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La mejor inversión para tiempos de guerra

El viernes mostrábamos los descubrimientos del gran inversor Barton Biggs sobre cuáles son las mejores inversiones para realizar en tiempos de guerra y crisis globales. Pero para hoy reservamos el descubrimiento más importante de Biggs. Aquella inversión que es la mejor de todas, una que brinda mucha cobertura, pero también excelente rentabilidad.

No son las acciones que aunque, como vimos, funcionan bien en tiempos de crisis –mucho mejor de lo esperado-, tienen mucha volatilidad. Recordá que la volatilidad implica que los precios suben y bajan de forma muy brusca.  En cambio, esta inversión tiene más rentabilidad y menor volatilidad. Y además tiene un uso muy importante que puede marcar la diferencia entre el hambre y la subsistencia.

¿De qué inversión estoy hablando? Estoy hablando de los campos.

Biggs se refiere en especial a los campos productivos, no muy grandes ni muy ostentosos. La idea es que, por un lado, en esa tierra se pueda producir algo y, por otro, que no llame la atención para disminuir el riesgo de ser confiscado.

Recordá que en momento de guerras los gobiernos toman medidas extremas…

Nuestros colegas de Stansberry Research en Estados Unidos calcularon cuál es la rentabilidad de un campo desde el año 1992 a la fecha. Este cálculo lo hicieron suponiendo que el inversor compra el campo y luego lo maneja activamente, alquilándolo o trabajándolo para sacarle producción.

En un período de 12 años esta inversión logra un rendimiento del 1.100% mientras que las acciones, medidas por el índice S&P 500, logran un 400%. El campo logra un rendimiento casi dos veces más alto que el de las acciones en poco más de una década.

Los cálculos de Biggs no solo se basan en números. Él vio cómo las familias que tenían campos en la Europa ocupada eran aquellas que vivían mejor y que pudieron mantener su patrimonio con más efectividad.

Ahora, vos como inversor tenés dos caminos:

Si tenés el patrimonio y el tiempo necesarios, comprar un pequeño campo no es una mala idea. Esta inversión funcionaría como una especie de “oro con renta”. Ya que brindaría una seguridad similar a la del oro, sobre todo pensando en escenarios de crisis globales, pero además te daría una renta interesante.

Pero si no tenés el patrimonio para comprar un campo o el tiempo necesario para dedicarle, podés replicar esta estrategia por medio de la bolsa. En Estados Unidos existen fondos de inversión que invierten en campos. Se llaman REITs y su performance es excelente.

En promedio los REITS que invierten en campos brindaron un 9,27% anual de retorno durante los últimos quince años, mucho más que las acciones medidas por el índice S&P 500 o Nasdaq.

Pero lo más importante viene por el lado de la columna de la desviación estándar, que también es mucho más baja que las inversiones en acciones. Por ejemplo, la desviación del índice S&P 500 es de casi el 19%, mientras que la de los fondos de campos es del 4,5%.

¿Qué es la desviación estándar? Es una medida de riesgo, de variación de precios. Cuanto más alta, más variación de precios tiene la inversión.

Como te decía, estamos ante el mejor de los mundos. Un mundo con mayor rentabilidad, pero también con menor riesgo. Conclusión, si pensás que el escenario de una nueva Guerra Mundial es posible, tomá las siguientes medidas:

  • Invertí en campos. Si no tenés patrimonio para comprar un campo directamente, considerá invertir vía REITs, que son Fondos Inmobiliarios que cotizan en la Bolsa de Estados Unidos.
  • No dejes de invertir en acciones si tu apuesta es el largo plazo, aunque pueden bajar circunstancialmente si elegís empresas sólidas éstas van a recuperar y luego continuar subiendo.
  • Comprá oro para tener riqueza líquida y fácil de ocultar. En tiempos de caos pueden tener mucha más utilidad que la que puedas pensar.

Y como siempre te digo, no es necesario tomar medidas extremas con cada estrategia que te presento. Quiero decir, no vendas todas tus inversiones para comprar 100% de tu cartera en campos. Todas estas estrategias que te voy presentando buscan que puedas armar un portafolio de inversiones lo más equilibrado posible. Por ello, considerá hacer cambios graduales e ir incorporando estos activos a tu cartera en forma pausada.

¡Te deseo una excelente semana de inversiones!

