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Creció la oferta y bajó el precio de la hacienda

Con bajas de 50 a 70 centavos por kilo para los precios de las haciendas generales se desarrollaron en las ventas en el Mercado de Liniers, donde los 9341 vacunos presentados se vendieron en forma ágil, pero con una marcada selectividad de los compradores, consecuencia de la calidad diversa de los lotes expuestos y del aumento de la oferta respecto de las 5356 cabezas del martes.

El mes pasado el valor promedio de los cortes al consumidor se incrementó apenas 0,2% respecto de mayo, lo que representa, en términos interanuales, un alza de 15%. Ese incremento es menor que el del índice de inflación general que, para los analistas privados, se ubicaría por debajo del 24% de junio a junio.

El presidente de Ciccra, Miguel Schiariti, explicó que son 3 los factores que influyeron en el incremento del consumo de carne. «Hay una mayor oferta ganadera, los precios de la carne subieron menos que la inflación y se nota un pequeño aumento en el consumo de alimentos tras el cierre de las paritarias» y añadió que «El precio de la carne no va a ser un motivo de preocupación para las autoridades económicas«.

En junio pasado, además, volvió a crecer la brecha entre el valor de la hacienda y el de los cortes al consumo. Según el trabajo de Ciccra, el precio promedio que toma el Mercado de Liniers, principal referente para la actividad, tuvo una caída de 1,5% respecto de mayo, al ubicarse en $25,3 el kilo vivo.

La mayor retención de vientres es interpretada por los analistas como una señal de que los ganaderos buscan aumentar la producción de terneros en el futuro. El año pasado, tras la liberación de las exportaciones de carne y la eliminación de los controles al comercio, los productores comenzaron a retomar las inversiones en ganadería que habían frenado hasta 2015 con la política del gobierno anterior.

En números totales, se faenaron 6,15 millones de cabezas. La producción de carne, a su vez, tuvo un incremento de 1,6 % en comparación con junio de 2016 y alcanzó un total de 228.000 toneladas de res con hueso.

Respecto de las exportaciones, en mayo fueron 6,7% menores que en abril pasado, aunque si se considera el acumulado de los cinco primeros meses de 2017 crecieron 18,5% en comparación con el mismo lapso de 2016 al llegar a 66.635 toneladas peso producto.

Aunque viene creciendo, el mercado externo todavía representa una porción minoritaria de la producción de carnes, ya que apenas significa el 8,4% de la faena total, según los datos de Ciccra.

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Invertir en el campo argentino para retomar la senda del crecimiento

Hace ya dos años que la Agroindustria en su conjunto ha recibido con alegría buenas noticias que la favorecen e implican un gran impulso para todo el sector. El conjunto de medidas tomadas por el actual gobierno ha empapado de optimismo a una industria que en el último tiempo ha estado sumergida en un mar de incertidumbre.

Estas decisiones implicaron un cambio rotundo en las perspectivas que tiene el campo en su conjunto. Indudablemente, el desafío para reposicionar al sector es muy complejo todavía pero sin duda la competitividad va a venir de la mano de la inversión y de mejorar la productividad.

Más allá de todos los problemas que tiene Argentina y que va a costar un tiempo largo resolverlos, este es el principal desafío para generar empleo e inversión y lograr capitalizar esas oportunidades comparativas que tenemos como país. Debemos ser líderes no sólo en lo que es producción, sino en cómo generar innovación para nosotros poder vendérsela al mundo y no tomarla del mundo para aplicarla acá. Se requiere de mucha metodología y disciplina, de que estemos alineados por esa visión compartida, la empresa, los sindicatos, los gobiernos en todas sus dimensiones, la academia, la ciencia y tecnología. Es necesario así la construcción de una visión y al alineamiento de intereses entre los actores que participan de una o otra manera de la Agroindustria. Pienso que el campo está retomando la senda de crecimiento en la que supo estar, desarrollarse e incluso reinventarse para mantener la competitividad durante los años más adversos.

Surge así un nuevo planteamiento, el de permitirnos volver a pensar en grande, por ejemplo en lograr pasar de ser el granero del mundo a ser el “supermercado” del mundo, producir alimentos con un mayor valor agregado. El desafío es lograr maximizar el potencial que tenemos como sector. Indudablemente, invertir en el campo argentino dinamizará la economía pues cualquier apuesta al negocio del agro implica un paso hacia adelante; el campo es el motor del desarrollo del país, “una fuerza imparable” tal como aseguró Macri en más de una ocasión.

