es el principal sector para dinamizar la economía del país.

¿Por qué entonces no logramos posicionarnos de cara al mundo y desarrollar todo el potencial que tenemos? Un productor no sólo debe lograr grandes rindes para ser competitivo, sino además debe ser muy eficiente con sus finanzas, conocer de impuestos, ser muy hábil en su estrategia comercial, desarrollar nuevas capacidades, reinventarse constantemente etc. evitando así por ejemplo perder en la variable precio todo lo que ganó “puertas adentro” en el potrero.

En este sentido, los desarrollos micro se entremezclan con la problemática macro.

Con todo lo que aporta la producción argentina al desarrollo del país, el porcentaje del PBI que genera la Agroindustria, la generación de empleo, la inversión extranjera directa que promueve, etc. es difícil concebir que muchos vean a quienes participan del sector como “oligarcas”, en sentido negativo, despreciativo. Posiblemente haya una falta de comunicación, carecemos de un “share of voice” para evitar la falta de rating que sufrimos como sector.

Otra consulta que nos hacemos a veces es si ser el supermercado del mundo, ¿Podría ser una realidad o es una utopía?

Indudablemente, se están haciendo cosas, pero todavía nos falta mucho para generar competitividad. Con el actual Gobierno, pasamos de un régimen “extractivo” a un régimen más “inclusivo” donde se premia la capacidad, el esfuerzo, tal como lo explican Acemoglu y Robinson en su libro “Por qué fracasan los países”.

Sin duda, siempre hay que adquirir nuevas capacidades para mantenerse competitivo, buscando poder dominar cuestiones micro desde la excelencia, desde la estrategia de contexto, y de cómo siempre se puede “hacer algo más”, buscando que eso mismo pueda replicarse también a nivel país.

Aún tenemos un problema muy serio que es la alta presión tributaria, donde existen impuestos sobre la renta real de la actividad en moneda dura, y con un alto porcentaje que “destripan” al productor. Pero peor es aún, el efecto impositivo que genera el no poder hacer ajustes por inflación, léase, la imposibilidad de ajustar las ganancias nominales por variaciones en el tipo de cambio, lo cual genera efectos muy distorsivos y una asfixia para quien asume todo el riesgo. El no ajuste por inflación no hace otra cosa que fomentar la desinversión, dado que el nivel de incertidumbre que se asume al invertir, no se repaga con un negocio planteado así. De esta manera, se impulsa a la especulación financiera antes que las inversiones productivas en economía real, se estimula el mercado informal, etc.

Pienso que debemos imitar a los países que lograron tener instituciones inclusivas, que respetan el derecho a la propiedad, que dan previsibilidad, reglas de juego claras, que incentivan la producción agropecuaria e industrial, generando confianza a mediano y largo plazo.

Millones de dólares sería la mejora para el fisco si se suspendiera la reducción de las retenciones a la soja, pero eso se neutralizaría por menores ventas. Que no se devalue la palabra…

Siguiendo esta línea, inexorablemente, para ser el supermercado del mundo, hay que generar una “marca país”, pues los supermercados venden, en definitiva, marcas. Y para construir “marca” tenemos que generar en primera medida, credibilidad.

Debemos hacer muchas cosas bien, de manera sostenida y disciplinada en el tiempo, para poder así mejorar los procesos, generar hábitos que potencien los círculos virtuosos y las mejores prácticas. El desafío es poder ir construyendo entre todos una Argentina mejor, con instituciones inclusivas que promuevan el crecimiento al alcance de todos y favorezcan el desarrollo del conjunto de la sociedad de manera sostenible. Hay que generar todavía mayor previsibilidad y estabilidad, mayor institucionalidad, reglas de juego claras y seguridad jurídica para que los privados apuesten con más convicción y mirada de largo plazo. Debemos lograr hacer que las cosas “pasen”, no que “nos pasen”.

Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que el Campo en su conjunto tiene de aquí a los próximos años, con todo lo que ello implica para el país.

A las habilidades o recursos con los que uno cuenta, y que muchas veces vienen dados, debemos generarles un marco para que expresen su potencial. Esperemos que como argentinos podamos hacernos cargo de lograr el país que tanto queremos. De cada uno de nosotros depende.

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El campo siempre da revancha

Como bien dice el dicho, “El campo siempre da Revancha”. A pesar de la sequía que aquejó al sector en los últimos meses, el aluvión de lluvias permitió que cereales como el trigo dieran revancha a lo que venía siendo una cosecha muy poco feliz para la soja y maíz.

Si las lluvias se mantienen, mejorando así los perfiles de los campos, podríamos hablar de un nuevo aumento de la superficie sembrada para la campaña que se viene.

Otra variable que también está jugando a favor son los precios en el mercado, los cuales atraviesan una tendencia alcista. En ese sentido, el consultor de mercados granarios, Hernán Fernández Martínez, advirtió que «habiendo subido 76,50 US$/tn, de 165 US$/tn a 241,50 U$S/tn, o sea un 46% en casi 4 meses, un 140% anualizado en dólares-, deberíamos comenzar a capturar muy fuertemente estos precios». La baja oferta de trigo hace que los precios del mismo suban. Esto está ocurriendo a nivel global, pero cabe destacar que el trigo argentino está cotizando mejor que el de Estados Unidos.

Por otro lado, también se comenzó a discutir la posibilidad de acelerar la reducción de las retenciones a la soja, toda vez que la sequía ha dejado a muchos productores muy endeudados y con pocas chances de recuperarse, especialmente en la región del NOA que sufrió los efectos de la sequía de manera «constante con pérdidas significativas y muchas irreparables». Tanto el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), como la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor) se sumaron a este pedido. Si bien, la reforma se llevaría en forma gradual, lo que se está pidiendo es que se efectúe en lo que queda del año.

Teniendo en cuenta los factores y variables mencionadas, con pronósticos positivos en el corto plazo se podría decir que las bases para una campaña exitosa están dadas. Quizás, con empujoncitos como estos y si el señor clima nos acompaña, este sea el inicio de una nueva etapa para El Campo Argentino.

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Nueva medida que favorece la transparencia de la cadena ganadera

La mesa de las carnes, comprendida entre otros miembros por dos integrantes de nuestro comité asesor (Board). Establecieron que  a partir del 1 de marzo comenzará a regir un nuevo sistema, con el objetivo de combatir la informalidad en el comercio de las carnes e incentivar a todos los que se esfuerzan en acompañar el proceso de transparencia y equidad.

 

Esta medida se basa en la aplicación de controladores electrónicos de faena (CEF), también llamado “Cajas Negras”, las cuales, son un sistema de balanzas y cámaras de video sincronizadas que permiten capturar datos e imágenes en el palco de faena de todos los frigoríficos y mataderos del país, para transmitirlos encriptados en tiempo real al centro de monitoreo de la Dirección de Control Comercial Agropecuaria.


Por lo que todo establecimiento que al 28 de Febrero no haya adquirido el equipo, sin excepciones, para todos los establecimientos de faena, sin distinción, ni exclusión por tamaño, categoría o localización. No podrá faenar ganado bovino.

 

Por Franco Cartagenova 

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