Federico Tessore. Director Tessore Research

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Expectativas de Comercialización: Lo que Viene

En esta última semana, como lo hemos visto a través de distintos medios, los principales commodities cerraron con subas interesantes en su precio internacional, cotizando en alza para esta época del año en Chicago.

Entre los mismos, el principal protagonista fue la soja, la cual el 27/06 cerró en un valor cercano a los USD 335 por tonelada. El impulso otorgado al precio podría deberse principalmente al reporte del USDA (United States Department of Agriculture), el cual evaluó y calificó al desarrollo para el cultivo de este año. El mismo concluyó que el estado de avance del mismo en cuanto a productividad y calidad, es algo inferior respecto del año anterior. Justamente, esta cuestión al generar expectativas de bajas en la oferta es la que permite otorgar subas al precio.

Haciendo referencia al maíz, la situación es algo similar. La calificación otorgada por el USDA ha sido en este caso también muy buena, aunque es cierto que la misma estuvo por debajo de las expectativas previamente planteadas para este cultivo. A su vez, al igual que en el caso de la soja, la calificación se encuentra hasta 8,5 puntos porcentuales por debajo de la otorgada el año pasado.

Por otro lado, si nos vamos al caso de los cultivos de invierno, el trigo finalmente pudo terminar en suba cortando con una racha bastante negativa de varias jornadas consecutivas. En contraposición a todo pronóstico y expectativas en relación a los rindes, el informe del USDA sorprendió arrojando muy buenas calificaciones también para este cultivo, lo cual sin dudas influyó para revertir el curso de la marcha que venía mostrando el valor del trigo.

Ahora bien, la gran duda que todos tenemos: ¿Seguirá el alza que venimos viendo? ¿Se estancará? ¿Caerán los precios?

A priori hay una cuestión que es cierta, como dice un antiguo dicho del mundo financiero: “Nadie se muere por tomar ganancias”. Una frase algo fría y racional, la cual se opone a nuestra emoción cuando vemos la curva elevándose. Es importante aquí analizar el contexto en su totalidad, además de por supuesto apuntar a diversificar las decisiones para atenuar riesgos y volatilidades. En primera instancia, es importante tener en cuenta el clima favorable que este año se está teniendo en Estados Unidos sobre todo en la región de los Grandes Llanos. A su vez, para el caso del trigo, algunos reportes indican que la velocidad de desarrollo de la cosecha es considerablemente alta. No nos olvidemos que los cultivos además vienen con calificaciones muy buenas para rendimiento. Todas estas cuestiones posiblemente sean responsables a la hora de traccionar y definir los precios en las próximas semanas, posiblemente se mantengan en los niveles que vienen mostrando o incluso algunas pequeñas bajas. O quizás no, y las subas se mantengan… En fin, como siempre es una cuestión de expectativas.

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Crece la exportación y se suman herramientas para el productor

Se espera que este año Argentina llegue a las 300.000 toneladas de carne exportada, en medio de un contexto turbulento para el sector donde no se sabía cómo iban a impactar las noticias sobre la carne brasilera, que tuvieron a más de un exportador en vilo. Por el momento viene teniendo un desenlace feliz.

Por lo tanto, estos índices de exportación previstos significan un aumento del 13% con respecto al año pasado. Sin embargo, esta no es la única noticia que entusiasma a los productores que están integrados en el circuito de exportación dado que también la implementación de los reintegros para la exportación significaron un incremento en la rentabilidad.

Los principales mercados que influenciaron en este aumento fueron China y Chile, podemos afirmar entonces que después de noticias desalentadoras finalmente estamos frente a mejores circunstancias que las esperadas.

El mercado de exportación últimamente viene siendo el tema más recurrente en ganadería, hasta se está hablando de la estructuración de un foward ganadero que permitiría llevar a novillo pesado con buen precio sin exponerse a las fluctuaciones del mercado en esta categoría tan difícil.

Más allá de las noticias externas, hay una fuerte apuesta por parte de los productores de volver a abastecer el mercado internacional con la añorada “carne argentina”. La necesidad existe y oportunidades hay, pero tampoco habría que dejar de lado el mercado interno que es un cliente que consume 56 Kilos por año.

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Columna Dueños de Campo: El consumidor es nuestro jefe

En La Nación del pasado domingo 2 de julio se publicó una entrevista a Gonzalo Ramírez Martiarena, CEO global de Louis Dreyfus Commodities (LDC), una de las principales empresas de commodities del mundo. Es un orgullo de que un argentino esté en lugares tan importantes y la entrevista es realmente muy interesante y rica en conceptos, visiones y valores.

