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Blanqueo de capitales 2016: ¿Títulos o Fondos Comunes de Inversión?

«Tenemos dos opciones, y nada más que dos opciones mediante las cuales podemos no pagar el impuesto especial:

  1. Emisiones que ha hecho el gobierno nacional de los títulos, por los cuales uno de suscribir estos títulos no tendría que pagar un impuesto especial.
  2. La segunda opción es la de los fondos comunes de inversión, de características bastante especiales, porque son estos fondos comunes de inversión cerrados que están dedicados básicamente a proyectos que tengan que ver con el sector real,

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La Argentina vuelve al segundo lugar como exportador mundial

La decisión del actual gobierno de ponerle fin a las trabas para exportar,  le está permitiendo al país recuperar posiciones históricas en el ranking exportador de varios productos. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, realizado por sus técnicos Julio Calzada y Federico Di Yenno, en el caso del maíz, uno de los cultivos que tenían cuotas para exportar, la Argentina vuelve al segundo lugar como exportador mundial, tras haber caído al cuarto puesto.

En este sentido, para la campaña 2015/2016 de maíz, que corresponde a la última cosecha, Estados Unidos queda primero, con 48,2 millones de toneladas de exportación, seguido por la Argentina, con 19,5 millones de toneladas, mientras que el tercer puesto lo comparten Ucrania y Brasil, con 16,5 millones de toneladas.

En el ciclo 2014/15 se habían colocado 18,9 millones de toneladas de maíz argentino en el exterior.

Ya hay proyecciones de 25 millones de toneladas para la nueva campaña, 2016/2017.

Por lo pronto, la Argentina este año le gana posiciones a Brasil, que tuvo problemas con su cosecha. Más allá del volumen entre un ciclo y otro, esta campaña los exportadores tuvieron más fluidez, por la liberación del comercio que aplicó el gobierno de Mauricio Macri, para cerrar negocios con los importadores.

El trigo es otro caso testigo de un cultivo intervenido con el kirchnerismo que de a poco va recuperando terreno. Con las trabas del anterior gobierno, la Argentina cayó del cuarto al octavo lugar como exportador. Ahora, está trepando un escalón, para ser el séptimo, con 9,1 millones de toneladas. El subsecretario de Agricultura de la Provincia de Buenos Aires, Ganadería y Pesca bonaerense, Miguel Tezanos Pinto, aseguró hoy que la provincia  prevé exportar a Brasil cerca de 4 millones de toneladas de trigo correspondientes a la campaña 2016/2017 logrando un 25% más de trigo sembrado en la provincia, lo que provocará que más del 50% del trigo nacional lo aporte Buenos Aires.

«En el ranking mundial de exportadores, el primer lugar lo ostenta la Unión Europea, con 34,67 millones de toneladas; segunda se ubicaría Rusia, con 25,54 millones, y la Argentina está séptima, con 9,1 millones de toneladas», detalla la Bolsa rosarina.

También hay buenas noticias para el girasol, cultivo que, si bien no tenía trabas como el trigo y el maíz, afrontaba una tasa de retención del 32%, que se eliminó. Tras el cambio de condición, crecieron las exportaciones de semilla de girasol, rubro donde la participación era escasa. Sucede que la Argentina destina la mayor parte de su producción, de unos 3 millones de toneladas, para el procesamiento como harina y aceite (está tercero en el ranking exportador de este último subproducto). Ahora, en semilla de girasol el país trepa del séptimo al segundo puesto.

Además, de cuarto productor mundial de aceite de soja en el ciclo 2014/2015 sube al tercer puesto como productor mundial, de nuevo desplazando a Brasil.

De acuerdo con la Bolsa rosarina, para el ciclo 2016/17 la Argentina exportaría cerca de 84 millones de toneladas de granos y productos derivados. «Esto representa una participación relativa del 11,5% en el comercio mundial medido en volúmenes físicos (calculado en 727,72 millones de toneladas)», precisó el informe.

¿Cómo aumentar el grado de independencia del sector agroindustrial en Argentina?