Con esta perspectiva y esta visión, con medidas sostenibles en el mediano/largo plazo, con un acercamiento pragmático a las ideas del mercado vigente en la región, se está generando un mayor estímulo para generar los dólares “productivos” requeridos por nuestra economía. La confianza genera inversión, la cual concibe trabajo. Hay que fomentar la inversión en el campo para obtener beneficios futuros y distribuidos en el tiempo.

Para prosperar, irremediablemente se necesitan reglas claras y espíritu de mirar hacia adelante. Al futuro no se lo debe adivinar, se lo debe forzar, desear y para ello es necesario tener la voluntad de cambiar las circunstancias y la historia para que las cosas se logren. Las políticas de largo plazo son indispensables para optimizar el potencial que el Campo en su conjunto tiene de aquí a los próximos años, con todo lo que ello implica para el país.

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La mejor inversión para tiempos de guerra

El viernes mostrábamos los descubrimientos del gran inversor Barton Biggs sobre cuáles son las mejores inversiones para realizar en tiempos de guerra y crisis globales. Pero para hoy reservamos el descubrimiento más importante de Biggs. Aquella inversión que es la mejor de todas, una que brinda mucha cobertura, pero también excelente rentabilidad.

No son las acciones que aunque, como vimos, funcionan bien en tiempos de crisis –mucho mejor de lo esperado-, tienen mucha volatilidad. Recordá que la volatilidad implica que los precios suben y bajan de forma muy brusca.  En cambio, esta inversión tiene más rentabilidad y menor volatilidad. Y además tiene un uso muy importante que puede marcar la diferencia entre el hambre y la subsistencia.

¿De qué inversión estoy hablando? Estoy hablando de los campos.

Biggs se refiere en especial a los campos productivos, no muy grandes ni muy ostentosos. La idea es que, por un lado, en esa tierra se pueda producir algo y, por otro, que no llame la atención para disminuir el riesgo de ser confiscado.

Recordá que en momento de guerras los gobiernos toman medidas extremas…

Nuestros colegas de Stansberry Research en Estados Unidos calcularon cuál es la rentabilidad de un campo desde el año 1992 a la fecha. Este cálculo lo hicieron suponiendo que el inversor compra el campo y luego lo maneja activamente, alquilándolo o trabajándolo para sacarle producción.

En un período de 12 años esta inversión logra un rendimiento del 1.100% mientras que las acciones, medidas por el índice S&P 500, logran un 400%. El campo logra un rendimiento casi dos veces más alto que el de las acciones en poco más de una década.

Los cálculos de Biggs no solo se basan en números. Él vio cómo las familias que tenían campos en la Europa ocupada eran aquellas que vivían mejor y que pudieron mantener su patrimonio con más efectividad.

Ahora, vos como inversor tenés dos caminos:

Si tenés el patrimonio y el tiempo necesarios, comprar un pequeño campo no es una mala idea. Esta inversión funcionaría como una especie de “oro con renta”. Ya que brindaría una seguridad similar a la del oro, sobre todo pensando en escenarios de crisis globales, pero además te daría una renta interesante.

Pero si no tenés el patrimonio para comprar un campo o el tiempo necesario para dedicarle, podés replicar esta estrategia por medio de la bolsa. En Estados Unidos existen fondos de inversión que invierten en campos. Se llaman REITs y su performance es excelente.

En promedio los REITS que invierten en campos brindaron un 9,27% anual de retorno durante los últimos quince años, mucho más que las acciones medidas por el índice S&P 500 o Nasdaq.

Pero lo más importante viene por el lado de la columna de la desviación estándar, que también es mucho más baja que las inversiones en acciones. Por ejemplo, la desviación del índice S&P 500 es de casi el 19%, mientras que la de los fondos de campos es del 4,5%.

¿Qué es la desviación estándar? Es una medida de riesgo, de variación de precios. Cuanto más alta, más variación de precios tiene la inversión.

Como te decía, estamos ante el mejor de los mundos. Un mundo con mayor rentabilidad, pero también con menor riesgo. Conclusión, si pensás que el escenario de una nueva Guerra Mundial es posible, tomá las siguientes medidas:

  • Invertí en campos. Si no tenés patrimonio para comprar un campo directamente, considerá invertir vía REITs, que son Fondos Inmobiliarios que cotizan en la Bolsa de Estados Unidos.
  • No dejes de invertir en acciones si tu apuesta es el largo plazo, aunque pueden bajar circunstancialmente si elegís empresas sólidas éstas van a recuperar y luego continuar subiendo.
  • Comprá oro para tener riqueza líquida y fácil de ocultar. En tiempos de caos pueden tener mucha más utilidad que la que puedas pensar.