Quiero detenerme en concepto que menciona Gonzalo donde dice que queremos acercarnos más al consumidor. Creo que esta frase resume en gran medida el éxito de una empresa. Parece ser una “frase hecha”, todos en algún momento decimos que pensamos en el consumidor, en sus necesidades y gustos pero la pregunta es si realmente lo hacemos en forma sistemática y profunda.

También nos podemos preguntar si como productores agropecuarios estamos pendientes del consumidor. ¿Conocemos las tendencias del consumo? ¿Cuáles son las materias primas de los alimentos saludables? ¿Cuál es el poder de compra y lo que están dispuestos a pagar? Y también, ¿Cómo impacta la comunicación instantánea y las redes sociales? ¿Qué va a pasar con los consumidores del futuro?

Los productores generalmente nos apoyamos en las grandes empresas que interpretan la demanda y en función a las señales de precios nos inducen a sembrar más o menos de cierto cultivo.

Pero hay algo más. La mejora en el poder adquisitivo y el aumento en la educación hará que día a día los consumidores estén más informados, interesados e involucrados en cómo se producen y procesan sus alimentos. Cada día, a los consumidores les aumenta la conciencia sobre si se cuida el medio ambiente, las condiciones de trabajo y los agroquímicos utilizados; la huella de carbono, el desperdicio y el costo de los envases, etc. El “cómo” importa.

Me gusta citar la declaración de la cadena de supermercados española Mercadona en su Modelo de Gestión “El Jefe (el consumidor) está en el centro de todas las decisiones de la empresa”.

Como productores de cereales y oleaginosas a gran escala, hay que tener presente que quien sea en última instancia el consumidor final de nuestra producción, es quien determinará la demanda.

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Cómo invertir en el agro, uno de los sectores más beneficiados por el Gobierno

Los inversores no estratégicos tienen la posibilidad de apostar por uno de los sectores de la economía con mejores perspectivas de crecimiento a través de activos financieros. Las opciones van desde algunos FCI y fideicomisos hasta acciones y Obligaciones Negociables de empresas agroindustriales. El retorno proyectado, en algunos instrumentos, puede superar el 8 % anual en dólares.

Sin duda, el sector agropecuario se anotó entre los más beneficiados por los cambios en la política económica del gobierno de Mauricio Macri. Capitalizó las reformas en 2016, se rebalanceó y cerró el año con crecimiento en varios rubros. Ahora, todas las fichas están puestas en ver una verdadera consolidación en 2017. “Se espera que el sector agroindustrial comience a desplegar todo su potencial este año, contribuyendo significativamente al crecimiento de la economía argentina«, planteó sin rodeos en sus proyecciones el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ricardo Valderrama.

En esa línea, el último estudio del International Business Report (IBR) de Grant Thornton indica que el agro y la construcción son los sectores que los propios empresarios argentinos ven con mayor optimismo para 2017. El potencial de crecimiento que ven en ellos es de 38 y 30 por ciento, respectivamente.

Así planteado el panorama, apostar por uno de los sectores más tradicionales de la economía argentina puede resultar una idea atractiva a los ojos –y los bolsillos– de los inversores financieros. Es decir, quienes ponen capital no de manera estratégica en un negocio, como son los socios o dueños de una empresa, sino temporal, a mayor o menor plazo, con el único objetivo de perseguir un buen retorno.

¿Cómo pararse en los negocios que orbitan alrededor del campo sin tener más conocimientos sobre cultivos y sus derivados que los aprendidos en el colegio o los que nos guían por la verdulería o la góndola del supermercado? La respuesta es a través de los activos financieros. Desde “prestarles” a empresas del sector que emiten bonos, Obligaciones Negociables (ON) y pagan una tasa de interés en busca de capital para seguir desarrollando su negocio hasta Fondos Comunes de Inversión (FCI) y fideicomisos o acciones de compañías vinculadas de una u otra manera a la cadena agroindustrial.

Hay inversiones para todos los gustos y también para todos los perfiles de riesgos. Para los más osados, serán las acciones. Para los más conservadores, los bonos. En el medio, un campo de oportunidades. Eso sí, son opciones para “apostar” una parte del dinero a invertir, no para meterse a pleno, porque tienen sus riesgos y particularidades.