Es una pregunta que surge frecuentemente en el sector, y que ha tomado mayor impulso a partir del ascenso al poder de un nuevo gobierno, que muchos consideran “amigo del campo”. Un mayor grado de independencia implica necesariamente una menor exposición al humor de los políticos de turno, dándole bases más firmes al agro (y a todos los eslabones de la cadena) para desarrollarse, y ser finalmente, el tan famoso “motor de desarrollo” que empuje al país a una situación más parecida a economías de primer mundo.

Por suerte para nosotros, un país vecino ha seguido un camino que lo llevo paulatinamente a conseguir esa “independencia”, y que nos puede servir como un espejo. Brasil, el gigante latinoamericano desde hace más de 50 años, tomó diversas medidas para desarrollar de manera constante el sector agroindustrial. La combinación de inversiones, incorporación de tecnología de punta, posibilidades crediticias más amplias, estándares de calidad más elevados, así como un estricto control del Estado, generaron un ambiente propicio para el desarrollo.

Si vamos a los números duros, vemos en el país hermano un área sembrada que supera los 70 millones de hectáreas, donde aproximadamente el 80% está representado por la soja, y le siguen en orden de importancia el maíz (15 millones), la caña de azúcar (10 millones). Otros cultivos en términos porcentuales de menor importancia, como el poroto, trigo, arroz, café y algodón (aproximadamente 10 millones de hectáreas) aportan una importante suma de divisas a la economía brasilera.

Entonces, la suma de las políticas tomadas en el pasado, sumado con el potencial natural, han generado las bases sobre las cuales tomó impulso el desarrollo del líder del Mercosur. A diferencia de nuestro país, los mandatarios brasileros entendieron que apoyar al sector es una forma de generar enormes beneficios y favorecer la salud de su economía. Ya que se genera una mayor oferta para abastecer el mercado local a precios bajos, generar valor agregado avanzando en la cadena productiva, llevar paulatinamente a una mayor cantidad de productos descomoditizados, y como consecuencia de todo esto, generando un mayor volumen de puestos de trabajo.

Una “pata” de la mesa para que esto fuera posible fue el fuerte apoyo a partir de créditos al sector. Los agricultores cuentan con tasas subsidiadas, los industriales son financiados por bancos estatales a largo plazo y en condiciones ventajosas para generar una industria cárnica que lidera en el mundo, los productores de caña aportan etanol a la industria energética, que está siendo un sector atractivo para muchísimos inversores privados del globo. Todo esto llevo a un resurgimiento de las economías regionales, que a diferencia de lo que pasa en nuestro país (uno de los sectores más vulnerables), se han desarrollado de manera sólida y constante.

Un punto en el que presentamos similitudes, y que considero nuestro gobierno debería hacer foco, son los graves problemas estructurales básicos que presenta el país. Frecuentemente escuchamos a los distintos actores del sector quejarse de la pérdida de competitividad “tranqueras afuera”, cuando lideramos “tranqueras adentro”. Debe ser prioridad el desarrollo de rutas, caminos, puertos, trenes, etc. Para poder trasladar lo producido a costos razonables, y por otro lado sentar las bases para el incremento de lo producido en los próximos años. Argentina cuenta con una ventaja con respecto a Brasil en cuanto a su geografía, por ende, esto es algo que debe ser entendido como una oportunidad, y debidamente aprovechado, si queremos recuperar parte de nuestra tajada de la torta.

Por último, pero no menos importante, se debe entender que el camino hacia adelante para incrementar la producción a nivel nacional debe apoyarse, cada vez más, en las “Buenas Prácticas Agrícolas”, y cada vez menos, en la expansión de las fronteras agrícolas. Para esto es importante una legislación fuerte, asociado necesariamente a instituciones fuertes. Es otro punto, que al país hermano le ha costado manejar, y que llevo a daños irreparables a su flora y fauna.

Si logramos avanzar en estos puntos, que necesariamente necesitaran estar como prioridad en la agenda de nuestro gobierno, a futuro tendremos una agroindustria más fuerte y estable, que como planteamos al principio, sufrirá en menor medida el humor de gobiernos que no vean en el sector una oportunidad.