Y como siempre te digo, no es necesario tomar medidas extremas con cada estrategia que te presento. Quiero decir, no vendas todas tus inversiones para comprar 100% de tu cartera en campos. Todas estas estrategias que te voy presentando buscan que puedas armar un portafolio de inversiones lo más equilibrado posible. Por ello, considerá hacer cambios graduales e ir incorporando estos activos a tu cartera en forma pausada.

¡Te deseo una excelente semana de inversiones!

Federico Tessore. Director Tessore Research

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Crece la exportación y se suman herramientas para el productor

Se espera que este año Argentina llegue a las 300.000 toneladas de carne exportada, en medio de un contexto turbulento para el sector donde no se sabía cómo iban a impactar las noticias sobre la carne brasilera, que tuvieron a más de un exportador en vilo. Por el momento viene teniendo un desenlace feliz.

Por lo tanto, estos índices de exportación previstos significan un aumento del 13% con respecto al año pasado. Sin embargo, esta no es la única noticia que entusiasma a los productores que están integrados en el circuito de exportación dado que también la implementación de los reintegros para la exportación significaron un incremento en la rentabilidad.

Los principales mercados que influenciaron en este aumento fueron China y Chile, podemos afirmar entonces que después de noticias desalentadoras finalmente estamos frente a mejores circunstancias que las esperadas.

El mercado de exportación últimamente viene siendo el tema más recurrente en ganadería, hasta se está hablando de la estructuración de un foward ganadero que permitiría llevar a novillo pesado con buen precio sin exponerse a las fluctuaciones del mercado en esta categoría tan difícil.

Más allá de las noticias externas, hay una fuerte apuesta por parte de los productores de volver a abastecer el mercado internacional con la añorada “carne argentina”. La necesidad existe y oportunidades hay, pero tampoco habría que dejar de lado el mercado interno que es un cliente que consume 56 Kilos por año.

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Desafíos y oportunidades para las exportaciones de alimentos argentinos

El pasado viernes 5 en el Cronista Comercial apareció una entrevista a dos economistas del CEMA, Mariana Conte Grand y Vanessa D’Elía, en la nota titulada “Por normas ambientales, Europa quiere frenar exportaciones argentinas” donde explican que las regulaciones ambientales que está aplicando la Unión Europea para disminuir sus emisiones de carbono podrían impedir que importen productos de países con estándares mas bajos. Según las autoras: “El fenómeno se conoce como fuga de carbono (carbon leakage) y consiste en disminuciones en las emisiones domésticas de gases de efecto invernadero por parte de países con políticas estrictas, que resultan más que compensadas con aumentos en los países que no tienen este tipo de regulaciones«.

Estas regulaciones podrían impactar negativamente las exportaciones argentinas a Europa pero preferimos pensar que se trata de un desafío y una gran oportunidad.

Este es simplemente uno más de los desafíos de la globalización. En un mercado donde los precios y volúmenes se ajustan rápidamente es también esperable que los estándares de calidad se propaguen cada vez más rápido desde los países más avanzados hacia los menos avanzados. Estos estándares se refieren, entre otras cosas, a normas ambientales, de seguridad y bienestar de trabajadores y de inocuidad alimentaria.

La oportunidad radica en que en el futuro sólo podrán vender a los mejores mercados quienes logren los mejores estándares de calidad y puedan demostrarlo. Día a día es más importante conservar la trazabilidad de cada partida de producción desde la bodega o el contenedor del barco donde se exporta al lote donde fue sembrado y tener un adecuado registro de las actividades allí realizadas en todo el proceso (uso de pesticidas, fungicidas, etc.). Asimismo, conservar una baja huella de carbono mediante prácticas adecuadas no solamente permitirá defender nuestra posición en los mercados sino que necesariamente se va a traducir en menores costos.

Para el caso argentino, la siembra directa es una importante contribución para una baja huella de carbono pero aún nos queda mucho por mejorar en la logística y el transporte (infraestructura, modernización de flota, uso del tren y organización), en la producción (reducción de mermas y desperdicios) y en el uso de fuentes de energía alternativas, en particular nuestra propia biomasa.

En cada desafío hay oportunidades.

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