En un contexto de estabilización económica, el agropecuario en la Argentina es uno de los sectores con buen potencial de crecimiento a futuro”, vaticinan los analistas de Pellegrini Administradora de Fondos, y subrayan que el modo más viable para que los inversores minoristas sin demasiada experiencia puedan jugarse por este sector es a través de FCI.

Pellegrini, que es la gerenciadora del Banco Nación, tiene un FCI ad hoc. “El fondo Agro invierte en instrumentos de renta variable (acciones) y renta fija agropecuarios de mediano y largo plazo con el objeto de alcanzar una valoración constante del patrimonio asumiendo la menor exposición al riesgo posible”, postulan los asset managers a cargo de este fondo.

Como se ve en casi todos los instrumentos vinculados a este sector en particular, no es apto para los que quieran invertir solo por un par de meses y retirarse con la renta en el bolsillo. “Está recomendando para un inversor con riesgo de moderado a alto, ya que es un fondo volátil y la permanencia mínima recomendada para obtener un rendimiento deseado es de un año. La inversión mínima es de $1000”, subrayan.

Apuestas directas

Vemos realmente mucha demanda para papeles vinculados al sector agropecuario, básicamente porque ha sido muy favorecido por las políticas económicas de la actual administración”, opina Sebastián Money, Gerente de Investment Banking de Balanz Capital, y asegura que “el mercado acompaña fuertemente cada colocación que efectuamos para esta industria”.

Balanz fue colocador recientemente del fideicomiso financiero Agrofina XI. Agrofina, como fiduciante, cede en este caso al Banco de Valores (el fiduciario) una cartera de cheques de pago diferido con seguro de crédito de COFACE por un valor de $98.017.209 por los cuales se emiten Valores de Deuda clase A y B. Ambos son a tasa variable, Badlar de Bancos Privados más 200 pb (A) y 400pb (B). En promedio, se estima la rentabilidad de este instrumento entre un mínimo de 21% y un máximo de 30% y está destinado, en este caso, a inversores calificados, como es la situación de los Fondos Comunes de Inversión y las compañías de seguro.

También bajo la estructura de fideicomiso y la mira apuntando al sector agropecuario en sus distintos nichos, ADBlick Agro tiene varios proyectos en el mercado. ADBlick Granos es un proyecto basado en la producción y comercialización de cereales. Según explica Juan Pablo Carrera, de la Dirección de Negocios de la compañía, cuentan con más de 600 inversores y ocho campañas de experiencia. “Diversificamos por zonas y por cultivos arrendando más de 200 campos en toda la provincia de Buenos Aires”, dice el ejecutivo. En este caso, la inversión mínima sugerida es de  US$10.000 y la rentabilidad proyectada es de 14% en dólares. El plazo varía de uno a tres años.

Para un perfil de riesgo algo más moderado que el caso de los granos, ADBlick Agro ofrece a los inversores un proyecto con base en la ganadería, y otro que hace su apuesta al olivo y sus derivados.En ADBlick Ganadería apuntamos a 8000/12.000 terneros abarcando las etapas de recría y terminación del ciclo productivo, diversificados en zonas y razas, ofreciendo al inversor minorista sumarse a un negocio de escala”, cuenta Carrera. “El ticket de ingreso sugerido es de $300.000, con salida a 12 meses y/o  posibilidad de continuar en el siguiente módulo. Se proyecta una rentabilidad productiva del 8% anual en dólares o equivalente a un 30% en pesos”, añade.

ADBlick Olivos, apunta el experto, es, por su parte, un proyecto que está vigente desde 2009, con una finca de 832 hectáreas en Mendoza. “Es una inversión con mirada al largo plazo, que apunta a lograr una renta en régimen de 9,1% en dólares”, aclara.

Sacar ventaja

Juan Manuel Vazquez, Head of Equity & Credit Research de Puente, también es optimista respecto del sector y asegura que “el agropecuario, junto con energía (particularmente, oil & gas y generación) debería ser uno de los más beneficiados en los próximos años”. El vehículo que recomienda para exponerse a este segmento son las acciones de empresas vinculadas, de uno u otro modo, a la producción agropecuaria primaria o a la industria.

Las opciones son más de una docena. Algunas son grandes empresas con nombres reconocidos y otras, más chicas. Hay papeles que cotizan en el panel de las acciones líderes (Merval), donde están las más negociadas (por volumen de transacciones y no por la performance de su precio) y otras que lo hacen en el panel general. Incluso, algunas pocas son firmas argentinas que sus acciones solo pueden comprarse en la Bolsa de Nueva York (NYSE).

El primer papel que anota Vázquez en su lista de empresas para apostarle al crecimiento del sector agrícola es San Miguel. La compañía, de origen tucumano, es uno de los mayores productores a nivel mundial de limones y desde hace unas semanas podría decirse que su suerte cambió. Será una de las principales beneficiarias de la reapertura del mercado estadounidense para la exportación del cítrico, que estaba vedada desde hacía 16 años.

San Miguel exporta la mayor parte de su producción y tiene la gran parte de sus costos operativos denominados en pesos”, aporta Vázquez como señal de fortaleza para la empresa tucumana. Las acciones de San Miguel empezaron a subir en la Bolsa de Comercio ya en los días previos a la reunión del presidente Mauricio Macri con su par de los Estados Unidos, Donald Trump, luego de la cual se levantaron las restricciones al ingreso de limones argentinos. El 25 de abril los papeles cotizaban a $108 y, en poco más de una semana, subieron 11%. Al cierre de esta edición se negociaban a $120. San Miguel es una empresa totalmente integrada, es decir, que abarca desde el cultivo hasta la comercialización de limones frescos. Además, produce jugos concentrados y clarificados de limón, cáscara deshidratada y aceite esencial de limón.

Otra firma vinculada al sector agropecuario, que desde la mirada del analista de Puente debería mostrar un recorrido positivo a mediano plazo, es Molinos. “Debería beneficiarse por su calidad de líder en el mercado, con la mitad de su ingreso operativo proviniendo de la comercialización de granos y la otra mitad por la venta de productos alimenticios de marca propia”, explica.

Según describe Rava online en el perfil de la compañía, Molinos Río de la Plata, fundada en 1902, es una de las firmas líderes de la industria alimenticia de Sudamérica, con llegada a más de 50 países en todo el mundo, además de ser uno de los actores clave en el procesamiento de soja y comercialización de sus derivados. “La compañía basa su estrategia en dos pilares: el desarrollo de sus marcas tanto en el mercado local como en el internacional y su creciente participación en el complejo oleaginoso”, indican desde la sociedad de Bolsa.

En un segmento similar juega Morixe. La organización produce harinas de alta calidad. Sus acciones cotizan solo en el panel general, lo que indica que es un papel poco transado y ahí radica un riesgo adicional para cualquier acción: la escasa liquidez puede hacer que al momento de querer salir, cueste encontrar compradores.

Balancear la cartera

Tanto las acciones como las ON de empresas vinculadas al agro se comportan en la misma sintonía, con demanda por parte de los inversores porque es un sector favorecido por las políticas económicas”, explica Money, de Balanz Capital, pero aclara que el mercado mide constantemente a cada cotizante: “Es importante mencionar que los números de la compañía o la estructura propuesta tienen que ser acordes a los lineamientos que el mercado espera. No es lo mismo la emisión y la receptividad que tienen los inversores para una empresa con calificación AAA que una emisión de una firma BBB. Tanto tasa como plazo y monto se ven afectados por estas variables”.

En ese sentido, Money pone sobre la mesa el caso de las ON del Grupo Los Grobo, una de las empresas agropecuarias más fuertes de la Argentina, que conduce Gustavo Grobocopatel, hombre clave y referente del campo argentino. Las ON –es decir, títulos o bonos de deuda que la firma coloca en el mercado en busca de fondos frescos para financiar inversiones– fueron colocadas por Balanz a través de subasta pública que se realizó los primeros días de mayo. El dato que demuestra el interés de los inversores es que  fue sobresuscripta. Es decir, que se ofertó más dinero que el que la firma planificaba tomar.

Se emitieron dos series: las ON Clase VII denominadas en dólares y con pagos de interés y capital en esa moneda. El cupón (interés) resultó de 6,75% anual. Las clase VI son en pesos y pagan un interés equivalente a Badlar de bancos privados más 4 puntos porcentuales. Ambas series son a 24 meses de plazo y fueron calificadas “BBB+ (arg)” por FIX SCR.

Otra “perlita” que los analistas ponen sobre la mesa es Ledesma, por su posicionamiento en distintos segmentos del mercado. “Esta compañía tiene exposición al sector agroindustrial, donde es líder en los mercados de azúcar y papel. Además, posee un negocio muy atractivo, que es la producción de bioetanol, en un contexto donde el mix de bioetanol en naftas podría incrementarse del 12% actual a mayores niveles en el futuro”, argumenta Vázquez, de Puente.

Para completar el menú y diversificar el mix de acciones de compañías vinculadas a los agronegocios, la lista puede incluir a Adecoagro, que cotiza solo en el NYSE y que, si bien tiene activos en la Argentina, registra la mayor parte de su ingreso operativo en Brasil mediante sus negocios de azúcar, etanol y energía. Algo similar se da en el caso de Cresud (cotiza en el NYSE y la BCBA), la cual, si bien buena parte de los ingresos del sector de agricultura se originan en el país, es un holding diversificado con intereses en real estate mediante su participación en IRSA.

Para finalizar, Vázquez incluye también a Agrometal en sus recomendaciones. “Cotiza en el panel general y es una empresa que debería beneficiarse por mayor actividad agrícola ya que es líder en ventas de maquinaria para campo”, explica.

Apostar por el campo desde el homebanking es posible. Los resultados se verán a mediano plazo y, claro, estarán íntimamente relacionados con la suerte que corra la economía argentina en general. Potencial hay. Ahora resta que pueda expandirse en toda su magnitud.

Los highlights para el inversor

Las proyecciones le dan sustento a las ideas de crecimiento. Pero la clave para pasar a ser “supermercado” y no solo “granero” es vender productos industrializados. Para eso, es condición indispensable que la economía siga abriéndose, que las empresas inviertan para estar a la altura de la demanda y para agregar valor a las commodities (granos), que el país deje de ser solo exportador de materias primas y que las reglas de juego se mantengan estables a largo plazo. Es un camino largo, que recién inicia.

Consultado sobre el tema en una entrevista que la agencia de noticias Télam le hizo a Gustavo Grobocopatel, de Los Grobo, el ejecutivo enunció en primer lugar, la necesidad de una reconversión de la industria agropecuaria. “Es una reconversión necesaria y obvia. No puede haber supermercado del mundo si no hay integración. Y no solo podemos ser supermercado, podemos ser el lugar de creación de muchas empresas del siglo XXI con base tecnológicas que no necesariamente transformen productos, sino procesos”, dijo.

Hablando de integración con el mundo aseguró que se dieron pasos “importantes en lo simbólico”, en referencia a la apertura conseguida con los Estados Unidos para los limones argentinos, un negocio que en sí mismo es chico pero “simbólicamente es muy fuerte y de seguro abrirá otras oportunidades”.

Los acuerdos comerciales que pueda generar la actual administración benefician fuertemente a la actividad agroexportadora en virtud de la apertura de nuevos mercados y llegar a lugares donde actualmente la demanda se encontraba restringida”, define Sebastián Money, Gerente de Investment Banking de Balanz Capital, a la hora de fundamentar las buenas perspectivas para el sector. “Básicamente –avanza– aumenta la oferta de las empresas argentinas como consecuencia de la incorporación de nueva demanda”.

Desde la Gerencia de Gestión Comercial Agropecuaria BNA notan un cambio de tendencia en el sector: “El desarrollo del interés por la inversión es un proceso que de manera paulatina se va acentuando, habiendo evolucionado en función a la oportunidad de negocio e incentivos que cada sector fue percibiendo”. Y agregan: “Sin dudas, el que más rápido reaccionó y de manera muy positiva ante la apertura de la economía fue el agroindustrial”.

Marcelo Mc Grech, Gerente de Agronegocios de Banco Galicia, también hace hincapié en el camino positivo que empezó a recorrer el agro: “Ya empiezan a verse proyectos de inversión de distinto tipo. Entre ellos, se encuentran casos de empresas que agregan valor a su producción, del mismo modo que hay proyectos de eficientización energética y energías renovables”.

Todo está por hacerse y el recorrido recién empieza. El tiempo dirá si la Argentina se convirtió en supermercado o se quedó en su rol de granero. Mientras tanto, los inversores no estratégicos, los que solo aportan capital, le están poniendo una ficha a esta posibilidad comprando acciones o suscribiendo deuda de empresas agropecuarias, agroindustriales o agroexportadoras.

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